Que cambie USA para que cambie Cuba.
- José Manuel Palli
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 12:17
Insisto, mi estimado Sr. Ortiz, en que la referencia al “bloqueo interno” cada vez que alguien en los EE.UU. cuestiona y pretende hacer algo por eliminar lo que usted mismo llama “bloqueo económico y comercial” (aquí en Miami, ese “choice of words”, lo convierte ipso facto, amigo Ortiz, en el “compañero Ortiz”…) y define como “una de las escasas armas legales (¿?) contra el régimen, al menos desde la distancia…”, es, en mi humilde y personal opinión, poco mas que una malacrianza infantil. Y le explico porqué.
La carta está dirigida al Presidente Obama –y no a Raúl, que es la otra sugerencia que hacen los críticos de la misma- porque quienes la suscriben son ciudadanos de los Estados Unidos, donde el Sr. Obama ejerce (para desconsuelo de algunos) el Poder Ejecutivo, y está redactada en términos que lo instan a hacer ciertas cosas que pudiera perfectamente hacer en ejercicio de ese poder ejecutivo para mitigar los efectos del embargo (o bloqueo). La clave aquí está en la posibilidad de que el destinatario quiera y, sobre todo, pueda HACER lo que se le pide.
Exigir que se le mande una carta a Raúl pidiéndole que levante el “bloqueo interno” como condición previa a cualquier gestión que podamos hacer como ciudadanos americanos para que nuestro Presidente nos complazca es, como yo lo veo, un ejercicio que se parece mucho a una malacrianza infantil, una de tantas a las que ya estamos tan acostumbrados que nos parecen normales. Otra que me viene a la mente es la recurrente pretensión de condicionar la agenda de cualquier personaje relevante que visita la isla de Cuba –ni los Papas se salvan de esta malacrianza infantil- quien, si no se reúne con quienes nosotros le decimos que se tiene que reunir, pasa a ser un “tovarich” aliado del régimen y enemigo de la libertad de Cuba… En fin, Sr. Ortiz, que nos pudiéramos pasar horas contando historias de este kindergarten que es mi patio de Miami.
El tema no pasa por negar o afirmar la existencia de un “bloqueo interno” impuesto por los Castro al pueblo de Cuba. No me cabe duda que una buena parte del sistema o modelo socio-económico imperante en Cuba es opresivo y por ende, rechazado, por el pueblo cubano, amen de que no funciona (y esto último ha sido reconocido por las propias autoridades cubanas que son las que están impulsando los cambios que aquí llamamos cosméticos).
Cuando digo que en Cuba nadie habla del embargo, lo digo en virtud de mi experiencia personal (y limitada) en las contadas ocasiones que he visitado la isla desde que me fui cuando tenia ocho años. La primera de ellas en mayo del 2002, y en el transcurso de un año hice otras dos visitas, la última en enero el 2003. En marzo del 2003, después del paredón aplicado a tres jóvenes afro-cubanos por apropiarse de un transbordador y aquella redada de opositores, muchos de ellos vinculados al movimiento de Osvaldo Payà (que hoy ocupa un sitial destacado en el santoral del Kinder donde por aquellas fechas se lo basureaba despiadadamente) le manifesté a mis contactos (y amigos) en Cuba mi decisión de no volver a pisar la isla en tanto no se dejaran de lado esas manifestaciones de malacrianza infantil, en este caso con características de lo que en USA llamamos bullying. A riesgo de aburrirlo con mis experiencias personales pero con el fin de cerrar el círculo de las mismas, Sr. Ortiz, le confieso que hace un año llegué a la conclusión de que el único castigado era yo mismo con mi decisión de no volver a visitar Cuba. Y en Octubre del año pasado volví a la isla después de once años.
Cuando digo que las experiencias acumuladas en esas cuatro visitas realizadas a Cuba son limitadas lo hago para distanciarme de tanto “cubanòlogo” de mi patio que, desde la distancia, se pronuncia sobre Cuba y sobre los cubanos de la isla como si lo supieran TODO (en mi librito, los únicos “expertos” en Cuba son los cubanos que viven en la isla, en medio de una situación cambiante)… Pero no porque en algún momento de cualquiera de esas visitas haya sentido que no podía hablar libremente con el cubano de a pie o con su vecino. De hecho, cada vez que he estado en Cuba he podido hablar con todo el que he querido hablar (unos mas renuentes que otros, es cierto, y los mas renuentes son, con frecuencia, los mas vinculados con el mundo “oficial” cubano, no los cubanos de a pie), y he podido hablar de TODO lo que he querido hablar. Para mas datos, he dicho allí lo mismo que digo aquí en Miami.
