¿Algo más en el camino hacia la meta?
- Miguel Saludes
- Topic Author
- Offline
- Moderator
- Posts: 141
- Thanks: 16
¿Algo más en el camino hacia la meta?
29 Sep 2024 14:24
La noticia sorprendió el pasado domingo 15 de septiembre. Algunos canales tardaron minutos en reaccionar, respecto a otros que lo hicieron con mayor inmediatez. Es posible que la incredulidad, o el temor a caer en la trampa de los fake news, indujera a la prudencia. No obstante, los hechos confirmaban que la sombra del magnicidio volvía a pasar muy cerca de Donald Trump, cuando todavía permanecía fresco en la memoria el atentado del 13 de julio que estuvo a poco de sacarle fatalmente del ruedo electoral. Un episodio que ha dejado muchas
interrogantes
con pocas respuestas convincentes.
La intentona de asesinato ocurrida en Pensilvania dejó grabada para la historia la imagen tomada por asistentes al mitin que Trump iniciaba en ese sitio. En pleno desarrollo del encuentro el tirador era captado sobre el techo de un edificio, fusil en mano, reptando hacia la posición desde la que se dispondría a disparar. La tardía reacción de las autoridades, con el individuo a la vista y varias deficiencias comprobadas en el dispositivo de seguridad, provocaron críticas y renuncias consecuentes, que no consiguen llenar los baches en el trillado camino de unas investigaciones donde se revelaron fallas garrafales en el operativo para proteger al expresidente y a los asistentes al encuentro. Que el autor del atentado lograra volar un dron sobre el sitio, apenas unas horas antes de comenzar la alocución y que pudiera trepar al tejado de un local que el Servicio Secreto había reconoció como de riesgo , con un arma a la vista y auxiliándose de una escalera trasladada al lugar sin mayores precauciones para encubrir la manobra, pudiera tomarse por una irracionalidad del ejecutor, pero para los encargados de evitar esa eventualidad quedó como el sinsentido de una deficiente actuación. Todo con el añadido de la notificación dada a conocer posteriormente sobre la detección de un supuesto complot iraní para asesinar a Trump, días antes del suceso.
La muerte de un ciudadano y las graves heridas afligidas a otros dos, amén de la lesión ligera que sufriera el político, así como la baja instantánea del presunto asesino, dieron fe de que la cosa iba en serio. Y es justo subrayar este aspecto porque para muchos queda por explicar si este asunto fue obra de un loco solitario , en tanto que otros siembran dudas sobre el tiroteo, alegado que podría tratarse de un montaje trumpista en busca de resaltar la figura del pretendiente presidencial al que una lluvia de encuestas insiste en ubicar muy ligeramente al frente de la contienda, a veces empatado y no pocas por detrás de su rival. Esto tras un debate en el que a pesar de los que ven a un Trump perdedor por sus acostumbradas salidas, en realidad este mostró mejor dominio frente a una oponente que más bien abusó del histrionismo gestual del rostro, sonrisas y gestos irónicos, como recurso para mostrar seguridad y control de cara a los espectadores que seguían el evento. No es casual que Taylor Swift decidiera sumar su apoyo electoral a Kamala Harris al concluir la controversia pactada, seguida por otros artistas y personalidades del mundo del espectáculo, en una clara búsqueda del voto joven canalizado hacia la demócrata. Un aspecto que pudiera parecer insignificante, pero que evidencia una movida detrás de estas adhesiones de última hora, ocurridas tras el cara a cara entre los pretendientes a la presidencia, haciendo sospechar que las cosas no andan muy bien para el equipo azul. A esto se suma el soporte brindado por parte de halcones republicanos que apuntalaron de manera abierta a la actual vicepresidenta en un esfuerzo por evitar el regreso de Trump, vaya a saber en beneficio de que objetivos. Destaca en ese grupo Dick Cheney , activo mercader de la guerra. Es precisamente en esa coyuntura donde vuelve a asomarse al escenario el cañón de un arma letal en posición idónea para acabar con lo que aparece como un serio obstáculo en el camino de tantos intereses perversos.
