Reseña del libro Diario de Máximo Gómez Báez por una periodista española
- Amado Lorenzo
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Reseña del libro Diario de Máximo Gómez Báez por una periodista española
11 May 2020 05:31
El libro El Diario de Máximo Gómez Báez se puede adquirir en versión kindle en Amazon
En miércoles, 29 de abril de 2020 Roxa Ortiz escribió:
Hola Amado, te envío mi artículo.
He intentado vincular el presente con el pasado, desde mi enfoque de periodista española.
El final de un imperio
Ahora que el mundo y España se enfrentan a la peor crisis desde la II Guerra Mundial por una pandemia, que EEUU y China han abierto una batalla geopolítica por la hegemonía mundial, y que el poder de la mentira, los bulos o fake news campan a sus anchas ante el desbordamiento del presente, el economista Amado Lorenzo acaba de publicar un libro sobre otro momento convulso de la historia de España.
El desastre del 98 y el fin del Imperio español son el escenario del Diario de campaña de "Máximo Gómez Baéz", General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra de la Independencia.
Si bien es cierto que ningún episodio histórico visto con los ojos del presente aguanta el relato de su tiempo, un libro biográfico puede aportar alguna luz para reflejar una época y despertarnos el deseo de saber un poco más de ese momento.
Y eso precisamente me ha ocurrido con la figura de Máximo Gómez, porque la historia de España del siglo XX comienza tras la derrota militar de 1898, lo que supone la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Desde entonces ha generado mucha controversia, con interpretaciones de todo tipo a un lado y otro del Atlántico.
Máximo Gómez Báez (1836-1905) fue un combatiente dominicano que luchó en la Guerra de los Diez Años y General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95.
Un héroe para los cubanos, aunque para España fue un militar que cambió de bando y apoyó a los insurrectos a conseguir la independencia. Este es el motivo por el que la prensa española de la época le consideraba un traidor.
Todavía en la actualidad hay artículos en prensa que persisten en esa idea, así titula el diario ABC Historia uno de sus artículos publicados recientemente: “El traidor del Ejército español que se convirtió en el héroe de la independencia de Cuba en 1898”.
Entonces, ¿héroe o traidor?
De lo que no hay ninguna duda es que a Gómez se le bautizó como el Napoleón del Caribe por su condición de brillante estratega, tener un especial talento táctico y capacidad de mando.
Todos sabemos que el arte de la guerra es complejo y son pocos los que han sido capaces de reunir todas las habilidades que caracterizan a los grandes militares: estrategia, táctica y capacidad de mando. Del mismo modo a pocos se les escapó la destreza de este militar.
Por poner un ejemplo, llevó a cabo una estrategia simple pero eficaz para eludir el combate abierto, se movía en cuadriláteros de dos o tres kilómetros de lado.
El conflicto se inició el 24 de febrero de 1895 en un levantamiento simultáneo de treinta y cinco localidades cubanas, el llamado Grito de Baire , y finalizó en agosto de 1898, tras la entrada de Estados Unidos en el conflicto, debido a la explosión del acorazado Maine, y la consiguiente derrota española. Fue denominada en España como la “Guerra de Cuba” mientras que José Martí la llamó “Guerra Necesaria”.
Sin embargo, Gómez entró en conflicto con los nuevos dirigentes políticos, también con el gobierno de intervención norteamericano y dimitió del mando del Ejército.
“A los hombres como yo, es bueno dejar a los hechos hablar por ellos”. Así empieza el "Diario de campaña” (1864-1899) de Máximo Gómez, que se publicó por primera vez en la Habana (1940) como manuscrito íntimo, tras un gran esfuerzo de organización de los folios originales, dejó unos 40.000.
En el diario se entremezclan los datos biográficos e históricos de lo que aconteció y vivió durante los treinta años de las Guerras de Independencia, desde la Guerra de los Diez Años hasta 1899. El texto aparece inconcluso porque esta edición inicial no recopiló toda la información de sus diarios o apuntes.
En este momento en que la pandemia del coronavirus agita el orden global y lanza al mundo a una era de incertidumbre, una potencia parece que muere y otra reclama su sitio.
Cuando los intereses de EE.UU. y los de España colisionaron en Cuba, los estadounidenses recuperaron las viejas mentiras sobre el atraso, violencia e ignorancia de los españoles en la propaganda de guerra que se desencadenó durante el conflicto. La prensa amarilla llevó el peso de la propaganda bélica, buscaba legitimar su intervención en Cuba con una campaña emocional contraria a España, como así defendieron en la propia declaración de guerra.
Si el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sugerido la posibilidad de tratar el coronavirus con una inyección de desinfectante o aplicando luz solar en el cuerpo para poder así vencer a la pandemia, el gobierno español se atrevió a involucrarse en una guerra con una flota irrisoria, en la que solo destacaba una fragata de madera de 1.253 toneladas y un vapor de casco de hierro de 841 toneladas.
Algo, realmente, insólito y ridículo ya entonces, pero se temía tomar una decisión que produjera la caída del régimen de la Restauración.
El 98 fue un año desastroso. Es el final del imperio español, pero ¿qué países se han mantenido idénticos a sí mismos a lo largo del tiempo? Ninguno. Ése es también el caso de nuestro país, donde en el último siglo los cambios han sido tan profundos, que algunos protagonistas de la generación del 98, como Unamuno, Baroja o Valle-Inclán, no reconocerían la sociedad donde nacieron, esa a la que pretendieron renovar y regenerar con sus obras. Porque como decía Heráclito “todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente”.
