ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
19 Nov 2014 23:06 - 19 Nov 2014 23:29
Es temerario, sobre todo en política, afirmar que "de esta agua no beberé". Por el contrario, los pueblos deben reflexionar sosegadamente sobre la certera preogrullada que señala que "nadie escarmienta por cabeza ajena".
Aunque las circunstancias y los pueblos suelen diferir notablemente, debiéramos aprender las lecciones de la historia, sobre todo cuando enfocamos hechos recientes. La historia nos enseña que fue la corrupción política en Cuba la que sirvió de caldo de cultivo para que un mesías revolucionario enterrara al país por más de medio siglo en el lodo del totalitarismo. Nos enseña que ese fue el camino de corrupción y revolución que ha entronizado a la mal llamada revolución "bolivariana" en Venezuela y el que se está trazando con acelerado autoritarismo en Bolivia y Ecuador, sin contar las secuelas de Nicaragua o los intentos ominosos del peronismo kirchnerista argentino.
¡Ah! Pero los españoles se las saben todas. De esas aguas no beberán, afirman con altanería mientras votan masivamente por un nuevo mesías revolucionario que vendrá a "transformar" el país en un emporio igualitario.
Ese es Pablo Iglesias, joven, carismático, dinámico y audaz que se acomoda al proyecto de poder apenas oculto en el nombre de su partido. "Podemos" es una arenga que ahora oculta convenientemente su incipiente admiración por la epopeya cubana del castrismo y la proyección continental del chavismo venezolano.
Como todos estos mesías, enarbola su devoción por "el pueblo" y centra su mensaje político en la corrupción de los "partidos de la casta", los poderes financieros y el capitalismo liderado por el “imperialismo yanqui”. Lo que no está muy claro es qué haría ni cómo para resolver los problemas económicos, sociales y políticos que aquejan a España. No es conveniente ser trasparente cuando el objetivo primordial es el poder, porque "podemos" cambiarlo todo, pero eso queda para después.
Es curioso que los medios de comunicación, aun aquellos que no le rinden pleitesía, no hagan más por desenmascarar su notable afecto por el autoritarismo y por las dictaduras y los regímenes totalitarios, que para Pablo Iglesias son experimentos populares y revolucionarios loables y legítimos.
Son notables, aunque poco publicadas, las conexiones de este naciente y explosivo partido político acaudillado por el carismático politólogo Iglesias con la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), controlada por los dirigentes más destacados de Podemos, que ha recibido casi 4 millones de €uros de los gobiernos de Chávez y Maduro. Además, Iglesias trabajó dos años entre 2006 y 2007 para esta fundación desde Venezuela. Y ¿cuáles han sido los proyectos del CEPS? Entre otros, nada menos que el asesoramiento a Chávez, la implantación de un sistema de "seguridad social" en Venezuela y clases sobre "globalización" desde la perspectiva venezolana del Socialismo del Siglo XXI.
Esa falta de trasparencia es notable al observar retrospectivamente cómo Iglesias no tenía reparo hasta hace algunos meses de elogiar las experiencias del gobierno Venezolano como una receta para superar la crisis española: "recuperar la democracia y poner la política al servicio de la gente", decía, una frase muy bonita mientras que no se la ponga en el contexto del Socialismo del Siglo XXI. Así lo entendemos cuando afirma que "países como Ecuador, Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina o Uruguay acumulan experiencias que pueden ser muy interesantes para plantear un proyecto político de poder en el sur de Europa" en una conferencia realizada en 2013 en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en la que insistió que esa experiencia podría aplicarse a España "en un contexto no tan diferente".
Un fenómeno que está contrarrestando bastante la parcialidad y el sectarismo de muchos medios de comunicación es la globalización de la información, que ahora está al alcance de cualquier computadora y que permite la amplia difusión de artículos, ensayos y opiniones como éste. En esta era de explosión informática los hechos se ventilan desde todos los ángulos y a toda velocidad, lo cual hace muy difícil que los políticos engañosos puedan escapar de sus palabras y olvidar sus promesas.
Juan Carlos Monedero, uno de los principales ideólogos de Podemos, dedicó a Hugo Chávez todo un poema de veneración para darle ánimos durante los días más duros de la larga enfermedad que le llevó a la muerte.
"He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos”, escribía Monedero en su blog poco antes de la muerte del presidente venezolano. “Querer a Chávez nos hace tan humanos, tan fuertes. Chávez en la señora que limpia, Chávez en el señor que vende periódicos a la entrada del metro, Chávez de la empleada de la tienda, Chávez del vendedor de helados, Chávez de la abuela que ahora ve y de la que ahora tiene vivienda, Chávez de la esquina caliente de Caracas y de la lonja de pescadores de Choroní, Chávez de la poesía rescatada, de los negros rescatados, de los indios rescatados, Chávez de lo que hoy es posible en América y que hace 20 años era imposible. He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos y no se me quita. Fuerza Hugo. Aguanta. Aguanta para ayudarnos a quitarnos este miedo de la soledad de 100 años. Aguanta presidente. Aguanta”.