Resaltan detalles en este segundo intento de asesinato. Destaca que el encargado de cometerlo pudiera conocer de antemano y con tanta precisión la ubicación de su objetivo en un lugar que estaba fuera de la agenda oficial del candidato y que además se mantuviera por horas estacionado en la zona sin llamar la atención, más allá de la consideración, también inexplicable, de que el contorno quedara fuera de los límites de protección establecidos para aquellos aspirantes que no son presidentes electos. Una regla que debió reconsiderarse a partir de los sucedido en julio. Resulta curiosa la acción que pretendía acometer el individuo , convencido defensor de la causa ucraniana , reclutador de combatientes -radicales islámicos en particular- con el fin de engrosar las filas del célebre Batallón Azov, agrupación a la que el presidente Biden retiró recientemente una disposición que prohibía entregar armas desde el 2015. En este punto es bueno recordar la petición hecha por 40 congresistas demócratas en 2018 para declarar a esa organización como terrorista.
Otros aspectos que han marcado el caldeado ambiente electoral merecen detenimiento, sobre todo cuando se analiza un panorama atípico con el intento de Donald Trump a regresar al poder. Un candidato- que insisto-no es por el que he votado en ninguna de las anteriores ocasiones. En esta carrera por la Casa Blanca, resultan llamativas las enconadas oposiciones que ha provocado esa irrupción, no solo en el campo demócrata. Uno de sus detractores más combativos se ha revelado en la figura de George Soros y la fundación que preside. Recientemente el “filántropo” manifestaba que haría todo cuanto estuviera en sus manos para evitar la vuelta de Trump. No es la primera vez que el polémico altruista multimillonario manifiesta su mala disposición contra el republicano. Lo hizo en declaraciones previas a las elecciones del 2016 cuando Hillary Clinton buscaba el favor de los votantes frente al eufórico eslogan trumpista Make America Great Again. Soros describía entonces a Trump como un "impostor, estafador y potencial dictador" que haría temblar los mercados financieros. "El sería un dictador si pudiera salirse con la suya, pero no podrá hacerlo", decía en una entrevista con Bloomberg Televisión mientras asistía al Foro Económico Mundial en Davos
Ahora, ante la vuelta del ex mandatario a la brega presidencial, la Fundación Open Society Foundations, más reconocida por el nombre de su fundador, vuelve a expresase preocupada ante esa posibilidad en las palabras de Alexander Soros, heredero del imperio creado por su padre. Soros junior no se esconde para revelar su posición y esfuerzos enfilados a impedir que ello ocurra. Ni siquiera disfraza las razones que le animan al manifestar que la victoria del republicano pueda significar el socavamiento de la agenda “ globalista ” por la que apuesta su clan o que sus gestiones puedan poner fin al conflicto en Ucrania, en el que se ha invertido tanto billete. Algo que se comprende muy bien al conocerse la activa participación de los Soros en esa saga que inició la mal llamada Revolución del Maidán y lo que ha seguido con el apoyo de esa compañía. Y son precisamente los avisos lanzados por Trump sobre su apuesta por acabar con la guerra si accede a la presidencia, los que levantan la alarma de unos, los temores de otros y los deseos de que ese advenimiento no ocurra.
