El reconocimiento de que el mundo se hunde en sus contradicciones puede ser visto, con frecuencia, como una aceptación del fracaso que impide tratar los problemas de manera efectiva. Por ejemplo, los conflictos, el deterioro social, o la degradación del medioambiente son problemas del mundo que son enfrentados de forma incoherente hasta provocar acciones contradictorias y, por ende, son difíciles de resolver y acaban en un deplorable estancamiento; lo cual puede resultar en un declive generalizado de la civilización moderna.
Bajo la rúbrica de Armando Johan Obdola, que se autotitula experto de Global Security & Intelligence, Geopolitical Strategist, Counterterrorism & Transnational Crime Specialist, Speaker and Chairman of the International Organization for Security and Intelligence (IOSI), ha aparecido en el portal de Linkedin un análisis titulado «The Broken Mirror: President Trump and the Collapse We Refuse to See» que contiene ideas muy controversiales pero que merecen reflexión por el panorama que muestra de nuestro mundo de hoy.

«El regreso al poder del presidente Donald J. Trump en 2025 no ocurrió en el vacío, ni fue un accidente. Era el eco de un colapso más profundo. Un mundo que se hunde bajo el peso de sus propias contradicciones: inestabilidad geopolítica, democracias corruptas, imperios criminales transnacionales y un planeta devorado por su propia negación_. (...) El presidente Trump ha abandonado las ilusiones guionadas de la diplomacia. Atrás quedaron los discursos huecos sobre la unidad y los «valores compartidos», mientras que las armas fluyen hacia los terroristas y las élites criminales se sientan en los paneles de la ONU.
En este segundo mandato, ya él no toca para el público. Derriba el escenario. No finge preocuparse por el consenso. No baila alrededor de las contradicciones. Nombra enemigos, incluso cuando eso rompe los protocolos, incluso cuando ofende las tradiciones. Y eso, para muchos, es aterrador. Pero debería aterrorizarnos aún más que lo único que sostuviera el viejo orden fuera la simulación. Que, durante años, incluso décadas, los gobiernos de todo el mundo han operado sobre una base cada vez más frágil: virtud performativa, teatro institucional y distracción tecnocrática, mientras que el poder real ha migrado a manos de redes criminales, actores ideológicos e imperios financieros que no responden a ningún ciudadano. Seamos honestos: nuestros gobiernos no son saludables. Están agotados, expuestos y, en muchos casos, moralmente en bancarrota. No importa si uno se inclina hacia la izquierda o hacia la derecha ...»
Este señor Obdola dice mucho más en su extenso reportaje que debe causarnos grave inquietud, aunque no estemos de acuerdo con algunas de sus conclusiones. Invito al lector a que lo lea. Si no tiene acceso a linkedin, puede también leerlo en español AQUÍ.
Comments powered by CComment