No se suavizará el embargo
- Eugenio R. Balari †
- Topic Author
- Offline
- Senior Member
- Posts: 107
- Thanks: 0
No se suavizará el embargo
05 Dec 2014 21:50
No se suavizará el embargo si no se ven avances democráticos. Dice EEUU a Cuba.
Eugenio R. Balari
Esta frase es repetida con frecuencia en los últimos tiempos, entiendo que se utiliza como una salida ante la falta de voluntad de la administración norteamericana a solucionar el obsoleto conflicto, que como es sabido, lo rechaza reiteradamente el mundo y no beneficia a nadie, ni a EEU y sus aliados, ni tampoco a Cuba y a su pueblo. En el mundo en que vivimos ningún país se puede ufanar de contar con la sociedad ideal o perfecta, porque sabemos que ella no existe y si alguien lo cree que lo exprese y verá como le saldrán millones de inconformes y críticos a lo que acontece en el mismo y echaran por tierra tal peregrina idea. No existe ni en economía, ni en un sistema político lo perfecto. Tampoco hay sociedad absolutamente justa. Por ello los aferramientos políticos a posiciones extremas, revanchismos, o a tratar de hacer preservar histéricos resentimientos sobre situaciones pasadas es algo ingenuo y absurdo. También lo es el dejarse arrastrar por sectores interesados que poseen posiciones de confrontación, porque ello significa alimentar odios y decisiones políticas erróneas, las que muestran sectarismos políticos ajenos a una convivencia tolerante, racional y lógica que surge de realidades objetivas. Uno no debe dejarse arrastrar por ideas y procederes que deben ser ajenos a la política y a los propios políticos y por supuesto muestra ignorancia y torpeza, subjetividades, subestimación o incapacidad política cuando así se procede. Lidiar con asuntos delicados o complejos es el arte de la política. Los políticos son sus autores o protagonistas y el arte se relaciona a la sagacidad e inteligencia, a la capacidad para negociar situaciones conflictivas, al manejo tolerante o conciliador con que se obtienen las cuestiones fundamentales, secundarias o accesorias. Alguna gente tiene perdida de vista esta cuestión. Los dirigentes políticos con las decisiones que asumen, tienen la responsabilidad de velar por la imagen y prestigio del país que representan, de no dañarlo y menos arrastrarlo al aislamiento en determinadas situaciones políticas. 0jo, porque al parecer algo de ello viene ocurriendo desde hace más de cinco décadas en las relaciones entre EEUU y Cuba, en un diferendo absurdo, anacrónico y viciado de intereses mezquinos que no tiene sustento ni lógica su permanencia. No es menos cierto y la historia lo ha demostrado, que cada país utiliza la organización social y/o estatal que le resulte más conveniente a sus intereses nacionales. La experiencia civilizatoria, social y política acumulada por los humanos, nos muestra una enorme versatilidad de sistemas políticos y formas disímiles de organización del estado. Las que han existido en épocas anteriores y existen en el momento presente. Los mismos orígenes y la evolución del concepto y la práctica de la democracia, también lo pone de manifiesto. Los sistemas democráticos no son idénticos o calcados, la historia y la geografía nos muestran una gran diversidad de experiencias, unas más positivas y otras no tanto, aunque también se ponen de manifiesto las limitaciones e incongruencias en muchos de ellos, incluso hasta en los que pretenden servir de ejemplo o puntos de referencia a otros. Ello nos obliga a tomar conciencia que la tolerancia ante lo diferente es también parte del pensamiento y el accionar democrático. Es además lo imprescindible y dialectico, más si tomamos en cuenta que todo se encuentra en constante movimiento. ¿0 no es así? Dialogar, convencer, hacer razonar, encontrar los más sólidos argumentos ante las diferencias, es el gran arma que disponen los seres humanos y a esa arma no debemos renunciar. Aceptar que otros piensen distinto o se organicen socialmente de manera diferente a la de uno, es asumir una posición democrática, culta políticamente y racional en lo humano. Todo conflicto humano (individual o social) puede analizarse, negociarse y encontrársele solución, esa es la capacidad y posibilidad de que disponemos las personas, y no hay dudas que ello es lo que nos diferencia de otras especies de la tierra y nos hace superiores. La historia es rica en innumerables ejemplos. Esa es la gran barrera que nos distingue y nos ha permito avanzar civilizatoriamente hasta nuestros días. Conocer y explicar las razones, valorar causas y consecuencias, revisar crítica y autocríticamente las decisiones que se adoptan, corregir los excesos o defectos de lo hecho y los hechos, aceptar los reconocimientos de las victorias pero también de las derrotas, así como buscar lo correcto o justo y aprender a defenderlo como se debe, eleva y engrandece al que así actúa, no lo empequeñece, aunque la vanidad y el ego en ocasiones conspira contra ello y lo impide. Y sino porque es importante el dialogo entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre las familias, entre el maestro y el estudiante, entre el cura y sus feligreses, entre el oficial y sus tropa, entre los políticos y la comunidad, entre autoridades y ciudadanos o incluso entre países. El dialogo es la vía idónea de la comprensión entre los hombres, es la ruta del entendimiento y la solución a los problemas que aparecen, pero todo diálogo exige respeto y consideración, negociar implica que cada quién parte de situaciones distintas entre los que van a conversar para saldar sus diferencias. No hacerlo de forma respetuosa, tolerante o condicionarlo, insinúa y de hecho es arbitrario, se atropella el equilibrio entre las partes y se busca a priori sacar ventaja del mismo; por supuesto o muestra