¿Es posible una transición pacífica hacia la democracia en Cuba?

Introducción

Ser testigo de la destrucción de la sociedad civil a fuerza de represión, hegemonía comunicacional y educativa, y prohibición absoluta de todo aquello que pudiera de alguna forma representar una idea independiente, ha sido la realidad de millones de cubanos por más de cinco décadas. Si un movimiento representó lo que pudiésemos llamar el renacimiento de una incipiente sociedad civil que quería levantarse por encima de la pesadilla que totalizaba todos los ámbitos nacionales, fue el Proyecto Varela. La valentía tanto de sus gestores, con Oswaldo Payá a la cabeza, como de aquellos que lo firmaron, es una página que la historia de Cuba, tendrá que enaltecer en el futuro del país, cuando termine la oscuridad y el desencuentro. Igualmente, desde Pinar del Río, un grupo de laicos católicos, creaba el Centro de Formación Cívico-Religioso, con el apoyo de su obispo, con el fin de forjar sociedad civil, este esfuerzo, en que gracias a su principal gestor Dagoberto Valdés Hernández, y su irrenunciable voluntad de creer en que desde lo pequeño se conquista hasta la inmensidad, aparecía Vitral, y con ella una formidable muestra de ¨libertad de la luz¨. Los golpes y las dificultades, la mano del poder totalitario, la debilidad de hombres que como pastores debían ofrecer solidaridad y no ser como ¨el cruel que me arranca el corazón con que vivo¨, hizo desaparecer el Centro y Vitral, pero a su vez  dio lugar a que apareciera de manera independiente, Convivencia y con ello un proyecto de mucho más alcance, para la Cuba de hoy y la de mañana. Es doloroso pensar que perviven las lágrimas y la angustia, que las dificultades son crecientes, pero también es fabuloso, que hoy los cubanos están perdiendo el miedo, y que ya el estado totalitario no tiene como ocultar sus arbitrariedades, cada día más a la luz de todos. Es la fuerza de la sociedad civil.

Hace unos meses en un artículo que publiqué titulado ¨Por qué soy optimista: Cuba y su porvenir democrático¨ manifesté, ¨En 1959 tenía 11 años, y llegué a los EE UU en 2002 por lo que viví 43 años en el comunismo tropical, en la Cuba, que a pesar del daño antropológico creado por la dictadura, quiere ser libre. Ese inmenso deseo de cambio, que palpé en tantos y tantos compatriotas, y que en los últimos años ha ido conformando de manera lenta pero segura una nueva sociedad civil independiente del régimen, me da la seguridad de que la democracia, será al final, la sociedad que sellará el destino de nuestro país¨.

Y lo sigo afirmando, no sólo por el profundo deseo de cambio dentro de nuestra patria, sino también por ese afán de un exilio, que diseminado por todo el mundo, sigue soñando y luchando por esa nueva Cuba en libertad. 

Vivo en Hialeah, tierra mayoritariamente de cubanos, Miami, nuestra ciudad vecina, también, y dondequiera que haya un cubano, el amor por su tierra, sigue no sólo vigente, sino con un tremendo espíritu de lucha por la Cuba que los vio nacer, o donde nacieron sus padres; es increíble ese deseo de verla libre y soberana de nuevo.

Los pesimistas me dirán que no sólo los deseos logran los cambios hacia la democracia, es verdad, pero también es verdad que los inspiran. Olvidarse de la patria, olvidarse del bien común, es lo que tratan de imponer dictaduras como la que hemos sufrido por 56 años. Dictaduras en las que se confunde patria con partido, y prócer con el dictador de turno, para quitarle al niño, al joven y al menos joven su amor por la tierra donde viven o la que los vio nacer. En gran medida lo lograron en Cuba, pero los vientos de cambio que hoy soplan, han hecho que los cubanos, no sólo quieran huir del país, sino también que luchen porque el país cambie. Así comienza el camino, y la historia nos lo muestra con ejemplos muy semejantes. Cada país es un caso diferente, pero los cubanos como los españoles, los rusos, los checos, los rumanos, son hechos de la misma materia prima y viven y sueñan como todos los seres humanos.

¿Qué hacer entonces para cambiar una sociedad gobernada por una oligarquía dictatorial que se atrinchera ante todo lo que supone  sea la más mínima pérdida del poder político? ¿Es posible lograr una transición pacífica hacia la democracia en Cuba?

Haciendo una rápida radiografía de la situación de la Isla, decía en el artículo a que me refería al inicio:

¨Cuba llega al 2015 después de 55 años de un fracaso estrepitoso. Un pueblo con hambre, con una infraestructura destruida del Cabo de San Antonio a Maisí. Con un atraso tecnológico, digno de un régimen en extremo retrógrado. Con una inmigración antes de 1959 que dio rostro al país, se convirtió en un país de exiliados y emigrantes, dando lugar en estos 55 años, a que no haya una familia cubana que no esté dividida. Un pueblo trabajador, de carácter empresarial, ha sido estrangulado por la fuerza, para dar lugar a un país que de compararse a los más avanzados de América Latina, puede compararse con el más pobre de todos. Y ello no se debe al embargo norteamericano sino al embargo del propio régimen hacia todo lo que signifique avance e independencia del pueblo con el fin de crearse un destino mejor…. Cuba se acostumbró, primero al subsidio soviético; cuando lo perdió a la caída del comunismo en Europa, al cabo de 30 años de revolución, Fidel Castro, enarboló la frase: ¨Ahora sí vamos a construir el socialismo¨, la gente comentaba en forma de chiste, y qué estábamos construyendo hasta ahora. Eso nos da una idea del fracaso del sistema. Lo que construyó fue el famoso período especial en tiempos de paz, que en realidad no ha terminado nunca, pues jamás ha logrado el país, retornar a los índices del año 1989. La situación es tan insostenible, que Raúl Castro, más pragmático que su hermano, ha comenzado tibias reformas económicas, con la intención de profundizarlas poco a poco, sin que se menoscabe el carácter monopartidista y dictatorial del régimen a través del control social de la población¨.

