¿Quién es realmente Donald Trump?

Mis amigos, ex amigos y gran parte de los mexicanos, los libertarios light mexicanos, me critican, me insultan y dicen no entender mi soporte total e incondicional a Donald Trump, y ahora trato de explicar el por qué. Dicen los sabios que los verdaderos amigos se hacen en la niñez y ocupan la primera fila en el auditorio de las relaciones humanas. Son los que siempre te contactan y puedes contar con ellos. Pero, un buen amigo que tuve la fortuna de conocer, ya en mi vida adulta, fue un hombre muy especial que encontrara en mi nueva ciudad de Tucson llamado Gary Triano. Un hombre que viviría siempre al filo de la navaja y muriera de la misma forma cuando, al momento de montarse en su auto después de una ronda de golf, explotara una potente bomba en un asesinato solicitado por su ex esposa para poder cobrar su seguro de vida.

A inicios de los 90s, Gary, recién casado con una bella corredora de bienes raíces, se convertía en anfitrión en la visita a Tucson del empresario de moda en aquellos años, Donald Trump. Gary me sorprendía con una llamada para invitarme a una cena en su casa que ofrecía a tan distinguido visitante. Para animarme me dice sería un evento muy privado y de poca gente. Yo tenía alguna información, como todo mundo, de quien era Donald Trump, un hombre que, antes de sus 40 años, había formado una impresionante fortuna no solo en EU, también en otros 10 países. Un hombre que además tenía otras bendiciones pues era muy alto y bien parecido, gran atleta en su época de estudiante, gran admirador de las mujeres bellas que lo llevaría a comprar la organización que producía el concurso de Miss Universo. Pero, sobre todo, un gran amor por su país que sentía iniciaba su caída.   

Al principio la invitación no me entusiasmaba pues Trump también portaba la reputación de ser arrogante, presumido, y de un complejo de superioridad que seguido exhibía. Fue cuando recordé una entrevista que le hicieran a Reggie Jackson cuando le preguntaban “¿Piensas que Jose Canseco es un tipo sangrón y presumido?” Hace una pausa de un par de segundos y responde: “Si tienes 25 años, tienes un físico de actor de Hollywood, tu porcentaje de bateo es superior a 300, pegas más de 40 jonrones, produces más de 100 carreras, robas 40 bases y ganas un millón de dólares, a la salida de cada juego tienes 100 jovencitas esperándote, deberías ser sangrón y un verdadero asshole porque con esas estadísticas tienes el deber de serlo”. Fue cuando me invadió la curiosidad y decidí aceptar la invitación. 

La cena, como Gary había prometido, era para un solo cuatro parejas. A medida que transcurría el programa se fue develando un hombre totalmente diferente a la impresión que yo, y la mayoría de la gente, teníamos de él. Emergía un hombre tranquilo, mesurado, de un sorprendente carisma que con genuino interés preguntaba a los asistentes de sus actividades, pedía opiniones sobre diferentes temas mostrando conocimiento profundo y una inteligencia fuera de serie. Como era natural, los invitados revirábamos también preguntando a lo que el respondía con una muy precisa puntería. A mí me impresionaba sus conocimientos de economía y finanzas antes de saber se había graduado en uno de los centros de educación elite, la Universidad de Pensilvania. Pero, más me impresionó cuando, al saber yo era mexicano, con gran interés me interrogaba con inteligentes preguntas acerca del país.

De regreso a mi casa después del evento, repasaba la imagen tan diferente que me había formado de este hombre y, sobre todo, la imagen tan equivocada que tanta gente tenían de él. Definitivamente el hombre me había impresionado, me había caído muy bien y presentía otras cosas que en los siguientes días mi buen amigo Gary me las develaría con claridad cuando me decía: “Te cayó bien porque tú y él se parecen”. Con sorpresa le reviro ah chingados ¿Cómo que nos parecemos? Con su gran sonrisa Gary procede. “Sí, Donald es un chero gringo. No se calla lo que piensa y lo echa fuera con gran brusquedad. Si lo insultan, revira esos insultos, si lo atacan viene luego su contrataque con más fuerza. En su juventud, como tú, fue un pleitista de barrio y de escuelas. Como tú, piensa que los gobiernos son ineptos, corruptos y siempre conducen los países hacia el precipicio. No le importa lo que la gente piense de él, ni lo que sus enemigos desenfunden con sus mentiras. Como tú, es orgulloso, soberbio, terco y le cuesta mucho trabajo aceptar opiniones”.

Yo permanecía con la boca abierta y con cierta molestia le digo. Oye, pinche Gary ¿desde cuándo me has estado psicoanalizando, que eres psiquiatra? Me responde, “desde que te conocí chero, y no necesito ser psiquiatra porque tú, como él, no esconden nada, ni actúan algún papel y son, y no lo cito como virtud, libros abiertos en los que todo mundo puede leer, los dos son broncos, agresivos y es muy fácil hacerlos enojar. Pero, mmuuyy en el fondo son nobles y muy buenos amigos. Son, como tu citabas a tus vaqueros lidiando con los caballos”, le completo el pensamiento diciéndole; “¿no nos dejamos curar parados?”. “Exacto”, responde Gary. “Por eso te cayó tan bien”, Para cerrar le digo, pero tenemos una gran diferencia “¿Cuál?” Pregunta Gary. Incomodo le digo casi gritando, como unos 10 billones de dólares y él no pistea.

Lo vería de nuevo un par de veces en mis viajes a NY que en esos años eran mensuales. En una de esas ocasiones asistí a una conferencia que daba en la cual, entre otras cosas, exhibía su creencia en el Supply-Side que demuestra con la baja impuestos la economía crece al haber más recursos en la actividad privada. Y es lo que ya ha activado en EU con la ayuda de Art Laffer uno de sus creadores, demostrando su verdad.

Pero cuando mis actividades ya no lo requerían, me ausentaba de esa ciudad y se enfriaba esa conexión hasta que, unos días antes de la elección de 2016, me invitaban a una reunión privada con él en Phoenix. Me saludó con afecto y comentamos la muerte de Gary. En el trascurso de la reunión me pude dar cuenta era el mismo que yo había conocido hacía tantos años, pero con sus herramientas más desarrolladas, afinadas y, en especial, con el sublime propósito de regresar al país a su grandeza derrumbando el esquema de saqueo que ha operado durante 60 años.

 Un hombre con esos activos tan difícil de encontrar por lo que el EP lo odia y le teme, porque saben es el único que los puede detener. Ese es el verdadero Donald Trump que yo he conocido durante casi 30 años, no el demonio que describe la media porque sus amos lo ordenan. No es político y es alguien que no necesita ser presidente, pero, al ver que nadie le importaba la forma en que el país se estaba destruyendo, decidió abandonar sus negocios para rescatarlo porque además de su amor por el país, es un hombre practico, pragmático, honorable y decidido.