debilidad en sus argumentos, o pocos deseos de llegar a entendimientos firmes y verdaderos. Ningún país del 0rbe que se respete puede aceptar dialogar bajo condicionamientos o amenazas de ninguna naturaleza. Sobre ello debieran reflexionar las autoridades y voceros de ciertos países, que con frecuencia se manifiestan de esa forma. Con mente fría y disposición de alcanzar resultados positivos, se debe valorar, si con estas imposiciones alguien se puede disponer a dialogar, o si con ello se gana o pierde y no sólo en el hecho concreto en disputa, sino por la imagen e ideas que sobre los que así actúan se generalizan por el mundo. Sin embargo hay que decir que esas actuaciones en política aparecen y se reiteran ante diferentes conflictos que surgen, no son exclusivas de nadie, aunque los más poderosos son bastante proclives a ellas. Por eso una reflexión generalizada valdría la pena realizarla, pues cuando se en crispan los conflictos, se efectúan rectificaciones o se realizan análisis autocríticos sobre determinadas actuaciones, se está contribuyendo a crear un mundo mejor y de mayor distención. Preguntamos entonces: ¿Que interesa más la discordia o la concordia, el vivir en paz, en conflicto o guerra, en cooperación y ayuda mutua, o lesionándonos los unos a los otros; meditemos en ello y saquemos nuestras propias conclusiones. Por supuesto cada país y su conglomerado social mayoritario, desea que se le respete (su soberanía y autodeterminación, que son dos principios fundamentales de la nación), quiere además que se reconozca su identidad nacional y territorial, sus símbolos patrios, su historia y formas autóctonas de desarrollarse, igualmente los valores sociales que posean mayor peso dentro de la sociedad. Esos principios patrimoniales cual quiera sean las causas o contradicciones que originen un conflicto, no deben ser violados y menos repeler o sancionar al contrario con métodos arbitrarios o violentos. Pero si en última instancia las sanciones se consideran imprescindibles, porque los diálogos y negociaciones han quedado agotados y se impone la intransigencia ( lo que puede llegar a suceder); tampoco es procedente que la sanción se haga indefinida en el tiempo o dejarla correr indefinidamente, más si se trata de un accionar injustificable y abusivo socialmente, claramente atentatorio al derecho internacional y la soberanía de las naciones. Esa política lastimó al pueblo en el caso de Cuba, aunque no derrotó a sus rivales, lógicamente afectó a las grandes mayorías ciudadanas, las que probablemente no sean sus más críticos contendientes u opositores. El bloqueo económico y financiero contra Cuba, es indudable una muestra indiscutible de ello. Cuando tal situación ocurre, el efecto que produce es contraproducente y en el tiempo se transforma en un boomerang para quién así aplica tan injustificada medida. No hay duda que esa es la situación que conocemos y que la comunidad internacional ha rechazado reiteradamente. El mundo actual es muy complejo y aún más contradictorio, los desequilibrios y las injusticias sociales han crecido inconmensurablemente, tampoco existen verdades absolutas, ni modelos de desarrollo económico y social que no se encuentren plagados de imperfecciones y defectos. Entonces que justifica a un país, aunque sea grande y poderoso, en sus “relaciones” con otro país vecino, pretender convertirse en árbitro de lo correcto o lo incorrecto, de lo que es justo o no, de lo que atenta o no contra los derechos humanos, o si mi democracia es mejor que la tuya, aunque ese país se encuentre inmerso en incontables dificultades sistémicas, desequilibrios, injusticias sociales y contradicciones político/económicas de todo tipo. ¿Alguien ha nombrado a algún país árbitro de la civilización contemporánea o de las formas de desarrollo y gobierno que se otorguen naciones y pueblos? ¿Por qué entonces la expresión de que no se suavizará el embargo (bloqueo), si no se ven avances democráticos? ¿Porque ese condicionamiento a Cuba para dialogar y buscar soluciones armoniosas y amigables? Que además, no tengo dudas que existen y nuestros pueblos la desean Acaso ello no implica una imposición o una arrogancia inescrupulosa de una nación poderosa y grande sobre la pequeña Cuba independiente, que con sus errores y aciertos, sus fracasos y éxitos, sus utopías y decepciones, no se ha dedicado a agredir económica ni políticamente a ningún estado soberano, sino por el contrario ha dado muestras de una enorme solidaridad internacional. En todo caso ha salido a defenderse cuando ha sido víctima de agresiones. No resultan estas políticas hostiles, una intromisión abierta o flagrante en los asuntos internos de otro estado miembro de las Naciones Unidas. ¿Qué tipo de diálogo futuro es el que se quiere sostener con las autoridades cubanas, acaso el de la rendición? Desde mi visión o perspectiva política ello es sencillamente subjetivo y utópico y por ahí no aprecio que aparecerán soluciones negociadas u de otra naturaleza. 0 acaso las autoridades norteamericanas sienten como necesaria justificación, el adoptar esa política hacia Cuba, o se trata de insistir como si fuera un dogma religioso en criterios políticos que se desean extrapolar y que en el nuevo escenario internacional todo indica que no encuentran receptividad ni apoyo. De lo contrario cabe pensar que se trata de justificar lo injustificable y sobre todo camouflagear el daño que durante más de cincuenta años le han ocasionado al pueblo cubano. Me inclino por pensar que la historia y los historiadores recogerán este capítulo de nuestras relaciones (lamentablemente inamistosas), de manera muy crítica hacia las administraciones norteamericanas que originaron y mantuvieron tal lesiva política hacia el pueblo cubano.