Pero lo mas interesante que encuentro en su último comentario es algo en lo que, creo, coincido plenamente con usted Sr. Ortiz. Señala usted que, de levantarse el embargo, el régimen “cantará loas a "la victoria sobre el enemigo", al que "hemos obligado con nuestra lucha a quitar el injusto bloqueo" (o algo así)…”
Hmmm… Eso me recuerda una pregunta que le hice aquí en Miami a un grupo de connotados cubanos de la generación de mi padre –a quienes respeto, admiro y tengo por maestros por muchas cosas que aprendí a través de ellos sobre una Cuba que dejé atrás a los ocho años- hace menos de diez años. Mi pregunta fue, si ustedes pudieran firmar un documento según el cual se les garantiza -al extremo de que no tengan duda alguna de que así será- que en un término de cinco años Cuba será exactamente lo que ustedes quieren que sea, a cambio de pedirle (a través del mismo documento) al gobierno de los EE.UU. que re-establezca las relaciones plenas y normales con Cuba, tratándola como tratamos a cualquier otra nación, lo firmarìan? Ni uno de ellos se mostró dispuesto a firmar el documento…, sospecho que por la aversión de tener que escuchar el “bragging” o alardeo de los Castro, o puesto de otra forma, para "no darle el gusto" a su némesis de toda una vida (que fue precisamente la expresiòn que utilizò uno de ellos).
Es cierto lo que usted señala en cuanto a la carga emocional que muchos cubanos sienten frente al “destierro, los abusos, la cárcel, la humillación, el abandono...”, pero no es menos cierto que ese problema lo han resuelto muchos otros pueblos en la historia de la humanidad, negándose a permitir que esa carga emocional se convierta en un freno para el futuro de su nación.
No se trata de olvidar o perdonar, eso depende de cada cual. Se trata de la necesidad de lograr lo que en el mundo anglosajón (el de Bush, Blair, y la rehabilitación de Libia –para medir y comparar “cargas emocionales” les sugiero que vean un documental titulado “Inside Khadaffy’s Lybia”, yo lo vi en Showtime) llaman “MOVE ON”…
La carta está dirigida al Presidente Obama –y no a Raúl, que es la otra sugerencia que hacen los críticos de la misma- porque quienes la suscriben son ciudadanos de los Estados Unidos, donde el Sr. Obama ejerce (para desconsuelo de algunos) el Poder Ejecutivo, y está redactada en términos que lo instan a hacer ciertas cosas que pudiera perfectamente hacer en ejercicio de ese poder ejecutivo para mitigar los efectos del embargo (o bloqueo). La clave aquí está en la posibilidad de que el destinatario quiera y, sobre todo, pueda HACER lo que se le pide.
Exigir que se le mande una carta a Raúl pidiéndole que levante el “bloqueo interno” como condición previa a cualquier gestión que podamos hacer como ciudadanos americanos para que nuestro Presidente nos complazca es, como yo lo veo, un ejercicio que se parece mucho a una malacrianza infantil, una de tantas a las que ya estamos tan acostumbrados que nos parecen normales. Otra que me viene a la mente es la recurrente pretensión de condicionar la agenda de cualquier personaje relevante que visita la isla de Cuba –ni los Papas se salvan de esta malacrianza infantil- quien, si no se reúne con quienes nosotros le decimos que se tiene que reunir, pasa a ser un “tovarich” aliado del régimen y enemigo de la libertad de Cuba… En fin, Sr. Ortiz, que nos pudiéramos pasar horas contando historias de este kindergarten que es mi patio de Miami.
El tema no pasa por negar o afirmar la existencia de un “bloqueo interno” impuesto por los Castro al pueblo de Cuba. No me cabe duda que una buena parte del sistema o modelo socio-económico imperante en Cuba es opresivo y por ende, rechazado, por el pueblo cubano, amen de que no funciona (y esto último ha sido reconocido por las propias autoridades cubanas que son las que están impulsando los cambios que aquí llamamos cosméticos).
Cuando digo que en Cuba nadie habla del embargo, lo digo en virtud de mi experiencia personal (y limitada) en las contadas ocasiones que he visitado la isla desde que me fui cuando tenia ocho años. La primera de ellas en mayo del 2002, y en el transcurso de un año hice otras dos visitas, la última en enero el 2003. En marzo del 2003, después del paredón aplicado a tres jóvenes afro-cubanos por apropiarse de un transbordador y aquella redada de opositores, muchos de ellos vinculados al movimiento de Osvaldo Payà (que hoy ocupa un sitial destacado en el santoral del Kinder donde por aquellas fechas se lo basureaba despiadadamente) le manifesté a mis contactos (y amigos) en Cuba mi decisión de no volver a pisar la isla en tanto no se dejaran de lado esas manifestaciones de malacrianza infantil, en este caso con características de lo que en USA llamamos bullying. A riesgo de aburrirlo con mis experiencias personales pero con el fin de cerrar el círculo de las mismas, Sr. Ortiz, le confieso que hace un año llegué a la conclusión de que el único castigado era yo mismo con mi decisión de no volver a visitar Cuba. Y en Octubre del año pasado volví a la isla después de once años.
