Las remesas, que debieran tener un carácter transitorio para resolver situaciones temporales de crisis familiar o nacional, se han convertido en una corriente enorme y permanente de fondos que anegan la iniciativa de emprender esfuerzos destinados a resolver la crisis, creando así una negativa cultura de dependencia. Las remesas han creado una evidente «cultura de dependencia» porque reduce los incentivos a trabajar y a invertir o aplicarse en la formación laboral. Además, esta dependencia reduce la autonomía y el control del proceso de desarrollo, ya que éste está expuesto y de hecho depende del ciclo económico de los países de destino de los emigrantes, sobre todo cuando estos países atraviesan un período de recesión económica.
Los países que más remesas envían y reciben
Enero 12.– Según datos del Banco Mundial de 2020, los países que reciben más remesas en términos absolutos son India (75.916 millones de dólares en 2019), China (59.507 millones), México (40.508 millones) y Filipinas (33.339 millones), países en desarrollo que cuentan con grandes diásporas.
Si atendemos al peso que este dinero tiene en la economía nacional, los países que dependen en mayor medida de las remesas son Tonga (40,2% del PIB), Haití (38,2%), Líbano (36,2%), Sudán del Sur (35,5%) y Tayikistán (26,2%).
En el extremo opuesto, el principal emisor de remesas es, con diferencia, Estados Unidos (71.562 millones), origen de, al menos, el 10% de todos los envíos de dinero. Le siguen Emiratos Árabes Unidos (44.959 millones) y Arabia Saudí (31.197 millones), dos potencias petroleras que, al igual que Kuwait y Catar, emplean a un gran número de inmigrantes del sudeste asiático.
En total, se estima que hay más de 270 millones de trabajadores extranjeros en todo el mundo, los cuales envían de media a sus lugares de origen el 15% de sus ingresos. Aunque los trabajadores migrantes suelen estar peor pagados que sus compañeros locales y están más expuestos a las crisis económicas, lo cierto es que las remesas consiguieron resistir de manera asombrosa el envite del coronavirus. El Banco Mundial pronosticó que el flujo mundial de remesas disminuiría un 19,7% en 2020 en los países de bajos y medianos ingresos, pero la realidad es que el golpe apenas fue de un 7%.
Una gran cantidad de trabajadores migrantes trabajan en sectores esenciales que se mantuvieron en activo durante los momentos más duros de la pandemia, como la agricultura, la construcción o la sanidad. A ello hay que sumarle que muchos de ellos pudieron acceder a los estímulos y ayudas económicas que muchos países implantaron ...
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[ Impacto de las remesas para Cuba y América Latina ]