Hoy en el mundo se manifiestan diferentes modelos de sociedad, que tratan de imponer sus valores o antivalores, y que representan un peligro global. Cuando parecía que la democracia liberal se erigiría como símbolo a todas las naciones, para su desarrollo económico, social y político, cuando creíamos que con la desaparición de la Unión Soviética, se acabaría el peligro de una tercera guerra mundial nuclear, cuando la única dictadura que quedaba en América era la cubana, aparecieron fenómenos como el del Socialismo del Siglo XXI,  la Rusia de Putin y sus sueños imperiales, y hasta en la Europa democrática y altamente desarrollada, han aparecido movimientos populistas de ultraizquierda muy fuertes como Podemos en España, o Syriza en Grecia, mientras que en Francia, el Frente Nacional de tendencias xenofóbicas y de ultraderecha ha incrementado su popularidad de manera sostenida e increíble hace sólo unos años.

El modelo chino de capitalismo en lo económico, y de autoritarismo monopartidista en lo político, ha creado un híbrido, que si bien ha dado lugar a un extraordinario desarrollo económico y sacado de la pobreza a 500 millones de chinos, sigue controlando social y políticamente a su pueblo. China se ha convertido en una dictadura híbrida donde coexisten rasgos de comunismo, fascismo y economía de mercado libre. Este modelo es sin embargo muy peligroso, porque gusta muchísimo a mucha gente dentro de la clase dirigente en este mundo de hoy, pues ven en el progreso económico con control social de la población la facilidad de eternizarse en el poder. 

El ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, comenzó una nueva y peligrosa etapa de la historia. El gobierno talibán, aliado de Al Qaeda, en Afganistán, fue derrotado en una guerra necesaria, pero su desatención por parte del gobierno del presidente Bush, para centralizar todos sus esfuerzos en el derrocamiento de Saddam Hussein en Iraq, dio lugar a una guerra de desgaste, que ¨agitó el avispero¨ islamista, el odio antinorteamericano en toda la región, y el descontrol geopolítico, de los adversarios chiitas, encabezados por Irán y sunitas, encabezados por Arabia Saudita, dos grandes potencias dictatoriales islámicas, con consecuencias no predecibles en este momento, pero muy peligrosas. Todo este embrollo ha desembocado en una guerra civil en Siria, que no sólo ha destruido a ese país, sino que dio surgimiento a diversos grupos de radicales extremistas islámicos, entre los que se destacan el Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, e ISIS, el grupo más extremista, sangriento, y radical, que ha conquistado enormes territorios en Siria y en Iraq y asesinado a miles de personas inocentes.

De otra parte, el flujo migratorio hacia Europa, de millones de personas que huyen de la muerte y del hambre traídas por la guerra, está causando una situación insostenible en varios países de Europa, y con ello dándole municiones a los grupos básicamente neofascistas y xenófobos, a un nivel impensable sólo dos o tres años atrás, unido a la infiltración de células terroristas en los mismos países que les han dado acogida. ISIS ha potenciado además una red de captación de jóvenes inadaptados, muchas veces debido a la marginación de sus comunidades en el corazón de diversos países, como Bélgica y Francia, que han dado lugar a acciones terroristas en París, como la que asesinó a una decena de periodistas del semanario satírico francés Charlie Hebdo en enero de 2015 y la que protagonizó una noche de horror también en París en noviembre pasado.

El Socialismo del Siglo XXI gestado en Venezuela por Hugo Chávez y sus seguidores, ha destruido a un país extraordinariamente rico, que disfrutando de una renta petrolera por muchos años, la despilfarró, llevando actualmente a la sociedad venezolana a una situación de miseria, prácticamente intolerable, inmensas ¨colas¨ para alcanzar mínimas cantidades de productos alimenticios, escasez brutal de medicamentos, una infraestructura productiva destruida por el despilfarro, la intervención estatal de miles de empresas agrícolas e industriales que han dejado prácticamente de producir, y la combinación de la más alta inflación del mundo, con la pérdida casi absoluta del poder adquisitivo de su moneda, unido a una de las tasas de criminalidad más altas del planeta, han dado lugar a la tormenta perfecta, digna de un gran estallido social. Gracias a Dios, en Venezuela no han podido destruir la sociedad civil de la manera como lo hicieron en Cuba, su gran aliada, y la unidad de la población civil, hizo que en las últimas elecciones parlamentarias, por primera vez desde el triunfo del chavismo, la oposición democrática, ganara por mayoría absoluta de diputados, con un programa de reconstrucción cívica, social y económica, con el fin de devolver los valores republicanos a esa gran nación, así como sacar a la sociedad del profundo abismo en que ha caído. El chavismo, cuyo catecismo castrista, es dogmático, no ha sido capaz de escuchar el clamor de la ciudadanía, y está tratando por todos los medios, de echar a un lado a la Asamblea Nacional, para ganar tiempo y eternizarse en el poder, pero, todo parece indicar, que sus días están contados, y que el Presidente Maduro, o renuncia, o el pueblo lo saca democráticamente. Parece que va a ser así, y la transición será pacífica, como lo fue la transición española, y la transición en la gran mayoría de los países comunistas. Sólo los casos de Rumanía, y de la ex Yugoeslavia tuvieron transiciones violentas, terrible en el caso yugoeslavo, con guerras inclusive de exterminio racial.