Cuando digo que las experiencias acumuladas en esas cuatro visitas realizadas a Cuba son limitadas lo hago para distanciarme de tanto “cubanòlogo” de mi patio que, desde la distancia, se pronuncia sobre Cuba y sobre los cubanos de la isla como si lo supieran TODO (en mi librito, los únicos “expertos” en Cuba son los cubanos que viven en la isla, en medio de una situación cambiante)… Pero no porque en algún momento de cualquiera de esas visitas haya sentido que no podía hablar libremente con el cubano de a pie o con su vecino. De hecho, cada vez que he estado en Cuba he podido hablar con todo el que he querido hablar (unos mas renuentes que otros, es cierto, y los mas renuentes son, con frecuencia, los mas vinculados con el mundo “oficial” cubano, no los cubanos de a pie), y he podido hablar de TODO lo que he querido hablar. Para mas datos, he dicho allí lo mismo que digo aquí en Miami.
Pero lo mas interesante que encuentro en su último comentario es algo en lo que, creo, coincido plenamente con usted Sr. Ortiz. Señala usted que, de levantarse el embargo, el régimen “cantará loas a "la victoria sobre el enemigo", al que "hemos obligado con nuestra lucha a quitar el injusto bloqueo" (o algo así)…”
Hmmm… Eso me recuerda una pregunta que le hice aquí en Miami a un grupo de connotados cubanos de la generación de mi padre –a quienes respeto, admiro y tengo por maestros por muchas cosas que aprendí a través de ellos sobre una Cuba que dejé atrás a los ocho años- hace menos de diez años. Mi pregunta fue, si ustedes pudieran firmar un documento según el cual se les garantiza -al extremo de que no tengan duda alguna de que así será- que en un término de cinco años Cuba será exactamente lo que ustedes quieren que sea, a cambio de pedirle (a través del mismo documento) al gobierno de los EE.UU. que re-establezca las relaciones plenas y normales con Cuba, tratándola como tratamos a cualquier otra nación, lo firmarìan? Ni uno de ellos se mostró dispuesto a firmar el documento…, sospecho que por la aversión de tener que escuchar el “bragging” o alardeo de los Castro, o puesto de otra forma, para "no darle el gusto" a su némesis de toda una vida (que fue precisamente la expresiòn que utilizò uno de ellos).
Es cierto lo que usted señala en cuanto a la carga emocional que muchos cubanos sienten frente al “destierro, los abusos, la cárcel, la humillación, el abandono...”, pero no es menos cierto que ese problema lo han resuelto muchos otros pueblos en la historia de la humanidad, negándose a permitir que esa carga emocional se convierta en un freno para el futuro de su nación.
No se trata de olvidar o perdonar, eso depende de cada cual. Se trata de la necesidad de lograr lo que en el mundo anglosajón (el de Bush, Blair, y la rehabilitación de Libia –para medir y comparar “cargas emocionales” les sugiero que vean un documental titulado “Inside Khadaffy’s Lybia”, yo lo vi en Showtime) llaman “MOVE ON”…
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 13:00
Estimado Palli, no he salido tan mal parado en la (probable) clasificación de los compañeros de Miami; podían haberme llamado "agente Ernesto", por ejemplo. No conozco Miami, pero con la avalancha de compatriotas que han llegado allá, desde pioneritos a coroneles, sospecho que habrá de todo en la Viña del Señor. La verdad es que mi elección de palabras responde a lo que estimo que es, ¿no?, y al hecho de que se sostiene en la legalidad norteamericana (no ver otra sugerencia en mi adjetivación, plís).
Agradezco la aclaración de que la malcriadez infantil se refiere a considerar el "bloqueo interno" como condicionante en las circunstancias específicas de esta misiva, y no a menospreciar el hecho en sí.
Agradezco la aclaración de que la malcriadez infantil se refiere a considerar el "bloqueo interno" como condicionante en las circunstancias específicas de esta misiva, y no a menospreciar el hecho en sí.
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 19:19 - 02 Jun 2014 21:25
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía y autor del famoso libro titulado "Development as Freedom" planteó certeramente en el Capítulo 6 de su obra la pregunta siguiente:
"¿Es sensato abordar los problemas de las necesidades económicas y las libertades políticas en términos de una dicotomía básica que socave la importancia de las libertades políticas debido a que las necesidades económicas son tan urgentes?"
Y le dio respuesta sin cortapisas:
"Yo diría que no, porque esto es en su conjunto el camino equivocado para ver la fuerza de las necesidades económicas, o para entender la importancia de las libertades políticas. Los verdaderos problemas que deben resolverse se identifican de otra forma e implican tomar nota de las extensas interconexiones entre las libertades políticas y la comprensión y el cumplimiento de las necesidades económicas.