Eugenio R. Balari
Esta frase es repetida con frecuencia en los últimos tiempos, entiendo que se utiliza como una salida ante la falta de voluntad de la administración norteamericana a solucionar el obsoleto conflicto, que como es sabido, lo rechaza reiteradamente el mundo y no beneficia a nadie, ni a EEU y sus aliados, ni tampoco a Cuba y a su pueblo. En el mundo en que vivimos ningún país se puede ufanar de contar con la sociedad ideal o perfecta, porque sabemos que ella no existe y si alguien lo cree que lo exprese y verá como le saldrán millones de inconformes y críticos a lo que acontece en el mismo y echaran por tierra tal peregrina idea. No existe ni en economía, ni en un sistema político lo perfecto. Tampoco hay sociedad absolutamente justa. Por ello los aferramientos políticos a posiciones extremas, revanchismos, o a tratar de hacer preservar histéricos resentimientos sobre situaciones pasadas es algo ingenuo y absurdo. También lo es el dejarse arrastrar por sectores interesados que poseen posiciones de confrontación, porque ello significa alimentar odios y decisiones políticas erróneas, las que muestran sectarismos políticos ajenos a una convivencia tolerante, racional y lógica que surge de realidades objetivas. Uno no debe dejarse arrastrar por ideas y procederes que deben ser ajenos a la política y a los propios políticos y por supuesto muestra ignorancia y torpeza, subjetividades, subestimación o incapacidad política cuando así se procede. Lidiar con asuntos delicados o complejos es el arte de la política. Los políticos son sus autores o protagonistas y el arte se relaciona a la sagacidad e inteligencia, a la capacidad para negociar situaciones conflictivas, al manejo tolerante o conciliador con que se obtienen las cuestiones fundamentales, secundarias o accesorias. Alguna gente tiene perdida de vista esta cuestión. Los dirigentes políticos con las decisiones que asumen, tienen la responsabilidad de velar por la imagen y prestigio del país que representan, de no dañarlo y menos arrastrarlo al aislamiento en determinadas situaciones políticas. 0jo, porque al parecer algo de ello viene ocurriendo desde hace más de cinco décadas en las relaciones entre EEUU y Cuba, en un diferendo absurdo, anacrónico y viciado de intereses mezquinos que no tiene sustento ni lógica su permanencia. No es menos cierto y la historia lo ha demostrado, que cada país utiliza la organización social y/o estatal que le resulte más conveniente a sus intereses nacionales. La experiencia civilizatoria, social y política acumulada por los humanos, nos muestra una enorme versatilidad de sistemas políticos y formas disímiles de organización del estado. Las que han existido en épocas anteriores y existen en el momento presente. Los mismos orígenes y la evolución del concepto y la práctica de la democracia, también lo pone de manifiesto. Los sistemas democráticos no son idénticos o calcados, la historia y la geografía nos muestran una gran diversidad de experiencias, unas más positivas y otras no tanto, aunque también se ponen de manifiesto las limitaciones e incongruencias en muchos de ellos, incluso hasta en los que pretenden servir de ejemplo o puntos de referencia a otros. Ello nos obliga a tomar conciencia que la tolerancia ante lo diferente es también parte del pensamiento y el accionar democrático. Es además lo imprescindible y dialectico, más si tomamos en cuenta que todo se encuentra en constante movimiento. ¿0 no es así? Dialogar, convencer, hacer razonar, encontrar los más sólidos argumentos ante las diferencias, es el gran arma que disponen los seres humanos y a esa arma no debemos renunciar. Aceptar que otros piensen distinto o se organicen socialmente de manera diferente a la de uno, es asumir una posición democrática, culta políticamente y racional en lo humano. Todo conflicto humano (individual o social) puede analizarse, negociarse y encontrársele solución, esa es la capacidad y posibilidad de que disponemos las personas, y no hay dudas que ello es lo que nos diferencia de otras especies de la tierra y nos hace superiores. La historia es rica en innumerables ejemplos. Esa es la gran barrera que nos distingue y nos ha permito avanzar civilizatoriamente hasta nuestros días. Conocer y explicar las razones, valorar causas y consecuencias, revisar crítica y autocríticamente las decisiones que se adoptan, corregir los excesos o defectos de lo hecho y los hechos, aceptar los reconocimientos de las victorias pero también de las derrotas, así como buscar lo correcto o justo y aprender a defenderlo como se debe, eleva y engrandece al que así actúa, no lo empequeñece, aunque la vanidad y el ego en ocasiones conspira contra ello y lo impide. Y sino porque es importante el dialogo entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre las familias, entre el maestro y el estudiante, entre el cura y sus feligreses, entre el oficial y sus tropa, entre los políticos y la comunidad, entre autoridades y ciudadanos o incluso entre países. El dialogo es la vía idónea de la comprensión entre los hombres, es la ruta del entendimiento y la solución a los problemas que aparecen, pero todo diálogo exige respeto y consideración, negociar implica que cada quién parte de situaciones distintas entre los que van a conversar para saldar sus diferencias. No hacerlo de forma respetuosa, tolerante o condicionarlo, insinúa y de hecho es arbitrario, se atropella el equilibrio entre las partes y se busca a priori sacar ventaja del mismo; por supuesto o muestra debilidad en sus argumentos, o pocos deseos de llegar a entendimientos firmes y verdaderos. Ningún país del 0rbe que se