16 de abril de 2015
376 páginas
ISB-13: 978-1511522830
Emili Blasco es el corresponsal del periódico ABC de España en Washington. Es reconocido por sus investigaciones periodísticas y las fuentes privilegiadas a las que tiene acceso. Fue el primero en informar sobre el cáncer que afectó fatalmente a Hugo Chávez y lo condujo a la muerte, así como sobre algunas importantes deserciones chavistas.
Blasco publicó el 16 abril del 2015 el libro de periodismo de investigación Bumerán Chávez:Los fraudes que llevaron al colapso de Venezuela. Está basado en los testimonios de individuos clave en el andamiaje chavista que han desertado, varios de ellos ahora son testigos protegidos por las autoridades estadounidenses, que dan forma a este interesante relato. Entre ellos: el jefe de las escoltas de Hugo Chávez y Diosdado Cabello, Leasmy Salazar; el ex ministro de finanzas, Rafael Isea; y el magistrado Eladio Aponte.
La tesis central del libro de Blasco es que el autoritarismo político y el colapso institucional, económico y social en Venezuela son simplemente la maduración del chavismo, no en el sentido de la adaptación mal hecha por el inepto Nicolás Maduro, sino por el florecimiento o plena manifestación del proceso puesto en marcha por el fallecido comandante supremo.
El libro de fácil y fluida lectura, revela detalles de las principales instancias del fraude chavista: la entrega de la soberanía de Venezuela a Cuba, el fraude electoral de las elecciones presidenciales del 2013, la dilapidación de los recursos petroleros, la corrupción económica sin precedentes, la expansión narcotráfico vinculado al gobierno y el protagonismo de Diosdado Cabello como prima donna del narcoestado bolivariano, las estrechas vinculaciones de Chávez y Maduro con el radicalismo islámico, el apoyo que ambos le brindaron a Hizbollah, las estrechas relaciones con Irán. El libro también incluye las curiosas relaciones del chavismo con EEUU, la España de Podemos y el conjunto de países latino americanos, particularmente en sud América.
Quienes tuvieron a Chávez como el redentor de los pobres, ven ahora cómo el bumerán al retornar en su vuelo afecta a las clases populares que sufren especialmente la falta de productos básicos, las colas en las tiendas y la desbordada delincuencia. Ciertamente el chavismo fue un espejismo, un conjunto de fraudes desde su inicio.
Chávez no pasará a la historia de América latina por haber reducido la pobreza en Venezuela, ahora en aumento. La mayoría de los países del continente registraron logros más notorios en su combate a la pobreza durante el mismo periodo, algunos con mucha mayor efectividad, tales como Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Incluso, dados los recursos públicos empleados por Venezuela, cabría haber logrado mayores avances, al menos que fueran sostenibles. Asimismo, los abusos contra los derechos humanos no son casos aislados, sino que constituyen una práctica sistemática durante la dirección de Maduro.
Fuera de los venezolanos, pocos conocen el increíble grado de injerencia de Cuba en los asuntos internos del país, no como resultado de una penetración encubierta y hostil, a espaldas del Gobierno de Venezuela, sino curiosamente por invitación directa de Chávez. Su objetivo fue llegar al nirvana cubano: la continuidad en el poder mediante el control socioeconómico que hiciera imposible su remoción. Pero si por algo distintivo el chavismo debiera figurar en la historia es por esa singular subrogación.
Asimismo, por ganar protagonismo entre las naciones vecinas, el chavismo incurrió en una suerte de neocolonialismo a la inversa: en lugar de desarrollar la industria nacional, incrementaba las compras en el exterior y le proveía recursos financieros a los países subordinados.
Las ramificaciones de los casos analizados en detalle por Blasco permiten calificar de narcoestado a Venezuela desde que Chávez comenzó a comprar droga a la FARC a cambio de entregarle armas y otro material militar en 2007 a la vez que pretendía ser mediador entre el gobierno colombiano y la FARC.
El deshielo entre Cuba y EEUU, si logra alentar el crecimiento económico de la Isla, lo que es discutible, permitirá que La Habana sea menos dependiente del subsidio de Venezuela. Sin embargo, para el castrismo Venezuela seguirá siendo una importante plaza política, con más razón ahora que debe bajar el tono contra EEUU, desde donde lanzar piedras a Washington y movilizar y aglutinar a la izquierda latinoamericana.
Ahora que Venezuela está quebrada económicamente la atención de los gobiernos del mundo se vuelca nuevamente hacia ella para hacer respaldar los derechos humanos y procurar el renacimiento de la democracia. Son múltiples las complicidades internas y externas que gestionó el chavismo. Hoy pareciera que altos jerarcas del régimen recibirán un castigo internacional ejemplarizante, por lo que no se debe extrañar la repetición de acciones tipo Noriega contra Diosdado Cabello.