Y por qué hablar de Rusia, China, Venezuela, del Medio Oriente, si estamos analizando el caso cubano. Porque el castrismo sumergió a Cuba desde los primeros años de su toma del poder, en el mismo centro de la geopolítica mundial a través de su alianza con la Unión Soviética y el campo comunista, enemigos de Occidente y específicamente de los Estados Unidos, a 90 millas de nuestra patria. Porque el mundo estuvo a punto de sufrir una guerra nuclear en octubre de 1962 debido a la instalación de misiles balísticos armados con cabezas nucleares, capaces de alcanzar el territorio norteamericano, y a Fidel Castro no le importó la seguridad de su pueblo, con tal de pasar a la historia como el líder que puso de rodillas a su enemigo histórico. Porque después de 56 años de un fracaso estrepitoso, la ¨revolución¨ cubana navega sin rumbo específico en el mar de las Antillas, sabiéndose fracasada, pero al mismo tiempo, anquilosada por un montón de ¨dirigentes históricos¨, que impiden dar los pasos que el país necesita para encauzar su economía y su sociedad. Porque Cuba es la Llave de las Antillas, con una posición geográfica envidiable, y es un manjar de primera categoría desde el punto de vista geopolítico. Porque Raúl Castro quisiera ensayar el modelo chino, o el vietnamita, de capitalismo de estado en medio de una dictadura de partido único, y no se atreve, porque el pueblo cubano no es el chino ni el vietnamita, es un pueblo con su corazón y su geografía en el Occidente democrático. Porque Cuba en su alianza antinorteamericana, no sólo sigue una fuerte alianza con Rusia, sino que coquetea con China, con Irán y es el centro de cocción del Socialismo del Siglo XXI, que a pesar de su fracaso en Venezuela, sigue gobernando, no sólo allí, sino también a través de figuras como Evo Morales, en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua. Podríamos seguir, pero toda esta situación trae más incertidumbre de futuro a un pueblo que se merece un destino mejor, y que a pesar de su deseo de vivir en libertad, ve como la dictadura utiliza todas estas alianzas geopolíticas para demorar y demorar el cambio necesario, aunque la historia le pase factura.

El 17 de diciembre de 2014 el presidente de los EE UU anunció un cambio de política respecto a Cuba y de conversaciones que conducirían al restablecimiento de relaciones con la Isla, éstas se hicieron efectivas con la apertura de embajadas en Washington y La Habana, en julio y agosto de 2015 respectivamente. De parte norteamericana había un gran componente geopolítico, tanto respecto a América Latina, como a Rusia y China. Al mismo tiempo consideraban cambiar el fracasado modelo de más de 50 años, con embargo y guerra fría, por un modelo de colaboración económica crítica, orientado a la promoción de la gestión independiente de los emprendedores, así como del acceso a más información a través de la Internet y las nuevas tecnologías. Son muchas las facilidades y propuestas de la parte norteamericana hacia Cuba, y pocas las que se han podido consolidar, debido a la terquedad, inmovilismo, y terror del régimen cubano que sabiéndose fracasado, no quiere dar su brazo a torcer, y sabiendo además que la implantación de un modelo tipo chino en Cuba, debido a la gran diferencia de nuestro país y de nuestro pueblo con China, su cercanía a los EE UU, y la gran comunidad cubana exiliada sólo a unas millas de distancia traería indefectiblemente el cambio. Se atrincheran pues,  para desde su laboratorio de ideas totalitarias, darle solución al fenómeno de continuidad y garantizar el poder futuro a la oligarquía que mal gobierna el presente y ha desgobernado al país por 57 años.

Pero si una cosa es importante, es que no son los EE UU los que van a traer libertad y democracia a Cuba, tampoco los españoles ni los europeos, es el pueblo cubano y su sociedad civil. Y es muy importante que desde el exterior, los países democráticos, al mismo momento que utilizan una diplomacia  de cooperación exijan al régimen el respeto a los derechos humanos, porque los cubanos necesitan de la solidaridad internacional que vele por su respeto, como condición.

El cubano de a pie aplaudió las nuevas relaciones con los EE UU, y en gran medida puso sus esperanzas de cambio en ellas. Ante una situación nacional de desesperación y desencanto, parecería como que el cambio iba a ser de un día para otro. Al menos se vería muy rápidamente ¨luz al final del túnel¨. Al ver que esto no ha ocurrido, básicamente repito por la terquedad de un régimen oligárquico, incapaz de tener un gesto de grandeza hacia su pueblo, sino todo lo contrario, opresión, represión, inmovilismo, y pasos a cuentagotas, en la medida que sus ¨think-tankers¨ de los cuerpos de inteligencia, le den el OK, de que cada tímida medida no pondrá en riesgo el carácter antidemocrático del régimen, el pueblo vuelve a caer en la desesperanza y ve como única salida el huir del país de cualquier forma. Lo estamos viendo en el éxodo que utilizando Ecuador ha llegado a Costa Rica, para lograr al fin su meta de llegar a la Tierra Prometida, los EE UU de Norteamérica, porque Cuba sigue siendo el Egipto que los atropella y esclaviza.

¿Cuál es entonces nuestra solución como nación? El pueblo cubano se ha desangrado en estos 57 años, de angustia, exilio interior, y escape. Hoy cada vez más es un pueblo avejentado, sus jóvenes quieren irse y se van de cualquier forma, sus profesionales no pueden esperar más a que la clase fosilizada de gobernantes que miran hacia un lado, para no ver la destrucción no sólo de la infraestructura del país, sino de sus mismos ciudadanos, tenga un gesto de honor. ¿Podrá salvarse la nación cubana?, ¿Podrán restituirse los valores republicanos con los que soñaba Martí?, ¿Podrá Cuba construir una democracia próspera y un estado de derecho como lo plasmaron los constitucionalistas de 1940, de una vez y por todas? ¿Se logrará pacíficamente?

