Mayor eficacia y poderío militar a muy bajo costo

Aunque los escenarios, las circunstancias y las consecuencias suelen ser distintos, la historia se repite constantemente en cuanto a los errores que se cometen al tratar de emplear los antiguos métodos y recursos para resolver nuevos problemas y conflictos. Por ejemplo, durante la II Guerra Mundial, Estados Unidos desarrolló en sólo 117 días el mejor avión de combate de ese conflicto, el P-51 Mustang, y lo produjo por sólo 50,000 dólares cada uno, es decir, aproximadamente 500,000 dólares de hoy, dejando atrás la tecnología de la época y, además, produciéndolo en masa gracias a su bajo costo.

La tendencia a aferrarse a tecnología y estrategias anticuadas sucede con graves y trágicas consecuencias en los escenarios de guerra que periódicamente conmueven a la humanidad. El ejemplo del P-51 Mustang está en agudo contraste con el prolongado desarrollo y abrumador costo de producción del F-35, considerablemente más complejo, a un costo más de 100 veces mayor en términos reales. Por añadidura, su mantenimiento es también abrumadoramente costoso, requiriendo 20 horas de cuidados por cada hora de vuelo, por lo cual sólo el 30% de los F-35 están listos para realizar operaciones en cualquier momento.  

Mientras tanto, hoy día estamos presenciando una transformación radical y profunda en el material de guerra, las tácticas y estrategias que las grandes Potencias como EE.UU. y Rusia se resisten a comprender. Es así como asombra al mundo que el pequeño David ucraniano se haya enfrentado con éxito al Goliat ruso a lo largo de tres largos años de guerra. Sencillamente porque el aparato militar ruso es en gran medida obsoleto y los ucranianos están utilizando material de bajo costo pero de considerable efectividad, como se ha comprobado en los enfrentamientos navales en el Mar Negro y en la notable ausencia de la fuerza aérea rusa en los cielos de Ucrania debido a que las defensas de bajo costo pueden derribar aviones que cuestan cientos German Panzer IIWWde millones de dólares.

En la II Guerra Mundial, los alemanes desarrollaron los tanques más formidables de la época, pero a un alto costo de producción. Los aliados los abrumaron con cantidades masivas de tanques inferiores, pero de costo mucho más bajo. Mientras que Alemania construyó unos 26,000 tanques y los italianos poco más de 1,800 durante la guerra, los aliados construyeron aproximadamente 186,000 tanques. Por el contrario, los costos incontrolables e insostenibles de los armamentos de hoy son evidentes en todas partes. El precio de más de 15 mil millones de dólares por un portaaviones (sin contar los aviones y los buques auxiliares), 500 millones de dólares por un B-2 y 7 millones de dólares por un tanque no permite comprar o producir muchos de ellos. Y las grandes Potencias que hacen alarde de ellos no pueden permitirte perder ninguno. Aparte de los costos, se necesitan muchos meses o años para producir más de esos costosos aparatos y los rusos están pagando el precio en una guerra sumamente costosa y prolongada. 

La realidad es que, por otro lado, a pesar de los sofisticados armamentos defensivos, un enjambre de misiles económicos que sobrevuelen el mar puede hundir un portaaviones y su tripulación de 5000 hombres. Un impacto con un misil económico lanzado desde el hombro puede derribar cualquier avión que se acerque a un frente de combate, y a 10,000 dólares la unidad, el campo de batalla puede estar lleno de ellos. Además, los misiles buscadores transforman a los tanques en costosos ataúdes de hierro; los drones comerciales ultrabaratos pueden llegar inadvertidos para bombardear con altos explosivos en cualquier lugar. Misiles baratos, precisos, pequeños y numerosos son capaces de abrumar a un enemigo más sofisticado. Y ya se están diseñando drones del tamaño de abejorros que buscarán y pondrán fuera de combate a soldados altamente entrenados a muy alto costo.

Por lo tanto, la próxima generación de armas será de robots de bajo costo altamente miniaturizados, que apenas pesen unos pocos kilogramos, probablemente diseñados tomando como modelo insectos corredores o voladores. La construcción se facilitará mediante el uso de productos electrónicos comerciales de una naciente industria nanotecnológica. Al mismo tiempo, a estas innovaciones se sumarán vehículos blindados dirigidos y aparatos aéreos piloteados por IA.

Con innovaciones como estas, una flota de 50 mil millones de dólares puede ser devastada por unas pocas docenas de misiles; una formación de soldados no tendrá ninguna oportunidad de defensa frente a un ataque de miles de microbots muy baratos. Esto es comparable a cómo cien pequeñas hormigas pueden fácilmente abrumar a un escorpión, porque las máquinas pequeñas y económicas convertirán a los actuales colosos militares en artefactos inútiles frente a los enjambres enemigos. En otras palabras, cualquier país podrá tener un ejército verdaderamente formidable por una fracción del costo actual.

En resumen, el costo oneroso del actual gasto militar que sólo beneficia a una industria obsoleta y ambiciosa debe reducirse decisivamente mediante una actualización profunda del material y las estrategias de guerra y defensa para alivio de los pueblos que sufren su enorme peso en perjuicio de un uso más productivo de los fondos presupuestarios. Un adecuado y firme proceso de modernización puede reducir los gastos militares a menos de la cuarta parte de los gastos de hoy, quedando el excedente para equilibrar los déficits del presupuesto nacional y dejar fondos disponibles para estimular el desarrollo y el bienestar de los pueblos.

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