respete puede aceptar dialogar bajo condicionamientos o amenazas de ninguna naturaleza. Sobre ello debieran reflexionar las autoridades y voceros de ciertos países, que con frecuencia se manifiestan de esa forma. Con mente fría y disposición de alcanzar resultados positivos, se debe valorar, si con estas imposiciones alguien se puede disponer a dialogar, o si con ello se gana o pierde y no sólo en el hecho concreto en disputa, sino por la imagen e ideas que sobre los que así actúan se generalizan por el mundo. Sin embargo hay que decir que esas actuaciones en política aparecen y se reiteran ante diferentes conflictos que surgen, no son exclusivas de nadie, aunque los más poderosos son bastante proclives a ellas. Por eso una reflexión generalizada valdría la pena realizarla, pues cuando se en crispan los conflictos, se efectúan rectificaciones o se realizan análisis autocríticos sobre determinadas actuaciones, se está contribuyendo a crear un mundo mejor y de mayor distención. Preguntamos entonces: ¿Que interesa más la discordia o la concordia, el vivir en paz, en conflicto o guerra, en cooperación y ayuda mutua, o lesionándonos los unos a los otros; meditemos en ello y saquemos nuestras propias conclusiones. Por supuesto cada país y su conglomerado social mayoritario, desea que se le respete (su soberanía y autodeterminación, que son dos principios fundamentales de la nación), quiere además que se reconozca su identidad nacional y territorial, sus símbolos patrios, su historia y formas autóctonas de desarrollarse, igualmente los valores sociales que posean mayor peso dentro de la sociedad. Esos principios patrimoniales cual quiera sean las causas o contradicciones que originen un conflicto, no deben ser violados y menos repeler o sancionar al contrario con métodos arbitrarios o violentos. Pero si en última instancia las sanciones se consideran imprescindibles, porque los diálogos y negociaciones han quedado agotados y se impone la intransigencia ( lo que puede llegar a suceder); tampoco es procedente que la sanción se haga indefinida en el tiempo o dejarla correr indefinidamente, más si se trata de un accionar injustificable y abusivo socialmente, claramente atentatorio al derecho internacional y la soberanía de las naciones. Esa política lastimó al pueblo en el caso de Cuba, aunque no derrotó a sus rivales, lógicamente afectó a las grandes mayorías ciudadanas, las que probablemente no sean sus más críticos contendientes u opositores. El bloqueo económico y financiero contra Cuba, es indudable una muestra indiscutible de ello. Cuando tal situación ocurre, el efecto que produce es contraproducente y en el tiempo se transforma en un boomerang para quién así aplica tan injustificada medida. No hay duda que esa es la situación que conocemos y que la comunidad internacional ha rechazado reiteradamente. El mundo actual es muy complejo y aún más contradictorio, los desequilibrios y las injusticias sociales han crecido inconmensurablemente, tampoco existen verdades absolutas, ni modelos de desarrollo económico y social que no se encuentren plagados de imperfecciones y defectos. Entonces que justifica a un país, aunque sea grande y poderoso, en sus “relaciones” con otro país vecino, pretender convertirse en árbitro de lo correcto o lo incorrecto, de lo que es justo o no, de lo que atenta o no contra los derechos humanos, o si mi democracia es mejor que la tuya, aunque ese país se encuentre inmerso en incontables dificultades sistémicas, desequilibrios, injusticias sociales y contradicciones político/económicas de todo tipo. ¿Alguien ha nombrado a algún país árbitro de la civilización contemporánea o de las formas de desarrollo y gobierno que se otorguen naciones y pueblos? ¿Por qué entonces la expresión de que no se suavizará el embargo (bloqueo), si no se ven avances democráticos? ¿Porque ese condicionamiento a Cuba para dialogar y buscar soluciones armoniosas y amigables? Que además, no tengo dudas que existen y nuestros pueblos la desean Acaso ello no implica una imposición o una arrogancia inescrupulosa de una nación poderosa y grande sobre la pequeña Cuba independiente, que con sus errores y aciertos, sus fracasos y éxitos, sus utopías y decepciones, no se ha dedicado a agredir económica ni políticamente a ningún estado soberano, sino por el contrario ha dado muestras de una enorme solidaridad internacional. En todo caso ha salido a defenderse cuando ha sido víctima de agresiones. No resultan estas políticas hostiles, una intromisión abierta o flagrante en los asuntos internos de otro estado miembro de las Naciones Unidas. ¿Qué tipo de diálogo futuro es el que se quiere sostener con las autoridades cubanas, acaso el de la rendición? Desde mi visión o perspectiva política ello es sencillamente subjetivo y utópico y por ahí no aprecio que aparecerán soluciones negociadas u de otra naturaleza. 0 acaso las autoridades norteamericanas sienten como necesaria justificación, el adoptar esa política hacia Cuba, o se trata de insistir como si fuera un dogma religioso en criterios políticos que se desean extrapolar y que en el nuevo escenario internacional todo indica que no encuentran receptividad ni apoyo. De lo contrario cabe pensar que se trata de justificar lo injustificable y sobre todo camouflagear el daño que durante más de cincuenta años le han ocasionado al pueblo cubano. Me inclino por pensar que la historia y los historiadores recogerán este capítulo de nuestras relaciones (lamentablemente inamistosas), de manera muy crítica hacia las administraciones norteamericanas que originaron y mantuvieron tal lesiva política hacia el pueblo cubano.