Transiciones pacíficas a la democracia

Quiero entonces, antes de centrarme en el análisis de nuestra situación concreta, analizar algunos procesos que dieron al traste con el totalitarismo de forma pacífica. Aunque cada sociedad tiene sus propias peculiaridades, y específicamente la oligarquía cubana se parece mucho a la de Corea del Norte, con su carga de inmovilismo, ostracismo, angustia de poder, y clase dinástica, podremos descubrir en estas transiciones muchas semejanzas que pudiéramos aplicar a Cuba.

Recientemente se celebró en Venezuela una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en que los invitados especiales fueron los Premios Nobel de la Paz, Lech Walessa y Oscar Arias. El discurso de Oscar Arias fue decisivo, describiendo las cosas como son, haciendo saber que los gobiernos se juzgan por los resultados y no por los sueños, y haciendo valer que Venezuela no será reconocida como democracia mientras los presos políticos estén en prisión. Pero el discurso demoledor fue el del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, en el que concluyó en que la irresponsabilidad y la corrupción de un gobierno que ha robado más dinero que la deuda externa de Venezuela, que reincide en su política fracasada, y que en vez de establecer un diálogo con una Asamblea que acaba de recibir un amplio mandato popular para cambiar las cosas, determina a través de un Tribunal Supremo que es una vergüenza nacional e internacional, deslegitimar toda ley que sea aprobada por la Asamblea Nacional, que la única salida posible para esa pesadilla, es la terminación a través de métodos democráticos del gobierno de quien no debió haber sido nunca presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Para el futuro de Cuba, eso va a ser decisivo, porque si todo lo que está ocurriendo en Venezuela, es una pesadilla, que nadie entiende si no vive allí y lo palpa con su propia carne, mucho más ha ocurrido en Cuba en estos 57 años de desgobierno o de gobierno hegemonista y tiránico de un Fidel Castro que nunca, nunca debió haber dirigido los destinos de nuestra patria. Porque si bien, no tuvimos la renta petrolera que dilapidaron Hugo Chávez y sus compinches, tuvimos el subsidio desmedido de la Unión Soviética, que con tal de contar con un aliado incondicional para sus propósitos hegemonistas mundiales en Africa, Asia y América Latina, frente a los EE UU, dilapidó todo ese subsidio para convertir a Cuba y su infraestructura en pura chatarra, y a su pueblo, en un pueblo cansado, depauperado y sin esperanzas cuyo único camino ha sido emigrar y emigrar, como hacen los sirios hoy por la guerra, emigrar hacia donde sea y como sea. La victoria de la democracia en Venezuela, será el inicio de una nueva era para  Cuba, ya que su patronato de la ¨Revolución¨ Bolivariana, será un mayor fracaso que la caída del mundo comunista, al que Fidel Castro respondió con el período especial que tanto dolor causó a nuestro pueblo, pero que hoy, o responden con el cambio o será su propia tumba.

Continuemos con España. Algunos dirán que España llegó a la democracia desde un régimen dictatorial de derecha, pero que el nuestro es de izquierda, y que las situaciones son totalmente diferentes, veamos. Si algo podemos afirmar es que ¨las dictaduras no son ni de izquierda ni de derecha, son dictaduras¨. Con una extraordinaria cantidad de similitudes no hay nada más parecido al comunismo que el fascismo.

Un discurso que el ministro de relaciones exteriores de España, José Manuel García-Margallo, pronunció en La Habana, el 26 de noviembre de 2014 me da las pautas para el análisis:

En los casi 40 años de existencia del franquismo, la sociedad española cambió muchísimo, pero no así los llamados principios rectores del Movimiento Nacional, que se mantuvieron inmutables a pesar del la presión que los cambios sociales ejercían sobre la dictadura.

Tomo de la ponencia lo que está en negrita:

  • Los partidos políticos están prohibidos incluso en los momentos finales del régimen… En Cuba ocurre exactamente lo mismo.
  • No existe libertad de reunión ni de manifestación. Se censuran los libros, la prensa, la radio o los cines… En Cuba también a 57 años de la instauración del régimen.

Sin embargo, el hecho de que los principios del Movimiento Nacional se mantuvieran inmutables, no quiere decir que la sociedad española no hubiese evolucionado hasta el punto de estar madura para la transición. En Cuba comienza a ocurrir algo semejante, con diferencias de y retraso en cuanto al modelo económico, ya que España comenzaba a semejarse mucho a la vecina Europa, de un país eminentemente agrícola, ya en los 60, pasó a ser un país industrial y de servicios, mientras que Cuba es ahora que comienza a dar pasos muy lentos de adecuación económica, y está muy lejos todavía de establecer una economía de mercado, ni siquiera en cuanto a los pequeños emprendedores autorizados hasta el momento. La economía está dominada todavía por las empresas estatales ineficientes, y el campo por cooperativas cuyo control de producción está en manos del estado. Es decir, mientras que España estaba madura para la transición, Cuba comienza un camino hacia ella. En esto nos parecemos mucho a la antigua Unión Soviética.

Apertura franquista vs apertura raulista

Los tecnócratas del régimen franquista se daban cuenta de la necesidad de aproximar las instituciones políticas españolas a las europeas, eso claro, no se decía en voz alta, puesto que el Caudillo seguía aferrado a sus ¨convicciones¨. Sin embargo, se logra materializar una apertura económica. En cuanto a apertura política, sólo se logra materializarla tímidamente allá por 1974 (Franco murió en 1975), a través de las llamadas asociaciones políticas, las que tenían que ser compatibles con el Movimiento Nacional.