¿Nadie escarmienta por cabeza ajena? ¿Será ese también el destino de los españoles? Sería bueno que recapacitaran hasta comprender que viven en democracia y que este sistema político es PERFECTIBLE. No se trata de cambiarlo ni de modificarlo sino de perfeccionarlo y fortalecerlo, de restañar las heridas y hacer prevalecer la justicia y la honestidad.
Aunque las circunstancias y los pueblos suelen diferir notablemente, debiéramos aprender las lecciones de la historia, sobre todo cuando enfocamos hechos recientes. La historia nos enseña que fue la corrupción política en Cuba la que sirvió de caldo de cultivo para que un mesías revolucionario enterrara al país por más de medio siglo en el lodo del totalitarismo. Nos enseña que ese fue el camino de corrupción y revolución que ha entronizado a la mal llamada revolución "bolivariana" en Venezuela y el que se está trazando con acelerado autoritarismo en Bolivia y Ecuador, sin contar las secuelas de Nicaragua o los intentos ominosos del peronismo kirchnerista argentino.
¡Ah! Pero los españoles se las saben todas. De esas aguas no beberán, afirman con altanería mientras votan masivamente por un nuevo mesías revolucionario que vendrá a "transformar" el país en un emporio igualitario.
Ese es Pablo Iglesias, joven, carismático, dinámico y audaz que se acomoda al proyecto de poder apenas oculto en el nombre de su partido. "Podemos" es una arenga que ahora oculta convenientemente su incipiente admiración por la epopeya cubana del castrismo y la proyección continental del chavismo venezolano.
Como todos estos mesías, enarbola su devoción por "el pueblo" y centra su mensaje político en la corrupción de los "partidos de la casta", los poderes financieros y el capitalismo liderado por el “imperialismo yanqui”. Lo que no está muy claro es qué haría ni cómo para resolver los problemas económicos, sociales y políticos que aquejan a España. No es conveniente ser trasparente cuando el objetivo primordial es el poder, porque "podemos" cambiarlo todo, pero eso queda para después.
Es curioso que los medios de comunicación, aun aquellos que no le rinden pleitesía, no hagan más por desenmascarar su notable afecto por el autoritarismo y por las dictaduras y los regímenes totalitarios, que para Pablo Iglesias son experimentos populares y revolucionarios loables y legítimos.
Son notables, aunque poco publicadas, las conexiones de este naciente y explosivo partido político acaudillado por el carismático politólogo Iglesias con la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), controlada por los dirigentes más destacados de Podemos, que ha recibido casi 4 millones de €uros de los gobiernos de Chávez y Maduro. Además, Iglesias trabajó dos años entre 2006 y 2007 para esta fundación desde Venezuela. Y ¿cuáles han sido los proyectos del CEPS? Entre otros, nada menos que el asesoramiento a Chávez, la implantación de un sistema de "seguridad social" en Venezuela y clases sobre "globalización" desde la perspectiva venezolana del Socialismo del Siglo XXI.
Esa falta de trasparencia es notable al observar retrospectivamente cómo Iglesias no tenía reparo hasta hace algunos meses de elogiar las experiencias del gobierno Venezolano como una receta para superar la crisis española: "recuperar la democracia y poner la política al servicio de la gente", decía, una frase muy bonita mientras que no se la ponga en el contexto del Socialismo del Siglo XXI. Así lo entendemos cuando afirma que "países como Ecuador, Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina o Uruguay acumulan experiencias que pueden ser muy interesantes para plantear un proyecto político de poder en el sur de Europa" en una conferencia realizada en 2013 en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en la que insistió que esa experiencia podría aplicarse a España "en un contexto no tan diferente".
Un fenómeno que está contrarrestando bastante la parcialidad y el sectarismo de muchos medios de comunicación es la globalización de la información, que ahora está al alcance de cualquier computadora y que permite la amplia difusión de artículos, ensayos y opiniones como éste. En esta era de explosión informática los hechos se ventilan desde todos los ángulos y a toda velocidad, lo cual hace muy difícil que los políticos engañosos puedan escapar de sus palabras y olvidar sus promesas.
Juan Carlos Monedero, uno de los principales ideólogos de Podemos, dedicó a Hugo Chávez todo un poema de veneración para darle ánimos durante los días más duros de la larga enfermedad que le llevó a la muerte.
"He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos”, escribía Monedero en su blog poco antes de la muerte del presidente venezolano. “Querer a Chávez nos hace tan humanos, tan fuertes. Chávez en la señora que limpia, Chávez en el señor que vende periódicos a la entrada del metro, Chávez de la empleada de la tienda, Chávez del vendedor de helados, Chávez de la abuela que ahora ve y de la que ahora tiene vivienda, Chávez de la esquina caliente de Caracas y de la lonja de pescadores de Choroní, Chávez de la poesía rescatada, de los negros rescatados, de los indios rescatados, Chávez de lo que hoy es posible en América y que hace 20 años era imposible. He amanecido con un Orinoco triste paseándose por mis ojos y no se me quita. Fuerza Hugo. Aguanta. Aguanta para ayudarnos a quitarnos este miedo de la soledad de 100 años. Aguanta presidente. Aguanta”.
