“El Poder de los Sin Poder” de Vaclav Havel y mi análisis de la realidad cubana

Desde Cuba leía todo lo que caía en mis manos de manera clandestina, grupos de amigos de probada confianza nos pasábamos libros, revistas, documentos, etc, prohibidos en la Isla por el régimen comunista. Los trabajos de Vaclav Havel fueron parte de ellos, y todos me impactaron. Su libro “El Poder de los Sin Poder” (octubre-1978), me ha marcado desde que tuve oportunidad de leerlo a mediados de los 90, por su análisis único, del significado del movimiento disidente en las dictaduras totalitarias, específicamente en las comunistas, a las que llamó “postotalitarias”, por su carácter completamente diferente a las dictaduras tradicionales, e inclusive a otras de tipo totalitarias. Estos engendros, profundamente burocráticos y “armoniosamente” legalizados por reglas, preceptos y leyes, que en un momento formaron un “campo” enorme de países, con la Unión Soviética en primer lugar, se extendieron a todos los continentes, lo que parecía dar lugar a “que el destino del mundo perteneciese completamente al socialismo”, (tal y como lo presentaba la propaganda oficial). Ese sistema esclerótico, centralista, burocrático, enfermizo en cuanto al control del individuo, de la economía y de la sociedad se cayó prácticamente sin “tirar ni un tiro” como si fuera un juego de naipes. Quedaron en pie, sin embargo dos países en total anquilosamiento, Corea del Norte y Cuba, mi país, al que dedico este análisis, ya que en la obra de Havel se analizan los acontecimientos que han sido comunes al sistema, y que considero se han cumplido casi al pie de la letra. Es importante insistir en que este libro terminó de escribirse en octubre de 1978, 11 años antes de la caída de la dictadura comunista… Qué talento el de este hombre que supo recoger toda la interioridad de un régimen, más que un régimen, un sistema, establecido específicamente en toda la Europa Oriental y en la Unión Soviética, y que había, como un cáncer, hecho metástasis en diversas regiones del mundo, incluyendo la nuestra, con nuestro país, en primer lugar. El profundo análisis de la sociedad comunista y del espíritu humano, que en el momento de su escritura era todavía muy poderoso en apariencia, implosionó once años después. Sus etapas, descritas para el caso checoeslovaco y para el resto del “campo socialista”, podemos tomarlas hoy para nuestro análisis del caso cubano.

Disidencia

Vaclav Havel nació en Pragael 5 de octubrede 1936fue un político, escritory dramaturgocheco, pero sobre todo un excepcional humanista y combatiente por la libertad. Fue el último presidentede Checoslovaquiay el primer Presidente de la República Checa. Murió el 18 de diciembre de 2011. Fue obrero, hasta que logró establecerse como dramaturgo en los 50s. Ya era famoso como tal a la llegada de la “Primavera de Praga” en 1968. Apoyó las reformas de Alexander Dubcek y se opuso a la invasión soviética de Checoeslovaquia, en agosto del mismo año, lo que trajo como consecuencia la prohibición de sus obras.  Firmó el “Manifiesto de las 2000 palabras” en 1977, junto a otros destacados intelectuales. Fue hostigado y encarcelado en sucesivas ocasiones por su defensa de los derechos humanos a lo largo de la década del 70.

El incumplimiento por parte del régimen comunista de una serie de compromisos que había adquirido al ratificar la Declaración de la ONU sobre Derechos Humanos, dio lugar al movimiento Carta 77 en 1979, del que Havel fue uno de los fundadores y principal exponente. Fue acusado de sedición y condenado a prisión ese año. Liberado en 1984, continuó sus actividades políticas opositoras, y en 1989, debido al gran prestigio que había adquirido, fue elegido líder del grupo opositor Foro Cívico. 

Eran ya los tiempos de la Perestroika y el Glasnost en la Unión Soviética. En septiembre de 1989, tras la caída del régimen durante la Revolución de Terciopelo, fue elegido presidente de Checoeslovaquia.