En Cuba, Raúl Castro suma ya casi 10 años desde que tomó el poder de la mano de su hermano Fidel Castro, hablando de reformas económicas imprescindibles para garantizar el ¨legado de la revolución¨, pero aunque de hecho y debido a que el modelo económico estalinista impuesto en cuba por su hermano y su entorno, junto al período especial al que lo precipitó la caída de la Unión Soviética, era tan retrógrado, que las tibias reformas, podrían hacer pensar que la Cuba de hoy es en lo económico muy diferente a la de hace 10 años. Es sin embargo, tanta la desgracia acumulada, que lo que realmente ha hecho no son más que tímidas reformas respecto a lo que se necesita hacer, y no aparece realmente la voluntad de que las va a ejecutar. No sabemos si es debido a la sombra de un Fidel casi decrépito, y a un entorno de inmovilistas, o si es sencillamente él, que aunque sabe que de no realizarse al menos una profunda reforma económica que lleve al país a una verdadera economía de mercado, no hay solución, en el fondo no la quiere realizar, y está dando pasitos de hormiga para ir creando un legado, en el que la clase gobernante conserve el poder, no importa que la Nación siga desangrándose cada vez en mayor cuantía.

La desaparición de la Unión Soviética

¿Será necesario entonces que desaparezca del escenario, la generación de guerrilleros y ¨aparatchiks¨, para que como en la Unión Soviética aparezca un Gorbachev? Indiscutiblemente que la aparición de un Gorbachev cubano sería una solución real para una transición pacífica a la democracia, pero aunque es presumible que dentro de las filas del partido comunista cubano haya un buen grupo de reformistas, no sabemos lo que va a pasar después de la desaparición definitiva de los dos hermanos Castro del escenario político. A esto hay que agregar, que lo que se ha llamado la solución biológica está por ocurrir, como sucedió en la Unión Soviética, ya que Fidel Castro tiene ya 89 años, Raúl Castro 84, y el resto de la oligarquía que los ha acompañado desde 1959 ya está picando los 80 o más. Podríamos tener esperanzas de que uno de los líderes jóvenes de la nomenclatura tuviera el valor y el gesto patriótico de  convertirse en el Gorbachev o en el Adolfo Suárez cubano, que desde la presidencia del Movimiento Nacional dirigió la transición democrática en España, pero de nuevo esto sería especular, aunque es uno de los escenarios posibles.

Cuando la Unión Soviética, asediada por la crisis económica y el atraso tecnológico, (además del enorme costo de su intervención militar en Afganistán), que había llevado a esta potencia nuclear,  a ser catalogada prácticamente como un país del tercer mundo,  eligió a Gorbachev como secretario general del partido comunista y presidente del presídium en 1985, comenzó casi de inmediato a forjarse la transición. Gorbachov pensaba que la dictadura de partido único comunista era modificable hacia un socialismo más humano. Estableció la Perestroika o re-estructuración de la economía para darle más autonomía a las empresas estatales, y el Glasnost, para generar transparencia y democratizar todos los aspectos de la vida social. El proceso de cambio llevado a cabo por Gorbachev termina en el intento de golpe de estado de agosto de 1991 realizado por el grupo más duro de la nomenclatura soviética, y ante el clamor popular, Boris Yeltsin, presidente de la República Federativa Soviética de Rusia en ese momento, se yergue como el líder que junto al pueblo derroca a los golpistas. Este movimiento da al traste con la Unión Soviética, creándose la Confederación de Estados Independientes, y Yeltsin como presidente de Rusia, comienza el camino de la economía de mercado y del multipartidismo para el establecimiento de una nueva sociedad democrática. Esta primera etapa de la nueva Rusia fue muy convulsa, pues la terapia de choque económico y la liberación de precios, con su consecuente alza generalizada, y una privatización en que gran parte de las empresas más importantes del país, cayeron en las manos de los oligarcas provenientes del Partido Comunista y de la KGB (policía política), en medio de una corrupción generalizada, además de una inflación enorme, el cierre de muchísimas industrias y una depresión posiblemente mayor que la de 1930 en los EE UU, devastaron el nivel de vida de una población que dependía de los subsidios y de los programas de ayuda de la era soviética. El producto interno bruto llegó a caer un 50%. Este fue el tormentoso inicio de este proceso de cambio, que partiendo de un modelo económico estalinista, centralizado y estatista, que hacía al individuo depender totalmente del poder central, y en el que las reformas de Gorbachev siendo muy tímidas, mantuvieron la estructura de la economía totalmente centralizada, no habiéndose puesto en marcha un programa de reformas económicas en que el centralismo fuera dando paso primero lentamente y luego a mayor velocidad a las reformas de mercado, como hizo China, lo que ha convertido a este último país, en el gigante económico que es hoy. La privatización de las empresas a favor de la nomenclatura, hizo que las empresas de la nueva Rusia cayeran en manos de una nueva oligarquía mafiosa, que no había obtenido su riqueza por el esfuerzo empresarial, sino por la herencia tenebrosa del poder político que les había dado la ex-Unión Soviética.

El desmantelamiento de la Unión Soviética hizo caer a Cuba en el ¨período especial¨, que de especial sólo tenía el nombre, pues fue realmente el período de crisis más profundo por el que ha pasado nuestro país, y en el que a un hombre como Fidel Castro, no le tembló el pulso para llevar a su pueblo a la llamada ¨Opción Cero¨, antes que reformar a un sistema que dependía casi totalmente del subsidio soviético, lo que trajo un nivel de hambre generalizada, la destrucción del aparato de transporte público, la depauperación de los servicios de salud, que dieron lugar a una enfermedad como la neuritis óptica y periférica, desconocida con anterioridad, que afectó a cientos de miles de cubanos, por el hambre y la falta de vitaminas, y la cuasi destrucción de una industria construida desde la planificación centralizada con la tecnología de la potencia que sostenía al experimento de ¨comunismo tropical¨, por cierto atrasada y altamente consumidora de combustible, la tecnología soviética. En un país no productor de petróleo, esto era aún más grave. Las plantas productoras de electricidad (termoeléctricas), daban lugar a enormes apagones, unas veces por falta de combustible, otras por roturas para las que se carecía de las piezas de repuesto necesarias, al terminarse el subsidio soviético. Lo mismo pasó con el agua potable, la rotura de las bombas y de las tuberías daba lugar a días y días sin su suministro. En suma, el verdadero infierno. Así transcurrieron años, en el que sólo estos males fueron mitigados, por el inicio de autorizaciones para el ejercicio de determinados trabajos por cuenta propia, la aparición de restaurantes privados, llamados paladares, limitados en tamaño y sólo atendidos por los dueños, ya que no se les permitía tener empleados, la despenalización del dólar, y la ayuda humanitaria que llegaba desde países como los Estados Unidos, España y otros. Increíblemente, la introducción de una pequeña porción de iniciativa privada comenzó a mejorar la situación de hambruna, así como la ayuda humanitaria y de medicamentos comenzó a atenuar el profundo vació en que había caído la salud pública.

