Los dos 11 de septiembre
- Angélica Mora Beals
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Los dos 11 de septiembre
11 Sep 2019 18:23 - 11 Sep 2019 22:09
Para mí, escribir sobre el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile es doloroso. Sin embargo, no puedo dejar pasar la fecha sin aportar lo que sé, quizás en una tentativa de que se conozcan algunos pormenores no sabidos por la mayoría de la gente.
La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos.
Nuevamente, como el acróbata, tengo que poner lo mejor de mí para contar la verdad y llegar al otro lado, sin haber caído en histrionismos ni dejarme llevar por la pasión de escribir sobre lo que no estoy completamente segura.
Como chilena me ha tocado ser testigo de una de las jornadas más extraordinarias de la era moderna de mi país, su lucha y su victoria contra el comunismo. Y esa lucha no puede narrarse sin mencionar a Augusto Pinochet.
La figura del General Pinochet es vista por la historia diseccionada en dos perfectas mitades: una que lo aclama como Salvador de Chile y la otra que lo presenta como un Dictador con las manos manchadas de sangre.
La verdad está en las dos partes.
Comenzar por el principio es difícil. Lo más aproximado a que se podría llegar es decir que Chile estaba en una terrible encrucijada política desde hacía meses.
Salvador Allende, el primer presidente marxista llegado al poder, hacía valer sus dogmas izquierdistas por encima de su concepto de proteger la Patria.
¡Cómo estaría de buena la situación para el comunismo en Chile que Fidel Castro, quien había viajado por unos días a la nación sureña, quedó tan complacido con lo que vió que en vez de una visita protocolar se quedó TRES MESES!
Y es que Allende era otro de los hijos de Fidel, en quien tenía puesta todas sus complacencias, como lo fue Hugo Chávez.
Los militares chilenos sabían que la izquierda preparaba un auto golpe para el 19 de septiembre, día en que las Fuerzas Armadas desfilan tradicionalmente en un área conocida entonces como Parque Cousiño, hoy Bernardo O'Higgins.
Las fuerzas armadas sólo se adelantaron en lo que llamaron "El Pronunciamiento", una figura elegante de llamar el Golpe.
Hubo persecución, arrestos y muertes de unas dos mil a tres mil personas, que en ningún momento se puede condonar.
Algunos analistas piensan que millones habrían muerto, si los designios forjados por la violenta ultra izquierda chilena se hubieran materializado.
A Augusto Pinochet, durante una comida en el Palacio de la Moneda, se le preguntó específicamente el por qué de los muertos.
Su lacónica respuesta fue: "Porque era una guerra. O ellos o nosotros".
Luego, y nadie le puede restar el mérito, Pinochet efectuó un plebiscito el 5 de octubre de 1988 -el cual muchos lo aconsejaron de no llevarlo a cabo- y respetó los resultados.
Y aquí tengo que revelar una confidencia que me contó mi colega y mentor chileno Rafael Kissteiner, quien era Jefe de Prensa del general Pinochet.
Me reveló Kissteiner que algunos funcionarios del gobierno, rodearon a Pinochet y le aconsejaron que, debido a lo escaso del margen a favor del NO, ignorara los resultados.
El general los miró y dando un golpe en su mesa gritó:
"NO, JAMAS, ESA ES LA VOLUNTAD DE PUEBLO Y HAY QUE RESPETARLA Y CUMPLIRLA".
Más tarde el Viejo General fue acusado de malversar caudales públicos. En buen chileno de "haber robado mientras estuvo en el poder".
Pero para mí y millones, este gesto del plebiscito --que ya muchos se quisieran para sus respectivos países gobernados por Dictadores-- hace pasar al General a la historia y Chile le debe el mérito de haber detenido el Comunismo y haber encauzado la nación hacia una era de prosperidad económica.
¿Qué habría pasado, si Pinochet hubiera ignorado los resultados del referendum, como se le pidió? Quizás se habría mantenido algunos años más en el poder o hubiera habido una revuelta. Nadie lo puede saber.
Lo que sí se sabe, es otra falacia que los izquierdistas trataron de colgar en los días de la muerte de Allende y que era que "lo habían asesinado".
