ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
Alicia de Alonso.Ella sí;siempre vivió en el país de las maravillas. Gastando millones a tutiplén.Subsidiada primero por Batista y luego por Castro. Viajando el mundo durante seis decenios con “su” Ballet; siempre en bancarrota. En Cuba y en el extranjero.
Millonaria a expensas de Liborio. No deja legado social. Egoísta perfecta. Ni una fundación, ni un $ para los pobres; ni un vaso de leche para los niños paupérrimos de Cuba, ni un espejuelito para los ciegos con desprendimientos de retina, enfermedad que sufrió, y que tanto abundan en la isla.
Pocos dudan que fue una excelente bailarina, en su juventud, cuando bailaba en New York, su ciudad preferida, que tanto la mimó. Cuando mascaba chicletes Adams y mataba su sed con Pepsi Cola. Capitalista, entonces, al 100%.
Al regresar a Cuba, obtener el carné del partido y firmar la petición de muerte para los tres negros lancheros de Regla, el Comité Central del Partido, la elevó por decreto a “primma ballerina assoluta “ y decidió que era “ la mejor de la historia” (?). Un bluff comunista. Un globo inflado en la Plaza de la Involución que tienen que repetir los cubanos, incluyendo algunos despistados en el exilio.
La ví muchas veces. Patética, aquella tarde, cuando ciega y medio sorda daba pasitos sostenida por dos ballerines en el ballet Carmen.Supongo que, para casi en los ochenta, seguir viviendo del cuento.
Y no me digan que hay que separar el arte de la política.
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