Tergiversemos, que nos queda bonito
- Angélica Mora Beals
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Tergiversemos, que nos queda bonito
26 Apr 2017 05:13
Para los de la izquierda, la culpa siempre se le puede echar a los ‘medios propiedad de la derecha’
Dicen que todo es según el color del cristal con que se mire, pero resulta que Maduro —y por extensión de interés el Gobierno de Cuba— tienen el suyo empañado.
Ambos alegan con pasión que el resto del mundo está equivocado frente a la batalla que hoy se libra en Venezuela.
El encargo de tergiversar la realidad está a cargo en Cuba de la prensa oficialista, encabezada por Cubadebate. Con todo desparpajo el medio cubano responsabilizó recientemente a los medios de comunicación nacionales y mundiales, por la situación que atraviesa Venezuela y sentencia que “manipulan algunos hechos violentos suscitados al margen de las manifestaciones”.
“Los principales medios privados del país, secundados por los principales diarios latinoamericanos al servicio de la derecha, manipulan algunos hechos violentos suscitados al margen de las manifestaciones desarrolladas por la oposición en diversos puntos del país, para asegurar —en contra de las versiones oficiales— que estos sucesos son consecuencia de una supuesta represión estatal a los manifestantes”.
Con palabras ampulosas trata de pintar con colores suaves y engañosos la sangrienta represión del gobierno contra los venezolanos y hace hincapié que los responsables de presentar los hechos son los medios de comunicación “desestabilizadores”.
El medio oficial cubano señala que “para generar una línea informativa que proyecte un falso escenario de caos y violencia estatal en el país, los medios privados han manipulado con especial ahínco el asesinato de dos venezolanos durante este 19 de abril”, sigue el artículo.
También Cubadebate critica a la prensa libre por publicar “fotos de la concentración opositora mientras era disuelta por la Guardia Nacional Bolivariana, sin aclarar que esto se debía a que los dirigentes de la derecha querían desviar a la multitud hacia el centro de Caracas, donde se desarrollaba otra multitudinaria movilización de la militancia revolucionaria”.
En Venezuela, la desinformación comenzó con la era de Hugo Chávez, quien cerró diarios y televisoras para luego proceder a decir su propia versión, muchas veces chabacana, de los hechos.
Esta manipulación se ha hecho endémica con Nicolás Maduro quien puso a su esposa, la “primera combatiente”, con un programa propio en la televisión. Como si esto fuera poco, Diosdado Cabello, la siniestra eminencia gris del régimen, tiene su propio programa, sugestivamente llamado Con el Mazo dando.
Maduro, en medio de la pavorosa crisis socio económica y las protestas, acaba de enviar un documento —en realidad un panfleto— propagandístico a las embajadas de los países que tienen representación en Venezuela, denominado “La verdad de lo que ocurre en Venezuela, para derrotar la guerra mediática“.
Utilizando paradojas, el panfleto desnuda el núcleo de la estrategia de la propaganda roja: Según el sitio venezolano La Patilla, es la mancha negra sobre la sábana blanca. De pésima calidad referencial (obviando las básicas quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué), pretende ocultar las multitudinarias marchas pacíficas de la oposición, que el pasado 19 de abril alcanzó según estimados de Meganálisis superó 2,5 millones de personas en Caracas, totalizando unos 6 millones de personas en todo el país.
Maduro en el panfleto habla de unos mínimos brotes de violencia. Proporciona una serie de datos falsos y quien lo lea, debe poner una inmensa cara de pregunta. ¿Qué se propone Nicolás Maduro con este folleto?
El triste panfleto es un documento que pasará a la historia y en el futuro estará en una vidriera de algún museo mostrando hasta donde llegó la capacidad de mentir del régimen de Maduro, el mismo que hoy tiene todos los poderes, pero que no se hace responsable de nada.
Dicen que todo es según el color del cristal con que se mire, pero resulta que Maduro —y por extensión de interés el Gobierno de Cuba— tienen el suyo empañado.
Ambos alegan con pasión que el resto del mundo está equivocado frente a la batalla que hoy se libra en Venezuela.
El encargo de tergiversar la realidad está a cargo en Cuba de la prensa oficialista, encabezada por Cubadebate. Con todo desparpajo el medio cubano responsabilizó recientemente a los medios de comunicación nacionales y mundiales, por la situación que atraviesa Venezuela y sentencia que “manipulan algunos hechos violentos suscitados al margen de las manifestaciones”.
“Los principales medios privados del país, secundados por los principales diarios latinoamericanos al servicio de la derecha, manipulan algunos hechos violentos suscitados al margen de las manifestaciones desarrolladas por la oposición en diversos puntos del país, para asegurar —en contra de las versiones oficiales— que estos sucesos son consecuencia de una supuesta represión estatal a los manifestantes”.
Con palabras ampulosas trata de pintar con colores suaves y engañosos la sangrienta represión del gobierno contra los venezolanos y hace hincapié que los responsables de presentar los hechos son los medios de comunicación “desestabilizadores”.
El medio oficial cubano señala que “para generar una línea informativa que proyecte un falso escenario de caos y violencia estatal en el país, los medios privados han manipulado con especial ahínco el asesinato de dos venezolanos durante este 19 de abril”, sigue el artículo.
También Cubadebate critica a la prensa libre por publicar “fotos de la concentración opositora mientras era disuelta por la Guardia Nacional Bolivariana, sin aclarar que esto se debía a que los dirigentes de la derecha querían desviar a la multitud hacia el centro de Caracas, donde se desarrollaba otra multitudinaria movilización de la militancia revolucionaria”.
En Venezuela, la desinformación comenzó con la era de Hugo Chávez, quien cerró diarios y televisoras para luego proceder a decir su propia versión, muchas veces chabacana, de los hechos.
Esta manipulación se ha hecho endémica con Nicolás Maduro quien puso a su esposa, la “primera combatiente”, con un programa propio en la televisión. Como si esto fuera poco, Diosdado Cabello, la siniestra eminencia gris del régimen, tiene su propio programa, sugestivamente llamado Con el Mazo dando.
Maduro, en medio de la pavorosa crisis socio económica y las protestas, acaba de enviar un documento —en realidad un panfleto— propagandístico a las embajadas de los países que tienen representación en Venezuela, denominado “La verdad de lo que ocurre en Venezuela, para derrotar la guerra mediática“.
Utilizando paradojas, el panfleto desnuda el núcleo de la estrategia de la propaganda roja: Según el sitio venezolano La Patilla, es la mancha negra sobre la sábana blanca. De pésima calidad referencial (obviando las básicas quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué), pretende ocultar las multitudinarias marchas pacíficas de la oposición, que el pasado 19 de abril alcanzó según estimados de Meganálisis superó 2,5 millones de personas en Caracas, totalizando unos 6 millones de personas en todo el país.
Maduro en el panfleto habla de unos mínimos brotes de violencia. Proporciona una serie de datos falsos y quien lo lea, debe poner una inmensa cara de pregunta. ¿Qué se propone Nicolás Maduro con este folleto?
El triste panfleto es un documento que pasará a la historia y en el futuro estará en una vidriera de algún museo mostrando hasta donde llegó la capacidad de mentir del régimen de Maduro, el mismo que hoy tiene todos los poderes, pero que no se hace responsable de nada.
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