En estos días se ha estado celebrando la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Y el miércoles 5 de agosto se celebró una jornada especial para tratar el tema de Venezuela, en la cual el Consejo permitió hablar a algunos peticionarios que aspiran a la libertad de expresión y a las elecciones libres en ese país.
Son evidentes los muchos indicios de la falta de garantías democráticas del próximo proceso electoral. Así es que,
• La Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha mostrado públicamente sus dudas sobre la limpieza y garantías del proceso.
• El ministro de Defensa venezolano ha asegurado públicamente que la oposición jamás ganará unas elecciones, evidenciando así el aplastante fraude electoral.
• El Tribunal Supremo venezolano -controlado por el régimen chavista- ha intervenido al partido de Leopoldo López y Juan Guaidó, Voluntad Popular. Es decir, si había alguna posibilidad de oposición ha sido abortada totalmente.
Gran parte de la oposición ha vuelto a abandonar la contienda política, abrumada por la falta de garantías, conscientes de la lamentable farsa electoral que se avecina en diciembre y castigada por la represión, con lo cual se producirá de nuevo el control absoluto de la Asamblea Nacional por un solo partido sin oposición alguna que lo frene o sirva para tratar de equilibrar una política conducente a la democracia.
Todo esto nos preocupa. Y debe preocuparnos a todos los amantes de la democracia que tenemos voz, para alzarla en defensa de la quebrantada democracia venezolana, exigiendo a las organizaciones internacionales que actúen con firmeza y que respalden a los países que hacen esfuerzos por asistir a las fuerzas democráticas y por contribuir al restablecimiento de la democracia en ese atribulado país, sumido en la miseria por un gobierno totalmente incapaz, que usa la fuerza y la crueldad para perpetuarse en el poder.