En este contexto enrarecido coinciden por igual ciertas acciones y reacciones relacionadas con el incómodo candidato, sobre el que Biden lanzara un contraproducente llamado de ponerle en la “diana”, expresión por la que tuvo que disculparse . Una frase que se produjo días antes del primer intento magnicida y que el presidente se apresuró rectificar aclarando que su referencia estaba dirigida al objetivo en el que debía centrarse el equipo demócrata para confrontar el plan electoral contra Trump. Otra cita poco afortunada llegó desde la jefa de campaña de Kamala Harris con el comentario de que la retórica de Trump tiene consecuencias reales, dejando entrever que las agresiones en su contra se corresponden al contenido del discurso que propaga el republicano contra los emigrantes, en este caso. Desde la prensa destacan por igual ataques y opiniones controvertidas sobre la figura del exmandatario, que sin embargo no pudieran tildarse de incendiarias o provocativas como para poner en peligro al aludido. Un análisis publicado en CNN el 15 de septiembre, el mismo día del intento frustrado, se extiende sobre la violencia que ensombrece la política estadounidense, exacerbada por la disponibilidad de armas de fuego de fácil adquisición. Refiriéndose al atentado, el articulo expone en un párrafo la siguiente consideración: “El segundo intento de magnicidio se produce en el contexto de una campaña turbulenta que ha desafiado las convenciones y las predicciones. Por primera vez desde 1968, un presidente en funciones abandonó su campaña de reelección a pocos meses de las elecciones, cediendo a regañadientes el paso a su vicepresidente, que tiene la oportunidad de ser la primera mujer negra y sudasiática en ser electa como comandante en jefe. El candidato republicano es un delincuente convicto que enfrenta múltiples cargos penales por su intento sin precedentes de permanecer en el poder después de perder las últimas elecciones“ Resalta el criterio con el que cierra el párrafo del escrito, y que es el mismo utilizado en diversos espacios para desacreditar al oponente, llegado incluso a aparecer en vallas publicitarias colocadas a lo largo de importantes rutas de tráfico, en Florida y otros estados. Por citar ejemplos, vale el que produjo una portada del New York Times, provocando el comentario indignado del presidente mexicano Manuel López Obrador , quien tildó el escrito de “groserísimo” pasquín. Obrador se refería a una foto de Trump publicada en primera plana de ese diario después del primer atentado con el texto: “Falló las pruebas de liderazgo y traicionó a Estados Unidos. Los votantes deben rechazarlo en noviembre”.
Eventos como la cumbre de la OTAN celebrada en Washington y los dichos de algunos asistentes al conclave en relación con las elecciones norteamericanas también dejan pistas de la contrariedad que supone el eventual regreso de Trump. Se palpa en las palabras del premier canadiense llamando a prepararse de cara a esa posibilidad, en las opiniones de otros asistentes más directos al expresar la inconveniencia de que Trump gane las próximas elecciones y hasta en la postura de los que emitieron sus preferencias hacia Biden, por entonces todavía competidor virtual por la candidatura demócrata. Una acción conjunta que pudiera calificarse de injerencista. La presencia de Zelenski en ese encuentro y la insistencia en mantener encendido el fuego del conflicto en suelo europeo, sin importar el precio que ello suponga, contó entonces con el espaldarazo del presidente de la organización atlántica y la anuencia de los participantes a que sus gobiernos pusieran más dinero sobre la mesa para sufragar el coste ( 40 mil millones ), al margen de un nuevo cheque por 250 millones , prometido por el mismo Biden al invitado de honor, en un esfuerzo que denotaba el apresuramiento de los reunidos por afianzar o dejar amarrado de alguna manera la entrega de armamentos estratégicos a Ucrania y su posible uso contra objetivos militares y civiles rusos, una decisión que podría tener consecuencias nefastas para Europa y el resto del mundo en caso de desatarse una guerra global. Esto ante la increíble connivencia de la mayoría de los representantes de una Unión Europea que parece apostar por la destrucción irremediable de su existencia. Actitud que ya no puede calificarse solo de irresponsable, sino de criminal y fascista. En este punto vale señalar como la vuelta del presidente ucraniano en el marco de la cumbre de jefes de Estados de la ONU se ha visto envuelta en polémicas por nuevas entregas multimillonarias y acusaciones del manejo de una controversial estancia de Zelenski en Pensilvania, vista como una intrusiva participación electoral montada por los demócratas contra Trump.
