El candidato del Kremlin
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El candidato del Kremlin
21 Aug 2016 00:26
Vladimir Putin es un hombre afortunado. ¿Quién le iba a decir que para sus planes de destruir Occidente iba a contar con la ayuda de un candidato a la presidencia de Estados Unidos? Le ha bastado con masajear el ego de Trump para ponerle de su parte haciendo que ataque a la OTAN, fomente la desunión europea y, sobre todo, socave la imagen estadounidense en el mundo. Le ha bastado al zar con rodear a su candidato a la Casa Blanca de personajes allegados al Kremlin, como su jefe de campaña (Paul Manafort) y varios asesores políticos y socios de negocios. Y de millones de dólares procedentes de Rusia, que desde hace años financian proyectos de Trump.
Dinero del que se jactaba su hijo mayor, Donald Jr. en una convención de real estate en el 2008 en la que dijo: “Una desproporcionada cantidad de nuestros activos provienen de rusos. Nos llueve mucho dinero desde Rusia”. También relató que había viajado seis veces (¡6!) a ése país en apenas un año porque “nos gustaría mucho hacer negocios con Rusia, pero es un mundo diferente en el que es importante buscar contactos”.
Y no han parado de buscarlos. La lista de vínculos de Trump con Rusia es extensa. Y muy preocupante. Pero antes de detallarla conviene recordar otra lista paralela, de las alabanzas, excusas y ayuda de Trump a su admirado Putin:
▪ Diciembre 2011: en su libro Time to Get Tough afirma que “Putin tiene grandes planes para Rusia. Quiere derrotar poco a poco a sus vecinos para dominar el abastecimiento de petróleo a toda Europa. Por eso yo lo respeto”.
▪ Junio 2013: Trump consigue a través de un millonario asociado a Putin, Aras Agaralov, llevar el concurso Miss Universo a Moscú y desde allí manda un tuit a Putin: “¿Se convertirá en mi mejor amigo?”.
▪ Octubre 2013: dice en CNN que “Putin está haciendo un gran trabajo en Siria burlándose de América”.
▪ Desde julio 2015 lleva repitiendo “Me voy a llevar muy bien con Putin”.
▪ Diciembre 2015: Putin califica a Trump de “talentoso”. Trump responde: “Es un gran honor recibir elogios de un hombre tan respetado en el mundo”.
▪ Diciembre 2015: en MSNBC le preguntan si condena los asesinatos ordenados por Putin a empresarios y periodistas: “Yo no he visto que haya matado a nadie. El manda en su país. En términos de liderazgo se merece una A”.
▪ Febrero 2016: le preguntan si va a rechazar los elogios de Putin: “Está usted loco, ¿voy a rechazar a alguien que me ha llamado ‘genio’, que dice que voy a ser el líder del mundo?”.
▪ Marzo 2016: Trump declara al Washington Post, New York Times y Bloomberg que “considerará salir de la OTAN” porque es “obsoleta”.
(La OTAN ha garantizado la defensa colectiva de USA y Europa desde 1949, deteniendo el avance de Moscú y contribuyendo al derrumbe de la Unión Soviética. La salida que propone Trump equivale al desmantelamiento de la OTAN, que es el gran plan de Putin para restablecer el imperio soviético.)
▪ Junio 2016: Trump elogia la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) y afirma que muchos otros países deben seguir los mismos pasos e “independizarse de Europa”. Música para los oídos de Putin. Una Unión Europea dividida es un enemigo debilitado.
▪ Julio 2016: tras el hacking de documentos del Partido Demócrata que los servicios de inteligencia atribuyen a Rusia, Trump afirmó que no tenía porqué pedir a Putin que dejara de interferir en las elecciones. “No le voy a decir a Putin lo que tiene que hacer”.
▪ Julio 2016: Invitó a Rusia a espiar a Hillary Clinton: “Rusia, si están escuchando espero que puedan encontrar los 30,000 emails que están perdidos”. Pedirle a una potencia enemiga que espíe a un compatriota es algo sin precedentes.
▪ Julio 2016: declara al New York Times que si Rusia invadiera las repúblicas bálticas, pertenecientes a la OTAN, “no las defendería a menos que pagaran los costos de la defensa”. Tal postura anula la razón de existir de la OTAN, que en su artículo 5 establece que un ataque a un miembro es un ataque a todos. Semejantes declaraciones le hacen el juego a Putin, porque si la OTAN deja de ser un disuasorio, nada detendría al zar ruso de desestabilizar Europa, como ya está haciendo en Ucrania.