El rumor cundió, hasta que llegó la órden desde La Habana que era incluso más impactante presentarlo como "suicidado", como un Valiente.
Que en realidad lo fue, al pedir que todas las mujeres y los que le rodeaban abandonaran la Moneda, para él quedarse solo.
El periodista, "El Perro Olivares", (se le llamaba así, no en insulto sino por su tenacidad en buscar la noticia), quien cubría la Moneda y quien estuvo durante el ataque al Palacio, ratificó más tarde los hechos.
Lo mismo la Secretaria de Prensa de Allende, Frida Modak -a quien conozco por haber sido colega mía en Radio Balmaceda en Santiago de Chile- y quien escribió:
“El presidente Allende ordenó que todos salieran desarmados, porque él sería el último en hacerlo. Cuando todos iban descendiendo hacia la puerta de Morandé 80, el compañero presidente se disparó en la cabeza con la metralleta que le había regalado el comandante Fidel Castro y que es con la que combatió durante todas esas horas".
Hay tanto que contar. Pero esto es lo que yo viví de primera mano. Quiero aclarar que no soy refugiada política que huyó de Allende. Salí con mi familia a Venezuela durante la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva. Este Mandatario le preparó el camino expedito a Salvador Allende. Por algo pasó a la historia como el Kerensky chileno.
NOTA: El "Perro" Olivares, Augusto Olivares Becerra, murió durante el asalto del Palacio de la Moneda. Fue su hermano quien hizo más tarde las declaraciones del suicidio de Allende.
La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos, escrita con fuego en nuestras almas y que jamás podremos olvidar.
Dos 11 de septiembre que quedaron para siempre marcados en la Historia y que me impactaron personalmente.
La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos.
Nuevamente, como el acróbata, tengo que poner lo mejor de mí para contar la verdad y llegar al otro lado, sin haber caído en histrionismos ni dejarme llevar por la pasión de escribir sobre lo que no estoy completamente segura.
Como chilena me ha tocado ser testigo de una de las jornadas más extraordinarias de la era moderna de mi país, su lucha y su victoria contra el comunismo. Y esa lucha no puede narrarse sin mencionar a Augusto Pinochet.
La figura del General Pinochet es vista por la historia diseccionada en dos perfectas mitades: una que lo aclama como Salvador de Chile y la otra que lo presenta como un Dictador con las manos manchadas de sangre.
La verdad está en las dos partes.
Comenzar por el principio es difícil. Lo más aproximado a que se podría llegar es decir que Chile estaba en una terrible encrucijada política desde hacía meses.
Salvador Allende, el primer presidente marxista llegado al poder, hacía valer sus dogmas izquierdistas por encima de su concepto de proteger la Patria.
¡Cómo estaría de buena la situación para el comunismo en Chile que Fidel Castro, quien había viajado por unos días a la nación sureña, quedó tan complacido con lo que vió que en vez de una visita protocolar se quedó TRES MESES!
Y es que Allende era otro de los hijos de Fidel, en quien tenía puesta todas sus complacencias, como lo fue Hugo Chávez.
Los militares chilenos sabían que la izquierda preparaba un auto golpe para el 19 de septiembre, día en que las Fuerzas Armadas desfilan tradicionalmente en un área conocida entonces como Parque Cousiño, hoy Bernardo O'Higgins.
Las fuerzas armadas sólo se adelantaron en lo que llamaron "El Pronunciamiento", una figura elegante de llamar el Golpe.
Hubo persecución, arrestos y muertes de unas dos mil a tres mil personas, que en ningún momento se puede condonar.
Algunos analistas piensan que millones habrían muerto, si los designios forjados por la violenta ultra izquierda chilena se hubieran materializado.
A Augusto Pinochet, durante una comida en el Palacio de la Moneda, se le preguntó específicamente el por qué de los muertos.
Su lacónica respuesta fue: "Porque era una guerra. O ellos o nosotros".
Luego, y nadie le puede restar el mérito, Pinochet efectuó un plebiscito el 5 de octubre de 1988 -el cual muchos lo aconsejaron de no llevarlo a cabo- y respetó los resultados.
