El sueño de Adenauer fue el éxito de Kohl
- Ricardo Arias Calderón
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El sueño de Adenauer fue el éxito de Kohl
29 Aug 2010 17:55
Kohl es sin duda junto a Adenauer uno de los dos grandes líderes que ha tenido Alemania durante el siglo XX. A Adenauer se le atribuye haber situado a su país en el campo democrático europeo, aún a costa de la división de su patria, situación a la que se vio obligado por el régimen totalitario de la URSS y a Kohl se le atribuye la reunificación de Alemania en democracia, tomando ventaja de los cambios inminentes del régimen soviético de Gorbachov.
He tenido la oportunidad de encontrarme con Helmunt Kohl cuatro ocasiones. Durante mi vicepresidencia de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC) le fue conferida la medalla Arístides Calvani. Me llamó poderosamente la atención que, en respuesta al discurso de Eduardo Fernández, presidente en aquel entonces de la IDC, quien enfatizó la unidad de Alemania como un éxito político de Kohl, este se ocupara de la unidad de Europa, dentro de la cual, se daría la unificación de Alemania. En esa ocasión comprendí que Kohl era el único dirigente alemán capaz de mencionar la unidad europea, antes que la unidad alemana; y le dije a uno de mis colegas, que en ese juicio de valor había intuido que el próximo canciller alemán no hablaría en esos términos. Él era como Adenauer, un europeísta germánico.
Cuando las cuatro grandes potencias discutieron la reunificación alemana los únicos que se opusieron fueron los soviéticos. Inmediatamente, Kohl visitó a Gorbachov y le convenció no sólo de que aceptara la unidad alemana, sino que incluso luego que también admitiera su participación en la organización de defensa y seguridad transatlánticas OTAN. Esta reunificación, que era el ideal de Adenauer, suscitaba temores razonables. Sin embargo, gracias a Kohl y a su Ministro de Relaciones Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, incluso Lech Walesa de Polonia dio su asentimiento.
A los 20 años del 3 de octubre de 1990 los resultados hablan por sí solos y el balance positivo prevalece, aunque falten todavía elementos que permitan la total equiparación, tanto a nivel económico, como de vida, tarea en la que el oeste se ha empeñado solidariamente. Alemania occidental ha proyectado ayuda durante veinte años consistente en 1,6 billones de euros para su contraparte. Alemania oriental ha logrado un PIB, que es de 80 a 85% del PIB de Alemania occidental. El PIB por persona activa en 1991 era 45,070 euros y el de una persona de Alemania del este era de 23,328 euros; mientras que en 2008 las cifras eran respectivamente 64,272 y 50,785. No sorprende por tanto que la actitud de los alemanes de ambos lados se esté uniformando, al punto que, 71% de alemanes de oeste sienten alegría con respecto a la reunificación y 61% de los del este sienten lo mismo. (1)
Las lecciones que nos brinda esta reunificación tienen una dimensión mundial, porque proyecta una solución pacífica a graves problemas mundiales en Corea, China, antigua Yugoslavia, la relación entre judíos y palestinos, etc.
Se creía quimérico tornar en democracia a la RDA y se logró, evitándose así que la división se convirtiera en un problema insoluble para Europa y una fuente de conflicto internacional. Este ha sido un éxito político en momentos en que a la política se le considera un fracaso estructurado con base a intereses individuales. Aquí en este caso prevaleció el concepto de bien común a niveles de un pueblo, Alemania, y de una región, Europa.
Al conocer a Helmut Kohl tuve la impresión muy clara de un hombre grande y consistente en sus convicciones y sólido en su accionar político, no había en él nada de debilidad en su dedicación a la unidad de Europa en la democracia y en la reunificación alemana. Fue ejemplar como Canciller, en esto siguió los pasos de su mentor Adenauer, cualquiera que hayan sido sus dificultades administrativas en relación con una contribución electoral.
