Inadecuado paralelismo entre el derribo de estatuas confederadas y las Torres Gemelas
- Miguel Saludes
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Inadecuado paralelismo entre el derribo de estatuas confederadas y las Torres Gemelas
18 Sep 2017 17:53
Resumir en unos pocos caracteres ideas y criterios, sobre todo si se trata de temas delicados, puede convertirse en un serio problema cuando la opinión sintetizada se presta a diferentes lecturas. Es lo que ha ocurrido con el contenido de un twit firmado por Orlando Luis Pardo Lazo en referencia a la onda iconoclasta que recorre Estados Unidos, dirigida fundamentalmente contra la memoria confederada. Y es que al referirse al hecho, el intelectual disidente cubano afirma en su mensaje que “Las dos estatuas que no podían haber caído nunca en los Estados Unidos ya cayeron hace muchísimo tiempo, el 11 de septiembre de 2001. No cayeron: Alá en persona se las tumbó y bien tumbadas a los Estados Unidos, como un síntoma definitivo de que hoy ya ha comenzado la gran caída imperial.”
El comentario saltó casi de la informalidad de las redes a la seriedad de la prensa con la glosa que sobre el mismo hiciera el periodista Pedro Sevcec, al inicio de uno de sus programas sobre actualidades noticiosas. Aclaraba Sevcec que en un principio dieron espacio a la duda razonable debido a los sucesivos casos de suplantaciones que se denuncian en los sitios cibernéticos, pero que lejos de aclarar el alcance de sus palabras, Pardo Lazo las ratificó. Un acto que el comentarista televisivo de América Teve cataloga de repulsivo y abominable en la actitud del “activista” (el entrecomillado es de Sevcec) cuya credibilidad opositora queda en serias evidencias. En su censura el presentador de América TV especuló sobre la actitud asumida por Pardo Lazo, que según fuentes no citadas atribuye a un tiempo de bonanza en fase terminal para el exiliado, quien vivía entre conferencias y viajes, errando de ciudad en ciudad. En otras palabras, había llegado el momento de tener que trabajar en serio y esto disparó su reacción. La pregunta en rigor sería cómo ese momento logró prolongarse durante un lustro y de donde salió el soporte financiero que permitió la forja de la ilusión falsa de vivir un exilio sin tener que rendir mayores esfuerzos para ganarse el sustento.
Y mientras algunos ubicaban su paradero en frías tierras europeas, Orlando Luis Pardo Lazo publicó en su blog Post Lunes de Revolución lo que parece ser la versión definitiva del polémico asunto. Bajo el título Torres, estatuas, estupidez y totalitarismo, el autor expone sus puntos de vistas sobre la situación que vive la sociedad norteamericana envuelta en el enfrentamiento entre radicales supremacistas, grupos cívicos que abogan por las libertades desde el respeto a la diversidad, personalidades progresistas y ciertos demagogos que apuestan por hacer una relectura de la historia removiendo estatuas. Pero lejos de ofrecer una visión diferente al impugnable uso de la imagen del derribo de las Torres Gemelas como un paralelo con lo que ocurre en la actualidad, las ideas del escrito se prestan al mismo juego de doble interpretación, confusión y aquello de donde dije Digo puede leerse Diego, todo bajo la sombrilla del derecho al uso de la libre expresión. Y es que Pardo Lazo enfoca el tópico desde el delicado hecho que significó el atentado contra los emblemáticos edificios de Nueva York, para no se sabe bien si criticar o defender al capitalismo decadente norteamericano que hoy remueve monumentos que a su decir son de “mentiritas”. La deriva pasa de identificar esos monumentos con el KKK, siglas a la que refiere la mención de las esculturas de Lenin y del Che Guevara erigidas en suelo norteamericano. Igual sentimiento de irresolución deja su tesis acerca de un Estados Unidos donde casi nadie cree en la libertad con el modelo democrático que allí se pondera. Un cocido que incluye una parte tratando al sistema estadounidense como capitalismo real, amenazado por el mundo y en otra tildándole de imperialismo imaginario “Made in USA”, además del añadido de ingredientes groseros contra la intelectualidad progre y varios detalles más que se conjugan en un final totalmente abierto a la imaginación. Todo con la oscura virtud de lograr lo mismo el aplauso de unos y otros, que hasta el más abierto rechazo, según sea el asiento donde milite el lector. Verdadera cualidad de metamorfosis ideológica, capaz de esconder la verdadera identidad en un laberinto de frases e ideas en aparente contradicción.