Y aquí tengo que revelar una confidencia que me contó mi colega y mentor chileno Rafael Kissteiner, quien era Jefe de Prensa del general Pinochet.
Me reveló Kissteiner que algunos funcionarios del gobierno, rodearon a Pinochet y le aconsejaron que, debido a lo escaso del margen a favor del NO, ignorara los resultados.
El general los miró y dando un golpe en su mesa gritó:
"NO, JAMAS, ESA ES LA VOLUNTAD DE PUEBLO Y HAY QUE RESPETARLA Y CUMPLIRLA".
Más tarde el Viejo General fue acusado de malversar caudales públicos. En buen chileno de "haber robado mientras estuvo en el poder".
Pero para mí y millones, este gesto del plebiscito --que ya muchos se quisieran para sus respectivos países gobernados por Dictadores-- hace pasar al General a la historia y Chile le debe el mérito de haber detenido el Comunismo y haber encauzado la nación hacia una era de prosperidad económica.
¿Qué habría pasado, si Pinochet hubiera ignorado los resultados del referendum, como se le pidió? Quizás se habría mantenido algunos años más en el poder o hubiera habido una revuelta. Nadie lo puede saber.
Lo que sí se sabe, es otra falacia que los izquierdistas trataron de colgar en los días de la muerte de Allende y que era que "lo habían asesinado".
El rumor cundió, hasta que llegó la órden desde La Habana que era incluso más impactante presentarlo como "suicidado", como un Valiente.
Que en realidad lo fue, al pedir que todas las mujeres y los que le rodeaban abandonaran la Moneda, para él quedarse solo.
El periodista, "El Perro Olivares", (se le llamaba así, no en insulto sino por su tenacidad en buscar la noticia), quien cubría la Moneda y quien estuvo durante el ataque al Palacio, ratificó más tarde los hechos.
Lo mismo la Secretaria de Prensa de Allende, Frida Modak -a quien conozco por haber sido colega mía en Radio Balmaceda en Santiago de Chile- y quien escribió:
“El presidente Allende ordenó que todos salieran desarmados, porque él sería el último en hacerlo. Cuando todos iban descendiendo hacia la puerta de Morandé 80, el compañero presidente se disparó en la cabeza con la metralleta que le había regalado el comandante Fidel Castro y que es con la que combatió durante todas esas horas".
Hay tanto que contar. Pero esto es lo que yo viví de primera mano. Quiero aclarar que no soy refugiada política que huyó de Allende. Salí con mi familia a Venezuela durante la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva. Este Mandatario le preparó el camino expedito a Salvador Allende. Por algo pasó a la historia como el Kerensky chileno.
NOTA: El "Perro" Olivares, Augusto Olivares Becerra, murió durante el asalto del Palacio de la Moneda. Fue su hermano quien hizo más tarde las declaraciones del suicidio de Allende.
La otra fecha dolorosa es el 11 de septiembre del 2001, día de terrorismo, dolor y luto en Estados Unidos, escrita con fuego en nuestras almas y que jamás podremos olvidar.
Dos 11 de septiembre que quedaron para siempre marcados en la Historia y que me impactaron personalmente.
Last edit: 11 Sep 2019 22:09 by Democracia Participativa.
Reply to Angélica Mora Beals
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Los dos 11 de septiembre
11 Sep 2019 23:46 - 12 Sep 2019 00:06
Muy interesante y valiente aporte testimonial que debemos agradecerle a Angélica. Digo valiente, porque hoy día es anatema decir algo siquiera marginalmente favorable a Pinochet o sus motivos, por mucho que el autor que lo haga reconozca los notables aspectos negativos de ese dictador.
Por otra parte, quisiera abundar un poco en cuanto a los mitos que se han tejido entorno a la muerte de Salvador Allende.
Hay indicios que han logrado mantenerse en la sombra, pese a los testimonios y libros que los corroboran, de que los cubanos que acompañaban a Allende en aquel 11 de septiembre tenían órdenes de Fidel Castro de que no permitieran que lo capturaran con vida y que si las tropas tomaban el Palacio de La Moneda, se aseguraran que apareciera que Allende había muerto como un héroe.