Estas interconexiones no son solamente instrumentales (las libertades políticas pueden tener un papel importante en la provisión de incentivos e informacion en la solución de agudas necesidades económicas), sino también constructivas. La conceptualización de las necesidades económicas depende crucialmente de abiertos debates públicos y libres discusiones garantizados por la insistencia en la aplicación de las libertades políticas básicas y de los derechos civiles.
Sostengo que la intensidad de las necesidades económicas se suma (en lugar de restarse) a la urgencia de las libertades políticas."
Vicente Echerri en un notable artículo publicado el domingo en El Nuevo Herald de Miami, señala el peligro de impulsar transformaciones económicas sin exigir cambios políticos indispensables para una evolución real hacia la democracia, lo cual ha desembocado en regímenes fascistas en China, Vietnam y otras partes. Debemos subrayar que el fascismo no es otra cosa que un comunismo nacionalista que permite un cierto grado de libertad empresarial dentro de un sistema de totalitarismo político.
Luego se trata de una cuestión de estrategia. Es un hecho indiscutible que la estrategia del embargo económico de Estados Unidos a Cuba ha sido un fracaso que se ha prolongado varias generaciones, pero eso no justifica una apertura económica de brazos abiertos a un régimen totalitario, que practica un verdadero "bloqueo interno", como lo califica Ernesto, al conculcarle esos derechos y libertades a sus ciudadanos. Las medidas de apertura económica deben ir siempre revestidas de un condicionamiento político cuyo mínimo común denominador sería la exigencia del pleno respeto a los derechos humanos y la aplicación firme de las libertades fundamentales. Cualquier negociación debe centrarse en estas premisas.
Es lamentable que en su oportunidad no lo hiciéramos con China, favoreciendo así su surgimiento como Potencia mundial antidemocrática. Sería lamentable que repitiéramos ahora el error con Cuba, un país que es mucho más vulnerable que China a la presión internacional de los amantes de la democracia.
En otras palabras, la estratgegia a seguir consiste en plantear claramente que Estados Unidos está dispuesto a revocar el embargo y que la Unión Europea está dispuesta a modificar su posición común respecto a Cuba con esas únicas condiciones fundamentales de respeto a los derechos humanos y aplicación de las libertades básicas para aceptar su regreso a la comunidad de naciones democráticas. No se trata de dictar políticas injerencistas a Cuba sino de establecer una firme base de principios para las negociaciones.
"¿Es sensato abordar los problemas de las necesidades económicas y las libertades políticas en términos de una dicotomía básica que socave la importancia de las libertades políticas debido a que las necesidades económicas son tan urgentes?"
Y le dio respuesta sin cortapisas:
"Yo diría que no, porque esto es en su conjunto el camino equivocado para ver la fuerza de las necesidades económicas, o para entender la importancia de las libertades políticas. Los verdaderos problemas que deben resolverse se identifican de otra forma e implican tomar nota de las extensas interconexiones entre las libertades políticas y la comprensión y el cumplimiento de las necesidades económicas.
Estas interconexiones no son solamente instrumentales (las libertades políticas pueden tener un papel importante en la provisión de incentivos e informacion en la solución de agudas necesidades económicas), sino también constructivas. La conceptualización de las necesidades económicas depende crucialmente de abiertos debates públicos y libres discusiones garantizados por la insistencia en la aplicación de las libertades políticas básicas y de los derechos civiles.
Sostengo que la intensidad de las necesidades económicas se suma (en lugar de restarse) a la urgencia de las libertades políticas."
Vicente Echerri en un notable artículo publicado el domingo en El Nuevo Herald de Miami, señala el peligro de impulsar transformaciones económicas sin exigir cambios políticos indispensables para una evolución real hacia la democracia, lo cual ha desembocado en regímenes fascistas en China, Vietnam y otras partes. Debemos subrayar que el fascismo no es otra cosa que un comunismo nacionalista que permite un cierto grado de libertad empresarial dentro de un sistema de totalitarismo político.
Luego se trata de una cuestión de estrategia. Es un hecho indiscutible que la estrategia del embargo económico de Estados Unidos a Cuba ha sido un fracaso que se ha prolongado varias generaciones, pero eso no justifica una apertura económica de brazos abiertos a un régimen totalitario, que practica un verdadero "bloqueo interno", como lo califica Ernesto, al conculcarle esos derechos y libertades a sus ciudadanos. Las medidas de apertura económica deben ir siempre revestidas de un condicionamiento político cuyo mínimo común denominador sería la exigencia del pleno respeto a los derechos humanos y la aplicación firme de las libertades fundamentales. Cualquier negociación debe centrarse en estas premisas.
Es lamentable que en su oportunidad no lo hiciéramos con China, favoreciendo así su surgimiento como Potencia mundial antidemocrática. Sería lamentable que repitiéramos ahora el error con Cuba, un país que es mucho más vulnerable que China a la presión internacional de los amantes de la democracia.