Reply to Eugenio R. Balari †
- Roberto Soto Santana
- Offline
- New Member
- Posts: 6
- Thanks: 0
Re: No se suavizará el embargo
06 Dec 2014 19:54 - 06 Dec 2014 20:32
No se suavizará el embargo - por: Eugenio R. Balari
Posted: 05 Dec 2014 01:50 PM PST
Observaciones a los pareceres expresados por el Dr. Balari en su exposición
Primer parecer.-
Comentario: Es indiscutible que los sistemas democráticos son diversos, y que la tolerancia y el diálogo son los instrumentos idóneos ante las diferencias. Pero no es de recibo equiparar como democráticos, ni aun tácitamente, a las regímenes que respetan los Derechos Humanos –como es el caso de las Gobiernos de Europa Occidental y los de cultura anglosajona en las diversas latitudes del mundo (sin dejar de reconocer y censurar las imperfecciones que puedan ser imputables a éste o aquél)- y a los regímenes que notoriamente no los respetan sino que los atropellan y ningunean –como es el caso de China continental, Rusia, Corea del Norte, Cuba, y las variopintas dictaduras africanas-. En el caso tocante a estos comentarios, no se puede poner en el mismo fiel de la balanza al Régimen cubano (con su impenitente registro de inobservancia de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948) y a los países que funcionan bajo reglas democráticas.
Segundo parecer:
Comentario: Postular que el Régimen cubano “no se ha dedicado a agredir económica ni políticamente a ningún estado soberano” no se aviene con la incontrovertible realidad histórica de que prácticamente desde su toma del Poder en 1959 y sin solución de continuidad el Gobierno de la Isla ha llevado a cabo agresiones o intervenciones militares en todo el mundo (por ejemplo, de forma directa en Argelia, Congo-Brazzaville, la Guerra de Yom Kipur, Angola, Etiopía, Nicaragua, y Panamá; o bajo la forma del patrocinio, organización o respaldo a trasmano de guerrillas o movimientos subversivos en Colombia, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Argentina, Bolivia, Granada, Uruguay, etc. Ésta fue durante muchos años la práctica del “foquismo” o de la creación de focos guerrilleros para subvertir el orden económico-social de esos países e implantar regímenes comunistas. Sin olvidar la modalidad de intervencionismo político que se intentó llevar a cabo en Chile a través de la manipulación del Gobierno de Unidad Popular y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria).
Tampoco es sostenible persistir en llamar “bloqueo” al embargo económico, cuando es solamente los EE.UU. el que lo mantiene, mientras absolutamente todos los demás países del mundo comercian con e invierten en la Isla (sin olvidar que las exportaciones a Cuba de medicamentos, comida y productos agrícolas nunca han estado comprendidas en dicho embargo –a condición de que se obtenga licencia previa del Departamento estadounidense de Comercio-), y calificar dicha medida sancionadora dirigida contra el Régimen –este último causante de tantas desgracias para el pueblo cubano del interior como del Éxodo, y de otros pueblos a los que ha exportado la subversión- como “una imposición o una arrogancia inescrupulosa de una nación poderosa y grande sobre la pequeña Cuba independiente” es repetir el estribillo victimista que ha venido utilizando el castrismo a fin de enmascarar su política exterior de agresión e intervención con las mismas miras megalomaníacas, de dominación mundial, de la que han sido maestros mefistofélicos el régimen hitleriano y el régimen soviético, a la vez que desviar la atención internacional sobre la represión interna impenitentemente mantenida contra cualquier expresión no digamos de disentimiento sino de simples opiniones que no tengan cobertura previa por el Régimen –que practica la añeja fórmula despótica de que “todo lo que no está expresamente permitido está prohibido”, en oposición a la fórmula democrática de que “todo lo que no está expresamente prohibido está permitido”-, y encima justificar en el sambenito paranoico de una supuesta agresión exterior el consagrado fracaso de su ineficaz estructura productiva y el todavía peor despilfarro que supone hacer depender el lugar asignado a cada ciudadano en la escala retributiva de la mano de obra del país de su grado de adhesión y participación activa en las organizaciones políticas.
Tercer parecer:
Comentario: No puede aceptarse que se inviertan las tornas de la Historia, de manera que merezca plácemes el Régimen cubano –que no puede identificarse con Cuba, ya que aquél es el implantado y sostenido por un Gobierno tiránico que aherroja a la República desde hace más de medio siglo, y que carece de legitimación democrática, de la que sí puede blasonar el régimen político estadounidense, por muchos defectos que se le puedan señalar- y se infame a las Administraciones estadounidenses como los factores de una política lesiva hacia el pueblo cubano y no de una riposta o, más castizamente, una réplica fundada frente a las conductas inamistosas y subvertientes del Régimen cubano, que ha sido y sigue siendo cualquier cosa menos democrático, dentro y fuera del país.
A estas alturas de la película –que el Régimen lleva manteniendo cincuenta y cinco años en cartelera con el mismo guión fallido-, no es viable este argumento justificador de los desaciertos y despropósitos de los postulados políticos, económicos y sociales del Régimen cubano.