La ambigüedad y el uso de palabras y posturas de Pardo Lazo no comienzan con este hecho, de por sí repudiable, pese al enredo de ideas en la que ha disfrazado la esencia del mensaje lanzado en la brevedad twitera. En la conferencia El poder de la Solidaridad Internacional celebrada en los predios de FIU en diciembre del 2014, el “activista” (ahora el entrecomillado es mío) expresó durante su intervención que el proyecto más patriótico que se había confeccionado para Cuba era la Ley Helms-Burton. Lo hizo en presencia de la hija del desaparecido disidente Oswaldo Payá y de personas que tuvieron que ver desde sus inicios con la puesta en marcha del Proyecto Varela. Parecía ignorar el controversial conferencista que uno de los acápites de la Helms-Burton propone más allá de los términos económicos inaceptables e inaplicables por su alcance internacional, es la aprobación por parte de Estados Unidos de cualquier presidente electo en una Cuba futura en vista de su legitimización. Para no quedarse corto agregó además que la Isla necesitaba diez proyectos como el patrocinado a dos manos por el senador y congresista norteamericanos y al que Payá Sardiñas señaló en su momento de injerencista, lindante con las intenciones de la Enmienda Platt. Pardo Lazo dijo más en aquella ocasión, al responsabilizar a los mambises de la violencia política que legaron como herencia a la Cuba presente. Un disparate ante el que varios de los presentes no pudieron contenerse y levantaron la mano para cuestionarle. Esfuerzo inútil porque no se les dio la palabra a ninguno, evitando así un debate escabroso, para el interlocutor y supongo para los que pagaban el coste de la estancia cuyo alquiler debió ser bastante elevado.
Queda otra imagen mil veces divulgada y muchas más criticada, de lo que se quiere hacer ver como obra de arte contestataria, expresión rebelde ¿contra el castrismo? de un performance realizado por Pardo Lazo en el que el autor aparece con la bandera cubana envolviendo la desnudez de su cuerpo. Una “hazaña” casi nunca criticada por quienes ponderan la carrera de un disidente con fecha reciente de aparición, pese a sus aseveraciones de que el currículo se remite a los finales de los ochenta, cuando el entonces estudiante universitario se nucleaba, según afirma, en los corrillos del activismo pro perestroikero. Por desgracia este tipo de discursos y actitudes son las que parecen merecer la atención y la aquiescencia en ciertos entornos, por cierto muy influyentes, que aceptan ciertas veleidades de sus elegidos, siempre que ellos ilustren ese conjunto en el que se conjuga la figura del intelectual distinguido y la faz del hombre nuevo, como estampa fracasada de la aspiración que pretendía lograr el régimen cubano. Hasta que un día las cosas cambian, no se sabe por qué misteriosa causa, y al decir de Esperanza Aguirre el protegido les sale Rana, que es lo que parece suceder en esta faceta “anti todo” o contra todas las banderas, asumida de manera ambivalente Orlando Luis Pardo Lazo. Uno entre varios, en los que un sector del exilio duro ha puesto todas sus cartas en las apuestas.
El comentario saltó casi de la informalidad de las redes a la seriedad de la prensa con la glosa que sobre el mismo hiciera el periodista Pedro Sevcec, al inicio de uno de sus programas sobre actualidades noticiosas. Aclaraba Sevcec que en un principio dieron espacio a la duda razonable debido a los sucesivos casos de suplantaciones que se denuncian en los sitios cibernéticos, pero que lejos de aclarar el alcance de sus palabras, Pardo Lazo las ratificó. Un acto que el comentarista televisivo de América Teve cataloga de repulsivo y abominable en la actitud del “activista” (el entrecomillado es de Sevcec) cuya credibilidad opositora queda en serias evidencias. En su censura el presentador de América TV especuló sobre la actitud asumida por Pardo Lazo, que según fuentes no citadas atribuye a un tiempo de bonanza en fase terminal para el exiliado, quien vivía entre conferencias y viajes, errando de ciudad en ciudad. En otras palabras, había llegado el momento de tener que trabajar en serio y esto disparó su reacción. La pregunta en rigor sería cómo ese momento logró prolongarse durante un lustro y de donde salió el soporte financiero que permitió la forja de la ilusión falsa de vivir un exilio sin tener que rendir mayores esfuerzos para ganarse el sustento.
