CUBA: El tiempo para Reformar se acabó; es hora de Cambios Estructurales

El tiempo de los remiendos en Cuba se agotó. El tiempo de los experimentos se acabó. No se puede seguir jugando con el tiempo de la única vida que tenemos sobre esta tierra.

No se pueden poner remiendos nuevos en tela vieja” -dice Jesucristo en Mateo 9, 16-18. “Nadie echa vino nuevo en odres viejos”, recalca en Lucas 5, 37-39.

No se trata de un sermón para religiosos o una exhortación pietista. Se trata de la sabiduría milenaria acumulada por la humanidad y ratificada reiteradamente por el mismo Jesucristo.

Nadie en Cuba y en el hemisferio occidental que tenga los ojos abiertos, se interese por Cuba, Venezuela, Nicaragua y el resto del continente, y esté medianamente informado, debe ignorar el momento crucial que estamos viviendo. Nadie debería permanecer indiferente ante este escenario sin precedentes desde la Crisis de Octubre de 1962, también conocida por la Crisis de los Misiles soviéticos en Cuba. Nadie debería evadir la responsabilidad que le toque a cada cual, desde el poder o desde el pueblo, ante esta gravísima situación en la que está en juego el futuro inmediato de nuestros países y la sanación de todo nuestro continente.

Es urgente tomar conciencia de que cuando se dilatan los cambios necesarios, se van pudriendo, corrompiendo, las estructuras y las instituciones. Cuando se trata de mantener, por la fuerza, una situación insostenible, se fomenta una parálisis del cuerpo social y se intenta atornillar al poder como si no hubiera un mañana, el resultado es la desesperación del pueblo, el agotamiento de los intentos de reformas, y el arribar a un punto al que nadie, o casi nadie, quiere llegar. Toda parálisis acompañada de corrupción, narcotráfico, crisis migratorias, y otras degeneraciones, convierte los problemas políticos en crisis morales. Convierte las arbitrariedades e ineficiencias en crisis humanitarias.Transforma las relaciones internacionales en confrontaciones de último recurso.

En el caso de los cubanos, de toda la nación, creo que es de suma urgencia y perentoria necesidad emprender ya lo que hasta los Obispos Católicos cubanos han exigido diáfanamente en su Mensaje por el Año Jubilar, publicado en La Habana el 15 junio de 2025 y que dice en su párrafo No. 9:

La realidad dolorosa y apremiante que experimentamos, pide no quedarnos únicamente en los análisis, descripción de los problemas y sus múltiples causas. Nos exige cambiar el rumbo de esta situación. En todos los lugares de la geografía nacional, para los oídos atentos y respetuosos del sufrimiento del prójimo se escucha continuamente que las cosas no están bien, que no podemos seguir así, que hay que hacer algo para salvar a Cuba y devolvernos la esperanza. Este reclamo es una invitación a todos, pero fundamentalmente a los que tienen responsabilidades más altas a la hora de tomar decisiones para el bien de la nación. Es el momento de crear un clima, sin presiones ni condicionamientos internos y externos, donde se puedan llevar adelante los cambios estructurales, sociales, económicos y políticos que Cuba necesita”.

Me permito destacar cinco elementos contenidos en este corto párrafo contenido en el mensaje de la alta jerarquía de la Iglesia católica en Cuba:

  1. La realidad apremiante en que vivimos nos pide no quedarnos solo en la descripción y análisis de la situación.
  2. Nos “exige cambiar el rumbo de esta situación”… “hay que hacer algo para salvar a Cuba”.
  3. Este reclamo “es una invitación a todos, pero fundamentalmente a los que tienen responsabilidades más altas” para “tomar decisiones”.
  4. Es el momento de crear un clima, sin presiones ni condicionamientos internos y externos”. Todo debe ser protagonizado por cubanos.
  5. No se trata de “reformas” cosméticas, ni de cambio fraude, los Obispos lo dejan bien claro: se trata de “llevar adelante los cambios estructurales, sociales, económicos y políticos que Cuba necesita”.

Es la primera vez, en tantos años, y de esta forma tan diáfana y contundente, que los Obispos de Cuba reclaman, siendo voz del clamor de nuestro pueblo, cambios estructurales y sistémicos, es decir, en todos los ámbitos de la vida de la nación incluyendo los cambios políticos.

Ya no se trata de reclamos de pequeños grupos, ni de intereses partidistas, ni de demandas ideológicas, se trata de algo mucho mayor y más profundo. Se trata del clamor de multitudes manifestada pacíficamente en todo el territorio nacional de forma espontánea el 11 y 12 de julio de 2021. Y se trata de que ese clamor nacional ha sido expresado de forma colegiada y oficial por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en su Mensaje del 15 de junio de 2025. La autoridad moral de la Iglesia en Cuba es voz, cualificada y segura, de los que no tienen voz.

Es derecho y deber cívico de cada cubano, asumir esta grave responsabilidad y llevar adelante estos cambios… antes de que sea demasiado tarde. Antes de que sea de la peor forma que nadie desea para nuestra querida Patria. 

[ Publicado originalmente en https://centroconvivencia.org/ donde el lector interesado puede encontrar copiosa información sobre la realidad cubana y propuestas para solucionar sus deficiencias ]

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