Y sobre Ucrania el pasado fin de semana Trump declaró a ABC News que “Putin no la invadiría”, demostrando total ignorancia de la geopolítica, dado que Crimea es parte de Ucrania y Putin la invadió y anexó en el 2014. Luego justificó a Putin diciendo que “los crimeos preferían ser parte de Rusia”, y afirmando además que estudiará el levantamiento de sanciones a Rusia, impuestas por la comunidad internacional.
De Ucrania y Rusia sabe mucho su jefe de campaña, Paul Manafort. Tuvo durante años muchos clientes del Kremlin y en el 2013 se instaló en Kiev para ayudar a Viktor Yanukovych, presidente de Ucrania y mascota de Putin hasta que lo expulsó el pueblo ucraniano en el 2014 en repulsa a los tanques de Moscú. Quizá hayan sido sus conexiones con el Kremlin las que hicieron que Manafort, con el visto bueno de Trump, eliminara de la plataforma de la Convención Republicana la parte en la que se pedía “enviar armas a Ucrania” para defenderse de las incursiones expansionistas de Putin.
El primer viaje de negocios de Donald Trump a Moscú fue en 1987, en plena era soviética, por invitación de Intourist, para explorar la construcción de hoteles y condominios. Al finalizar la visita declaró: “La Unión Soviética es un lugar absolutamente interesante”.
Desde entonces no ha cesado su fascinación –y esfuerzos– para que su apellido sea parte del paisaje arquitectónico de Moscú. En mayo de 1997 relató en The New Yorker sus viajes a Rusia para sondear proyectos urbanísticos. “Pronto regresaré a Moscú, porque estamos considerando la reconstrucción del hotel Moskva. Y del Rossiya, que es el mayor del mundo. Trabajamos con el gobierno local y son muy receptivos”.
Quien en aquellos momentos le abría puertas era un general ruso, Alexander Ivanovich Lebed. Pero los proyectos no fructificaron. Volvió a intentarlo en al menos otras cinco ocasiones, e incluso en el 2008 anunció que construiría residencias de lujo y hoteles en Moscú y San Petesburgo, que tampoco se materializaron. Sin embargo, ese año la agenda de contactos en Rusia sí empezó a rendir millones de dólares, según afirmó su hijo Donald Jr. en una convención de real estate: “Una desproporcionada cantidad de nuestros activos provienen de rusos. Nos llueve mucho dinero desde Rusia”.
No solo dinero. La red de socios rusos y asesores con vínculos en Moscú es amplia e inquietante. Como lo es su extraña admiración por Vladimir Putin y el alineamiento de su política con los intereses del Kremlin, en vez de los de Washington. Se opone, por ejemplo, a la OTAN, y ha asegurado que no defendería a aliados europeos si Rusia les invadiera. Tal demagogia, añadida a su temperamento errático, impulsivo y narcisista, ha disparado las alarmas, particularmente en las agencias de seguridad nacional.
La semana pasada 50 altos funcionarios de inteligencia y defensa de administraciones republicanas, incluidos dos directores de la CIA, denunciaron en una carta abierta que “Trump es un riesgo para la seguridad nacional”. Alertan que “sería el presidente más peligroso de la historia”.
“Carece de autocontrol y actúa impulsivamente. No tolera críticas. Ha alarmado a nuestros principales aliados con su comportamiento errático. Son características peligrosas en quien aspira ser presidente y comandar el arsenal nuclear”, afirma la misiva.
Quien no debe estar alarmado es Putin, o los asesores y socios de Trump con nexos en Rusia. ¿Quiénes son? A continuación algunos de ellos:
•Carter Page: Asesor económico que vivió en Moscú y defiende abiertamente al Kremlin. Se queja de que las sanciones impuestas por Obama tras la invasión de Putin a Crimea están devaluando sus acciones en Gazprom, la empresa energética del estado ruso. Según él, Trump “va a levantarlas”. Acusa a Washington de querer “esclavizar” a Rusia. En una reciente conferencia en Moscú (de la que hay video) denunció la política de EEUU: “Critican a Rusia por seguir usando métodos de la Guerra Fría cuando ha sido Washington quien ha impedido que progrese, al presionar con ideas hipócritas de democracia”.
