Recrudece la persecución de Cristianos en Etiopía

Bajo la sombra de una terrible guerra civil en la que se están cometiendo horribles crímenes de lesa humanidad, el calvario de los cristianos perseguidos en Etiopía es ignorado por los medios de prensa

Jun.25 (DP.net).– Durante los últimos años se está desarrollando una cruenta guerra civil en Tigray, la región septentrional de Etiopía, y el 4 de noviembre pasado el gobierno federal lanzó una ofensiva militar contra los insurgentes del Tigray People's Liberation Front (TPLF), que prácticamente han ocupado esa región dando lugar a que unas 200,000 personas hayan sido desplazadas y requieran ayuda como refugiados y cerca de 2 millones se encuentren en una situación de extrema miseria y requiran una urgente ayuda humanitaria que es casi imposible hacerles llegar.

Esa ofensiva en Tigray llegó en un momento en que los ataques de "limpieza étnica" están aumentando en todo el país. El 1 de noviembre, al menos 54 civiles de etnia amhara fueron asesinados por un grupo armado en la zona de West Welega en la región de Oromia, después de que las fuerzas federales abandonaran la zona. Una milicia armada también mató a 140 civiles en la zona de Metakal de la región de Benishangul-Gumuz en septiembre. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió entonces que, "si no se aborda a tiempo, esa violencia solo deja desolación, alimenta la venganza y conduce a más enfrentamientos entre comunidades y a más víctimas y desplazamientos en el país".

Posteriormente, el 4 de marzo de 2021, la Alta Comisionada Michelle Bachelet señaló que hay evidencias de graves violaciones a los derechos humanos y al derecho humanitario por parte de todas las partes. Señaló informes de violencia sexual y de género, ejecuciones extrajudiciales y destrucción y saqueo generalizados de propiedades, y subrayó que las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía, el TPLF, las fuerzas armadas de Eritrea, las fuerzas regionales de Amhara y las milicias afiliadas son responsables del terror generalizado. Pidió una investigación independiente completa sobre las violaciones y una indispensable rendición de cuentas.

Estas graves noticias de un conflicto armado donde se cometen tantos excesos están soslayando la otra cruenta realidad de la persecución de Cristianos. 

El Cristianismo ha sido la religión predominante en Etiopía y se remonta a los tiempos bíblicos, con la Iglesia Ortodoxa Etíope Tewahedo que se originó en el siglo I. Etiopía, también conocida como Cus, fue uno de los primeros países mencionados en la Biblia. Antes de esa época, el judaísmo se practicaba durante siglos y sigue siéndolo en la actualidad. Los judíos etíopes de hoy en día, conocidos como "Beta Yisrael", viven en la región de Tigray, donde ocurre la mayor parte de la violencia. Junto con los cristianos, han experimentado salvaje persecución. En el siglo IV, el Cristianismo se convirtió en la religión del Estado hasta la caída de Haile Selassie en 1972 y la entronización de un régimen comunista. Sin embargo, el Estado había reanudado posteriormente una fuerte relación con la iglesia ortodoxa a raíz de un cambio en la orientación ideológica del régimen. Sobre el papel, la libertad de religión está garantizada por la legislación etíope y, en general, se ha cumplido en algunos períodos de la historia reciente.

A nivel internacional, Etiopía se dio a conocer como un refugio seguro para los oprimidos independientemente de su raza o religión. A pesar de esta historia de relativa tolerancia en épocas recientes, las condiciones han cambiado drásticamente. Recientemente, el gobierno central no ha condenado la violencia contra los cristianos y parece no poder o no querer intervenir de manera efectiva. Según el diácono Alemayehu Desta, con las diversas motivaciones étnicas y regionales para la violencia, "debido a que la Iglesia Ortodoxa Etíope ha sido una fuerza unificadora durante siglos, se está convirtiendo en el primer objetivo y foco de agresión". Además, la guerra civil y los ataques étnicos han provocado el desplazamiento de más de 1,8 millones de personas. Lamentablemente, Etiopía ya no se considera un refugio seguro para los oprimidos ni, mucho menos, para los cristianos.

Hoy, el 59% de los etíopes son cristianos, con una mayoría de las iglesias ortodoxas y una minoría de evangélicos, pentecostales y católicos. Las regiones septentrionales son de mayoría cristiana, sobre todo las de Amhara, Gondar Y Bahar Dar. En estas regiones, particularmente en la Amhara, fueron ahogadas en sangre manifestaciones pacíficas en 2016 y 2017 que solamente pedían más derechos y más participación en la esfera política, económica y social del país, pero por ser organizadas por cristianos fueron reprimidas desmesuradamente.

El Islam ahora representa casi el 40% de la población y está creciendo. El ascenso de los extremistas islámicos explica gran parte de la persecución violenta en Etiopía. Por lo general, la persecución varía según el lugar donde se viva. En las regiones del este y sureste, los conversos del Islam al Cristianismo son acosados, se les niega el acceso a los servicios comunitarios, se los excluye, se los discrimina y ocasionalmente son asesinados. En los últimos años ha habido un número creciente de incidentes en los que se quemaron iglesias, se destruyeron casas y se asesinaron cristianos en número que a estas alturas ascienden a miles. International Christian Concern informó en septiembre de 2020 que quinientos cristianos habían sido asesinados desde junio del mismo año. A fines de noviembre de 2020, aproximadamente 800 personas murieron cerca de la iglesia de Santa María de Sion en la región norte de Tigray. Los líderes religiosos atribuyeron los asesinatos a las fuerzas armadas eritreas que operan en la región. Precisamente, es en esta región septentrional donde se concentran los católicos del rito etiópico. El rito católico latino prevalece en el resto del país.

Si bien la Iglesia Ortodoxa es un objetivo de ataques islámicos, también es perpetradora de persecución a otros cristianos. Según la organización "Open Doors USA": “Debido a la relación especial del gobierno con la Iglesia Ortodoxa Etíope, otras denominaciones, especialmente los evangélicos y los protestantes pentecostales, son perseguidos por el Estado y por la Iglesia Ortodoxa. Los cristianos que cambian de denominación y abandonan la Iglesia Ortodoxa están sujetos a la presión de la familia y la comunidad y pueden enfrentar un maltrato significativo y hasta la muerte violenta. Además, se puede restringir la celebración de reuniones religiosas en las iglesias".

Por añadidura, durante la actual pandemia de COVID-19, los cristianos fueron atacados y discriminados por su fe cuando se distribuyó la ayuda del gobierno. A muchos se les negó la ayuda y muchos más fueron agredidos cuando intentaban recibirla. Mientras tanto, el resto del mundo sigue indiferente. 

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