Es significativo como las semanas previas y coincidentes con los dos intentos de asesinato a Trump han estado plenas de peticiones con sabor belicista en todos los niveles de activismo, desde los políticos, periodísticos y los de ciertas organizaciones no gubernamentales que dicen luchar por la democracia y los derechos humanos, pero que de manera extraña terminan sumándose a la retórica de dejar manos libres a Ucrania para que ataque territorio enemigo. Un gesto que puede ser visto como comprensible por tratarse de legítima defensa de una de las partes en conflicto, pero que además del peligroso sendero al que conduce, presenta la obviedad de las incidencias que el resultado tendría en el escenario actual de Estados Unidos, donde no sería descabellado pensar, llegado el caso y el imperio de la necesidad, que una salida extrema capaz de poner en riesgo el destino de la paz mundial podría estar en los planes de los que se han propuesto evitar que Donald Trump regrese a la silla presidencial. En este punto resulta peligrosa la insistencia sobre informaciones que alertan de planes iraníes para atentar contra el candidato republicano. Algo que habría insinuado ya el Servicio de Inteligencia en los preludios del atentado del julio. Un tema que merita mucha atención por espinoso y dudoso. Porque de producirse otra intentona exitosa (Dios lo impida), o siquiera fallida, algo que ya está siendo avisado, y se cargara esta contingencia a la cuenta de Teherán, estaríamos a las puertas de una salida ideal para los buitres que se alimentan de la guerra y los despojos que esta produce. En el peor de los casos habría un enemigo predeterminado al que culpar, con toda la legitimidad de declararle la guerra como respuesta justa y necesaria, contando de seguro con el respaldo solidario respaldo de aliados, el asentimiento prudente de los no coaligados y hasta la adhesión patriótica de las masas que incluiría a los mismos seguidores de Trump, quienes ante una situación de unidad nacional es indudable terminen aceptado la victoria electoral de sus contrarios ideológicos y hasta el aplazamiento de unos comicios afectados por una crisis grave. Nada es descartable.
Quedan pocos pasos hasta la fecha que marca noviembre. Pero como sucede en esos juegos de mesa en los que un tiro de dados puede llevar a casillas con impedimentos capaces de malograr la ventaja de un jugador en beneficio del contrario, algo similar puede ocurrir en esta carrera donde enajenados disponibles, complots reales o ficticios y trances explosivos como para provocar un caos universal, están dispuestos en el camino hacia la meta. Se necesita alerta y juicio claro sobre lo que está ocurriendo y lo que puede suceder en el corto plazo, hasta el 5 de noviembre e incluso más allá después de conocerse los resultados de estas elecciones que tendrán un peso importante para el futuro de Estados Unidos, de Europa y posiblemente de la Humanidad tal como la conocemos.
La intentona de asesinato ocurrida en Pensilvania dejó grabada para la historia la imagen tomada por asistentes al mitin que Trump iniciaba en ese sitio. En pleno desarrollo del encuentro el tirador era captado sobre el techo de un edificio, fusil en mano, reptando hacia la posición desde la que se dispondría a disparar. La tardía reacción de las autoridades, con el individuo a la vista y varias deficiencias comprobadas en el dispositivo de seguridad, provocaron críticas y renuncias consecuentes, que no consiguen llenar los baches en el trillado camino de unas investigaciones donde se revelaron fallas garrafales en el operativo para proteger al expresidente y a los asistentes al encuentro. Que el autor del atentado lograra volar un dron sobre el sitio, apenas unas horas antes de comenzar la alocución y que pudiera trepar al tejado de un local que el Servicio Secreto había reconoció como de riesgo , con un arma a la vista y auxiliándose de una escalera trasladada al lugar sin mayores precauciones para encubrir la manobra, pudiera tomarse por una irracionalidad del ejecutor, pero para los encargados de evitar esa eventualidad quedó como el sinsentido de una deficiente actuación. Todo con el añadido de la notificación dada a conocer posteriormente sobre la detección de un supuesto complot iraní para asesinar a Trump, días antes del suceso.
