Reply: CUBA: ALGUNAS CARACTERISTICAS DE SU ECONOMIA.

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¿Criptomonedas? Cuba, una Economía sin Pies ni Cabeza
Leíamos hace unos días en la prensa local sobre un estudio en Cuba para usar criptomonedas, con la idea de sortear dificultades impuestas por sanciones económicas y financieras por parte de los Estados Unidos.
Si el éxito de la economía en la Isla dependiera de este tipo de iniciativa, tanto Rusia, como Irán, Siria y otros utilizarían el innovativo sistema monetario para evadir las fuertes sanciones que les afectan profundamente. Pero aún si Cuba pudiera mejorar sus finanzas, balance de caja y pagos por esta vía todavía dudosa y poco manejable, seguiría siendo insignificante su poder adquisitivo internacional y el de sus ciudadanos de a pie.

Cuando estudiamos los elementos básicos de la economía y aprendemos que hasta el sistema bancario más sofisticado comienza con el sueldo más modesto depositado en un banco, pero pagado por un particular que a su vez extrajo dinero de otro banco (o del mismo) para ese pago, se entiende el estancamiento de la economia cubana. Cuando un ente privado retira o deposita efectivo, el banco por su cuenta invierte una porción del depósito hecho para hacer préstamos que a su vez crea sueldos e inversiones. Todo esto sin que el gobierno local o nacional tenga que buscar dinero para nóminas -a no ser para los empleados gubernamentales y pagos al extranjero-, dinero que proviene de los impuestos de ciudadanos privados y empresas.
Aunque cada país tiene la facultad de crear moneda según sus necesidades, cuando la economía es totalmente presupuestada y no la respaldan producción y servicios robustos, el resto del mundo desconoce el valor de esa moneda ignorada, volátil y caprichosa. Sostenida artificalmente por más y más “billetes impresos a la orden”.

Este es en parte el escenario que entrenta el desgobierno cubano con su obsoleta economía centralizada que prácticamente ignora el impulso detonante de la iniciativa privada. La misma entidad cobra y paga. Paga a los obreros y, a su vez, les cobra ciertas retenciones, así como los precios de mercancías y servicios que el propio gobierno administra y supervisa; vende y se compra a sí mismo. Mucha de la mercancía la tiene que importar y pagar con moneda dura que no crea con sus mínimas exportaciones. Su intercambio mundial de productos y servicios vuelve al antiguo trueque: yo te vendo ganado y tu me pagas con cereales, por ejemplo. Y no como resultado de un contrato conveniente a ambas partes, sino como rutina que utiliza solo valores de conveniencia.

No hay que escudarse en la designación peyorativa de imperialismo o capitalismo para entender que un sistema que no propicia ni respalda la iniciativa privada, con su incentivo económico y su reponsabilidad financiera, no puede progresar. Según ellos “todo es de todos”. De esta manera los responsables no aparecen y la corrupción, surgida de las grandes necesidades, prolifera y se convierte en rutina. Y no hay que ir muy lejos para reconocer lo improductivo que es este método de comercio. He aquí dos ejemplos contrastantes y actuales:
1--- Rusia. La falta de moneda fuerte -entre otras razones-, resultado en parte de una betusta economía centralizada, hizo sucumbir al otrora imperio: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
2--- El apabuyante poderío económico de la República Popular de China. Aunque limitada y escudriñada por el gobierno, la implementación de empresas privadas pequeñas, medianas y grandes. Triste esto último por la esclavitud política que aún sufre su población, pero éxito real por la notable mejora social de buena parte de la misma.
Por supuesto que muchos no nos conformaríamos con un progreso económico de Cuba al costo de mantener una sociedad servil. Por ahora, la utópica filosofía de una economía centralizada la mantiene como una rémora histórica de atraso, agobio social, desesperanza y miseria generalizada.

Es hora de que este disparate, inimaginable en el siglo XXI, desaparezca en las Antillas, no se consolide en Venezuela y dé el paso histórico hacia una verdadera democracia liberal en Vietnam, Belarus y China comunista.
Oremos para que esos remanentes de gobiernos retrógrados despierten y apliquen una economía adecuada para el bien de sus pueblos y alegría de la humanidad.

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