Nadie creyó al nuevo Presidente de Angola, João Lourenço, cuando prometió reformas 
exhaustivas. ... Todos los funcionarios habían sido nombrados por su predecesor José Eduardo dos Santos, quien usó nepotismo y patrocinio para perpetuar su poder como heredero de la intervención militar cubana en Angola. Pero Lourenço, el hombre que alguna vez se consideró un títere del antiguo régimen, ha resultado ser tan bueno como su palabra. Entre otras importantes decisiones y reformas impulsadas desde que asumió el poder, Lourenço despidió a la hija del ex Presidente, Isabel dos Santos, del liderazgo de la empresa petrolera estatal Sonangol. ¿Estará abriendo camino hacia la democracia en Angola? En los próximos meses lo comprobaremos.
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Lisboa (Uypress/Daniel Toledo).– El despido de Isabel dos Santos de la petrolera angoleña Sonangol pone fin a la etapa más próspera y corrupta de la historia del país.
El recién elegido presidente de Angola, João Lourenço, se ha atrevido a hacer el movimiento que muchos esperaban y unos pocos temían: ha apartado de la presidencia de la petrolera estatal Sonangol a la todopoderosa Isabel dos Santos, hija del expresidente Eduardo dos Santos, en el poder durante 38 años, hasta el pasado 26 de septiembre.
Además de ser un golpe a pecho descubierto al centro mismo del engranaje de poder en la antigua colonia portuguesa, las preguntas que quedan abiertas en las mentes de los angoleños son claras: si João Lourenço se ha atrevido a dar semejante derechazo a Isabel dos Santos, ¿quién será el siguiente?, ¿es cierto que el nuevo presidente ha llegado para cambiar las cosas?
En su discurso de investidura, Lourenço ya sorprendió a todos al mencionar la palabra prohibida para el establishment: corrupción. “La corrupción y la impunidad tienen un impacto negativo directo en la capacidad del Estado y de sus agentes para ejecutar cualquier programa de gobernación”, declaró ante el bostezo de históricos dirigentes y mandatarios extranjeros.
También Eduardo dos Santos manejó conceptos que en sus labios sonaron a fuegos de artificio en setiembre de 2012, durante su última toma de posesión: “La consolidación del Estado y de sus instituciones se presenta en este contexto como la garantía de la estabilidad política, de la paz y de las libertades democráticas (…)"
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