¿Nadie escarmienta por cabeza ajena? ¿Será ese también el destino de los españoles? Sería bueno que recapacitaran hasta comprender que viven en democracia y que este sistema político es PERFECTIBLE. No se trata de cambiarlo ni de modificarlo sino de perfeccionarlo y fortalecerlo, de restañar las heridas y hacer prevalecer la justicia y la honestidad.
Last edit: 19 Nov 2014 23:29 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
22 Nov 2014 00:13
¿El chavismo tomará España?
El proyecto transnacional de ruptura de la democracia, llamado socialismo del siglo XXI, ha tenido éxito en el control del poder en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ha fracasado en Argentina, Perú, Honduras, Costa Rica y otros países. Donde ha tomado el poder ha liquidado el Estado de derecho, reemplazándolo por su nuevo orden basado en el control total para la permanencia indefinida en el Gobierno. Por su origen, el escenario, los procedimientos, el discurso, los actores… con Podemos, parece que va a España.
Está aceptado que la agrupación política española Podemosrecibió y/o recibe financiamiento y apoyo del chavismo venezolano, de Irán, del Gobierno boliviano (al que han visitado recientemente) y de otros regímenes no democráticos. Está claro que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, es seguidor de Hugo Chávez (chavista), para quien trabajó durante ocho años en el Gobierno de Venezuela, recibiendo más de cinco millones de dólares registrados y no se sabe cuánto por mecanismos como la maleta de dinero (Antonini) enviada de Miami e incautada en Argentina.
En cuanto país ha tenido éxito en la toma del poder, este proyecto se conduce en un escenario que parte de la “crisis económica”, desarrolla una “crisis de partidos políticos” que hace evolucionar en una “crisis política”, genera una “crisis del sistema” y remata concretando una “crisis de Estado”. Así sucedió en la propia Venezuela, donde se ejecutó el plan por primera vez, ser repitió en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y se intentó sin éxito en los países que ya se mencionaron.
Crisis es una situación difícil o complicada y cuando es económica supone un movimiento cíclico descendente con disminución del Producto Interno Bruto, recesión que produce desempleo, falta de ingresos, escasez, carestía, deterioro de las condiciones de vida de la gente. Eso es lo que tiene España y es lo que vivieron todos los países del socialismo del siglo XXI como base del proceso de toma del poder.
Sobre los síntomas y efectos de la crisis económica, de por sí muy graves, sobrevienen muy justificadas causas que dan lugar a la “crisis de los partidos políticos”, como la corrupción, la ineficiencia o insuficiencia del Gobierno, la confrontación entre Gobierno y oposición sin nada para la gente, oposición vista como más de lo mismo, percepción de que los políticos viven mejor y no pierden nada, etc. Esta crisis presenta partidos políticos que no resuelven los problemas de la gente, que han dejado de proporcionar bienestar a los ciudadanos. El discurso “populista” funciona muy bien, es el tiempo de los “antisistémicos”.
Convertir la “crisis de partidos” en “crisis política” es un paso muy corto. Cuando se logra tocar la legitimidad de los partidos políticos y se altera o rompe el normal funcionamiento de la relaciones entre los actores políticos y la sociedad, se crea inestabilidad, estamos en crisis política. Es fácilmente manipulable para que se exprese en conflictos, huelgas, movilizaciones populares, pedido de renuncia de funcionarios….. amenaza la normalidad y busca amenazar la continuidad del Gobierno.
La “crisis del sistema” es el estadio siguiente. Un sistema es “un conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen un determinado objeto”. El sistema político esta formado por individuos, ideales, valores, organizaciones, leyes, instituciones, creencias, por cuya interacción estable se ejerce la política. Se produce la crisis cuando sectores crecientes de la población sienten que el sistema no resuelve sus problemas y sobreviene la “crisis de Estado” por la que se propondrá el cambio de la estructura y forma de organización del Estado.
Es este el camino que se ha usado en América Latina y que parece que se ejecuta desde Podemos en España. Profundizar la crisis, llevarla su máxima expresión, agudizar las luchas, concentrar las contradicciones nacionales y de clase, llegar a destrozar el Estado para reemplazarlo por un nuevo orden. Es la estrategia. Ojalá el pueblo y los dirigentes españoles la entiendan y puedan defenderse a tiempo.
El proyecto transnacional de ruptura de la democracia, llamado socialismo del siglo XXI, ha tenido éxito en el control del poder en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ha fracasado en Argentina, Perú, Honduras, Costa Rica y otros países. Donde ha tomado el poder ha liquidado el Estado de derecho, reemplazándolo por su nuevo orden basado en el control total para la permanencia indefinida en el Gobierno. Por su origen, el escenario, los procedimientos, el discurso, los actores… con Podemos, parece que va a España.
