Relata la Historia que cuando Bolivar llegó a Lima, en la Guerra de la independencia, le ordenó al Mariscal Sucre marchar con el Ejército Libertador al Alto Perú para destruir el último reducto del poder militar español en América. Se sabe que el Mariscal Sucre le sugirió al libertador no ingresar al Alto Perú, por cuanto no se sabía si sus habitantes querían ser peruanos, argentinos o independientes, el Libertador insistió y Sucre cumplió la orden de la mejor manera posible tratando de no derramar más sangre americana. Sin embargo, mi percepción es que los alto peruanos sabían exactamente lo que querían: Ser un país libre e independiente. No se sentían argentinos ni peruanos. Sabemos de sus argucias para convencer a Sucre y dar nacimiento a lo que sería Bolivia, recurriendo a todas las “artes”. Al fin y al cabo, parece que el ego de los libertadores fue muy grande, se creó la “República de Bolivar” con su capital “la ciudad de Sucre.”
Heredamos un territorio enorme, lo que fue la Real Audiencia de Charcas. Con límites poco definidos y claros. Con tres regiones diferentes: La costa, la zona andina y el Oriente. Sólo la zona andina estaba organizada en la cual existía varias ciudades, entre ellas Charcas (Sucre), La Paz, Cochabamba, Potosí y otras. El Oriente estaba casi deshabitado, la excepción era la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, esta región había luchado con mucho heroísmo por la independencia, donde se destaca la Batalla del Pari. En la costa había casi nada al extremo que no pudimos organizar una Marina Mercante y peor una Marina de Guerra.
Padecimos invasiones extranjeras y la pérdida de gran parte de nuestro territorio, es cierto, pero tuvimos aciertos increíbles, brillantez, que nos mantiene con vida, como la victoria en la Batalla de Ingavy en la guerra contra el Perú, la defensa de los territorios del Norte liderada por un hombre civil que con sus propios medios defendió exitosamente la heredad nacional, donde lo importante fue esa actitud y sus consecuencias positivas. Tal vez, sin la existencia de la “Casa Suarez”, con la ciudadela de “Cachuela Esperanza” como centro de operaciones, nuestro límite con el Brasil lo tuviéramos al Sur del departamento del Beni, en el Isiboro-Sécure, porque había muy pocos recursos para detener a los brasileros en su avance en esa región, para ellos era relativamente fácil hacerlo navegando el Ichilo-Mamore y no así para nosotros descolgarnos de las montañas y los valles sin vías de acceso para defenderla.
Con el Paraguay tenemos el “triste honor” de ser los protagonistas de la guerra más importante de la Historia de América Latina. Hay quienes dicen que la contienda del Chaco fue una “guerra estúpida”, discrepo totalmente con aquello, pues Salamanca prometió no ceder un milímetro más del territorio nacional porque habíamos perdido mucho. En la campaña electoral en las elecciones de 1931 ganó rotundamente; “pisar fuerte en el Chaco” fue su slogan. Perdimos la guerra, pero ganamos la paz con nuestros vecinos, porque se demostró que los bolivianos estábamos dispuestos a todo por conservar nuestro territorio.
Este es el país que conquistamos, que nuestros antepasados pergeñaron con mucha habilidad en 1825, no fue fácil, fue muy difícil, éramos el patio trasero del Perú y de la Argentina, pero lo logramos, todavía tenemos un territorio importante. Sin embargo, el enemigo interno es una amenaza real para su existencia. El crimen organizado se ha apoderado de una parte importante del territorio nacional, el Chapare, lo usan como su guarida y son intocables. Tienen poder político.
Es hora de actuar, debemos trazar una estrategia para recuperar toda la República de Bolivia, con la misma sagacidad y coraje que lo hicieron los padres de la patria.