Así éramos y así somos.
Roxa Ortiz
En miércoles, 29 de abril de 2020 Roxa Ortiz escribió:
Hola Amado, te envío mi artículo.
He intentado vincular el presente con el pasado, desde mi enfoque de periodista española.
El final de un imperio
Ahora que el mundo y España se enfrentan a la peor crisis desde la II Guerra Mundial por una pandemia, que EEUU y China han abierto una batalla geopolítica por la hegemonía mundial, y que el poder de la mentira, los bulos o fake news campan a sus anchas ante el desbordamiento del presente, el economista Amado Lorenzo acaba de publicar un libro sobre otro momento convulso de la historia de España.
El desastre del 98 y el fin del Imperio español son el escenario del Diario de campaña de "Máximo Gómez Baéz", General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra de la Independencia.
Si bien es cierto que ningún episodio histórico visto con los ojos del presente aguanta el relato de su tiempo, un libro biográfico puede aportar alguna luz para reflejar una época y despertarnos el deseo de saber un poco más de ese momento.
Y eso precisamente me ha ocurrido con la figura de Máximo Gómez, porque la historia de España del siglo XX comienza tras la derrota militar de 1898, lo que supone la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Desde entonces ha generado mucha controversia, con interpretaciones de todo tipo a un lado y otro del Atlántico.
Máximo Gómez Báez (1836-1905) fue un combatiente dominicano que luchó en la Guerra de los Diez Años y General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95.
Un héroe para los cubanos, aunque para España fue un militar que cambió de bando y apoyó a los insurrectos a conseguir la independencia. Este es el motivo por el que la prensa española de la época le consideraba un traidor.
Todavía en la actualidad hay artículos en prensa que persisten en esa idea, así titula el diario ABC Historia uno de sus artículos publicados recientemente: “El traidor del Ejército español que se convirtió en el héroe de la independencia de Cuba en 1898”.
Entonces, ¿héroe o traidor?
De lo que no hay ninguna duda es que a Gómez se le bautizó como el Napoleón del Caribe por su condición de brillante estratega, tener un especial talento táctico y capacidad de mando.
Todos sabemos que el arte de la guerra es complejo y son pocos los que han sido capaces de reunir todas las habilidades que caracterizan a los grandes militares: estrategia, táctica y capacidad de mando. Del mismo modo a pocos se les escapó la destreza de este militar.
Por poner un ejemplo, llevó a cabo una estrategia simple pero eficaz para eludir el combate abierto, se movía en cuadriláteros de dos o tres kilómetros de lado.
El conflicto se inició el 24 de febrero de 1895 en un levantamiento simultáneo de treinta y cinco localidades cubanas, el llamado Grito de Baire , y finalizó en agosto de 1898, tras la entrada de Estados Unidos en el conflicto, debido a la explosión del acorazado Maine, y la consiguiente derrota española. Fue denominada en España como la “Guerra de Cuba” mientras que José Martí la llamó “Guerra Necesaria”.
Sin embargo, Gómez entró en conflicto con los nuevos dirigentes políticos, también con el gobierno de intervención norteamericano y dimitió del mando del Ejército.
“A los hombres como yo, es bueno dejar a los hechos hablar por ellos”. Así empieza el "Diario de campaña” (1864-1899) de Máximo Gómez, que se publicó por primera vez en la Habana (1940) como manuscrito íntimo, tras un gran esfuerzo de organización de los folios originales, dejó unos 40.000.
En el diario se entremezclan los datos biográficos e históricos de lo que aconteció y vivió durante los treinta años de las Guerras de Independencia, desde la Guerra de los Diez Años hasta 1899. El texto aparece inconcluso porque esta edición inicial no recopiló toda la información de sus diarios o apuntes.
En este momento en que la pandemia del coronavirus agita el orden global y lanza al mundo a una era de incertidumbre, una potencia parece que muere y otra reclama su sitio.
Cuando los intereses de EE.UU. y los de España colisionaron en Cuba, los estadounidenses recuperaron las viejas mentiras sobre el atraso, violencia e ignorancia de los españoles en la propaganda de guerra que se desencadenó durante el conflicto. La prensa amarilla llevó el peso de la propaganda bélica, buscaba legitimar su intervención en Cuba con una campaña emocional contraria a España, como así defendieron en la propia declaración de guerra.
Si el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sugerido la posibilidad de tratar el coronavirus con una inyección de desinfectante o aplicando luz solar en el cuerpo para poder así vencer a la pandemia, el gobierno español se atrevió a involucrarse en una guerra con una flota irrisoria, en la que solo destacaba una fragata de madera de 1.253 toneladas y un vapor de casco de hierro de 841 toneladas.
Algo, realmente, insólito y ridículo ya entonces, pero se temía tomar una decisión que produjera la caída del régimen de la Restauración.
El 98 fue un año desastroso. Es el final del imperio español, pero ¿qué países se han mantenido idénticos a sí mismos a lo largo del tiempo? Ninguno. Ése es también el caso de nuestro país, donde en el último siglo los cambios han sido tan profundos, que algunos protagonistas de la generación del 98, como Unamuno, Baroja o Valle-Inclán, no reconocerían la sociedad donde nacieron, esa a la que pretendieron renovar y regenerar con sus obras. Porque como decía Heráclito “todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente”.
Así éramos y así somos.
Roxa Ortiz
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