Un espectro atemoriza a la Europa oriental: en Occidente lo llaman «disidencia».  Este espectro no ha llovido del cielo: es una manifestación natural y una consecuencia inevitable de la fase histórica que atraviesa actualmente el sistema al que ese espectro atemoriza. Es decir, lo ha creado el hecho de que una parte de este sistema no puede ya, desde hace tiempo y por mil motivos, seguir basándose en la mera y brutal arbitrariedad de un poder que excluye cualquier manifestación no conformista y que, por otra parte, ha llegado a un punto de tal inmovilismo político que no permite que a la larga estas manifestaciones se afirmen en el ámbito de sus estructuras oficiales (El Poder de los Sin Poder, Cap 1).

Los regímenes comunistas se jactan de la total unanimidad de opiniones por parte de los pueblos bajo su yugo, y de un apoyo popular del 100% de la población. Desde el poder se imprime con ello la “doble moral” que facilita y legaliza vivir en la falsedad. Como dice Havel, la disidencia es sin embargo una consecuencia inevitable de la historia de estos sistemas. Cuba no se quedó atrás. Pasaron algunos años después que la dictadura ahogó en sangre la lucha armada, para que surgiera el primer movimiento de lucha pacífica contra el régimen. El 28 de enero de 1976, un grupo de disidentes y ex presos políticos, todos ex militantes del Partido Socialista Popular reunidos en la casa de la Dra. Marta Frayde y presididos por Ricardo Bofill Pagés crearon el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, entre ellos se encontraban, Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez Santacruz, Edmigdo López Castillo y Enrique Hernández Méndez. Era un primer granito de arena en una larga lucha, que no ha terminado pero que ha germinado, involucrando en la disidencia a muchísimos cubanos dignos de buena voluntad, en un tipo de lucha, la lucha pacífica por la defensa de los derechos humanos, no imaginable para un régimen acostumbrado sólo a tiros, bayonetas y cañones.

En abril de 1980 se producen los acontecimientos de la embajada del Perú, Bofill, López, Sánchez y Rivero son encarcelados de nuevo, y es en este nuevo período de encarcelamiento que el Comité se fortalece, es como una refundación, junto a figuras como Gustavo Arcos Bergnes y otros destacados luchadores por la libertad de Cuba. El régimen se creía todopoderoso y estaba preparado para la lucha violenta, pero no para luchar contra una oposición pacífica a cara descubierta, parecería que a pesar de ello, este primer grupo disidente y los que surgirían después serían aniquilados por la represión que el régimen hegemónico aplicaría, pero sin embargo, el movimiento disidente, a pesar de la cárcel, los golpes, la represión contra sus familiares, y los escarnios de todo tipo, es hoy más fuerte que nunca.

El régimen utilizó contra ellos todo tipo de represión física, prisión y aniquilamiento moral, a pesar de ello, en julio de 1988, y ante el gran aumento del número de simpatizantes, se creó el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, presidido por Bofill y con Tania Díaz Castro, como secretaria general, así como el Dr. Samuel Martínez Lara, como secretario ejecutivo. De ahí en lo adelante Bofill es acorralado cada vez más, hasta ser obligado a salir de Cuba, en octubre de 1988. Muchas otras figuras importantes fueron también obligadas al destierro. Gustavo Arcos quedó entonces presidiendo la lucha pacífica del CCPDH.