Está aceptado que la agrupación política española Podemosrecibió y/o recibe financiamiento y apoyo del chavismo venezolano, de Irán, del Gobierno boliviano (al que han visitado recientemente) y de otros regímenes no democráticos. Está claro que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, es seguidor de Hugo Chávez (chavista), para quien trabajó durante ocho años en el Gobierno de Venezuela, recibiendo más de cinco millones de dólares registrados y no se sabe cuánto por mecanismos como la maleta de dinero (Antonini) enviada de Miami e incautada en Argentina.
En cuanto país ha tenido éxito en la toma del poder, este proyecto se conduce en un escenario que parte de la “crisis económica”, desarrolla una “crisis de partidos políticos” que hace evolucionar en una “crisis política”, genera una “crisis del sistema” y remata concretando una “crisis de Estado”. Así sucedió en la propia Venezuela, donde se ejecutó el plan por primera vez, ser repitió en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y se intentó sin éxito en los países que ya se mencionaron.
Crisis es una situación difícil o complicada y cuando es económica supone un movimiento cíclico descendente con disminución del Producto Interno Bruto, recesión que produce desempleo, falta de ingresos, escasez, carestía, deterioro de las condiciones de vida de la gente. Eso es lo que tiene España y es lo que vivieron todos los países del socialismo del siglo XXI como base del proceso de toma del poder.
Sobre los síntomas y efectos de la crisis económica, de por sí muy graves, sobrevienen muy justificadas causas que dan lugar a la “crisis de los partidos políticos”, como la corrupción, la ineficiencia o insuficiencia del Gobierno, la confrontación entre Gobierno y oposición sin nada para la gente, oposición vista como más de lo mismo, percepción de que los políticos viven mejor y no pierden nada, etc. Esta crisis presenta partidos políticos que no resuelven los problemas de la gente, que han dejado de proporcionar bienestar a los ciudadanos. El discurso “populista” funciona muy bien, es el tiempo de los “antisistémicos”.
Convertir la “crisis de partidos” en “crisis política” es un paso muy corto. Cuando se logra tocar la legitimidad de los partidos políticos y se altera o rompe el normal funcionamiento de la relaciones entre los actores políticos y la sociedad, se crea inestabilidad, estamos en crisis política. Es fácilmente manipulable para que se exprese en conflictos, huelgas, movilizaciones populares, pedido de renuncia de funcionarios….. amenaza la normalidad y busca amenazar la continuidad del Gobierno.
La “crisis del sistema” es el estadio siguiente. Un sistema es “un conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen un determinado objeto”. El sistema político esta formado por individuos, ideales, valores, organizaciones, leyes, instituciones, creencias, por cuya interacción estable se ejerce la política. Se produce la crisis cuando sectores crecientes de la población sienten que el sistema no resuelve sus problemas y sobreviene la “crisis de Estado” por la que se propondrá el cambio de la estructura y forma de organización del Estado.
Es este el camino que se ha usado en América Latina y que parece que se ejecuta desde Podemos en España. Profundizar la crisis, llevarla su máxima expresión, agudizar las luchas, concentrar las contradicciones nacionales y de clase, llegar a destrozar el Estado para reemplazarlo por un nuevo orden. Es la estrategia. Ojalá el pueblo y los dirigentes españoles la entiendan y puedan defenderse a tiempo.
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- Carlos Alberto Montaner
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
23 Nov 2014 17:09
Cabe hablar aquí del "mentecato ilustrado" para referirnos a Pablo Iglesias.
Calma. No hay agravio. La etimología de mentecato es transparente. Quiere decir “mente captada o capturada”. Me refiero a eso. Iglesias es un joven político y politólogo español, chavista, que hoy tiene un sorprendente apoyo electoral en su país.
Pablo Iglesias, sin duda, es un mentecato ilustrado. Seguramente tiene un cociente de inteligencia altísimo. Como el genial Mussolini, que alcanzaba un puntaje de 175. El problema radica en qué ideas han capturado tan prodigiosa mente. Las grandes cabezas pueden estar pobladas de disparates que, cuando se mezclan con una actitud arrogante, devienen en la terca insistencia en el error, en la negación de la realidad y en el desprecio por los cerebritos de a pie. Suele ocurrir. Las malas ideas, cuando se enquistan en neuronas privilegiadas, son más dañinas.
¿Cuáles son las ideas madre –hay ideas madre como hay células madre– instaladas en la descomunal sesera del profesor Iglesias que no le permiten observar la realidad con ecuanimidad?
Son varias. La primera tiene que ver con la desmesurada fe en su propia capacidad intelectual. Pablo Iglesias no conoce la duda. Predica ex cátedra. Él y su tribu creen saber cuánto deben ganar las personas, que precio justo deben tener las cosas y los servicios, cómo pueden funcionar las empresas, qué deben producir para servir a la sociedad, qué se debe poseer para alcanzar una vida feliz y digna, y en qué punto el patrimonio acumulado se convierte en una injusticia que hay que cercenar de un certero tajo fiscal. Prodigioso.
La segunda es también una cuestión de fe. Pablo Iglesias cree fervientemente en el Estado-empresario que elabora alimentos, asigna electricidad y comunicaciones, maneja el crédito y gestiona los ahorros.