De cara a la reunificación debemos tener presente que sí ha habido líderes en nuestro tiempo, líderes que supieron conducir como estadistas a su pueblo. No es verdad que nuestra cultura no ha generado liderazgo destacado.
ariyan@cableonda.net
(1) Esta información ha sido tomada del magazine de Deutsthland, en el artículo que lleva por título "La alegría por la unidad permanece".
He tenido la oportunidad de encontrarme con Helmunt Kohl cuatro ocasiones. Durante mi vicepresidencia de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC) le fue conferida la medalla Arístides Calvani. Me llamó poderosamente la atención que, en respuesta al discurso de Eduardo Fernández, presidente en aquel entonces de la IDC, quien enfatizó la unidad de Alemania como un éxito político de Kohl, este se ocupara de la unidad de Europa, dentro de la cual, se daría la unificación de Alemania. En esa ocasión comprendí que Kohl era el único dirigente alemán capaz de mencionar la unidad europea, antes que la unidad alemana; y le dije a uno de mis colegas, que en ese juicio de valor había intuido que el próximo canciller alemán no hablaría en esos términos. Él era como Adenauer, un europeísta germánico.
Cuando las cuatro grandes potencias discutieron la reunificación alemana los únicos que se opusieron fueron los soviéticos. Inmediatamente, Kohl visitó a Gorbachov y le convenció no sólo de que aceptara la unidad alemana, sino que incluso luego que también admitiera su participación en la organización de defensa y seguridad transatlánticas OTAN. Esta reunificación, que era el ideal de Adenauer, suscitaba temores razonables. Sin embargo, gracias a Kohl y a su Ministro de Relaciones Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, incluso Lech Walesa de Polonia dio su asentimiento.
A los 20 años del 3 de octubre de 1990 los resultados hablan por sí solos y el balance positivo prevalece, aunque falten todavía elementos que permitan la total equiparación, tanto a nivel económico, como de vida, tarea en la que el oeste se ha empeñado solidariamente. Alemania occidental ha proyectado ayuda durante veinte años consistente en 1,6 billones de euros para su contraparte. Alemania oriental ha logrado un PIB, que es de 80 a 85% del PIB de Alemania occidental. El PIB por persona activa en 1991 era 45,070 euros y el de una persona de Alemania del este era de 23,328 euros; mientras que en 2008 las cifras eran respectivamente 64,272 y 50,785. No sorprende por tanto que la actitud de los alemanes de ambos lados se esté uniformando, al punto que, 71% de alemanes de oeste sienten alegría con respecto a la reunificación y 61% de los del este sienten lo mismo. (1)
Las lecciones que nos brinda esta reunificación tienen una dimensión mundial, porque proyecta una solución pacífica a graves problemas mundiales en Corea, China, antigua Yugoslavia, la relación entre judíos y palestinos, etc.
Se creía quimérico tornar en democracia a la RDA y se logró, evitándose así que la división se convirtiera en un problema insoluble para Europa y una fuente de conflicto internacional. Este ha sido un éxito político en momentos en que a la política se le considera un fracaso estructurado con base a intereses individuales. Aquí en este caso prevaleció el concepto de bien común a niveles de un pueblo, Alemania, y de una región, Europa.
Al conocer a Helmut Kohl tuve la impresión muy clara de un hombre grande y consistente en sus convicciones y sólido en su accionar político, no había en él nada de debilidad en su dedicación a la unidad de Europa en la democracia y en la reunificación alemana. Fue ejemplar como Canciller, en esto siguió los pasos de su mentor Adenauer, cualquiera que hayan sido sus dificultades administrativas en relación con una contribución electoral.
De cara a la reunificación debemos tener presente que sí ha habido líderes en nuestro tiempo, líderes que supieron conducir como estadistas a su pueblo. No es verdad que nuestra cultura no ha generado liderazgo destacado.
ariyan@cableonda.net
(1) Esta información ha sido tomada del magazine de Deutsthland, en el artículo que lleva por título "La alegría por la unidad permanece".
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