En 1998 llegó Chávez al poder, y con ello un modelo que ha descuartizado a Venezuela, pero que desde sus inicios y hasta hace muy poco tiempo gozó de una renta petrolera única en su historia, y con ello el despilfarro, que se tradujo en el caso de Cuba, en un nuevo subsidio por un nuevo suministrador, pero que en este caso en vez de aparecer Venezuela como potencia colonizadora, aparecía como país colonizado, pues el castrismo le vendió su experiencia totalitaria y se hizo con su petróleo y sus dólares. Médicos cubanos partieron en batallones hacia el país vecino, así como profesores de educación física y otros asesores en la estatización del aparato económico, pero sobre todo, de los oficiales militares y de la policía política que fueron infiltrando el estado de derecho, para convertirlo en un estado cuasi dictatorial con ínfulas de totalitarismo de bolsillo, pero que a su vez, trajo a Cuba de nuevo, la maldición del subsidio, y con ello del inmovilismo, que dio marcha atrás a las tímidas reformas cuentapropistas, desbaratando el ligero tejido que había comenzado a formarse. El abuso de los inspectores, el retiro de las licencias, y la brutalidad de la policía, acabó casi completamente con el tejido empresarial que hubiese podido construirse. Lo único positivo que quedó, fue que como el subsidio venezolano no fue del nivel del soviético, la industria turística que había comenzado a forjarse, pues durante 30 años, Fidel Castro había considerado al turismo, un opio, y no lo había permitido, continuó para quedarse, en este caso como la primera industria de Cuba, ya que el régimen había desmantelado a la famosa industria azucarera cubana. El fracaso del régimen venezolano, el triunfo popular de la oposición reunida en la Mesa de la Unidad Democrática el 6 de diciembre de 2015, las triquiñuelas bolivarianas para a través de un Tribunal Supremo espurio creado con el fin de dictar inconstitucionalidad a las leyes emanadas de la Asamblea Nacional, así como sacar del juego por ese mismo mecanismo a tres de los diputados de la oposición del estado Amazonas, para quitar la mayoría absoluta a la MUD en la Asamblea, han creado un clima de inestabilidad nacional, que ha hecho ver al pueblo (inclusive a una parte importante del electorado chavista), que la única solución para Venezuela es la salida de Maduro del gobierno, y la necesidad absoluta de un cambio pacífico y democrático. La tozudez del régimen está llevando al país a una situación que puede estallar en cualquier momento. Ojalá aparezca un gesto de grandeza en el grupo que controla el poder, para que la transición venezolana pueda ser pacífica y no sangrienta, como pareciera quererlo la oligarquía gobernante.

Ante esta situación totalmente nueva para un régimen como el cubano que se ha beneficiado de subsidio tras subsidio para no cambiar, y ante su fracaso como sistema, incapaz siquiera de alimentar decentemente a sus ciudadanos, qué ha pasado y qué puede pasar.

La transición cubana

Aunque la transición en Cuba es especulativa porque las variables son tantas… es como una ecuación con más de una variable y sus infinitas soluciones, línea recta, círculo, etc … da lugar a que podamos especular con razonamientos válidos, ya que empiezan a vislumbrarse las piezas que pueden armar el rompecabezas.

Muchos especialistas hablan de las reformas de Raúl Castro como un fenómeno positivo que inicia un nuevo camino, aunque por ser tan tímidas y encaminadas a mantener el sistema de partido único, fracasadas hasta ahora. Repito lo que dije anteriormente, el único camino es la democratización de nuestra patria. Como no podemos esperar un gesto de grandeza de los actuales gobernantes, y la posibilidad de un Adolfo Suárez o de un Gorbachev, no sólo es especulativa, sino que no se ve todavía en el ambiente, tenemos que ir dando pasos concretos por cualquier senda que se abra, para aunque sea paso a paso, ir ganando terreno en esta lucha por la libertad de nuestra Nación.

-En lo político la contradicción es evidente, el régimen pretende no cambiar, pero el ciudadano común está cambiando, ya son muchos a través de toda la nación, los que hablan sin miedo en las calles. El número de opositores ha crecido significativamente, las manifestaciones pacíficas se suceden semana tras semana, el régimen las reprime, y detiene por algunas horas a los manifestantes, esto sucede de Oriente a Occidente. El régimen actúa de esa forma, porque su temor a manifestaciones cada vez mayores hasta ser multitudinarias, con el control de las calles, le enfría los huesos a cada uno de los miembros de la nomenclatura gobernante. Entonces, cuáles son las perspectivas para nuestro país.