Hay un libro que recomiendo a los que interese este tema, en el que, además, se desenmascara el mito de Allende con argumentos y testimonios contundentes. Se trata de " Salvador Allende: Fin de un Mito ", que contiene los resultados de una extensa investigación realizada por Víctor Farías, un doctor en Filosofía graduado en Alemania y reconocido historiador nacido en Chile. Entre sus otras obras más famosas se cuenta "Heidegger and Nazism". Y, sobre Allende, había publicado anteriormente una obra muy controversial titulada "Salvador Allende: Antisemitismo y Eutanasia".
En "Fin de un Mito" destaca también el grado de imaginación descontrolada de algunos promotores de la mitología biográfica de Allende. Por ejemplo, cita una obra de García Márquez, titulada "La verdadera muerte de un Presidente", en la que el Nobel colombiano se explaya en su consabido realismo mágico para hacer aparecer un cuento de fantasía como verdad biográfica: "Los estaba esperando. Llevaba en la cabeza un casco de minero y estaba en mangas de camisa, sin corbata y con la ropa sucia de sangre. Tenía la metralleta que le había regalado Fidel Castro y que fue la primer arma de fuego que Salvador Allende disparó jamás ... Allende murió en un intercambio de disparos con la patrulla. Luego todos los oficiales en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último un oficial le destrozó la cara con la culata del fusil ..." No cabe duda que logra una literatura verdaderamente sobrecogedora y alucinante. Así se fabrican los mitos.
La nueva obra de Farías se remonta a otros antecedentes de la vida real de Allende que son verdaderamente deplorables. Algunos de los hechos quedan al descubierto como resultado de la caída del Imperio Soviético y del acceso que han tenido los investigadores de todo el mundo a infinidad de documentos y archivos.
Es notable como se han acallado los argumentos de quienes alimentaban la mitología allendista desde que sus alabarderos no encontraron argumentos suficientes en el minucioso examen forense realizado en 2011 para poder afirmar su gloriosa muerte combatiendo la usurpación del poder. Quedó como un "suicidio", aunque esta conclusión también resulta dudosa.
Según resolución de la Corte Suprema –número 5778-13–, la causa que se había abierto sobre el caso no logró “resolver la discordancia que surge del análisis de los informes periciales realizados”.
“Los hallazgos descritos en el Protocolo de Autopsia número 2449-73 establecieron la existencia de un orificio de salida en la zona posterior de la bóveda craneana del expresidente, incompatible con la destrucción causada por el impacto supuestamente autoinferido con un fusil de guerra, lo que refuerza la tesis de la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala penetrantes en el cráneo, uno provocado presuntamente por un arma de mediana o baja velocidad y otro de fuente distinta, pudiendo corresponder a proyectiles y armas diferentes, circunstancia que no descarta la intervención de terceros”.
No obstante, la Corte Suprema prefirió lavarse las manos en lugar de destapar la caja de Pandora y optó por ratificar que el mandatario se quitó la vida por su propia voluntad durante el asalto de las tropas al Palacio de La Moneda.
En realidad, no harían falta estos exámenes forenses ni esta resolución de la Corte Suprema porque debiera bastar un examen somero de los hechos para analizarlos con imparcial razonamiento. La explicación oficial de que recibió dos disparos porque el arma que supuestamente utilizó estaba en automático, es más que ridícula. Se trataba de una AK-47 que le había regalado su amigo Fidel Castro y si el arma tenía la capacidad de disparar diez balas por segundo, no hay forma de explicar racionalmente cómo pudo controlarla el Sr. Allende para evitar los otros 8 disparos. Además, las pruebas forenses parecen indicar que las dos balas eran de distinto calibre. ¿¡Acaso habría utilizado dos armas para suicidarse!?
Por otra parte, quisiera abundar un poco en cuanto a los mitos que se han tejido entorno a la muerte de Salvador Allende.