En otras palabras, la estratgegia a seguir consiste en plantear claramente que Estados Unidos está dispuesto a revocar el embargo y que la Unión Europea está dispuesta a modificar su posición común respecto a Cuba con esas únicas condiciones fundamentales de respeto a los derechos humanos y aplicación de las libertades básicas para aceptar su regreso a la comunidad de naciones democráticas. No se trata de dictar políticas injerencistas a Cuba sino de establecer una firme base de principios para las negociaciones.
Last edit: 02 Jun 2014 21:25 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 21:00
A mi me parece, amigo Gerardo, que existe una diferencia entre que una de las partes decida centrar una negociaciòn en ciertas premisas -y las que tu sugieres me parecen muy valiosas- y condicionar esa negociaciòn a la aceptaciòn e implementaciòn a priori por la otra parte de ciertas premisas que nuestra parte considera no negociables. Lo primero me parece loable; para lo segundo, lo ùnico que cabe es desearle "Good Luck!" a la parte amante de las condiciones...
En cuanto a China, no creo que los chinos hayan terminado de recorrer el camino por el que optaron hace años, y yo no me siento con autoridad para juzgarlos a esta altura de su camino. Ademas, y en todo caso, le corresponderìa al pueblo chino emitir ese juicio (me viene a la mente aquella pregunta de Ronald Reagan: "are you better off today...", pero no se como se pone en chino...).
Pero confio en que los cubanos, ademàs de esperar a que algùn personaje pase a la posteridad y de esperar a que la otra parte acepte nuestras premisas o condiciones, no tengamos que esperar a ver como termina lo de los chinos. Me parecerìa terriblemente injusto para el cubanito que naciò hoy en la isla (y para el que naciò hace tres o cuatro dìas también).
En cuanto a China, no creo que los chinos hayan terminado de recorrer el camino por el que optaron hace años, y yo no me siento con autoridad para juzgarlos a esta altura de su camino. Ademas, y en todo caso, le corresponderìa al pueblo chino emitir ese juicio (me viene a la mente aquella pregunta de Ronald Reagan: "are you better off today...", pero no se como se pone en chino...).
Pero confio en que los cubanos, ademàs de esperar a que algùn personaje pase a la posteridad y de esperar a que la otra parte acepte nuestras premisas o condiciones, no tengamos que esperar a ver como termina lo de los chinos. Me parecerìa terriblemente injusto para el cubanito que naciò hoy en la isla (y para el que naciò hace tres o cuatro dìas también).
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 21:44 - 02 Jun 2014 22:35
El respeto a los derechos humanos es una condición a priori por la sencilla razón de que forman parte de instrumentos internacionalmente reconocidos como fundamento de las relaciones intrapueblos e interpueblos.
No se trata de condicionamientos a priori por la conveniencia o por el criterio de una de las partes, sino la base sine qua non de cualquier negociación bilateral o multilateral civilizada.
Por lo tanto, en el caso de Cuba o de cualquier otro país cuyo gobierno haya optado por abandonar el concierto civilizado de naciones para imponer una dictadura totalitaria, el primer punto en cualquier agenda de negociación entre gobiernos es obligatoriamente la aplicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales como base para legitimar esa negociación.
Esto a nivel de gobiernos. No obstante, al nivel de las personas o las instituciones, me parece muy santo y muy justo que se itenten todos los medios humanitarios posibles para ayudar a los desposeídos y a los oprimidos. Ahora bien, la asistencia humanitaria no está reñida con el aislamiento político cuando la dictadura abre avenidas para ofrecerla sin condiciones políticas. Si la condición para brindar esa asistencia consiste en aceptar el régimen de opresión y acomodarse a él en perjuicio de los que aspiran a un gobierno mejor, no está justificada la estrategia de componendas a costa de los principios.
Nota: Los lectores y otros foristas pueden encontrar algunos interesantes detalles sobre las realidades del "cuentapropismo" en Cuba en las páginas de "Titulares": pulse AQUÍ
No se trata de condicionamientos a priori por la conveniencia o por el criterio de una de las partes, sino la base sine qua non de cualquier negociación bilateral o multilateral civilizada.
Por lo tanto, en el caso de Cuba o de cualquier otro país cuyo gobierno haya optado por abandonar el concierto civilizado de naciones para imponer una dictadura totalitaria, el primer punto en cualquier agenda de negociación entre gobiernos es obligatoriamente la aplicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales como base para legitimar esa negociación.
Esto a nivel de gobiernos. No obstante, al nivel de las personas o las instituciones, me parece muy santo y muy justo que se itenten todos los medios humanitarios posibles para ayudar a los desposeídos y a los oprimidos. Ahora bien, la asistencia humanitaria no está reñida con el aislamiento político cuando la dictadura abre avenidas para ofrecerla sin condiciones políticas. Si la condición para brindar esa asistencia consiste en aceptar el régimen de opresión y acomodarse a él en perjuicio de los que aspiran a un gobierno mejor, no está justificada la estrategia de componendas a costa de los principios.