De segunda o tercera clase

Nunca formé parte de la disidencia activa, pero pertenecía a un grupo de ciudadanos que podríamos llamar de segunda clase  sencillamente por ser católico práctico. El compromiso eclesial no debía ser tolerado, ya que la religión marxista-leninista se impondría hegemónicamente y para lograrlo todos tenían que ser incondicionales. Ser cristiano implicaba no ser confiable, por lo tanto, el tratamiento desde la escuela primaria a los niños cuyos padres los llevaban a la iglesia era diferenciado, se les humillaba delante de otros niños. El religioso era como un apestado, pues creer, era anticientífico, antihistórico, antirevolucionario, y otros anti. Era como una guerra de desgaste. Es por ello que unido a la emigración, y la deserción de tantos fieles por la terrible realidad de estar constantemente señalados y discriminados, que las iglesias quedaron prácticamente vacías. No quiero cansarles con mi historia personal, fue muy difícil para mí y mi familia, pero creía sinceramente que tenía que quedarme en la Isla, pues Cuba necesitaba del compromiso de los cristianos. Fue verdaderamente muy difícil. Ya con 55 años, mi capacidad de resistencia se quebró, pues me era imposible seguir viviendo así, tomé entonces la decisión de irme del país y pude lograrlo en noviembre de 2002. Han pasado 13 años.

Este tipo de régimen genera varios tipos de clases sociales, “la nueva clase”, o clase dominante, formada por una oligarquía dirigente, con una clase subalterna formada por una masa amorfa que les apoya básicamente desde el fanatismo o el miedo, o a través de la “doble moral”, de tal manera de no ser considerados los apestados de segunda clase, ni los disidentes de tercera clase, que siempre viven en la discriminación o con el pie en la prisión.

Havel pone un ejemplo interesantísimo en El Poder de los Sin Poder: El director de la tienda de verduras ha puesto en el escaparate, entre las cebollas y zanahorias, el eslogan: «Proletarios de todo el mundo, uníos!».La función originaria —de «servir de coartada»— de la ideología es, entonces, la de dar al hombre, en cuanto víctima y sostén del sistema postotalitario, la ilusión de estar en consonancia con el orden humano y el del universo.Por eso es tan importante el papel de la ideología en el sistema postotalitario; el complicado mecanismo de factores, condiciones e instrumentos de transmisión directa o de manipulación indirecta, que no deja nada al azar y que garantiza sólidamente la integridad del poder, es realmente impensable sin ella: su «coartada» universal es la «coartada» para cada uno de sus miembros.Se puede decir, pues, que la ideología —como instrumento de comunicación interna que garantiza la cohesión de la estructura del poder— es, en el sistema postotalitario, algo que sobrepasa el aspecto «físico» del poder, lo tiene sojuzgado y por tanto asegura su continuidad. Es uno de los pilares de la estabilidad externa del sistema. Pero este pilar se apoya en una base inestable: la mentira. No cae, pues, mientras el hombre esté dispuesto a vivir en la mentira (fragmentos tomados de los capítulos 3,4 y 5).

En Cuba pasaron años para que el régimen “postotalitario” se consolidara como tal. La llamada revolución había triunfado en 1959, y el período hasta la fracasada zafra de los 10 millones de 1970, fue de un experimento tras otro, tanto económico, como social, político o cultural, haciéndola parecerse más a un modelo maoísta o polpotiano, obligando a todos los sectores al trabajo en los cañaverales, como objetivo prioritario,  que al modelo postotalitario del campo socialista a pesar de estar dirigida por, un partido único comunista, debido a las mañas de un tirano egocéntrico tirando del poder. El fracaso de la zafra, hizo al régimen hincarse de rodillas al modelo soviético “postotalitario” (1970), y con ello a toda una “legalidad constitucional” a partir de 1975.