-Lo primero que tenemos que afirmar es que el cambio tiene que venir de las manos del pueblo cubano, pero la comunidad internacional y los Estados Unidos de América, que se han convertido desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas en su principal referente internacional, deben tener como objetivo, el respeto a los derechos humanos, por parte del gobierno que sigue rigiendo los destinos de la Isla, de tal manera que su pujanza tenga la fuerza de la razón que le dan sus 240 años de democracia ininterrumpida. A veces nos parece que no, y que la relación está basada en concesiones por parte del gobierno americano al gobierno cubano. Creo sinceramente que no, que están bien encaminadas, y que todo lo que poco a poco está logrando esta distención es bueno para el pueblo cubano, no son concesiones al régimen, es el reconocimiento de que hay que dialogar a nivel de una diplomacia activa, con el convencimiento de que el régimen no tiene otro camino que cambiar, y para ello, el diálogo, las inversiones, el acceso a internet, y el intercambio con los múltiples y dinámicos sectores de la sociedad americana son el mejor camino para empujar el cambio. De hecho, el régimen ha hecho concesiones políticas, parecería una gran contradicción que aquellos líderes que son reprimidos y detenidos cada  semana por manifestarse pacíficamente, puedan después tomar un avión, viajar a los Estados Unidos, o a cualquier otra nación del mundo, relacionarse con los sectores democráticos afines, denunciar los atropellos del régimen de Castro a través de todos los medios posibles y después regresar a Cuba y continuar su lucha. Indiscutiblemente que son esos hechos a los  que contribuyen los nuevos tiempos, impensables hace sólo un corto tiempo atrás.

-Creo también firmemente que la situación de miseria generalizada en que vive actualmente el ciudadano común en nuestra Isla, merece atención inmediata. Los cubanos aguantan para resolver el día a día, y los que pueden abandonan el país, para tratar de forjarse un destino mejor, ya que en su tierra no hay posibilidad de hacerlo. Por lo que se requiere de una inminente atención al desarrollo económico que comience a mejorar la existencia del pueblo. Si el gobierno, forzado por esta realidad, comienza a dar pasos hacia la economía de mercado, bienvenido sea. Si se comienzan a aceptar las inversiones extranjeras, pues bienvenido sea. Si los Estados Unidos, con el cambio de su política comienzan a invertir en Cuba, autorizan el turismo y logran ir rompiendo el bloqueo informativo y de acceso a Internet impuesto por el gobierno cubano, pues bienvenido sea. El cambio económico sí es un camino democratizador en el caso de Cuba, ya que el cubano no es el asiático obediente ancestralmente por su herencia cultural. El pueblo chino fue masacrado en Tian An Men, y nadie quiere miles de muertos, la estrategia tiene que ser pacifica. El cubano es pro-occidental de los pies a la cabeza, si no fuese así, acaso no hace rato que los gobernantes cubanos hubieran realizado cambios al estilo chino o vietnamita, con el fin de mejorar la situación social y económica del país. Su miedo los anquilosa, y sólo esta situación sin salida a la que se ha abocado el país, nos permite pensar, que las reformas económicas, propiciadas por las nuevas relaciones internacionales, van a ir adelante.

-Es muy importante para Cuba, la creación de una nueva sociedad civil, como motor del cambio imprescindible. Como del gobierno no cabe esperar un gesto democratizador, ya que se consumen en analizar cómo dar los pasos en la economía, sin perder el control del poder (ese poder que en sus mentes obtusas les hacen rememorar los años de absolutismo del ¨campo socialista y la URSS¨), lo que es  una contradicción falaz. Les toca entonces a los activistas de derechos humanos, a los gestores de pensamiento, a los disidentes y opositores políticos, a los artistas, a los intelectuales, a los periodistas y blogueros, a los profesionales, a los deportistas,  y a todo el pueblo comenzar a ganar terreno cada día, cada día un poco más. Sé que es fácil desde el exilio convocar a las fuerzas de la sociedad civil cubana, lo difícil es estar en medio de la represión para llevarlo a cabo, pero no los estoy exhortando, estoy solamente analizando lo que ya está pasando. Lo que sí es imprescindible es la unidad de todos estos sectores, el caso venezolano es contundente. No podemos desgastarnos en luchar entre sí, porque si apoyamos o no las relaciones con los Estados Unidos, o si queremos una socialdemocracia o una economía liberal para la Cuba del futuro, hay sólo un enemigo común, el estado totalitario, que hay que barrer, pues es demasiada la basura acumulada en 57 años de opresión y oscurantismo. Hay que unirse irremediablemente, debemos acabar con los protagonismos egoístas, Cuba nos necesita a todos unidos en  esta lucha. A pesar de los obstáculos, fracasos y desalientos, esto ya ha empezado a suceder.

-Ocurre en el medio artístico, unos reclamando la libertad artística como un derecho, tenemos el caso de Juan Carlos Cremata, director de cine y teatro. Escritores, poetas y dramaturgos, que le han dicho no al encasillamiento oficial, existiendo ya inclusiveun Club de Escritores Independientes de Cuba (CEIC), dirigido por los escritores Jorge Olivera Castillo (Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba 2014) y Víctor Manuel Domínguez; otros, aprovechando las oportunidades de poder actuar en otros escenarios, actores dramáticos, cómicos, cantantes, bailarines. Vemos como llegan a Miami, actúan, cantan, bailan, y aparecen en programas de televisión compartiendo con artistas exilados. Esto era inverosímil sólo unos años atrás, en que ni siquiera las propias familias, hijos y padres separados podían ni escribirse, porque ese gesto era considerado contrarrevolucionario por el gobierno. Los ¨performances¨ de Tania Bruguera y de ¨El Sexto¨, los grafiteros que exponen su libertad de creación en sus grafitis, los pintores salidos de la secta para crear su arte libre e individualmente. Los periodistas independientes y blogueros, tantos y tantos, con Yoani Sánchez a la cabeza y el primer diario independiente en la historia de la dictadura, 14yMedio; las agencias de prensa independientes. Dagoberto Valdés, el proyecto Convivencia, su grupo de colaboradores, y su lucha para sanar el daño antropológico creado por una dictadura de 57 años al alma nacional de nuestra ciudadanía,  así como tantos y tantos que aprovechan sus lecciones de convivencia cívica, para luego extenderlas a sus entornos. Antonio Rodiles, el fórum Estado de Sats, foro cívico y plural que se graba y difunde. De otra parte, los disidentes y opositores políticos, la Damas de Blanco, con su consistente marcha dominical pacífica desde la parroquia de Santa Rita, abogando por la libertad de los presos políticos, así como la Unión Patriótica de Cuba, básicamente en las provincias orientales; los partidos de todas las tendencias cabidas en una democracia, desde la izquierda hasta la derecha, pasando por el centro; organizaciones coordinadoras de la oposición democrática como Espacio Abierto, la MUAD, el Foro por los Derechos y Libertades y otros. En fin, la fuerza de la sociedad civil que crece. Lo importante es que no pare de crecer, hay que dar esperanza al pueblo, y ellos son los forjadores de la esperanza dentro de la desesperanza.