Cree en el Estado redistribuidor de riquezas que extiende una pensión a todas las personas por el mero hecho de vivir en el país (650 €uros). Cree en el Estado planificador que todo lo sabe, que conoce el presente como la palma de la mano y es capaz de prever el futuro. Cree en el Estado que castiga implacablemente (ama la guillotina de la revolución francesa).
Cree que la riqueza se logra trabajando menos –35 horas a la semana— y por un periodo más breve (60 años). Cree, en suma, que la prosperidad se logra gastando, no ahorrando e invirtiendo, como ha hecho la tonta especie humana durante miles de años. Maravilloso.
Pero lo interesante es que Pablo Iglesias ya ha puesto a prueba sus ideas madre, precisamente en Venezuela, donde él y su grupo fueron contratados para encauzar de diversas maneras el “proceso revolucionario”, algo que hicieron durante ocho años a plena satisfacción de la República Bolivariana –por eso los mantuvieron dentro del presupuesto durante tanto tiempo–, tarea por la que cobraron nada menos que tres millones setecientos mil euros: más de cinco millones de dólares.
En ese periodo, de acuerdo con las memorias de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que era la institución que firmaba los acuerdos y recibía los dineros, Iglesias y sus allegados ayudaron directamente a Chávez a fomentar su revolución desde el despacho presidencial, a Telesur a crear y divulgar su propaganda, al Banco Central de Venezuela a desarrollar su política monetaria, al Ministerio del Interior a manejar sus prisiones (como en la que yace Leopoldo López), al Ministerio de Trabajo a organizar sus pensiones, y al Ministerio de Comunicación a no sé qué función exactamente, aunque algún trabajo pudieron desplegar en el Centro Internacional Miranda, dedicado al adoctrinamiento político comunista, a juzgar por las palabras de Juan Carlos Monedero en su conmovido homenaje a Hugo Chávez, en el que recuerda con tristeza la desaparición del Muro de Berlín, ese monumento al estalinismo.
Es decir, Pablo Iglesias y sus amigos, de acuerdo a los consejos que aportaban a tan amplio espectro gubernamental, en gran medida son responsables del caos venezolano, del desabastecimiento que padece el país, del desorden financiero, del aumento exponencial de la violencia, del horror de las cárceles, de los atropellos a la libertad de expresión, de la falta de inversiones extranjeras, del cierre de miles de empresas, y hasta de la pulverización del Estado de Derecho al proponer, presuntamente, la eliminación de la separación de poderes en los cursillos de formación que les daban a los parlamentarios del mundillo del socialismo del Siglo XXI.
Naturalmente, Iglesias y sus amigos de CEPS tal vez aleguen que esto no es cierto, que nadie les hizo caso durante los ocho años que asesoraron a los bolivarianos, o que los convenios, realmente, eran una fuente de solidaridad revolucionaria, porque ellos apenas colaboraban, aunque cobraban, pero, en ese caso, incurrirían en un delito semejante al que hoy la justicia española les imputa a socialistas y populares: financiación irregular de actividades políticas con fondos provenientes del sector público.
Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que, realmente, lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el hundimiento de Venezuela, precisamente por transmitirles a esos vapuleados ciudadanos las ideas y los conocimientos equivocados.
En todo caso, es muy probable que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y el resto del grupo, entiendan (como entendía Lenin) que las revoluciones son así: dolorosas, y devastadoras, como corresponde a la necesaria etapa de demolición del pasado burgués, lo que explica la conformidad que muestran con cuanto sucede en Venezuela, postura muy diferente, por cierto, a la del profesor méxico-alemán Heinz Dieterich y a la del pensador norteamericano Noam Chomsky, quienes han denunciado los excesos que convulsionan al país sudamericano.
¿Qué harían Pablo Iglesias, Monedero y sus amigos si tomaran el control de España? A mi juicio, lo mismo que han contribuido a hacer en Venezuela. ¿Por qué? Porque no son unos cínicos racistas que quieren para España algo diferente a lo que aplauden en Venezuela. Quieren lo mismo. Un Estado fuerte presidido por un grupo revolucionario decidido a implantar el reino de la justicia a cualquier costo. Quieren acabar con las estructuras burguesas que acogotan al proletariado, destruir los podridos partidos políticos tradicionales, encarcelar a quienes se opongan a la voluntad del pueblo y silenciar a esos medios de comunicación que sólo representan los intereses de los propietarios. Son mentecatos –sus mentes han sido capturadas por el error–, como les sucede a todos los fanáticos, pero no hipócritas. Y son, además, ilustrados. Esto agrava las cosas.
Calma. No hay agravio. La etimología de mentecato es transparente. Quiere decir “mente captada o capturada”. Me refiero a eso. Iglesias es un joven político y politólogo español, chavista, que hoy tiene un sorprendente apoyo electoral en su país.