Y mientras algunos ubicaban su paradero en frías tierras europeas, Orlando Luis Pardo Lazo publicó en su blog Post Lunes de Revolución lo que parece ser la versión definitiva del polémico asunto. Bajo el título Torres, estatuas, estupidez y totalitarismo, el autor expone sus puntos de vistas sobre la situación que vive la sociedad norteamericana envuelta en el enfrentamiento entre radicales supremacistas, grupos cívicos que abogan por las libertades desde el respeto a la diversidad, personalidades progresistas y ciertos demagogos que apuestan por hacer una relectura de la historia removiendo estatuas. Pero lejos de ofrecer una visión diferente al impugnable uso de la imagen del derribo de las Torres Gemelas como un paralelo con lo que ocurre en la actualidad, las ideas del escrito se prestan al mismo juego de doble interpretación, confusión y aquello de donde dije Digo puede leerse Diego, todo bajo la sombrilla del derecho al uso de la libre expresión. Y es que Pardo Lazo enfoca el tópico desde el delicado hecho que significó el atentado contra los emblemáticos edificios de Nueva York, para no se sabe bien si criticar o defender al capitalismo decadente norteamericano que hoy remueve monumentos que a su decir son de “mentiritas”. La deriva pasa de identificar esos monumentos con el KKK, siglas a la que refiere la mención de las esculturas de Lenin y del Che Guevara erigidas en suelo norteamericano. Igual sentimiento de irresolución deja su tesis acerca de un Estados Unidos donde casi nadie cree en la libertad con el modelo democrático que allí se pondera. Un cocido que incluye una parte tratando al sistema estadounidense como capitalismo real, amenazado por el mundo y en otra tildándole de imperialismo imaginario “Made in USA”, además del añadido de ingredientes groseros contra la intelectualidad progre y varios detalles más que se conjugan en un final totalmente abierto a la imaginación. Todo con la oscura virtud de lograr lo mismo el aplauso de unos y otros, que hasta el más abierto rechazo, según sea el asiento donde milite el lector. Verdadera cualidad de metamorfosis ideológica, capaz de esconder la verdadera identidad en un laberinto de frases e ideas en aparente contradicción.
La ambigüedad y el uso de palabras y posturas de Pardo Lazo no comienzan con este hecho, de por sí repudiable, pese al enredo de ideas en la que ha disfrazado la esencia del mensaje lanzado en la brevedad twitera. En la conferencia El poder de la Solidaridad Internacional celebrada en los predios de FIU en diciembre del 2014, el “activista” (ahora el entrecomillado es mío) expresó durante su intervención que el proyecto más patriótico que se había confeccionado para Cuba era la Ley Helms-Burton. Lo hizo en presencia de la hija del desaparecido disidente Oswaldo Payá y de personas que tuvieron que ver desde sus inicios con la puesta en marcha del Proyecto Varela. Parecía ignorar el controversial conferencista que uno de los acápites de la Helms-Burton propone más allá de los términos económicos inaceptables e inaplicables por su alcance internacional, es la aprobación por parte de Estados Unidos de cualquier presidente electo en una Cuba futura en vista de su legitimización. Para no quedarse corto agregó además que la Isla necesitaba diez proyectos como el patrocinado a dos manos por el senador y congresista norteamericanos y al que Payá Sardiñas señaló en su momento de injerencista, lindante con las intenciones de la Enmienda Platt. Pardo Lazo dijo más en aquella ocasión, al responsabilizar a los mambises de la violencia política que legaron como herencia a la Cuba presente. Un disparate ante el que varios de los presentes no pudieron contenerse y levantaron la mano para cuestionarle. Esfuerzo inútil porque no se les dio la palabra a ninguno, evitando así un debate escabroso, para el interlocutor y supongo para los que pagaban el coste de la estancia cuyo alquiler debió ser bastante elevado.
Queda otra imagen mil veces divulgada y muchas más criticada, de lo que se quiere hacer ver como obra de arte contestataria, expresión rebelde ¿contra el castrismo? de un performance realizado por Pardo Lazo en el que el autor aparece con la bandera cubana envolviendo la desnudez de su cuerpo. Una “hazaña” casi nunca criticada por quienes ponderan la carrera de un disidente con fecha reciente de aparición, pese a sus aseveraciones de que el currículo se remite a los finales de los ochenta, cuando el entonces estudiante universitario se nucleaba, según afirma, en los corrillos del activismo pro perestroikero. Por desgracia este tipo de discursos y actitudes son las que parecen merecer la atención y la aquiescencia en ciertos entornos, por cierto muy influyentes, que aceptan ciertas veleidades de sus elegidos, siempre que ellos ilustren ese conjunto en el que se conjuga la figura del intelectual distinguido y la faz del hombre nuevo, como estampa fracasada de la aspiración que pretendía lograr el régimen cubano. Hasta que un día las cosas cambian, no se sabe por qué misteriosa causa, y al decir de Esperanza Aguirre el protegido les sale Rana, que es lo que parece suceder en esta faceta “anti todo” o contra todas las banderas, asumida de manera ambivalente Orlando Luis Pardo Lazo. Uno entre varios, en los que un sector del exilio duro ha puesto todas sus cartas en las apuestas.
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