•Paul Manafort: Jefe de campaña de Trump. Comenzó sus negocios en Ucrania en el 2005 con el oligarca Rinat Akhmetov. Luego ayudó a la marioneta del Kremlin, Viktor Yanukovych, a ganar la presidencia. Y cuando éste fue destituido, Manafort permaneció en Kiev ayudando a partidarios de Putin.
Manafort también se asoció con el magnate del aluminio Oleg Deripaska y crearon en Islas Cayman la sociedad Pericles Investors (Deripaska lo ha demandado acusándolo de llevarse $19 millones).
En otro caso, documentado en una demanda en Nueva York, Manafort recibió al menos $25 millones del oligarca Dmitry Firtash, que financió al depuesto Yanukovych con fondos de Gazprom. El dinero iba destinado a un proyecto de Manafort de apartamentos de lujo en Manhattan, que no se llegó a realizar. Firtash está encausado por la fiscalía federal de Chicago por presuntos sobornos de $18 millones.
Por otra parte, el Buró Nacional Anticorrupción de Ucrania está investigando una lista de pagos secretos del gobierno de Yanukovych en que aparece Manafort con $12.7 millones en dinero efectivo, que él niega haber cobrado.
•Tevfik Arif, Felix Satter y Tamir Sapir: Trump se asoció en el 2005 con ellos para construir Trump Soho en Manhattan y otros proyectos en Rusia. Arif, ex funcionario soviético, fundó junto al ruso Satter la empresa Bayrock (ubicada en Trump Tower) para desarrollar dichos proyectos. Satter fue encausado en Nueva York por vínculos con la mafia en EEUU y el crimen organizado en Rusia, pero evitó la cárcel al hacerse informante del FBI. Sapir es un oligarca allegado al Kremlin. Trump y Bayrock fueron demandados por fraude en Soho Tower y llegaron a un acuerdo extrajudicial secreto con los demandantes.
Trump se asoció con otros dos rusos –Val Levitan y Alex Shnaider– para construir un hotel en Toronto, que también acabó en demandas millonarias. Y tiene un proyecto pendiente en Rusia con el oligarca cercano al Kremlin Aras Agaralov, quien le patrocinó Miss Universo 2013 en Moscú.
Toda esta información es de dominio público, aparecida en distintos medios. Pero la verdadera extensión de los negocios de Trump con rusos es imposible de saber a ciencia cierta mientras él no revele sus impuestos.
Acabo con las palabras de un popular político ruso, Konstantin Rykov, que ha escrito en su blog: “Trump es el primer miembro de la élite de USA que elogia a Rusia en 20 años. Trump hará añicos a la América que conocemos y nosotros no perderemos nada”.
Dinero del que se jactaba su hijo mayor, Donald Jr. en una convención de real estate en el 2008 en la que dijo: “Una desproporcionada cantidad de nuestros activos provienen de rusos. Nos llueve mucho dinero desde Rusia”. También relató que había viajado seis veces (¡6!) a ése país en apenas un año porque “nos gustaría mucho hacer negocios con Rusia, pero es un mundo diferente en el que es importante buscar contactos”.
Y no han parado de buscarlos. La lista de vínculos de Trump con Rusia es extensa. Y muy preocupante. Pero antes de detallarla conviene recordar otra lista paralela, de las alabanzas, excusas y ayuda de Trump a su admirado Putin:
▪ Diciembre 2011: en su libro Time to Get Tough afirma que “Putin tiene grandes planes para Rusia. Quiere derrotar poco a poco a sus vecinos para dominar el abastecimiento de petróleo a toda Europa. Por eso yo lo respeto”.
▪ Junio 2013: Trump consigue a través de un millonario asociado a Putin, Aras Agaralov, llevar el concurso Miss Universo a Moscú y desde allí manda un tuit a Putin: “¿Se convertirá en mi mejor amigo?”.
▪ Octubre 2013: dice en CNN que “Putin está haciendo un gran trabajo en Siria burlándose de América”.
▪ Desde julio 2015 lleva repitiendo “Me voy a llevar muy bien con Putin”.
▪ Diciembre 2015: Putin califica a Trump de “talentoso”. Trump responde: “Es un gran honor recibir elogios de un hombre tan respetado en el mundo”.
▪ Diciembre 2015: en MSNBC le preguntan si condena los asesinatos ordenados por Putin a empresarios y periodistas: “Yo no he visto que haya matado a nadie. El manda en su país. En términos de liderazgo se merece una A”.
