La Unión Europea se prepara para el futuro

La Unión Europea está de celebraciones. Son ya 60 años los que median desde aquellos primeros pasos para la creación de una zona de paz y comercio en un continente sacudido apenas unos años antes por dos devastadoras guerras mundiales.

La Unión ampliada de 500 millones de ciudadanos que viven en democracias consolidadas y en libertad así como en una de las economías más prósperas del mundo, no es el resultado del azar ni de las casualidades. No cabe duda que hay mucho trabajo, estrategia y visión de futuro para llegar a donde está y por eso, es tan importante plantearse lo que puede ocurrir en el futuro.

Por ello, el Libro Blanco sobre el Futuro de Europaque acaba de lanzar la Comisión, es un ejercicio oportuno que viene a señalar, con un análisis certero, cuáles son los principales desafíos y oportunidades de Europa en el próximo decenio. Además, desarrolla cinco escenariosque tratan de identificar cuál podría ser la evolución de Europa de aquí a 2025 en función del camino que quiera seguir, así como de los factores determinantes de un entorno disruptivo.

El Libro Blanco sitúa la previsible evolución de Europa en la próxima década, teniendo en cuenta, por ejemplo, la repercusión de las nuevas tecnologías en la sociedad y el empleo, los efectos de la llamada Cuarta revolución industrial, así como las dudas que plantea el proceso de globalización, los problemas en materia de seguridad y el ascenso de los populismos. Además, las tendencias demográficas y económicas de Europa muestran un perfil descendente mientras que en otras partes del mundo se encuentran en proceso de crecimiento. Tendencias que apremian a los países de la Unión a reforzar los elementos de unidad para conseguir mejores resultados. El objetivo es que Europa continúe siendo una fuerza positiva a nivel mundial, reconociendo que su prosperidad no dependerá del cierre de sus fronteras, sino de todo lo contrario, su apertura y la fortaleza de los vínculos con sus socios.

Es un análisis exhaustivo que trata de situarse en la doble perspectiva de ser barridos por estas tendencias, ya detectadas, o asumirlas y sacar ventaja de las nuevas oportunidades que están al alcance.

En ese sentido, una aportación fundamental del Libro Blanco son los cinco escenarios descritos para el futuro en los próximos diez años. De forma sucinta, serían:

Escenario 1: Seguir igual

Escenario 2: Solo el mercado único

Escenario 3: Los que desean hacer más, hacen más

Escenario 4: Hacer menos pero de forma más eficiente

Escenario 5: Hacer mucho más conjuntamente

En el primer escenario, los europeos pueden conducir automóviles autónomos y conectados, y sin embargo, podrían tener dificultades a la hora de cruzar las fronteras como consecuencia de la permanencia de determinados obstáculos jurídicos y técnicos; incluso controles cuyo refuerzo por motivos de seguridad, podría obligar a llegar a aeropuertos y estaciones de ferrocarril mucho antes de la hora de salida.

En el segundo escenario, hacia 2025, ello implicaría que el cruce de fronteras con fines de negocio o turismo podría ser difícil debido a los controles regulares efectuados. Encontrar un trabajo en otro país podría ser más complicado y la transferencia de los derechos de pensión a otro Estado miembro no estaría garantizada. Las personas que se ponen enfermas en el extranjero se enfrentan a elevadas facturas médicas.

En el tercer escenario, se acepta que la Unión de los 27 podría continuar funcionando como en la actualidad, pero dejando a los Estados miembros que lo solicitaran una mayor colaboración en ámbitos específicos, como defensa, la seguridad interior o los asuntos sociales. Aparecen como gran novedad, las llamadas «coaliciones de voluntades» y con ello, 15 Estados miembros podrían establecer un cuerpo de agentes de policía y fiscales para luchar contra las actividades delictivas transfronterizas. De forma inmediata, la información en materia de seguridad podría ser intercambiada gracias a la conexión de las bases de datos. Además, los vehículos conectados se utilizarían ampliamente en 12 Estados miembros, que han acordado armonizar sus normas técnicas y su legislación en materia de responsabilidad.

En el cuarto escenario, la UE de los 27 prestaría atención al aumento y aceleración de los logros en los ámbitos de actuación prioritarios que ha elegido, mientras que interviene menos en los que se percibe que no aporta valor añadido. Centra su atención y sus recursos limitados en un número reducido de ámbitos políticos, en particular, una Autoridad Europea de Telecomunicaciones con la facultad de liberar frecuencias para servicios de comunicaciones transfronterizos, como los utilizados por los automóviles conectados. También protegerá los derechos de los usuarios de las redes móviles e internet, en cualquier lugar de la Unión. De igual modo, una nueva Agencia Europea de Lucha contra el Terrorismo ayudaría a evitar y prevenir atentados graves mediante el rastreo y la señalización sistemática de los sospechosos.

En el quinto escenario, sin duda el que supone un mayor reto, los Estados miembros podrían decidir compartir más competencias, recursos y tomas de decisiones en todos los ámbitos. En tal caso, las decisiones compartidas se deberían adoptar con mayor rapidez a nivel europeo y se aplicarían con celeridad por los distintos países. Ello supondría en 2025, por ejemplo, que los europeos que desean formular una queja sobre una propuesta de proyecto de turbina eólica financiado por la UE en su zona tendrían dificultades para encontrar a la autoridad responsable, ya que se les remitiría a las autoridades europeas competentes, y en concreto, los automóviles conectados podrían conducirse en toda Europa de forma fluida gracias a normas comunes a escala de la Unión. Los conductores pueden confiar en que una agencia de la UE hará cumplir las normas.

Que la Unión tenga éxito o no en alcanzar alguno de estos escenarios o una combinación de los mismos, será todo un reto. Indudablemente, el nivel de vida de los europeos aumentará y su capacidad para ocupar una posición de liderazgo en la economía mundial, también. Pero no cabe duda que otras zonas del planeta pueden verse beneficiadas de este proceso. Prestar atención al mismo, conocer sus principales características y estar preparados para adoptar las decisiones más adecuadas, puede ser una tarea de gobiernos responsables. Ya se verá.

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