La muerte de un ciudadano y las graves heridas afligidas a otros dos, amén de la lesión ligera que sufriera el político, así como la baja instantánea del presunto asesino, dieron fe de que la cosa iba en serio. Y es justo subrayar este aspecto porque para muchos queda por explicar si este asunto fue obra de un loco solitario , en tanto que otros siembran dudas sobre el tiroteo, alegado que podría tratarse de un montaje trumpista en busca de resaltar la figura del pretendiente presidencial al que una lluvia de encuestas insiste en ubicar muy ligeramente al frente de la contienda, a veces empatado y no pocas por detrás de su rival. Esto tras un debate en el que a pesar de los que ven a un Trump perdedor por sus acostumbradas salidas, en realidad este mostró mejor dominio frente a una oponente que más bien abusó del histrionismo gestual del rostro, sonrisas y gestos irónicos, como recurso para mostrar seguridad y control de cara a los espectadores que seguían el evento. No es casual que Taylor Swift decidiera sumar su apoyo electoral a Kamala Harris al concluir la controversia pactada, seguida por otros artistas y personalidades del mundo del espectáculo, en una clara búsqueda del voto joven canalizado hacia la demócrata. Un aspecto que pudiera parecer insignificante, pero que evidencia una movida detrás de estas adhesiones de última hora, ocurridas tras el cara a cara entre los pretendientes a la presidencia, haciendo sospechar que las cosas no andan muy bien para el equipo azul. A esto se suma el soporte brindado por parte de halcones republicanos que apuntalaron de manera abierta a la actual vicepresidenta en un esfuerzo por evitar el regreso de Trump, vaya a saber en beneficio de que objetivos. Destaca en ese grupo Dick Cheney , activo mercader de la guerra. Es precisamente en esa coyuntura donde vuelve a asomarse al escenario el cañón de un arma letal en posición idónea para acabar con lo que aparece como un serio obstáculo en el camino de tantos intereses perversos.
Resaltan detalles en este segundo intento de asesinato. Destaca que el encargado de cometerlo pudiera conocer de antemano y con tanta precisión la ubicación de su objetivo en un lugar que estaba fuera de la agenda oficial del candidato y que además se mantuviera por horas estacionado en la zona sin llamar la atención, más allá de la consideración, también inexplicable, de que el contorno quedara fuera de los límites de protección establecidos para aquellos aspirantes que no son presidentes electos. Una regla que debió reconsiderarse a partir de los sucedido en julio. Resulta curiosa la acción que pretendía acometer el individuo , convencido defensor de la causa ucraniana , reclutador de combatientes -radicales islámicos en particular- con el fin de engrosar las filas del célebre Batallón Azov, agrupación a la que el presidente Biden retiró recientemente una disposición que prohibía entregar armas desde el 2015. En este punto es bueno recordar la petición hecha por 40 congresistas demócratas en 2018 para declarar a esa organización como terrorista.
Otros aspectos que han marcado el caldeado ambiente electoral merecen detenimiento, sobre todo cuando se analiza un panorama atípico con el intento de Donald Trump a regresar al poder. Un candidato- que insisto-no es por el que he votado en ninguna de las anteriores ocasiones. En esta carrera por la Casa Blanca, resultan llamativas las enconadas oposiciones que ha provocado esa irrupción, no solo en el campo demócrata. Uno de sus detractores más combativos se ha revelado en la figura de George Soros y la fundación que preside. Recientemente el “filántropo” manifestaba que haría todo cuanto estuviera en sus manos para evitar la vuelta de Trump. No es la primera vez que el polémico altruista multimillonario manifiesta su mala disposición contra el republicano. Lo hizo en declaraciones previas a las elecciones del 2016 cuando Hillary Clinton buscaba el favor de los votantes frente al eufórico eslogan trumpista Make America Great Again. Soros describía entonces a Trump como un "impostor, estafador y potencial dictador" que haría temblar los mercados financieros. "El sería un dictador si pudiera salirse con la suya, pero no podrá hacerlo", decía en una entrevista con Bloomberg Televisión mientras asistía al Foro Económico Mundial en Davos
Ahora, ante la vuelta del ex mandatario a la brega presidencial, la Fundación Open Society Foundations, más reconocida por el nombre de su fundador, vuelve a expresase preocupada ante esa posibilidad en las palabras de Alexander Soros, heredero del imperio creado por su padre. Soros junior no se esconde para revelar su posición y esfuerzos enfilados a impedir que ello ocurra. Ni siquiera disfraza las razones que le animan al manifestar que la victoria del republicano pueda significar el socavamiento de la agenda “ globalista ” por la que apuesta su clan o que sus gestiones puedan poner fin al conflicto en Ucrania, en el que se ha invertido tanto billete. Algo que se comprende muy bien al conocerse la activa participación de los Soros en esa saga que inició la mal llamada Revolución del Maidán y lo que ha seguido con el apoyo de esa compañía. Y son precisamente los avisos lanzados por Trump sobre su apuesta por acabar con la guerra si accede a la presidencia, los que levantan la alarma de unos, los temores de otros y los deseos de que ese advenimiento no ocurra.
