La Ley de la Advertencia en Rusia
- Alvaro Alba
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La Ley de la Advertencia en Rusia
31 Jul 2010 18:06
En los últimos casi cien años en Rusia no han necesitado mucho de leyes para detener, encausar o condenar a las personas. Pero como ya no se puede a la vieja usanza de la VCheka, el NKVD o el KGB, el presidente ruso Dmitri A. Medvedev ha decidido promover y estampar su firma en una nueva ley que extiende los poderes de los servicios de seguridad interior, ahora llamado Servicio de Seguridad Federal (FSB).
Según la ley, el FSB puede encarcelar o multar a las personas, por acciones que no se enmarcan dentro de la violación de la ley, pero que se puedan considerar entorpecedoras del trabajo de ese organismo. En las dos cámaras del parlamento ruso se había aprobado la legislación sin muchos debates. En la Duma, cámara baja, el 16 de julio pasado y en el Consejo de la Federación o cámara alta el 19, donde el partido Rusia Unida, que dirige el actual premier Vladimir V. Putin tiene amplia mayoría. Dice Medvedev que la ley es una iniciativa personal, pero nadie duda que el autor intelectual es el ex coronel del KGB y hoy jefe del gabinete.
El jueves 29 de julio, en la mañana, apareció en la página oficial de Internet de la presidencia rusa, la nota donde se anunciaba la rúbrica presidencial. De nuevo la cárcel y en el mejor de los casos una multa. El Kremlin se escuda en la necesidad de un reforzamiento de la seguridad interna en la lucha contra el extremismo y el terrorismo, evocando la “seguridad nacional”. Se han introducido cambios en la ley federal sobre el Servicio de Seguridad Federal y en el Código Penal Administrativo. La legislación estipula que cualquier sujeto sospechoso tiene que responder sin demora a una interrogante de los oficiales del FSB y en caso negativo puede ser arrestado e incomunicado hasta por 15 días o multado de 15 a 1.500 dólares si está entorpeciendo el trabajo de un agente del FSB.
No hace faltan pruebas, la palabra del agente que sintió su trabajo afectado basta. ¿Qué significa entorpecer el trabajo de una agente de los servicios secretos internos rusos? Lo mismo estar cerca de un lugar donde se realizó un acto terrorista, haber conversado con una persona que la policía secreta rusa considere sospechosa de espionaje, no responder con premura a un interrogatorio o intentar esquivar o colaborar con los servicios secretos. Además, los que sean reprendidos, reciben una copia de la advertencia policial, la firman y no pueden denunciar la presión ejercida sobre ellos. Una rotunda crítica se ha escuchado en la sociedad rusa, donde defensores de los derechos humanos, ya desde hace meses protestan. En un inicio por la versión original y ahora por la adoptada. En primera instancia la ley era copia de los tiempos soviéticos. Ante la crítica y su resonancia los diputados adeptos del Kremlin se vieron obligados a realizar una serie de concesiones, eliminado las disposiciones más odiosas. Pero los partidarios de la medida dicen con descaro que es profiláctica.
En un reciente encuentro del presidente ruso y la canciller germana Angela Merkel, esta le recordó al inquilino del Kremlin la preocupación en Occidente por un retorno a prácticas “legales” que recordaban la URSS. Y es que en diciembre de 1972, recuerda la prensa rusa, una medida similar fue adoptada mediante decreto del Soviet Supremo, dándole facultades profilácticas al KGB para que actuara contra los que consideraban detractores del sistema socialista. Los activistas demócratas recuerdan que ya los órganos de seguridad de Rusia tienen de por sí suficientes leyes y normativas que les hacen poderosos ante los ciudadanos. Un centro de estudio de opiniones en Moscú publicó una rápida encuesta donde el resultado arrojó que la mayoría de los ciudadanos no han oído nada acerca de la ley, un 67% y sólo el 3% había observando de cerca el debate.
En Rusia muchos consideran que la ley no ayudará en la lucha contra el terrorismo. Una ley de ese tipo no sirve para amenazar o advertir a los que se dedican a planificar y ejecutar actos terroristas. Pero su acción se expande a los que planifiquen cualquier tipo de protesta social. Ahí está el peligro de la implementación de la ley rusa. Es una ley para advertir contra la protestas al Kremlin. No importa quien sea el presidente, ni que sistema sea el que impere en Rusia. Todo lo que proviene del Kremlin no puede ser criticado.