La consolidación del sistema a partir de entonces, por su “unión al campo socialista soviético” de manera plena, a pesar de los desvaríos tropicales del líder máximo, así como la “ayuda desinteresada” de la URSS y de los demás países del CAME, que garantizaban la cuota azucarera a precios muy por encima de mercado mundial, y llenaban los grifos de petróleo del régimen a bajo precio, hasta para convertir al crudo, en el primer rubro exportador de una isla que no lo producía, en otras palabras, el sostenimiento pleno de la dictadura por su socio imperialista eslavo, que como gran potencia, garantizaba así su cabeza de playa en el hemisferio occidental, además de la utilización de sus jóvenes como carne de cañón en tantos conflictos, sobre todo en África. Angola y Etiopía son el mejor ejemplo de aquellos que murieron, para satisfacer los deseos de grandeza del tirano. Mientras tanto en Cuba, libreta de abastecimiento en mano, y en plena “libertad” para atacar a la “seudorepública” (la de San Nicolás del Peladero”), la vida transcurría “serena”, y a la vez llena de sobresaltos, para un pueblo que se acostumbraba sin esperanzas de un futuro mejor, a ganarse un televisor o un refrigerador rusos, o una lavadora Eurika, o un ventilador, a través de las insidiosas asambleas de trabajadores que de manera tan burda y divisiva, las repartían. El alma nacional cubana era destruida paulatinamente pero sin pausa y sin freno.

Imaginemos ahora que un buen día  algo se rebela en nuestro tendero y que deje de exponer los eslóganes sólo porque le da la gana; que deje de ir a votar en las elecciones que no son elecciones; que comience a decir en las asambleas lo que piensa de verdad y que encuentre en sí la fuerza para solidarizarse con quienes su conciencia le lleva a hacerlo… Con esta rebelión el tendero sale de la “vida en la mentira”; rechaza el ritual y viola “las reglas del juego”; reencuentra su identidad y su dignidad reprimidas; realiza su libertad. Su rebelión será un intento de VIDA EN LA VERDAD… El ajuste de cuentas no tardará en llegar: perderá su puesto de director y le pondrán entre los que transportan la verdura; disminuirá su sueldo y se esfumará su esperanza de pasar sus vacaciones en Bulgaria; sus hijos correrán el riesgo de no poder continuar sus estudios. Sufrirá las vejaciones de sus superiores, y sus compañeros de trabajo le mirarán con estupor (El Poder de los Sin Poder Cap 7).

La creación del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, fue indiscutiblemente, un primer punto de inflexión en este largo caminar de la disidencia, hacia el renacimiento de la sociedad civil cubana, destruida por el régimen. La caída del Muro de Berlín, y el desmoronamiento del comunismo en Europa, junto a la crisis económico social que ello generó en Cuba, y que dio lugar al llamado “período especial” creó un despertar en el pueblo, el que a pesar del nivel de miseria en que había caído y del miedo, comenzó a llenar las iglesias, jóvenes profesionales cuyos padres por temor no les habían siquiera bautizados, llenaban los cursos de catecumenados, era ésta una de las expresiones, con que, al igual que en el principio físico de “acción y reacción” se respondía a la situación creada. Surgía una esperanza de finalización de la dictadura, por la pérdida de la ayuda soviética, y el descalabro del comunismo en el mundo. Comenzaron a surgir grupos disidentes en toda la Isla, fueron muchos los que se decidieron a vivir en la verdad, profesores universitarios expulsados por firmar cartas de protesta, intelectuales que formaban grupos alternativos, y disidentes. La historia es larga, y aunque interesantísima, no corresponde a un artículo de este tipo, es mucho lo que se ha escrito sobre ello y mucho lo que falta aún para contar la verdadera historia de Cuba.

Hay sin embargo varios hitos en la historia de la disidencia cubana que hay que resaltar, el Proyecto Varela, como parte de la lucha que unió a la oposición cubana con esta trinchera que había enarbolado Oswaldo Payá desde el Movimiento Cristiano Liberación y que reunió más de 24,000 firmas (2002 y 2003) para  luchar por reformas políticas a partir de un resquicio de la Constitución vigente que permitía a los ciudadanos proponer leyes si al menos 10,000 ciudadanos cubanos presentaban firmas a su favor. El documento La Patria es de todos (1997), firmado por cuatro importantes luchadores por la libertad de nuestra patria, Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano y Vladimiro Roca Antúnez, verdaderamente inspirador y que corrió como pólvora a través de toda la Isla. La Primavera Negra de 2003 en que la dictadura castrista llevó a prisión a un grupo de 75 destacados opositores cubanos, muchos de ellos activistas del Proyecto Varela, condenándolos a largas condenas de prisión, y que al mismo tiempo, dio lugar al surgimiento del movimiento de las Damas de Blanco, formado por las esposas y familiares de los condenados, y que desde entonces forma parte activa del movimiento disidente cubano, alcanzando el reconocimiento internacional, inclusive el Premio Sajarov del Parlamento Europeo en el 2005.