▪ Febrero 2016: le preguntan si va a rechazar los elogios de Putin: “Está usted loco, ¿voy a rechazar a alguien que me ha llamado ‘genio’, que dice que voy a ser el líder del mundo?”.
▪ Marzo 2016: Trump declara al Washington Post, New York Times y Bloomberg que “considerará salir de la OTAN” porque es “obsoleta”.
(La OTAN ha garantizado la defensa colectiva de USA y Europa desde 1949, deteniendo el avance de Moscú y contribuyendo al derrumbe de la Unión Soviética. La salida que propone Trump equivale al desmantelamiento de la OTAN, que es el gran plan de Putin para restablecer el imperio soviético.)
▪ Junio 2016: Trump elogia la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) y afirma que muchos otros países deben seguir los mismos pasos e “independizarse de Europa”. Música para los oídos de Putin. Una Unión Europea dividida es un enemigo debilitado.
▪ Julio 2016: tras el hacking de documentos del Partido Demócrata que los servicios de inteligencia atribuyen a Rusia, Trump afirmó que no tenía porqué pedir a Putin que dejara de interferir en las elecciones. “No le voy a decir a Putin lo que tiene que hacer”.
▪ Julio 2016: Invitó a Rusia a espiar a Hillary Clinton: “Rusia, si están escuchando espero que puedan encontrar los 30,000 emails que están perdidos”. Pedirle a una potencia enemiga que espíe a un compatriota es algo sin precedentes.
▪ Julio 2016: declara al New York Times que si Rusia invadiera las repúblicas bálticas, pertenecientes a la OTAN, “no las defendería a menos que pagaran los costos de la defensa”. Tal postura anula la razón de existir de la OTAN, que en su artículo 5 establece que un ataque a un miembro es un ataque a todos. Semejantes declaraciones le hacen el juego a Putin, porque si la OTAN deja de ser un disuasorio, nada detendría al zar ruso de desestabilizar Europa, como ya está haciendo en Ucrania.
Y sobre Ucrania el pasado fin de semana Trump declaró a ABC News que “Putin no la invadiría”, demostrando total ignorancia de la geopolítica, dado que Crimea es parte de Ucrania y Putin la invadió y anexó en el 2014. Luego justificó a Putin diciendo que “los crimeos preferían ser parte de Rusia”, y afirmando además que estudiará el levantamiento de sanciones a Rusia, impuestas por la comunidad internacional.
De Ucrania y Rusia sabe mucho su jefe de campaña, Paul Manafort. Tuvo durante años muchos clientes del Kremlin y en el 2013 se instaló en Kiev para ayudar a Viktor Yanukovych, presidente de Ucrania y mascota de Putin hasta que lo expulsó el pueblo ucraniano en el 2014 en repulsa a los tanques de Moscú. Quizá hayan sido sus conexiones con el Kremlin las que hicieron que Manafort, con el visto bueno de Trump, eliminara de la plataforma de la Convención Republicana la parte en la que se pedía “enviar armas a Ucrania” para defenderse de las incursiones expansionistas de Putin.
El primer viaje de negocios de Donald Trump a Moscú fue en 1987, en plena era soviética, por invitación de Intourist, para explorar la construcción de hoteles y condominios. Al finalizar la visita declaró: “La Unión Soviética es un lugar absolutamente interesante”.
Desde entonces no ha cesado su fascinación –y esfuerzos– para que su apellido sea parte del paisaje arquitectónico de Moscú. En mayo de 1997 relató en The New Yorker sus viajes a Rusia para sondear proyectos urbanísticos. “Pronto regresaré a Moscú, porque estamos considerando la reconstrucción del hotel Moskva. Y del Rossiya, que es el mayor del mundo. Trabajamos con el gobierno local y son muy receptivos”.
Quien en aquellos momentos le abría puertas era un general ruso, Alexander Ivanovich Lebed. Pero los proyectos no fructificaron. Volvió a intentarlo en al menos otras cinco ocasiones, e incluso en el 2008 anunció que construiría residencias de lujo y hoteles en Moscú y San Petesburgo, que tampoco se materializaron. Sin embargo, ese año la agenda de contactos en Rusia sí empezó a rendir millones de dólares, según afirmó su hijo Donald Jr. en una convención de real estate: “Una desproporcionada cantidad de nuestros activos provienen de rusos. Nos llueve mucho dinero desde Rusia”.