Nota: Los lectores y otros foristas pueden encontrar algunos interesantes detalles sobre las realidades del "cuentapropismo" en Cuba en las páginas de "Titulares": pulse AQUÍ
Last edit: 02 Jun 2014 22:35 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 22:50
Que algo sea el primer punto (o el segundo, o el tercero) en un agenda de negociaciòn entre dos estados es una cosa. Que una negociaciòn entre dos estados no se pueda iniciar porque uno de ellos considera que no puede negociar con el otro hasta tanto éste no rectifique su conducta implementando politicas que el primero considera condiciones a priori de cualquier negociaciòn, es otra. Puedo estar equivocado, pero para mi la diferencia es muy clara.
Si todo lo que se puede hacer es lo que yo entiendo que sostienes que se puede hacer, mi querido amigo Gerardo, entonces: "Good Luck!"
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
02 Jun 2014 23:26 - 02 Jun 2014 23:31
De acuerdo. Las negociaciones deben iniciarse siempre sin condiciones previas, para entonces poner las cartas sobre la mesa. Una vez sentados en la mesa de negociaciones, lo que digo es que el primer punto a tratar son los derechos humanos y las libertades fundamentales de quienes se verán afectados por esas negociaciones. Si uno de los países se niega a tratar sobre esto como primer punto indispensable, queda claro que su intención no es legítima.
En cuanto a los derechos humanos, si los países que buscan una negociación han firmado (como lo han hecho todos) los instrumentos internacionales (los cuatro) que forman parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, la aplicación de estos principios es por obligación de los firmantes una condición sine qua non de toda negociación. No es una condición previa unilateral sino una condición previa multilateral que abarca por igual a ambos países o al conglomerado de países que se sienten a la mesa de negociaciones.
En cuanto a los derechos humanos, si los países que buscan una negociación han firmado (como lo han hecho todos) los instrumentos internacionales (los cuatro) que forman parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, la aplicación de estos principios es por obligación de los firmantes una condición sine qua non de toda negociación. No es una condición previa unilateral sino una condición previa multilateral que abarca por igual a ambos países o al conglomerado de países que se sienten a la mesa de negociaciones.
Last edit: 02 Jun 2014 23:31 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
03 Jun 2014 00:18 - 03 Jun 2014 00:29
HAMLET ...What's the news?
ROSENCRANTZ None, my lord, but that the world's grown honest.
HAMLET Then is doomsday near...
Lo que dices es éticamente irreprochable, Gerardo, justísimo y diáfano. Curiosamente, esta condicionante es un chiste en la mayoría de las relaciones entre gobiernos, especialmente los "no afines", porque unos consideran la exigencia del respeto a los derechos humanos como una injerencia en sus asuntos, un ataque a la soberanía, etc., y otros, simplemente, lo exigen a una dictadura mientras que con otros regímenes igualmente totalitarios se lo callan. O sea: pura hipocresía o valoraciones circunstanciales (como cabe esperar de los complejos y volubles intereses de las naciones, por otra parte); el típico pragmatismo a lo Groucho Marx: estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.
Si acaso, esta consideración que planteas, Gerardo, la toman con mayor seriedad los demás actores de este drama del embargo cubano; que son sin embargo "actores de reparto". En primer lugar: la oposición cubana; para quien siempre es una mala noticia que los actores principales (ambos gobiernos en liza) ignoren la jerarquía de los derechos humanos, que ellos (con sobradas razones) colocan como basamento sólido de cualquier probable solución a la situación de la isla (y a la suya propia). Para los exiliados, menos condicionados por la inmediatez con que sufre el asunto quien vive en la isla, las posibilidades se discuten y se sopesan, se complejizan, y al final se polarizan: unos piden priorizar los respetos humanos como condición previa a una apertura en las relaciones, y otros consideran conveniente relegarlos porque esperan que la apertura en las relaciones desbroce el camino hacia ellos. El tercer actor secundario es el resto del pueblo cubano, que no dice ni pío, por los motivos que hemos comentado antes (más bien son espectadores); aunque si les preguntan, probablemente la mayoría pedirá que quiten el bloqueo, pues el innato sentido práctico de la gente no se detiene en considerar alguna ventaja más allá de lo económico (especialmente en una situación de escasez).