A nivel eclesial, se celebró en La Habana del 17 al 23 de febrero de 1986 el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), que con su proyecto de Iglesia orante, dialogante y encarnada en la realidad de nuestro pueblo, fue, como dijera el Cardenal Pironio “un soplo fuerte del Espíritu Santo para la Iglesia en Cuba, como un nuevo Pentecostés”; el ENEC fijó claramente que: "No debemos pensar, sin embargo, que la fe pueda vivirse sin referencia a la realidad socio-política. Esta debe ser redimida por la acción del cristiano, como cualquier campo de la actividad humana. No puede hablarse de un cristiano despolitizado o una Iglesia ajena a la política, ya que toda acción dirigida a ayudar o a convertir al hombre, o a transformar la sociedad, tiene necesariamente una incidencia política y una raíz ética" (No.763). El ENEC fue inspirador y fuente de concientización de muchos laicos católicos que dieron el paso hacia la disidencia, y de otros que desde la iglesia desarrollaron un movimiento cívico de gran riqueza en la lucha por una Cuba mejor, muchos serían los ejemplos, dos de ellos han sido muy relevantes, Oswaldo Payá Sardiñas, desde el Movimiento Cristiano Liberación y Dagoberto Valdés Hernández desde el Centro de Formación Cívico Religioso y la Revista Vitral y actualmente desde el Proyecto Convivencia.

Realidad Cubana

El 1ro de agosto de 2006, Fidel Castro tuvo que delegar todos sus cargos oficiales a su hermano Raúl Castro debido a su crítico estado de salud, de forma provisional tras casi 47 años dirigiendo con mano de hierro la dictadura que lleva su nombre. El 24 de febrero de 2008 Raúl es nombrado oficialmente presidente del Consejo de Estado y de Ministros, y en abril de 2011, primer secretario del Partido Comunista, concentrando en sus manos todo el poder, que anteriormente había concentrado su hermano.

Cuba se encontraba en un estado de crisis permanente, la pérdida del subsidio soviético, había llevado al país al “período especial”, o sea la crisis económica y social más grande vivida por el país desde el triunfo de su “revolución”. El triunfo chavista en Venezuela, le dio un nuevo subsidio, llenando de nuevo los grifos de petróleo,  así como millones de dólares, que llenaban las arcas del gobierno, por la venta del trabajo de los profesionales cubanos de la medicina, y el deporte, así como de los “consejeros” militares y de la seguridad del estado, que necesitaba el régimen venezolano, para afincarse en el poder, e ir convirtiendo a la democracia venezolana en el régimen cuasitotalitario que es hoy. La crisis terminal por la que está pasando el gobierno de Maduro en estos momentos, encendió las alarmas castristas, y aunque Raúl Castro más pragmático que su hermano, había comenzado unas tibias reformas económicas desde su entronización en el poder, eran éstas tan tibias que la situación económica no sólo no había mejorado, sino que ha empeorado, y ante la inminente pérdida del subsidio venezolano, decidió abrirse más al mundo y comenzar conversaciones con “el enemigo histórico”, los Estados Unidos de América, con el que después de meses de negociaciones secretas, culminó con el anuncio de restablecimiento de relaciones diplomáticas el año pasado. La visita del presidente Obama a Cuba, comienza entonces una nueva etapa, que podemos llamar “nuevo punto de inflexión” en nuestra historia.