Posted: 05 Dec 2014 01:50 PM PST
Observaciones a los pareceres expresados por el Dr. Balari en su exposición
Primer parecer.-
(*) seguramente se quiso decir “civilizadora”“cada país utiliza la organización social y/o estatal que le resulte más conveniente a sus intereses nacionales. La experiencia civilizatoria(*), social y política acumulada por los humanos, nos muestra una enorme versatilidad de sistemas políticos y formas disímiles de organización del estado…Los sistemas democráticos no son idénticos o calcados, la historia y la geografía nos muestran una gran diversidad de experiencias, unas más positivas y otras no tanto, aunque también se ponen de manifiesto las limitaciones e incongruencias en muchos de ellos, incluso hasta en los que pretenden servir de ejemplo o puntos de referencia a otros. Ello nos obliga a tomar conciencia que la tolerancia ante lo diferente es también parte del pensamiento y el accionar democrático…Dialogar, convencer, hacer razonar, encontrar los más sólidos argumentos ante las diferencias, es el gran arma que disponen los seres humanos y a esa arma no debemos renunciar. Aceptar que otros piensen distinto o se organicen socialmente de manera diferente a la de uno, es asumir una posición democrática, culta políticamente y racional en lo humano. Todo conflicto humano (individual o social) puede analizarse, negociarse y encontrársele solución, esa es la capacidad y posibilidad de que disponemos las personas, y no hay dudas que ello es lo que nos diferencia de otras especies de la tierra y nos hace superiores”
Comentario: Es indiscutible que los sistemas democráticos son diversos, y que la tolerancia y el diálogo son los instrumentos idóneos ante las diferencias. Pero no es de recibo equiparar como democráticos, ni aun tácitamente, a las regímenes que respetan los Derechos Humanos –como es el caso de las Gobiernos de Europa Occidental y los de cultura anglosajona en las diversas latitudes del mundo (sin dejar de reconocer y censurar las imperfecciones que puedan ser imputables a éste o aquél)- y a los regímenes que notoriamente no los respetan sino que los atropellan y ningunean –como es el caso de China continental, Rusia, Corea del Norte, Cuba, y las variopintas dictaduras africanas-. En el caso tocante a estos comentarios, no se puede poner en el mismo fiel de la balanza al Régimen cubano (con su impenitente registro de inobservancia de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948) y a los países que funcionan bajo reglas democráticas.
Segundo parecer:
“…Ningún país del 0rbe que se respete puede aceptar dialogar bajo condicionamientos o amenazas de ninguna naturaleza…¿Que interesa más la discordia o la concordia, el vivir en paz, en conflicto o guerra, en cooperación y ayuda mutua, o lesionándonos los unos a los otros?; meditemos en ello y saquemos nuestras propias conclusiones.
Por supuesto cada país y su conglomerado social mayoritario, desea que se le respete (su soberanía y autodeterminación, que son dos principios fundamentales de la nación), quiere además que se reconozca su identidad nacional y territorial, sus símbolos patrios, su historia y formas autóctonas de desarrollarse, igualmente los valores sociales que posean mayor peso dentro de la sociedad. Esos principios patrimoniales cual quiera sean las causas o contradicciones que originen un conflicto, no deben ser violados y menos repeler o sancionar al contrario con métodos arbitrarios o violentos. Pero si en última instancia las sanciones se consideran imprescindibles, porque los diálogos y negociaciones han quedado agotados y se impone la intransigencia (lo que puede llegar a suceder); tampoco es procedente que la sanción se haga indefinida en el tiempo o dejarla correr indefinidamente, más si se trata de un accionar injustificable y abusivo socialmente, claramente atentatorio al derecho internacional y la soberanía de las naciones.
Esa política lastimó al pueblo en el caso de Cuba, aunque no derrotó a sus rivales, lógicamente afectó a las grandes mayorías ciudadanas, las que probablemente no sean sus más críticos contendientes u opositores. El bloqueo económico y financiero contra Cuba, es indudable una muestra indiscutible de ello..Entonces que justifica a un país, aunque sea grande y poderoso, en sus “relaciones” con otro país vecino, pretender convertirse en árbitro de lo correcto o lo incorrecto, de lo que es justo o no, de lo que atenta o no contra los derechos humanos, o si mi democracia es mejor que la tuya, aunque ese país se encuentre inmerso en incontables dificultades sistémicas, desequilibrios, injusticias sociales y contradicciones político/económicas de todo tipo.
¿Alguien ha nombrado a algún país árbitro de la civilización contemporánea o de las formas de desarrollo y gobierno que se otorguen naciones y pueblos? ¿Por qué entonces la expresión de que no se suavizará el embargo (bloqueo), si no se ven avances democráticos? ¿Porque ese condicionamiento a Cuba para dialogar y buscar soluciones armoniosas y amigables? Que además, no tengo dudas que existen y nuestros pueblos la desean. ¿Acaso ello no implica una imposición o una arrogancia inescrupulosa de una nación poderosa y grande sobre la pequeña Cuba independiente, que con sus errores y aciertos, sus fracasos y éxitos, sus utopías y decepciones, no se ha dedicado a agredir económica ni políticamente a ningún estado soberano, sino por el contrario ha dado muestras de una enorme solidaridad internacional…”
Comentario: Postular que el Régimen cubano “no se ha dedicado a agredir económica ni políticamente a ningún estado soberano” no se aviene con la incontrovertible realidad histórica de que prácticamente desde su toma del Poder en 1959 y sin solución de continuidad el Gobierno de la Isla ha llevado a cabo agresiones o intervenciones militares en todo el mundo (por ejemplo, de forma directa en Argelia, Congo-Brazzaville, la Guerra de Yom Kipur, Angola, Etiopía, Nicaragua, y Panamá; o bajo la forma del patrocinio, organización o respaldo a trasmano de guerrillas o movimientos subversivos en Colombia, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Argentina, Bolivia, Granada, Uruguay, etc. Ésta fue durante muchos años la práctica del “foquismo” o de la creación de focos guerrilleros para subvertir el orden económico-social de esos países e implantar regímenes comunistas. Sin olvidar la modalidad de intervencionismo político que se intentó llevar a cabo en Chile a través de la manipulación del Gobierno de Unidad Popular y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria).