Pablo Iglesias, sin duda, es un mentecato ilustrado. Seguramente tiene un cociente de inteligencia altísimo. Como el genial Mussolini, que alcanzaba un puntaje de 175. El problema radica en qué ideas han capturado tan prodigiosa mente. Las grandes cabezas pueden estar pobladas de disparates que, cuando se mezclan con una actitud arrogante, devienen en la terca insistencia en el error, en la negación de la realidad y en el desprecio por los cerebritos de a pie. Suele ocurrir. Las malas ideas, cuando se enquistan en neuronas privilegiadas, son más dañinas.
¿Cuáles son las ideas madre –hay ideas madre como hay células madre– instaladas en la descomunal sesera del profesor Iglesias que no le permiten observar la realidad con ecuanimidad?
Son varias. La primera tiene que ver con la desmesurada fe en su propia capacidad intelectual. Pablo Iglesias no conoce la duda. Predica ex cátedra. Él y su tribu creen saber cuánto deben ganar las personas, que precio justo deben tener las cosas y los servicios, cómo pueden funcionar las empresas, qué deben producir para servir a la sociedad, qué se debe poseer para alcanzar una vida feliz y digna, y en qué punto el patrimonio acumulado se convierte en una injusticia que hay que cercenar de un certero tajo fiscal. Prodigioso.
La segunda es también una cuestión de fe. Pablo Iglesias cree fervientemente en el Estado-empresario que elabora alimentos, asigna electricidad y comunicaciones, maneja el crédito y gestiona los ahorros.
Cree en el Estado redistribuidor de riquezas que extiende una pensión a todas las personas por el mero hecho de vivir en el país (650 €uros). Cree en el Estado planificador que todo lo sabe, que conoce el presente como la palma de la mano y es capaz de prever el futuro. Cree en el Estado que castiga implacablemente (ama la guillotina de la revolución francesa).
Cree que la riqueza se logra trabajando menos –35 horas a la semana— y por un periodo más breve (60 años). Cree, en suma, que la prosperidad se logra gastando, no ahorrando e invirtiendo, como ha hecho la tonta especie humana durante miles de años. Maravilloso.
Pero lo interesante es que Pablo Iglesias ya ha puesto a prueba sus ideas madre, precisamente en Venezuela, donde él y su grupo fueron contratados para encauzar de diversas maneras el “proceso revolucionario”, algo que hicieron durante ocho años a plena satisfacción de la República Bolivariana –por eso los mantuvieron dentro del presupuesto durante tanto tiempo–, tarea por la que cobraron nada menos que tres millones setecientos mil euros: más de cinco millones de dólares.
En ese periodo, de acuerdo con las memorias de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que era la institución que firmaba los acuerdos y recibía los dineros, Iglesias y sus allegados ayudaron directamente a Chávez a fomentar su revolución desde el despacho presidencial, a Telesur a crear y divulgar su propaganda, al Banco Central de Venezuela a desarrollar su política monetaria, al Ministerio del Interior a manejar sus prisiones (como en la que yace Leopoldo López), al Ministerio de Trabajo a organizar sus pensiones, y al Ministerio de Comunicación a no sé qué función exactamente, aunque algún trabajo pudieron desplegar en el Centro Internacional Miranda, dedicado al adoctrinamiento político comunista, a juzgar por las palabras de Juan Carlos Monedero en su conmovido homenaje a Hugo Chávez, en el que recuerda con tristeza la desaparición del Muro de Berlín, ese monumento al estalinismo.
Es decir, Pablo Iglesias y sus amigos, de acuerdo a los consejos que aportaban a tan amplio espectro gubernamental, en gran medida son responsables del caos venezolano, del desabastecimiento que padece el país, del desorden financiero, del aumento exponencial de la violencia, del horror de las cárceles, de los atropellos a la libertad de expresión, de la falta de inversiones extranjeras, del cierre de miles de empresas, y hasta de la pulverización del Estado de Derecho al proponer, presuntamente, la eliminación de la separación de poderes en los cursillos de formación que les daban a los parlamentarios del mundillo del socialismo del Siglo XXI.
Naturalmente, Iglesias y sus amigos de CEPS tal vez aleguen que esto no es cierto, que nadie les hizo caso durante los ocho años que asesoraron a los bolivarianos, o que los convenios, realmente, eran una fuente de solidaridad revolucionaria, porque ellos apenas colaboraban, aunque cobraban, pero, en ese caso, incurrirían en un delito semejante al que hoy la justicia española les imputa a socialistas y populares: financiación irregular de actividades políticas con fondos provenientes del sector público.
Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que, realmente, lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el hundimiento de Venezuela, precisamente por transmitirles a esos vapuleados ciudadanos las ideas y los conocimientos equivocados.
En todo caso, es muy probable que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y el resto del grupo, entiendan (como entendía Lenin) que las revoluciones son así: dolorosas, y devastadoras, como corresponde a la necesaria etapa de demolición del pasado burgués, lo que explica la conformidad que muestran con cuanto sucede en Venezuela, postura muy diferente, por cierto, a la del profesor méxico-alemán Heinz Dieterich y a la del pensador norteamericano Noam Chomsky, quienes han denunciado los excesos que convulsionan al país sudamericano.
