LAS JOYAS DEL CAPITALISMO MODERNO
- SANTIAGO CARDENAS
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LAS JOYAS DEL CAPITALISMO MODERNO
30 Apr 2023 17:03
EL BIEN COMUN Y LA JUSTICIA SOCIAL: LAS JOYAS DELCAPITALISMO MODERNO La historia , siempre magisterial en su devenir,demostró qué sistema económico de los dos en pugna durante los siglos XIX y XX
generó y genera las hambrunas, la pobreza, la desigualdad social y la falta de
libertad.Ya no hay dudas.Se hizo
evidente depués del final de la guerra fría con el estrepitoso fracaso
de las llamadas dictaduras del proletariado y los socialismos de cualquier
apellido.Pero, eso no es suficiente para que las izquierdas, losdiletantes y algunos católicos de la
progresía , en su miopía, continúen denostando al capitalismo moderno.Ellos
utilizan una fraseología y consignas gastadas que se han vuelto en su contra.
Patético. Deberían ponerse un cubo en la cabeza para protejerse del bumerán ideológico
que ellos mismos lanzaron .Quieren destruir la libertad económica a cómo de lugarcon el control o la supresión de la
propiedad privada. He ahí el meollo del problema. Para ellos: Jamás, nunca,
reformar al capitalismo de sus errores y
sus pecados sociales. Lo que desean es destruirlo
a cómo de lugar. Imposible; elcapitalismo no se construye por arquitectos sociales; sale sólo; espontáneo y……..
es longevo.Los compañeros de viaje también promueven la lucha declases; la violencia como partera de la historia, la abolición de los tres
derechos humanos y de las libertades. Así ha sido desde Karl Marx a Bernie Sanders,
pasando por los teólogos de la liberación
en América Latina.El bien común es un término totalmente secular desdeAristóteles, que la iglesia lo incorporó unos veintidós siglos después en su Sociología, llamada también Doctrina Social
de la Iglesia. El bien común nunca aparece en los evangelios, aunque sí
explícitamente en la encíclica “Cuadragésimo Aniversario”[de la Rerum
Novarum] de Pío XI en 1931. Por el contrario la justicia social es un término católicociento por ciento, acuñado por el jesuíta italiano Luigi Taparelli cofundador
del periódico la Civita Cattolica Esta
justicia saltó del mundo religiosos al secular
justamente a la inversa de lo ocurrido con el bien común. Ambos forman la
columna vertebral del teque progresista cuando quieren vulgarizar en pocas palabras los valores anticapitalistas y antiliberales clásicos. Vaya, algo así como
una consigna culta de los nuevos
comisarios en la media y las redes. Bien común y justicia social se alcanzan básicamente en el capitalismo moderno consu amor irrestricto a la libertad, como
la estudió Locke, basado en las escrituras . Además, el respeto a la propiedad
privada; con obligación o rédito social que son los taxes ; su salario familiar;
la opción sindical y la participación de
los obreros en el ahorro con programas
sociales como el 401 k ; los beneficios; el seguro de salud y un largo etc.
Que algunos prefieren ignorar. Claro, en elcapitalismo todo es perfectible.Tenemos mucho que avanzar para ayudar
a los capitalistas díscolos, avaros , pecadores o ignorantes que
continúan en su sordomudez moral explotando y enriqueciéndose a cómo de lugar. Laevangelización tiene que proponerse llegara ellos como una opción preferencial. La opción preferencial, también, para los ricos.
Los que generan tanta riqueza y
bienestar dentro del sistema económico más libre y eficiente que la humanidad
ha conocido.Cuando el incidente del alabastro y el perfume denardo en Betania, a las críticas al Profeta (que nunca fue pobre de solemnidad
) Jesús, el galileo respondió : “ A los pobres los tendrán siempre entre uds” ( Juan cap. 12, verso 9). Fue; es una llamada
de atención para los gobiernos y el mundo, que no para las iglesias, cómo comúnmente
se entiende. Promover a los pobres es una función importante, pero supletoria,
para los creyentes.El feroz individualismo cristiano, nuestro don, haabolido la salvación colectiva de un
pueblo elegido, como planteaba el judaísmo.También ha sabido con su derecho natural, instintivo,
y libérrimo engendrar riquezas y enriquecer a grandes masas de población con acceso
a esa bendición que se llama consumo. Nuestra individualidad ha sido la mejor
garantía para alcanzar el bien común y la justicia social; pero en libertad.