Tampoco es sostenible persistir en llamar “bloqueo” al embargo económico, cuando es solamente los EE.UU. el que lo mantiene, mientras absolutamente todos los demás países del mundo comercian con e invierten en la Isla (sin olvidar que las exportaciones a Cuba de medicamentos, comida y productos agrícolas nunca han estado comprendidas en dicho embargo –a condición de que se obtenga licencia previa del Departamento estadounidense de Comercio-), y calificar dicha medida sancionadora dirigida contra el Régimen –este último causante de tantas desgracias para el pueblo cubano del interior como del Éxodo, y de otros pueblos a los que ha exportado la subversión- como “una imposición o una arrogancia inescrupulosa de una nación poderosa y grande sobre la pequeña Cuba independiente” es repetir el estribillo victimista que ha venido utilizando el castrismo a fin de enmascarar su política exterior de agresión e intervención con las mismas miras megalomaníacas, de dominación mundial, de la que han sido maestros mefistofélicos el régimen hitleriano y el régimen soviético, a la vez que desviar la atención internacional sobre la represión interna impenitentemente mantenida contra cualquier expresión no digamos de disentimiento sino de simples opiniones que no tengan cobertura previa por el Régimen –que practica la añeja fórmula despótica de que “todo lo que no está expresamente permitido está prohibido”, en oposición a la fórmula democrática de que “todo lo que no está expresamente prohibido está permitido”-, y encima justificar en el sambenito paranoico de una supuesta agresión exterior el consagrado fracaso de su ineficaz estructura productiva y el todavía peor despilfarro que supone hacer depender el lugar asignado a cada ciudadano en la escala retributiva de la mano de obra del país de su grado de adhesión y participación activa en las organizaciones políticas.
Tercer parecer:
“De lo contrario cabe pensar que se trata de justificar lo injustificable y sobre todo camouflagear el daño que durante más de cincuenta años le han ocasionado al pueblo cubano. Me inclino por pensar que la historia y los historiadores recogerán este capítulo de nuestras relaciones (lamentablemente inamistosas), de manera muy crítica hacia las administraciones norteamericanas que originaron y mantuvieron tal lesiva política hacia el pueblo cubano”.
Comentario: No puede aceptarse que se inviertan las tornas de la Historia, de manera que merezca plácemes el Régimen cubano –que no puede identificarse con Cuba, ya que aquél es el implantado y sostenido por un Gobierno tiránico que aherroja a la República desde hace más de medio siglo, y que carece de legitimación democrática, de la que sí puede blasonar el régimen político estadounidense, por muchos defectos que se le puedan señalar- y se infame a las Administraciones estadounidenses como los factores de una política lesiva hacia el pueblo cubano y no de una riposta o, más castizamente, una réplica fundada frente a las conductas inamistosas y subvertientes del Régimen cubano, que ha sido y sigue siendo cualquier cosa menos democrático, dentro y fuera del país.
A estas alturas de la película –que el Régimen lleva manteniendo cincuenta y cinco años en cartelera con el mismo guión fallido-, no es viable este argumento justificador de los desaciertos y despropósitos de los postulados políticos, económicos y sociales del Régimen cubano.
Last edit: 06 Dec 2014 20:32 by Gerardo E. Martínez-Solanas. Reason: Formato
Reply to Roberto Soto Santana
- José Manuel Palli
- Visitor
Re: No se suavizará el embargo
06 Dec 2014 21:29
Está claro que la opción por el diálogo y la tolerancia, que tanto Balari como Soto privilegian y valoran, tiene un alto costo para quienes no están acostumbrados a dialogar y para quienes padecen de intolerancia crónica frente a quienes tienen puntos de vista diferentes a los de ellos. Felizmente, no parece ser ese el caso entre estos dos amigos foristas.
En esta última semana, he recogido casi al azar un par de noticias publicadas en medios de Miami para usarlas como ejemplo –y ejercicio- de lo valioso e interesante que puede resultar un diálogo abierto y fluido, que tenga por objeto no solamente escuchar y tratar de comprender –aunque no necesariamente aceptar, en tanto tolerar, claro está, no implica aceptar- las opiniones del otro, sino también llegar a conocernos mejor nosotros mismos, que es, con frecuencia, una de las consecuencias mas valiosas de un buen diálogo.
Una de las noticias proviene de Paraguay, donde la cancillería llamó al embajador cubano para llamarle la atención por injerencista –el recientemente designado embajador (las relaciones entre Cuba y Paraguay pasaron por un impasse durante los últimos casi tres años) había asistido a lo que las autoridades paraguayas consideraron no fue sino un acto político convocado por el ex-presidente Lugo.
La otra proviene de Venezuela, en donde según cuenta la primera plana de otro medio impreso, “le están lavando el cerebro a los militares”.
La noticia de Paraguay contiene un párrafo que ya yo había leído hace cerca de tres años, y que el autor de la nota extrae de la respuesta oficial de las autoridades cubanas a la remoción del “padre” Lugo como presidente: “Cuba no reconocerá autoridad alguna que no emane del sufragio legitimo y el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo paraguayo.”
A primera vista, creo que muchos cubanos reaccionarían ante esa postura del en poco tiempo màs sexagenario gobierno cubano con aquella frase de Pardo: “Qué desparpajo”… No verían sino cinismo descarado detrás de un pronunciamiento como ese. Yo lo veo como una oportunidad para dialogar sobre un tema que se me antoja interesante, porque no me explico cómo la cancillería cubana (si mal no recuerdo la nota de donde sale esa cita fue expedida por el MINREX) puede suponer que, como decimos en inglés, “they can get away with that”, ante sus pares y ante el mundo todo. Es por eso que trataré de iniciar un dialogo con algún colega –preferiblemente un constitucionalista- y con un diplomático cubano en una próxima visita a la isla. Se de antemano que tendré que absorber y tolerar los comentarios críticos de ellos sobre nuestro sistema político o modelo de “democracia”, pero me parece interesante escuchar porqué ellos consideran que en Cuba hay sufragio legitimo y el pueblo ejerce -y no solo detenta- la soberanía nacional.