Así pues, aunque a priori el planteamiento de Gerardo parece indiscutible en este caso, no lo es tanto, y puede que haya que considerar otros factores. Que ya se han tratado aquí: la ineficacia o empantanamiento del embargo, y la de municiones y credibilidad (esa que siempre se le regala a la "víctima") que proporciona al régimen. Si de mi dependiese, el bloqueo o embargo desaparecería (claro que si de mi dependiese, desaparecería primero otras cuestiones). Ahora bien, quisiera preguntar: abocar por eliminar incondicionalmente el bloqueo, ¿implica necesariamente que quienes lo hacen hayan cejado en su empeño por hacer de Cuba una nación democrática, en la que se respeten los derechos y libertades individuales? No necesariamente. Entiendo que como estrategia es válida; y puede dar resultado (no puede dar menos de los que ha dado el embargo, en todos los ámbitos, me parece). Seamos prácticos. Y al mismo tiempo no perdamos de vista la condición fundamental (que tan nítidamente señala Gerardo), que se reclama a quien quiera construir una nación mejor que la que hemos tenido en este medio siglo, y del todo necesaria si pretendemos que sea grande y perdure.
ROSENCRANTZ None, my lord, but that the world's grown honest.
HAMLET Then is doomsday near...
Lo que dices es éticamente irreprochable, Gerardo, justísimo y diáfano. Curiosamente, esta condicionante es un chiste en la mayoría de las relaciones entre gobiernos, especialmente los "no afines", porque unos consideran la exigencia del respeto a los derechos humanos como una injerencia en sus asuntos, un ataque a la soberanía, etc., y otros, simplemente, lo exigen a una dictadura mientras que con otros regímenes igualmente totalitarios se lo callan. O sea: pura hipocresía o valoraciones circunstanciales (como cabe esperar de los complejos y volubles intereses de las naciones, por otra parte); el típico pragmatismo a lo Groucho Marx: estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.
Si acaso, esta consideración que planteas, Gerardo, la toman con mayor seriedad los demás actores de este drama del embargo cubano; que son sin embargo "actores de reparto". En primer lugar: la oposición cubana; para quien siempre es una mala noticia que los actores principales (ambos gobiernos en liza) ignoren la jerarquía de los derechos humanos, que ellos (con sobradas razones) colocan como basamento sólido de cualquier probable solución a la situación de la isla (y a la suya propia). Para los exiliados, menos condicionados por la inmediatez con que sufre el asunto quien vive en la isla, las posibilidades se discuten y se sopesan, se complejizan, y al final se polarizan: unos piden priorizar los respetos humanos como condición previa a una apertura en las relaciones, y otros consideran conveniente relegarlos porque esperan que la apertura en las relaciones desbroce el camino hacia ellos. El tercer actor secundario es el resto del pueblo cubano, que no dice ni pío, por los motivos que hemos comentado antes (más bien son espectadores); aunque si les preguntan, probablemente la mayoría pedirá que quiten el bloqueo, pues el innato sentido práctico de la gente no se detiene en considerar alguna ventaja más allá de lo económico (especialmente en una situación de escasez).
Así pues, aunque a priori el planteamiento de Gerardo parece indiscutible en este caso, no lo es tanto, y puede que haya que considerar otros factores. Que ya se han tratado aquí: la ineficacia o empantanamiento del embargo, y la de municiones y credibilidad (esa que siempre se le regala a la "víctima") que proporciona al régimen. Si de mi dependiese, el bloqueo o embargo desaparecería (claro que si de mi dependiese, desaparecería primero otras cuestiones). Ahora bien, quisiera preguntar: abocar por eliminar incondicionalmente el bloqueo, ¿implica necesariamente que quienes lo hacen hayan cejado en su empeño por hacer de Cuba una nación democrática, en la que se respeten los derechos y libertades individuales? No necesariamente. Entiendo que como estrategia es válida; y puede dar resultado (no puede dar menos de los que ha dado el embargo, en todos los ámbitos, me parece). Seamos prácticos. Y al mismo tiempo no perdamos de vista la condición fundamental (que tan nítidamente señala Gerardo), que se reclama a quien quiera construir una nación mejor que la que hemos tenido en este medio siglo, y del todo necesaria si pretendemos que sea grande y perdure.
Last edit: 03 Jun 2014 00:29 by Ernesto Ortiz.
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
03 Jun 2014 05:07
Ahora te entiendo, Gerardo, y concuerdo plenamente con Ernesto cuando dice que ni estar a favor del levantamiento del embargo ni estar dispuestos a negociar "implica necesariamente que quienes lo hacen hayan cejado en su empeño por hacer de Cuba una nación democrática, en la que se respeten los derechos y libertades individuales".
Y creo que la posibilidad de consensuar esta posiciòn o actitud significa dar un paso importante en la direcciòn correcta. Yo comprendo lo difìcil que es para muchos aceptar o darle crédito a los dichos del gobierno cubano, pero lo cierto es que Raùl Castro ha dicho varias veces que ellos estàn dispuestos a poner sobre la mesa de negociaciòn todos los temas, sin exclusiòn (lo que supone incluir el tema de los derechos humanos, los civiles y las libertades individuales) siempre que la otra parte, los EE.UU., esté dispuesto a negociar de igual a igual.