Vea resumen noticioso sobre este tema AQUÍ
Según la ley, el FSB puede encarcelar o multar a las personas, por acciones que no se enmarcan dentro de la violación de la ley, pero que se puedan considerar entorpecedoras del trabajo de ese organismo. En las dos cámaras del parlamento ruso se había aprobado la legislación sin muchos debates. En la Duma, cámara baja, el 16 de julio pasado y en el Consejo de la Federación o cámara alta el 19, donde el partido Rusia Unida, que dirige el actual premier Vladimir V. Putin tiene amplia mayoría. Dice Medvedev que la ley es una iniciativa personal, pero nadie duda que el autor intelectual es el ex coronel del KGB y hoy jefe del gabinete.
El jueves 29 de julio, en la mañana, apareció en la página oficial de Internet de la presidencia rusa, la nota donde se anunciaba la rúbrica presidencial. De nuevo la cárcel y en el mejor de los casos una multa. El Kremlin se escuda en la necesidad de un reforzamiento de la seguridad interna en la lucha contra el extremismo y el terrorismo, evocando la “seguridad nacional”. Se han introducido cambios en la ley federal sobre el Servicio de Seguridad Federal y en el Código Penal Administrativo. La legislación estipula que cualquier sujeto sospechoso tiene que responder sin demora a una interrogante de los oficiales del FSB y en caso negativo puede ser arrestado e incomunicado hasta por 15 días o multado de 15 a 1.500 dólares si está entorpeciendo el trabajo de un agente del FSB.
No hace faltan pruebas, la palabra del agente que sintió su trabajo afectado basta. ¿Qué significa entorpecer el trabajo de una agente de los servicios secretos internos rusos? Lo mismo estar cerca de un lugar donde se realizó un acto terrorista, haber conversado con una persona que la policía secreta rusa considere sospechosa de espionaje, no responder con premura a un interrogatorio o intentar esquivar o colaborar con los servicios secretos. Además, los que sean reprendidos, reciben una copia de la advertencia policial, la firman y no pueden denunciar la presión ejercida sobre ellos. Una rotunda crítica se ha escuchado en la sociedad rusa, donde defensores de los derechos humanos, ya desde hace meses protestan. En un inicio por la versión original y ahora por la adoptada. En primera instancia la ley era copia de los tiempos soviéticos. Ante la crítica y su resonancia los diputados adeptos del Kremlin se vieron obligados a realizar una serie de concesiones, eliminado las disposiciones más odiosas. Pero los partidarios de la medida dicen con descaro que es profiláctica.
En un reciente encuentro del presidente ruso y la canciller germana Angela Merkel, esta le recordó al inquilino del Kremlin la preocupación en Occidente por un retorno a prácticas “legales” que recordaban la URSS. Y es que en diciembre de 1972, recuerda la prensa rusa, una medida similar fue adoptada mediante decreto del Soviet Supremo, dándole facultades profilácticas al KGB para que actuara contra los que consideraban detractores del sistema socialista. Los activistas demócratas recuerdan que ya los órganos de seguridad de Rusia tienen de por sí suficientes leyes y normativas que les hacen poderosos ante los ciudadanos. Un centro de estudio de opiniones en Moscú publicó una rápida encuesta donde el resultado arrojó que la mayoría de los ciudadanos no han oído nada acerca de la ley, un 67% y sólo el 3% había observando de cerca el debate.
En Rusia muchos consideran que la ley no ayudará en la lucha contra el terrorismo. Una ley de ese tipo no sirve para amenazar o advertir a los que se dedican a planificar y ejecutar actos terroristas. Pero su acción se expande a los que planifiquen cualquier tipo de protesta social. Ahí está el peligro de la implementación de la ley rusa. Es una ley para advertir contra la protestas al Kremlin. No importa quien sea el presidente, ni que sistema sea el que impere en Rusia. Todo lo que proviene del Kremlin no puede ser criticado.
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