En este contexto enrarecido coinciden por igual ciertas acciones y reacciones relacionadas con el incómodo candidato, sobre el que Biden lanzara un contraproducente llamado de ponerle en la “diana”, expresión por la que tuvo que disculparse . Una frase que se produjo días antes del primer intento magnicida y que el presidente se apresuró rectificar aclarando que su referencia estaba dirigida al objetivo en el que debía centrarse el equipo demócrata para confrontar el plan electoral contra Trump. Otra cita poco afortunada llegó desde la jefa de campaña de Kamala Harris con el comentario de que la retórica de Trump tiene consecuencias reales, dejando entrever que las agresiones en su contra se corresponden al contenido del discurso que propaga el republicano contra los emigrantes, en este caso. Desde la prensa destacan por igual ataques y opiniones controvertidas sobre la figura del exmandatario, que sin embargo no pudieran tildarse de incendiarias o provocativas como para poner en peligro al aludido. Un análisis publicado en CNN el 15 de septiembre, el mismo día del intento frustrado, se extiende sobre la violencia que ensombrece la política estadounidense, exacerbada por la disponibilidad de armas de fuego de fácil adquisición. Refiriéndose al atentado, el articulo expone en un párrafo la siguiente consideración: “El segundo intento de magnicidio se produce en el contexto de una campaña turbulenta que ha desafiado las convenciones y las predicciones. Por primera vez desde 1968, un presidente en funciones abandonó su campaña de reelección a pocos meses de las elecciones, cediendo a regañadientes el paso a su vicepresidente, que tiene la oportunidad de ser la primera mujer negra y sudasiática en ser electa como comandante en jefe. El candidato republicano es un delincuente convicto que enfrenta múltiples cargos penales por su intento sin precedentes de permanecer en el poder después de perder las últimas elecciones“ Resalta el criterio con el que cierra el párrafo del escrito, y que es el mismo utilizado en diversos espacios para desacreditar al oponente, llegado incluso a aparecer en vallas publicitarias colocadas a lo largo de importantes rutas de tráfico, en Florida y otros estados. Por citar ejemplos, vale el que produjo una portada del New York Times, provocando el comentario indignado del presidente mexicano Manuel López Obrador , quien tildó el escrito de “groserísimo” pasquín. Obrador se refería a una foto de Trump publicada en primera plana de ese diario después del primer atentado con el texto: “Falló las pruebas de liderazgo y traicionó a Estados Unidos. Los votantes deben rechazarlo en noviembre”.