La visita de Obama fue ciertamente histórica, sus actitudes y gestos le ganaron la simpatía del cubano, sus reuniones y el discurso que pronunció en el Gran Teatro de la Habana, no sólo crearon grandes expectativas y esperanzas en el pueblo, sino que conmovió los cimientos del régimen, que no saben ahora qué van a hacer, y la única respuesta que han tenido es la del atrincheramiento, y marcha atrás, sin embargo, los tiempos han cambiado totalmente. Es penoso ver su respuesta a la apertura estadounidense. Ese equilibrio de “miseria tolerable” que habían mantenido hasta ahora, se les escapa de las manos como un pez resbaloso, si van hacia adelante, pierden, si van hacia atrás, pierden, si se quedan en el mismo lugar, pierden.

La visita de Obama desarmó la política de plaza sitiada del régimen, debido a la “agresión imperialista”. Ahora la agresión es de jamones, Internet, cruceros… y han vuelto al atrincheramiento ideológico, pero al mismo tiempo, dan lugar a todo aquello que era “muestra del decadente mundo capitalista”, como el concierto de los Rolling Stones, el desfile de Chanel y la filmación de películas como Fast and Furious con el consiguiente desfile de estrellas paseándose y tomándose fotos en los “paladares”.

La “actualización del modelo económico” debería conllevar la apertura hacia los emprendedores, llamados por el régimen “cuentapropistas”, pero ahora temen su empoderamiento y las posibilidades abiertas por EEUU a su desarrollo a través de su apoyo. Ahora, sólo desearían crecer “de la mano” de las empresas estatales, que ellos manejan a su antojo, pero al mismo tiempo, la corrupción, ineptitud e incapacidad probadas del estatismo lo impiden.

Por supuesto que esta actitud del régimen, totalmente dual, brutal y cínica por un lado, pero por otro “de apertura al mundo”, con el fin de continuar en “la cuerda floja” y no perder el poder político, que es lo único que les interesa, pues están de espalda a la nación, da lugar al escepticismo. Muchos pensaban que el cambio, al menos económico estaba a la puerta de la esquina, la reacción castrista a la visita del presidente norteamericano, los lleva de nuevo al pesimismo. Sin lugar a dudas, la nueva política americana se introduce por los entrecejos de la profunda debilidad del régimen, y como el régimen lo sabe, la rechaza a través de la “ideología”, que ha sido el puntal del sistema… pero va a seguir en el “estira y encoge”.

Hay un gran peligro, el sistema chino, de capitalismo con partido único. Hoy vemos como el actual presidente de China, Xi Jinping, desde que llegó al poder en 2013, ha ido apretando las tuercas de la represión cada vez más, para impedir, que las reformas se acentúen hacia la apertura democrática, dando al traste con muchos logros en este sentido que habían alcanzado los chinos. Cuba no es China, y los cubanos formamos parte del Occidente por naturaleza e historia, por mucho esfuerzo realizado por los comunistas para cambiarlo hacia un “hombre nuevo” al estilo de la Rusia Soviética. Esa marca occidental no han podido removerla de nuestras raíces. Y fíjese, si ellos lo saben, que no quieren dar el paso hacia el modelo chino, pues temen que ese paso conlleve al fin del régimen marxista con el correspondiente poder político de la oligarquía castrista.

Quiero añadir lo expresado por el Dr. César Vidal, en su artículo, “Llegó, vio…y otros vencenrán: sobre la visita de Obama a Cuba”: Noveremos el cadáver de Castro arrastrado por las calles como Mussolini ni tampoco contemplaremos su fusilamiento como sucedió con Ceaucescu. Comprendo que haya gente que lo lamente, pero debemos ser realistas y no dejarnos arrastrar por nuestros deseos. Castro - los dos hermanos - morirán en la cama como el gallego Franco. Algunos de sus sucesores sueñan con un modelo chino, pero Cuba, para lo bueno y para lo malo, no es China y no puede vivir exportando al planeta lo que no tiene ni produce. Su economía tendrá que orientarse hacia los servicios y ahí ni los Meliá, ni los alemanes, ni los franceses pueden competir - aunque reciban alguna rebanada - con Estados Unidos. Primero, vendrá la muerte de los Castros y luego - a ocho o diez años vista - el régimen comenzará a desmoronarse por un factor que Obama ha puesto en funcionamiento y que se revelará imparable: la seducción. Al final, no serán los portaviones, ni las operaciones encubiertas ni la propaganda radiada las que acabarán con el castrismo sino la seducción del dólar y el establecimiento, paso a paso, de una nueva clase media.