generó y genera las hambrunas, la pobreza, la desigualdad social y la falta de
libertad.Ya no hay dudas.Se hizo
evidente depués del final de la guerra fría con el estrepitoso fracaso
de las llamadas dictaduras del proletariado y los socialismos de cualquier
apellido.Pero, eso no es suficiente para que las izquierdas, losdiletantes y algunos católicos de la
progresía , en su miopía, continúen denostando al capitalismo moderno.Ellos
utilizan una fraseología y consignas gastadas que se han vuelto en su contra.
Patético. Deberían ponerse un cubo en la cabeza para protejerse del bumerán ideológico
que ellos mismos lanzaron .Quieren destruir la libertad económica a cómo de lugarcon el control o la supresión de la
propiedad privada. He ahí el meollo del problema. Para ellos: Jamás, nunca,
reformar al capitalismo de sus errores y
sus pecados sociales. Lo que desean es destruirlo
a cómo de lugar. Imposible; elcapitalismo no se construye por arquitectos sociales; sale sólo; espontáneo y……..
es longevo.Los compañeros de viaje también promueven la lucha declases; la violencia como partera de la historia, la abolición de los tres
derechos humanos y de las libertades. Así ha sido desde Karl Marx a Bernie Sanders,
pasando por los teólogos de la liberación
en América Latina.El bien común es un término totalmente secular desdeAristóteles, que la iglesia lo incorporó unos veintidós siglos después en su Sociología, llamada también Doctrina Social
de la Iglesia. El bien común nunca aparece en los evangelios, aunque sí
explícitamente en la encíclica “Cuadragésimo Aniversario”[de la Rerum
Novarum] de Pío XI en 1931. Por el contrario la justicia social es un término católicociento por ciento, acuñado por el jesuíta italiano Luigi Taparelli cofundador
del periódico la Civita Cattolica Esta
justicia saltó del mundo religiosos al secular
justamente a la inversa de lo ocurrido con el bien común. Ambos forman la
columna vertebral del teque progresista cuando quieren vulgarizar en pocas palabras los valores anticapitalistas y antiliberales clásicos. Vaya, algo así como
una consigna culta de los nuevos
comisarios en la media y las redes. Bien común y justicia social se alcanzan básicamente en el capitalismo moderno consu amor irrestricto a la libertad, como
la estudió Locke, basado en las escrituras . Además, el respeto a la propiedad
privada; con obligación o rédito social que son los taxes ; su salario familiar;
la opción sindical y la participación de
los obreros en el ahorro con programas
sociales como el 401 k ; los beneficios; el seguro de salud y un largo etc.
Que algunos prefieren ignorar. Claro, en elcapitalismo todo es perfectible.Tenemos mucho que avanzar para ayudar
a los capitalistas díscolos, avaros , pecadores o ignorantes que
continúan en su sordomudez moral explotando y enriqueciéndose a cómo de lugar. Laevangelización tiene que proponerse llegara ellos como una opción preferencial. La opción preferencial, también, para los ricos.
Los que generan tanta riqueza y
bienestar dentro del sistema económico más libre y eficiente que la humanidad
ha conocido.Cuando el incidente del alabastro y el perfume denardo en Betania, a las críticas al Profeta (que nunca fue pobre de solemnidad
) Jesús, el galileo respondió : “ A los pobres los tendrán siempre entre uds” ( Juan cap. 12, verso 9). Fue; es una llamada
de atención para los gobiernos y el mundo, que no para las iglesias, cómo comúnmente
se entiende. Promover a los pobres es una función importante, pero supletoria,
para los creyentes.El feroz individualismo cristiano, nuestro don, haabolido la salvación colectiva de un
pueblo elegido, como planteaba el judaísmo.También ha sabido con su derecho natural, instintivo,
y libérrimo engendrar riquezas y enriquecer a grandes masas de población con acceso
a esa bendición que se llama consumo. Nuestra individualidad ha sido la mejor
garantía para alcanzar el bien común y la justicia social; pero en libertad.
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