Eventos como la cumbre de la OTAN celebrada en Washington y los dichos de algunos asistentes al conclave en relación con las elecciones norteamericanas también dejan pistas de la contrariedad que supone el eventual regreso de Trump. Se palpa en las palabras del premier canadiense llamando a prepararse de cara a esa posibilidad, en las opiniones de otros asistentes más directos al expresar la inconveniencia de que Trump gane las próximas elecciones y hasta en la postura de los que emitieron sus preferencias hacia Biden, por entonces todavía competidor virtual por la candidatura demócrata. Una acción conjunta que pudiera calificarse de injerencista. La presencia de Zelenski en ese encuentro y la insistencia en mantener encendido el fuego del conflicto en suelo europeo, sin importar el precio que ello suponga, contó entonces con el espaldarazo del presidente de la organización atlántica y la anuencia de los participantes a que sus gobiernos pusieran más dinero sobre la mesa para sufragar el coste ( 40 mil millones ), al margen de un nuevo cheque por 250 millones , prometido por el mismo Biden al invitado de honor, en un esfuerzo que denotaba el apresuramiento de los reunidos por afianzar o dejar amarrado de alguna manera la entrega de armamentos estratégicos a Ucrania y su posible uso contra objetivos militares y civiles rusos, una decisión que podría tener consecuencias nefastas para Europa y el resto del mundo en caso de desatarse una guerra global. Esto ante la increíble connivencia de la mayoría de los representantes de una Unión Europea que parece apostar por la destrucción irremediable de su existencia. Actitud que ya no puede calificarse solo de irresponsable, sino de criminal y fascista. En este punto vale señalar como la vuelta del presidente ucraniano en el marco de la cumbre de jefes de Estados de la ONU se ha visto envuelta en polémicas por nuevas entregas multimillonarias y acusaciones del manejo de una controversial estancia de Zelenski en Pensilvania, vista como una intrusiva participación electoral montada por los demócratas contra Trump.
Es significativo como las semanas previas y coincidentes con los dos intentos de asesinato a Trump han estado plenas de peticiones con sabor belicista en todos los niveles de activismo, desde los políticos, periodísticos y los de ciertas organizaciones no gubernamentales que dicen luchar por la democracia y los derechos humanos, pero que de manera extraña terminan sumándose a la retórica de dejar manos libres a Ucrania para que ataque territorio enemigo. Un gesto que puede ser visto como comprensible por tratarse de legítima defensa de una de las partes en conflicto, pero que además del peligroso sendero al que conduce, presenta la obviedad de las incidencias que el resultado tendría en el escenario actual de Estados Unidos, donde no sería descabellado pensar, llegado el caso y el imperio de la necesidad, que una salida extrema capaz de poner en riesgo el destino de la paz mundial podría estar en los planes de los que se han propuesto evitar que Donald Trump regrese a la silla presidencial. En este punto resulta peligrosa la insistencia sobre informaciones que alertan de planes iraníes para atentar contra el candidato republicano. Algo que habría insinuado ya el Servicio de Inteligencia en los preludios del atentado del julio. Un tema que merita mucha atención por espinoso y dudoso. Porque de producirse otra intentona exitosa (Dios lo impida), o siquiera fallida, algo que ya está siendo avisado, y se cargara esta contingencia a la cuenta de Teherán, estaríamos a las puertas de una salida ideal para los buitres que se alimentan de la guerra y los despojos que esta produce. En el peor de los casos habría un enemigo predeterminado al que culpar, con toda la legitimidad de declararle la guerra como respuesta justa y necesaria, contando de seguro con el respaldo solidario respaldo de aliados, el asentimiento prudente de los no coaligados y hasta la adhesión patriótica de las masas que incluiría a los mismos seguidores de Trump, quienes ante una situación de unidad nacional es indudable terminen aceptado la victoria electoral de sus contrarios ideológicos y hasta el aplazamiento de unos comicios afectados por una crisis grave. Nada es descartable.
Quedan pocos pasos hasta la fecha que marca noviembre. Pero como sucede en esos juegos de mesa en los que un tiro de dados puede llevar a casillas con impedimentos capaces de malograr la ventaja de un jugador en beneficio del contrario, algo similar puede ocurrir en esta carrera donde enajenados disponibles, complots reales o ficticios y trances explosivos como para provocar un caos universal, están dispuestos en el camino hacia la meta. Se necesita alerta y juicio claro sobre lo que está ocurriendo y lo que puede suceder en el corto plazo, hasta el 5 de noviembre e incluso más allá después de conocerse los resultados de estas elecciones que tendrán un peso importante para el futuro de Estados Unidos, de Europa y posiblemente de la Humanidad tal como la conocemos.
Reply to Miguel Saludes
Moderators: Miguel Saludes, Abelardo Pérez García, Oílda del Castillo, Ricardo Puerta, Antonio Llaca, Efraín Infante, Pedro S. Campos, Héctor Caraballo
Time to create page: 0.548 seconds