Analizando la dinámica de la historia, la geopolítica y el momento histórico cubano, mantengo un optimismo realista, estoy de acuerdo con César Vidal, en el cómo sucederán los hechos, tengo fe en que la espera sea mucho más corta, pues los hechos pueden precipitarse por otros motivos, la pérdida total del subsidio venezolano, y la consiguiente aplicación de cambios verdaderos hacia la economía de mercado para salir de la crisis, la muerte de Fidel Castro, y de otros “dinosaurios”, el surgimiento de un reformador tipo Gorbachev, el crecimiento imparable de la sociedad civil y la presión que ésta inducirá en los cambios. Todo es especulativo pero con grandes posibilidades de ocurrir. ¿Quién podía predecir una visita como la de Obama a Cuba, iniciando ese poder de seducción que hoy quieren acabar a garrotazos, método que no funciona en este caso?

Es muy importante volver a Havel, creo como él en los pequeños pasos, estos se están acumulando en Cuba, la disidencia, y cada uno de los sectores de la sociedad civil, que se despiertan de un largo letargo. El Correo de la UNESCO de junio de 1990, publicó una entrevista realizada a Vaclav Havel por Michel Bongiovani, de manera semiclandestina, el 30 de junio de 1989,sólo unos meses antes de la caída del régimen comunista de Checoeslovaquia, de la que tomo algunos fragmentos:

He estado muy aislado hasta estos últimos años, pero ya no lo estoy…Poco a poco la situación comenzó a evolucionar y hoy es radicalmente distinta, no porque la dirección del partido o del gobierno hayan modificado su política, pues son siempre los mismos, sino porque la sociedad ha cambiado. Tal vez la gente se haya cansado de su propio cansancio. Salen de su encierro, de su  aislamiento. Está apareciendo el esbozo de una vida pública. Surgen nuevas generaciones que no han sufrido el trauma de la invasión soviética. La evolución ha sido lenta y gradual, pero importante…Así, cada vez que salí de la cárcel noté con sorpresa nuevos signos de evolución. La sociedad parecía más animada, la apatía seguía perdiendo terreno y era mayor el número de personas que habían recobrado su entereza….

En diversos textos nos plantea que en estos sistemas postotalitarios, una palabra verdadera, incluso pronunciada por un solo hombre, es más poderosa, en ciertas circunstancias, que todo un ejército. De ahí lo importante de VIVIR EN LA VERDAD. Ya lo vemos en Cuba, de Oriente a Occidente, el pueblo está perdiendo el miedo, la disidencia crece, la sociedad civil se reanima y reconstruye, lo que él llama, el espacio intermedio, la “zona gris” que surge del acercamiento de la cultura oficial y la independiente crece por doquier, no por un cambio en la política cultural de las autoridades, sino por la presión interior de la sociedad.

El último editorial de la revista Convivencia (25-marzo-2016) termina con el siguiente signo de esperanza: Una vez más expresamos nuestra profunda convicción y confianza en los talentos, las capacidades, la iniciativa y la creatividad de los cubanos y cubanas para asumir nuestro destino, arreglar por nosotros mismos nuestros problemas y dejar a nuestros hijos y nietos una nación próspera, fraterna y feliz que todos merecemos. Nadie va a venir a hacerlo por nosotros.

 

 

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