Pero yo sugiero que tengamos cuidado al ordenar los puntos en nuestra agenda (y me refiero a la de los EE.UU, y no necesariamente a la que debiera regir una eventual negociaciòn exclusivamente entre cubanos, que para mi es mucho mas importante que la negociaciòn entre los dos estados) pues puede que a los EE.UU. no le convenga poner a los DD.HH. como el primer punto de su agenda.
Y creo que la posibilidad de consensuar esta posiciòn o actitud significa dar un paso importante en la direcciòn correcta. Yo comprendo lo difìcil que es para muchos aceptar o darle crédito a los dichos del gobierno cubano, pero lo cierto es que Raùl Castro ha dicho varias veces que ellos estàn dispuestos a poner sobre la mesa de negociaciòn todos los temas, sin exclusiòn (lo que supone incluir el tema de los derechos humanos, los civiles y las libertades individuales) siempre que la otra parte, los EE.UU., esté dispuesto a negociar de igual a igual.
Pero yo sugiero que tengamos cuidado al ordenar los puntos en nuestra agenda (y me refiero a la de los EE.UU, y no necesariamente a la que debiera regir una eventual negociaciòn exclusivamente entre cubanos, que para mi es mucho mas importante que la negociaciòn entre los dos estados) pues puede que a los EE.UU. no le convenga poner a los DD.HH. como el primer punto de su agenda.
Reply to José Manuel Palli
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Que cambie USA para que cambie Cuba.
03 Jun 2014 16:32
Los derechos humanos en su forma codificada actual son herencia del derecho natural, es decir, de la certeza íntima de que esos derechos son inherentes, inalienables e indivisibles. En otras palabras, que pertenecen a un orden natural superior a las disposiciones de un Estado o un gobierno o a las decisiones mayoritarias de un régimen democrático.
Por lo tanto, cuando se realizan negociaciones, esos derechos y libertades actualmente codificados están siempre sobre el tapete como referencia a lo que se debe y no se debe acordar. Todas las leyes y todos los derechos en todas partes son violadas por algunos, pero el argumento de que se violan en todas partes no justifica la violación en parte alguna.
El argumento legítimo consiste en establecer que esos derechos y libertades son plenamente reconocidos y que debe existir una estructura jurídica capacitada para defenderlos. Que no existan leyes que los conculquen, sea cual sea la justificación o motivación política. El debate entre países antidemocráticos y democráticos, tergiversado con el planteamiento de que "en todas partes se violan los derechos humanos", hay que enderezarlo a la discusión de cómo fortalecer la capacidad de los ciudadanos a defenderlos por medios legales, sea cual sea la estructura o la ideología del régimen.
Cuando existen medios legales para defender derechos y libertades, todas las negociaciones sobre cualquier tema y sus resultados tienen una garantía más legítima de cumplimiento y una posibilidad más firme de justicia.
Entiendo, como lo implica Ernesto en su último mensaje que hay muchos matices en todas estas consideraciones y comprendo que las actitudes maniqueas pueden impedir las transacciones que lleven a acuerdos viables. No obstante, insisto en que los principios y los derechos deben ser siempre el patrón, el modelo, el paradigma, que debemos ensalzar.
Luego no se trata de intransigencia sino de una firmeza de principios suficientemente definida como para permitirnos la flexibilidad en la negociación.
Por lo tanto, cuando se realizan negociaciones, esos derechos y libertades actualmente codificados están siempre sobre el tapete como referencia a lo que se debe y no se debe acordar. Todas las leyes y todos los derechos en todas partes son violadas por algunos, pero el argumento de que se violan en todas partes no justifica la violación en parte alguna.
El argumento legítimo consiste en establecer que esos derechos y libertades son plenamente reconocidos y que debe existir una estructura jurídica capacitada para defenderlos. Que no existan leyes que los conculquen, sea cual sea la justificación o motivación política. El debate entre países antidemocráticos y democráticos, tergiversado con el planteamiento de que "en todas partes se violan los derechos humanos", hay que enderezarlo a la discusión de cómo fortalecer la capacidad de los ciudadanos a defenderlos por medios legales, sea cual sea la estructura o la ideología del régimen.
Cuando existen medios legales para defender derechos y libertades, todas las negociaciones sobre cualquier tema y sus resultados tienen una garantía más legítima de cumplimiento y una posibilidad más firme de justicia.
Entiendo, como lo implica Ernesto en su último mensaje que hay muchos matices en todas estas consideraciones y comprendo que las actitudes maniqueas pueden impedir las transacciones que lleven a acuerdos viables. No obstante, insisto en que los principios y los derechos deben ser siempre el patrón, el modelo, el paradigma, que debemos ensalzar.
Luego no se trata de intransigencia sino de una firmeza de principios suficientemente definida como para permitirnos la flexibilidad en la negociación.
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