El caso de la peluquería de cerebros para militares en Venezuela me llamó la atención por otra razón, que también visualizo como tema interesante para otro diálogo. Lo primero que me vino a la mente al leer la noticia fue qué lastima que para los años setenta todavía no existiera esa peluquería para cerebros marciales –o ese shampoo, pues cuando menos de eso se trata- para que los argentinos, los chilenos, los brasileros, los uruguayos, etc., si se les hubiera ocurrido, le hubieran lavado los cerebros a sus respectivos custodios de la soberanía nacional, que por esa época estaban dedicados a una serie de actividades –necesarias, según el criterio de algunos, pero deplorables para mi- que la historia de dichos países difícilmente absuelva jamás.
En ese caso el dialogo que visualizo seria entre el peluquero venezolano de hoy y algún “profesor” de la famosa Escuela de las Américas, por la que pasaron tantos militares latinoamericanos (venezolanos entre ellos). Este seria un dialogo que yo no puedo iniciar, porque no tengo con qué participar en el mismo –no soy ni militar ni peluquero- pero que me encantaría presenciar. Creo que aprendería mucho de él, fundamentalmente a conocerme un poco mejor a mi mismo -también sobre el lavado y secado de cerebros, claro-, y desde que lei la noticia, estoy enganchado en un soliloquio de aquellos… Reflexiones que las llaman. Y como discrepo con El Poeta cuando dice que el soliloquio es propio de misántropos, las quise compartir con ustedes…
En esta última semana, he recogido casi al azar un par de noticias publicadas en medios de Miami para usarlas como ejemplo –y ejercicio- de lo valioso e interesante que puede resultar un diálogo abierto y fluido, que tenga por objeto no solamente escuchar y tratar de comprender –aunque no necesariamente aceptar, en tanto tolerar, claro está, no implica aceptar- las opiniones del otro, sino también llegar a conocernos mejor nosotros mismos, que es, con frecuencia, una de las consecuencias mas valiosas de un buen diálogo.
Una de las noticias proviene de Paraguay, donde la cancillería llamó al embajador cubano para llamarle la atención por injerencista –el recientemente designado embajador (las relaciones entre Cuba y Paraguay pasaron por un impasse durante los últimos casi tres años) había asistido a lo que las autoridades paraguayas consideraron no fue sino un acto político convocado por el ex-presidente Lugo.
La otra proviene de Venezuela, en donde según cuenta la primera plana de otro medio impreso, “le están lavando el cerebro a los militares”.
La noticia de Paraguay contiene un párrafo que ya yo había leído hace cerca de tres años, y que el autor de la nota extrae de la respuesta oficial de las autoridades cubanas a la remoción del “padre” Lugo como presidente: “Cuba no reconocerá autoridad alguna que no emane del sufragio legitimo y el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo paraguayo.”
A primera vista, creo que muchos cubanos reaccionarían ante esa postura del en poco tiempo màs sexagenario gobierno cubano con aquella frase de Pardo: “Qué desparpajo”… No verían sino cinismo descarado detrás de un pronunciamiento como ese. Yo lo veo como una oportunidad para dialogar sobre un tema que se me antoja interesante, porque no me explico cómo la cancillería cubana (si mal no recuerdo la nota de donde sale esa cita fue expedida por el MINREX) puede suponer que, como decimos en inglés, “they can get away with that”, ante sus pares y ante el mundo todo. Es por eso que trataré de iniciar un dialogo con algún colega –preferiblemente un constitucionalista- y con un diplomático cubano en una próxima visita a la isla. Se de antemano que tendré que absorber y tolerar los comentarios críticos de ellos sobre nuestro sistema político o modelo de “democracia”, pero me parece interesante escuchar porqué ellos consideran que en Cuba hay sufragio legitimo y el pueblo ejerce -y no solo detenta- la soberanía nacional.
El caso de la peluquería de cerebros para militares en Venezuela me llamó la atención por otra razón, que también visualizo como tema interesante para otro diálogo. Lo primero que me vino a la mente al leer la noticia fue qué lastima que para los años setenta todavía no existiera esa peluquería para cerebros marciales –o ese shampoo, pues cuando menos de eso se trata- para que los argentinos, los chilenos, los brasileros, los uruguayos, etc., si se les hubiera ocurrido, le hubieran lavado los cerebros a sus respectivos custodios de la soberanía nacional, que por esa época estaban dedicados a una serie de actividades –necesarias, según el criterio de algunos, pero deplorables para mi- que la historia de dichos países difícilmente absuelva jamás.
En ese caso el dialogo que visualizo seria entre el peluquero venezolano de hoy y algún “profesor” de la famosa Escuela de las Américas, por la que pasaron tantos militares latinoamericanos (venezolanos entre ellos). Este seria un dialogo que yo no puedo iniciar, porque no tengo con qué participar en el mismo –no soy ni militar ni peluquero- pero que me encantaría presenciar. Creo que aprendería mucho de él, fundamentalmente a conocerme un poco mejor a mi mismo -también sobre el lavado y secado de cerebros, claro-, y desde que lei la noticia, estoy enganchado en un soliloquio de aquellos… Reflexiones que las llaman. Y como discrepo con El Poeta cuando dice que el soliloquio es propio de misántropos, las quise compartir con ustedes…
Reply to José Manuel Palli
Moderators: Miguel Saludes, Abelardo Pérez García, Oílda del Castillo, Ricardo Puerta, Antonio Llaca, Helio J. González, Efraín Infante, Pedro S. Campos, Héctor Caraballo
Time to create page: 0.396 seconds