-Otro fenómeno a analizar, es el crecimiento de la fe cristiana en el país a través de múltiples denominaciones,  y el de las organizaciones fraternales. La iglesia Católica, desde una posición de ¨cuasi-catacumbas¨ por tres décadas, en que quedó totalmente marginada de la sociedad, fue poco a poco reconformando sus comunidades, y en 1986 con el Encuentro Nacional Cubano, tuvo su verdadero punto de inflexión, hoy, ha recibido la visita de tres Papas, desde San Juan Pablo II en 1998, pasando por Benedicto XVI y el año pasado Francisco. El fin de las mismas, consolidar la presencia de la Iglesia en toda la nación. Los que vivimos la represión de la fe y la condición discriminatoria hacia los cristianos, ya que la religión era vista como un opio, vemos con alegría, como la obra de todas las denominaciones cristianas se extiende por todo el país, y no como un medio de adormecer al pueblo, sino como una visión  alternativa al marxismo leninismo, en el que ya nadie cree, y por lo tanto, de esperanza y contribución a esa nueva sociedad civil. Es mucho lo que falta por hacer en este sentido, hay muchísimos sacerdotes muy sacrificados por su fe, y por su presencia real en medio del pueblo, su trabajo con los marginados, los ancianos, los presos, es heroica, pues se hace sin prácticamente recursos materiales. La misa en honor a Oswaldo Payá, el 29 de febrero, celebrada en la parroquia del Cerro, comunidad a la que pertenecía Paya,  a la que pudo asistir su hija Rosa María, quien vive en Miami y es actualmente la presidenta de la Unión de Jóvenes Latinoamericanos por la Democracia, fue presidida por Mons. Alfredo Petit, obispo auxiliar de la Habana, lo que indica también un compromiso de la jerarquía eclesiástica con el cambio pacífico, por el que inmolaron sus vidas hombres como Payá y Harold Cepero.

-Los días 10 y 11 de octubre pasado, nos reunimos en Miami, un grupo de cubanos exiliados, con un grupo de cubanos venidos de la Isla, Abriendo Espacios, para la Cuba Democrática que todos aspiramos. La heterogeneidad era evidente, liberales, socialdemócratas, democristianos, periodistas, economistas, abogados, trabajadores, ingenieros, empresarios, creyentes, no creyentes, en fin un poquito de todo. En todos sin embargo primaba una solidaridad sin fronteras con la ¨Cuba por todos y para el bien de todos¨ que anhelamos conseguir. Al mismo tiempo en Cuba, el régimen reprimía a las Damas de Blanco y sus acompañantes y a los miembros de la UNPACU, que pacíficamente salían a marchar dignamente por sus derechos. En ambos casos, se abría una puerta más a la libertad, como cada día, se forjaba sociedad civil, y con ello un paso más de futuro. Mientras que UNPACU salía a las calles orientales, enviaba a su representante también a Abriendo Espacios.

Dagoberto Valdés Hernández, director del Proyecto Convivencia, y uno de los más prominentes intelectuales católicos de Cuba, cree en la fuerza de lo pequeño. Su gran lucha para restaurar el alma nacional cubana, desde el Centro de Formación Cívico Religioso de Pinar del Río, y hoy desde Convivencia, es uno de los elementos fundamentales para lograr el futuro en libertad de nuestra Nación. En una conferencia que nos impartió en la Casa Sacerdotal en la Habana, hace aproximadamente 15 años, nos enseñó a creer en la fuerza de lo pequeño, como él lo había aprendido de Vaclav Havel.

Tomo del ¨El Poder de los Sin Poder¨ de Havel, el párrafo siguiente: Un espectro atemoriza a la Europa oriental: en Occidente lo llaman «disidencia». Este espectro no ha llovido del cielo: es una manifestación natural y una consecuencia inevitable de la fase histórica que atraviesa actualmente el sistema al que ese espectro atemoriza. Es decir, lo ha creado el hecho de que una parte de este sistema no puede ya, desde hace tiempo y por mil motivos, seguir basándose en la mera y brutal arbitrariedad de un poder que excluye cualquier manifestación no conformista y que, por otra parte, ha llegado a un punto de tal inmovilismo político que no permite que a la larga estas manifestaciones se afirmen en el ámbito de sus estructuras oficiales.

Y como Franco, aferrado a sus ¨convicciones¨, los Castro aferrados a su inmovilismo, no han podido evitar que la sociedad cubana haya cambiado profundamente en estos últimos 15 años, ¿podemos decir entonces que estamos en el inicio de la transición hacia la democracia? No tengo una respuesta plena a ello, pero son muchos los cambios, que la disidencia y la sociedad civil han producido, ¿son pequeños todavía? Quizás, pero creo en la fuerza de lo pequeño. Creo también que la ¨fruta está madura¨ para que la fuerza de lo pequeño que está modulando el cambio, se multiplique hasta lograrlo. Yo personalmente estoy convencido de ello.

 

 

 

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