Reply: ¿Quién es el responsable de la crisis Cuba – Estados Unidos?

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La decisión de Estados Unidos de retirar más del 50% de su personal diplomático en La Habana no es una sanción contra el gobierno cubano, sino una medida preventiva en aras de proteger la integridad física de sus funcionarios.

La paralización temporal del procesamiento de visados tampoco es una sanción, sino el resultado práctico de tener que retirar abruptamente –para garantizar su seguridad– a una parte sustantiva de su empleomanía. Si bien es cierto que esta situación va a tener un impacto inmediato en la población, la idea de que la paralización temporal de los visados es una sanción contra el pueblo cubano es una mentira de la industria de desinformación de la inteligencia cubana.

Los responsables inequívocos de que ahora se haya paralizado el proceso de otorgamiento de visas son el general Raúl Castro y su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín. Una vez más la población se ha visto afectada por las acciones irresponsables e imprudentes de la familia Castro.

Fidel Castro habría resuelto esta crisis de manera expedita buscando chivos expiatorios entre altos oficiales que se auto inculpasen por los ataques acústicos a los diplomáticos estadounidenses. Posiblemente, los habría fusilado, para “lavar con sangre el honor de la Revolución”.

Su hermano Raúl no puede montar ese teatro. Sería inconcebible que algún alto oficial del MININT se prestase a ese juego después que quienes creyeron en la palabra de Fidel Castro en 1989 –como el general Arnaldo Ochoa y el Coronel Antonio La Guardia– fueron fusilados inmediatamente después de exonerar a su Comandante en Jefe de toda responsabilidad por las operaciones internacionales de narcotráfico.

Para complicar más las cosas, si el General Presidente mañana declarase que no estaba al tanto de lo que venía sucediendo, su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín, no podría decir lo mismo. Como supervisor de todas las operaciones de inteligencia y contrainteligencia, Castro Espín no podría eludir su responsabilidad por la puesta en marcha de los ataques acústicos y de sus nocivos efectos. Hay que tener presente que fueron muchos meses durante los cuales las lamentaciones de las víctimas eran registradas por los múltiples sistemas de escucha del MININT. Y Castro Espín no hizo nada para investigar la situación. La posibilidad de inculpar a otros oficiales del Ministerio del Interior (MININT) con tamaña negligencia sin que se vea involucrado Castro Espín, resulta altamente improbable.

A falta de chivos expiatorios, sean voluntarios o coaccionados, al gobierno cubano solo le quedaba un curso de acción: negar vehementemente ser la causa de las afectaciones a la salud de los diplomáticos.

La Dirección General de Inteligencia se ha visto obligada a desplegar todo su arsenal de “medidas activas” de desinformación. En sus narrativas se insiste en que el gobierno cubano es inocente y es el primer interesado en cooperar con Washington para “investigar” lo sucedido. Pero el supuesto compromiso de Raúl Castro con el buen desarrollo de las relaciones bilaterales resulta difícil de vender. Su record al frente de Cuba desde el 2007 demuestra lo contrario.

La primera iniciativa importante tomada por Raúl Castro después de ganar los demócratas la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso en el 2008 fue encarcelar al contratista Alan Gross quien hasta entonces había visitado Cuba varias veces sin tropiezos. Raúl enjauló también de esa manera toda posible iniciativa para mejorar las relaciones bilaterales durante los primeros años de Barack Obama y de hegemonía demócrata en Washington.

Cuando los asesores del presidente Obama le vendieron la idea de que en su segundo mandato presidencial debía incluir el restablecimiento de relaciones con Cuba como parte de su legado histórico, le recomendaron hacer una tras otra todas las concesiones unilaterales necesarias para lograrlo Ninguna barbaridad que cometiese el régimen cubano debía descarrillar ese “éxito” personal del presidente.

El mayor contrabando de armas hacia Corea del Norte jamás registrado, apropiarse de un cohete Hellfire de la Fuerza Aérea de EEUU, intensificar la represión contra los movimientos opositores no violentos, estrechar relaciones con Irán y reforzar su ejército de asesores represivos, militares y de inteligencia, en Venezuela. Todo fue, esencialmente, pasado por alto y eso creó un nuevo umbral de tolerancia hacia el comportamiento agresivo de La Habana que ahora han venido a pagar los diplomáticos de EEUU

¿Quiso el MININT dañar deliberadamente la salud de los diplomáticos estadounidenses o simplemente incrementaron las operaciones de espionaje usando medios acústicos que, al final, resultaron perjudiciales para sus víctimas? Es un tema abierto a debate, pero secundario. Como lo es el tipo de dispositivo usado.

El asunto más relevante es que el gobierno cubano es plenamente responsable –según la Convención de Viena de 1961 de la que es signataria– por la protección de los diplomáticos acreditados en la isla y no lo hizo antes ni después de que Washington llamara su atención sobre este asunto. Lo relevante es que Estados Unidos se ha visto obligado a tomar estas medidas para proteger la seguridad de sus diplomáticos ya que hasta ahora Cuba no lo ha hecho.

Por último, las víctimas tienen derecho a ser compensadas. Es probable que algunas de ellas pongan pleitos legales buscando justicia e indemnización por el daño que recibieron tanto ellos como sus familiares.

Esta crisis no ha concluido. Estos hechos van a dar de qué hablar por algún tiempo.

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