¿Qué harían Pablo Iglesias, Monedero y sus amigos si tomaran el control de España? A mi juicio, lo mismo que han contribuido a hacer en Venezuela. ¿Por qué? Porque no son unos cínicos racistas que quieren para España algo diferente a lo que aplauden en Venezuela. Quieren lo mismo. Un Estado fuerte presidido por un grupo revolucionario decidido a implantar el reino de la justicia a cualquier costo. Quieren acabar con las estructuras burguesas que acogotan al proletariado, destruir los podridos partidos políticos tradicionales, encarcelar a quienes se opongan a la voluntad del pueblo y silenciar a esos medios de comunicación que sólo representan los intereses de los propietarios. Son mentecatos –sus mentes han sido capturadas por el error–, como les sucede a todos los fanáticos, pero no hipócritas. Y son, además, ilustrados. Esto agrava las cosas.
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- José Manuel Palli
- Visitor
Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
28 Nov 2014 23:15
Me temo que lo que temen mis tres amigos que escriben sobre una eventual conquista de España por el Chavismo sea un temor infundado. Bien sabido es que, hoy por hoy, para mover al mundo ya no hace falta una palanca sino algún Miedo (si es con mayúscula tanto mejor).
Me sorprende la debilidad del argumento sobre la contribución bolivariana –tanto económica como ideológica- al nuevo movimiento político que ha surgido en España a raíz de la ola de indignación anti-sistema que ronda al mundo cual fantasma: que si Podemos está financiado (en realidad parece que lo que ha ocurrido es que han recibido “algún” aporte para su campaña), o si copia el derrotero del Chavismo para hacerse con el poder… ¿Y si así fuera, qué? –es decir, “So what?”
Hace poco mas de una año en La Habana, me permití sugerir –frente a un auditorio compuesto por mas de 400 abogados y economistas de aquel patio, en su mayoría jóvenes- cuan grande seria mi satisfacción si en una futura comparecencia mía ante ellos estuvieran presentes también sus colegas “independientes”, es decir –aunque no use esa palabra- disidentes. Un brillante y prominente colega cubano -y muy estimado amigo, uno de tantos con quienes mantengo importantes diferencias de opinión- me refutó ante el mismo auditorio, diciendo, entre otras cosas, que para el sería imposible tratar como iguales a quienes están a sueldo del “enemigo”…
Tuve oportunidad antes de regresar a Miami, en un aparte con mi buen amigo y contradictor, de comentar su comentario y preguntarle lo siguiente: ¿ustedes no ayudan a quienes en otros países comparten vuestro ideario? ¿ustedes no apoyan a quienes quieren cambiar las cosas, el status quo, en otras sociedades? ¿ustedes mismos no han recibido la contribución y el apoyo de sus amistades ideológicas? “So What?”…
Ni la Revolución Cubana ha sido conquistada por quienes contribuyeron a mantenerla en pie –entre ellos el movimiento bolivariano (de hecho, creo que mis tres amigos en este mismo foro dirían que es al revés: que Venezuela es poco menos que una colonia cubana)- ni una España gobernada por “Pudieron” seria una colonia de sus “socios” sudamericanos.
Cuando ocuparon Sol, los indignados no eran sino una mano de ilusos y mariguaneros, desorganizados y sin posibilidad alguna de hacer valer sus pretensiones de cambiar la sociedad. ¿Qué hicieron?, se organizaron, y ahora compiten en un sistema político jaqueado por fuerzas muchísimo mas poderosas que la ola de indignación (pero que nutren a diario, basta con leer los periódicos españoles, a esa misma ola de indignación), con el agravante –para los defensores del status quo- de ser el sistema político español mucho mas permeable para quienes desean desembarazarse del bipartidismo que lo que es, digamos, un sistema político como el imperante en los Estados Unidos.
¿Que tiene eso de malo para quienes profesamos una preferencia por la Democracia Participativa? En estos foros de democracia participativa tenemos excelentes análisis y destilaciones de ese concepto, la democracia que llamamos participativa, todos ellos mucho mejores y mas profundos que el mío (y me gusta condensar al extremo, lo reconozco):
Para mi la democracia participativa es el sistema en el cual todos los ciudadanos por igual (de ahí lo de democracia) se sienten participes (de ahí lo de participativa) en el diseño –y hasta en la gestión, de ser ello fácticamente manejable- del modelo de sociedad que desean para su país. Y en mi humildísima opinión, la clave no está ni en la palabra “democracia”, ni en la palabra “participativa”. La clave está en el “se sienten”…
La clave del éxito inicial de Podemos hay que buscarla no en sus amistades sino en su capacidad para interpretar como se siente un numero cada vez mas creciente y significativo de españoles (la misma clave del éxito de personajes como Evo Morales, que evidentemente supo interpretar el sentir de una gran cantidad de sus compatriotas al tiempo que los incluyó en un sistema en el cual malamente participaban –y una vez incluidos pensar que es posible excluirlos es una fantasía mas de los practicantes del “wishful thinking”, uno de nuestros deportes predilectos aquí en Mayami…).