Hay indicios que han logrado mantenerse en la sombra, pese a los testimonios y libros que los corroboran, de que los cubanos que acompañaban a Allende en aquel 11 de septiembre tenían órdenes de Fidel Castro de que no permitieran que lo capturaran con vida y que si las tropas tomaban el Palacio de La Moneda, se aseguraran que apareciera que Allende había muerto como un héroe.
Hay un libro que recomiendo a los que interese este tema, en el que, además, se desenmascara el mito de Allende con argumentos y testimonios contundentes. Se trata de " Salvador Allende: Fin de un Mito ", que contiene los resultados de una extensa investigación realizada por Víctor Farías, un doctor en Filosofía graduado en Alemania y reconocido historiador nacido en Chile. Entre sus otras obras más famosas se cuenta "Heidegger and Nazism". Y, sobre Allende, había publicado anteriormente una obra muy controversial titulada "Salvador Allende: Antisemitismo y Eutanasia".
En "Fin de un Mito" destaca también el grado de imaginación descontrolada de algunos promotores de la mitología biográfica de Allende. Por ejemplo, cita una obra de García Márquez, titulada "La verdadera muerte de un Presidente", en la que el Nobel colombiano se explaya en su consabido realismo mágico para hacer aparecer un cuento de fantasía como verdad biográfica: "Los estaba esperando. Llevaba en la cabeza un casco de minero y estaba en mangas de camisa, sin corbata y con la ropa sucia de sangre. Tenía la metralleta que le había regalado Fidel Castro y que fue la primer arma de fuego que Salvador Allende disparó jamás ... Allende murió en un intercambio de disparos con la patrulla. Luego todos los oficiales en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último un oficial le destrozó la cara con la culata del fusil ..." No cabe duda que logra una literatura verdaderamente sobrecogedora y alucinante. Así se fabrican los mitos.
La nueva obra de Farías se remonta a otros antecedentes de la vida real de Allende que son verdaderamente deplorables. Algunos de los hechos quedan al descubierto como resultado de la caída del Imperio Soviético y del acceso que han tenido los investigadores de todo el mundo a infinidad de documentos y archivos.
Es notable como se han acallado los argumentos de quienes alimentaban la mitología allendista desde que sus alabarderos no encontraron argumentos suficientes en el minucioso examen forense realizado en 2011 para poder afirmar su gloriosa muerte combatiendo la usurpación del poder. Quedó como un "suicidio", aunque esta conclusión también resulta dudosa.
Según resolución de la Corte Suprema –número 5778-13–, la causa que se había abierto sobre el caso no logró “resolver la discordancia que surge del análisis de los informes periciales realizados”.
“Los hallazgos descritos en el Protocolo de Autopsia número 2449-73 establecieron la existencia de un orificio de salida en la zona posterior de la bóveda craneana del expresidente, incompatible con la destrucción causada por el impacto supuestamente autoinferido con un fusil de guerra, lo que refuerza la tesis de la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala penetrantes en el cráneo, uno provocado presuntamente por un arma de mediana o baja velocidad y otro de fuente distinta, pudiendo corresponder a proyectiles y armas diferentes, circunstancia que no descarta la intervención de terceros”.
No obstante, la Corte Suprema prefirió lavarse las manos en lugar de destapar la caja de Pandora y optó por ratificar que el mandatario se quitó la vida por su propia voluntad durante el asalto de las tropas al Palacio de La Moneda.
En realidad, no harían falta estos exámenes forenses ni esta resolución de la Corte Suprema porque debiera bastar un examen somero de los hechos para analizarlos con imparcial razonamiento. La explicación oficial de que recibió dos disparos porque el arma que supuestamente utilizó estaba en automático, es más que ridícula. Se trataba de una AK-47 que le había regalado su amigo Fidel Castro y si el arma tenía la capacidad de disparar diez balas por segundo, no hay forma de explicar racionalmente cómo pudo controlarla el Sr. Allende para evitar los otros 8 disparos. Además, las pruebas forenses parecen indicar que las dos balas eran de distinto calibre. ¿¡Acaso habría utilizado dos armas para suicidarse!?
Last edit: 12 Sep 2019 00:06 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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