La desigualdad económica y tres influyentes figuras

Recientemente los candidatos presidenciales republicanos Jeff Bush y Mitt Romney se han referido al asunto de la desigualdad y la reunión de Davos de 2015 abordó el tema.  Hay tres figuras públicas que han contribuido marcadamente a poner el tema sobre la mesa que hasta hace poco era considerado tabú o sencillamente se ignoraba o se evadía.

El papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio) de noviembre de 2013, hizo una reflexión poniendo en el centro de sus preocupaciones la injusticia económica y los efectos adversos de la tiranía del mercado, la especulación financiera, la corrupción y la evasión tributaria.  En el documento, el sumo pontífice de la Iglesia Católica afirmó que “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la desigualdad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema.  La desigualdad es la raíz de los males sociales”.  El papa Francisco solicitó tratar el tema a la reunión de Davos de 2014.  Se ha referido al tema continuamente.  En su reciente viaje a Filipinas, en enero del 2015, señaló que la reforma de las estructuras sociales que mantienen la pobreza y la exclusión de los pobres, requiere ante todo una conversión del espíritu y del corazón. La exigencia moral de garantizar la justicia social y el respeto a la dignidad humana son esenciales a la realización de los objetivos nacionales.

Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI que el diario Financial Times eligió como el libro del año en 2014, después que había publicado duros cuestionamientos sobre la metodología empleada por el economista francés.  Más allá de las críticas, no hay duda de que Piketty ha dado un giro fundamental a la forma en que se analiza y enfrenta la desigualdad.  Construyó una base histórica de datos de más de dos siglos y medio que le permitió analizar el fenómeno y que ha desatado un enorme debate sociopolítico y económico sobre el tema.  Señala que la desigualdad que se había reducido después de la Primera Guerra Mundial, aumentó poco después de los años 1980s y ahora es peor que antes de la Primera Guerra Mundial.

Se pude estar en desacuerdo con el análisis de Piketty de las causas de por qué se ha acentuado la desigualdad y cómo corregirla en el futuro con base en impuestos progresivos y un impuesto mundial a la riqueza, pero la evidencia que presentó sobre el tema es muy contundente para ignorar el tema.

Piketty señala que no hay ninguna razón para creer en el carácter autoequilibrado del crecimiento económico, que es tiempo de retomar el tema de la desigualdad en el centro del análisis económico y así replantear las cuestiones propuestas por los economistas en el Siglo XIX.  Considera que durante demasiado tiempo, el asunto de la distribución de la riqueza ha sido ignorado por los economistas, en parte debido a las conclusiones optimistas de Simon Kuznets y en parte por una inclinación  excesiva de la profesión por modelos matemáticos simplistas.  Considera que para reubicar el tema de la distribución en el centro del análisis económico se debe comenzar por reunir datos históricos que permitan comprender mejor la evolución del pasado y las tendencias en curso, pues al establecer los hechos y las regularidades, comparar las experiencias de los diferentes países, se puede determinar mejor los mecanismos en juego y dar luz sobre el futuro.

Elizabeth Warren ha brotado como una figura importante e independiente dentro del partido demócrata de EEUU y especialmente entre los progresistas.  Ha pasado de ser una académica de Derecho de la Universidad de Harvard, especializada en bancarrotas, a ser electa senadora por Massachusetts en 2012, derrotando con base en la movilización de pequeñas donaciones y el trabajo decidido de voluntarios al popular senador Scott Brown; es mencionada como una posible candidata presidencial por el partido demócrata.  Warren es una activista defensora de los derechos de los consumidores que señala que la creciente desigualdad y el debilitamiento de la clase media de EEUU son atribuibles a que las reglas del sistema económico están sesgadas para favorecer a los grandes intereses económicos, particularmente los del sistema financiero y bancario, lo que dificulta alcanzar el sueño americano.  Considera que EEUU debe estar manejado por los intereses de los ciudadanos comunes no por los de las corporaciones.  Últimamente, Warren ha iniciado una campaña sobre las responsabilidades que debe tener la industria farmacéutica.

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