No solo dinero. La red de socios rusos y asesores con vínculos en Moscú es amplia e inquietante. Como lo es su extraña admiración por Vladimir Putin y el alineamiento de su política con los intereses del Kremlin, en vez de los de Washington. Se opone, por ejemplo, a la OTAN, y ha asegurado que no defendería a aliados europeos si Rusia les invadiera. Tal demagogia, añadida a su temperamento errático, impulsivo y narcisista, ha disparado las alarmas, particularmente en las agencias de seguridad nacional.
La semana pasada 50 altos funcionarios de inteligencia y defensa de administraciones republicanas, incluidos dos directores de la CIA, denunciaron en una carta abierta que “Trump es un riesgo para la seguridad nacional”. Alertan que “sería el presidente más peligroso de la historia”.
“Carece de autocontrol y actúa impulsivamente. No tolera críticas. Ha alarmado a nuestros principales aliados con su comportamiento errático. Son características peligrosas en quien aspira ser presidente y comandar el arsenal nuclear”, afirma la misiva.
Quien no debe estar alarmado es Putin, o los asesores y socios de Trump con nexos en Rusia. ¿Quiénes son? A continuación algunos de ellos:
•Carter Page: Asesor económico que vivió en Moscú y defiende abiertamente al Kremlin. Se queja de que las sanciones impuestas por Obama tras la invasión de Putin a Crimea están devaluando sus acciones en Gazprom, la empresa energética del estado ruso. Según él, Trump “va a levantarlas”. Acusa a Washington de querer “esclavizar” a Rusia. En una reciente conferencia en Moscú (de la que hay video) denunció la política de EEUU: “Critican a Rusia por seguir usando métodos de la Guerra Fría cuando ha sido Washington quien ha impedido que progrese, al presionar con ideas hipócritas de democracia”.
•Paul Manafort: Jefe de campaña de Trump. Comenzó sus negocios en Ucrania en el 2005 con el oligarca Rinat Akhmetov. Luego ayudó a la marioneta del Kremlin, Viktor Yanukovych, a ganar la presidencia. Y cuando éste fue destituido, Manafort permaneció en Kiev ayudando a partidarios de Putin.
Manafort también se asoció con el magnate del aluminio Oleg Deripaska y crearon en Islas Cayman la sociedad Pericles Investors (Deripaska lo ha demandado acusándolo de llevarse $19 millones).
En otro caso, documentado en una demanda en Nueva York, Manafort recibió al menos $25 millones del oligarca Dmitry Firtash, que financió al depuesto Yanukovych con fondos de Gazprom. El dinero iba destinado a un proyecto de Manafort de apartamentos de lujo en Manhattan, que no se llegó a realizar. Firtash está encausado por la fiscalía federal de Chicago por presuntos sobornos de $18 millones.
Por otra parte, el Buró Nacional Anticorrupción de Ucrania está investigando una lista de pagos secretos del gobierno de Yanukovych en que aparece Manafort con $12.7 millones en dinero efectivo, que él niega haber cobrado.
•Tevfik Arif, Felix Satter y Tamir Sapir: Trump se asoció en el 2005 con ellos para construir Trump Soho en Manhattan y otros proyectos en Rusia. Arif, ex funcionario soviético, fundó junto al ruso Satter la empresa Bayrock (ubicada en Trump Tower) para desarrollar dichos proyectos. Satter fue encausado en Nueva York por vínculos con la mafia en EEUU y el crimen organizado en Rusia, pero evitó la cárcel al hacerse informante del FBI. Sapir es un oligarca allegado al Kremlin. Trump y Bayrock fueron demandados por fraude en Soho Tower y llegaron a un acuerdo extrajudicial secreto con los demandantes.
Trump se asoció con otros dos rusos –Val Levitan y Alex Shnaider– para construir un hotel en Toronto, que también acabó en demandas millonarias. Y tiene un proyecto pendiente en Rusia con el oligarca cercano al Kremlin Aras Agaralov, quien le patrocinó Miss Universo 2013 en Moscú.
Toda esta información es de dominio público, aparecida en distintos medios. Pero la verdadera extensión de los negocios de Trump con rusos es imposible de saber a ciencia cierta mientras él no revele sus impuestos.
Acabo con las palabras de un popular político ruso, Konstantin Rykov, que ha escrito en su blog: “Trump es el primer miembro de la élite de USA que elogia a Rusia en 20 años. Trump hará añicos a la América que conocemos y nosotros no perderemos nada”.
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