El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, respondiendo a una pregunta en una rueda de prensa en Londres, sobre si hay algo que el régimen de Asad puede hacer todavía para impedir una intervención militar, Kerry contestó: “Por supuesto, podría entregar hasta el último pedazo de sus armas químicas a la comunidad internacional en la próxima semana. Entregarlo todo, sin dilación y permitiendo un recuento completo”.
Ante la propuesta de Kerry, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, no perdió tiempo en plantear ante la prensa que Rusia estaba dispuesta a presionar a Siria para que aceptase la idea de poner su arsenal químico en manos de la comunidad internacional para destruirlo posteriormente.
El secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, se ofreció también de inmediato a respaldar esa idea ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En una comparecencia en la Casa Blanca, el presidente Obama declaró que le parecía muy positivo que el arsenal químico de Siria pasara a manos de Naciones Unidas.
La entrega inmediata a las Naciones Unidas del arsenal de armas químicas en Siria y su destrucción podría ser un alivio inmediato para los Estados Unidos que afrontan una discusión legislativa sobre atacar a Siria como castigo por la matanza en Damasco con gas sarín, mientras que el 59 por ciento del pueblo norteamericano se opone a cualquier ataque a este país.