Les confieso que a mi ese tipo de procesos no me asustan, aunque me gustaría tener los argumentos y las herramientas para disputarles el terreno –incluso dentro de sus propios movimientos políticos- a los Pablos y los Evos de este mundo, pero siempre en la cancha de esa democracia participativa que pretendemos, aunque ellos se encarguen de embarrarla… De mas está decirles que llamarlos idiotas o mentecatos me parece un recurso casi pueril, que no está a la altura los argumentos y herramientas que necesitamos. Como tampoco están a esa altura los escritos que, desde la distancia, repiten ad nauseam que el único camino de salvación para cada uno de nuestros países es un modelo que cada vez mas gente en el mundo resiente porque “siente” que es injustificable e irredimible.
Por cierto, estoy de acuerdo con la definición de “mentecato” que nos regala Carlos Alberto; la aprendí (hace años) de un gran abogado cubano, Esteban Ferrer, que para ejemplificar eso de la captación de mentes me regalo un librito sobre los movimientos de masas titulado “The True Believer”, escrito en los “early fifities” por un tal Eric Hoffer. Don Esteban se reía cuando, según mi resumen del librito, se podía ser un “True Believer” de cualquier cosa, hasta del status quo (si mal no recuerdo Hoffer lo llamaba algo así como “things as they are”) contra el cual se indignaban y luchaban los “true believers” de Hoffer… Deben haber pasado mas de treinta años de aquellas enriquecedoras charlas con don Esteban, pero mi resumen del libro sigue siendo el mismo.
Me sorprende la debilidad del argumento sobre la contribución bolivariana –tanto económica como ideológica- al nuevo movimiento político que ha surgido en España a raíz de la ola de indignación anti-sistema que ronda al mundo cual fantasma: que si Podemos está financiado (en realidad parece que lo que ha ocurrido es que han recibido “algún” aporte para su campaña), o si copia el derrotero del Chavismo para hacerse con el poder… ¿Y si así fuera, qué? –es decir, “So what?”
Hace poco mas de una año en La Habana, me permití sugerir –frente a un auditorio compuesto por mas de 400 abogados y economistas de aquel patio, en su mayoría jóvenes- cuan grande seria mi satisfacción si en una futura comparecencia mía ante ellos estuvieran presentes también sus colegas “independientes”, es decir –aunque no use esa palabra- disidentes. Un brillante y prominente colega cubano -y muy estimado amigo, uno de tantos con quienes mantengo importantes diferencias de opinión- me refutó ante el mismo auditorio, diciendo, entre otras cosas, que para el sería imposible tratar como iguales a quienes están a sueldo del “enemigo”…
Tuve oportunidad antes de regresar a Miami, en un aparte con mi buen amigo y contradictor, de comentar su comentario y preguntarle lo siguiente: ¿ustedes no ayudan a quienes en otros países comparten vuestro ideario? ¿ustedes no apoyan a quienes quieren cambiar las cosas, el status quo, en otras sociedades? ¿ustedes mismos no han recibido la contribución y el apoyo de sus amistades ideológicas? “So What?”…
Ni la Revolución Cubana ha sido conquistada por quienes contribuyeron a mantenerla en pie –entre ellos el movimiento bolivariano (de hecho, creo que mis tres amigos en este mismo foro dirían que es al revés: que Venezuela es poco menos que una colonia cubana)- ni una España gobernada por “Pudieron” seria una colonia de sus “socios” sudamericanos.
Cuando ocuparon Sol, los indignados no eran sino una mano de ilusos y mariguaneros, desorganizados y sin posibilidad alguna de hacer valer sus pretensiones de cambiar la sociedad. ¿Qué hicieron?, se organizaron, y ahora compiten en un sistema político jaqueado por fuerzas muchísimo mas poderosas que la ola de indignación (pero que nutren a diario, basta con leer los periódicos españoles, a esa misma ola de indignación), con el agravante –para los defensores del status quo- de ser el sistema político español mucho mas permeable para quienes desean desembarazarse del bipartidismo que lo que es, digamos, un sistema político como el imperante en los Estados Unidos.
¿Que tiene eso de malo para quienes profesamos una preferencia por la Democracia Participativa? En estos foros de democracia participativa tenemos excelentes análisis y destilaciones de ese concepto, la democracia que llamamos participativa, todos ellos mucho mejores y mas profundos que el mío (y me gusta condensar al extremo, lo reconozco):
Para mi la democracia participativa es el sistema en el cual todos los ciudadanos por igual (de ahí lo de democracia) se sienten participes (de ahí lo de participativa) en el diseño –y hasta en la gestión, de ser ello fácticamente manejable- del modelo de sociedad que desean para su país. Y en mi humildísima opinión, la clave no está ni en la palabra “democracia”, ni en la palabra “participativa”. La clave está en el “se sienten”…
La clave del éxito inicial de Podemos hay que buscarla no en sus amistades sino en su capacidad para interpretar como se siente un numero cada vez mas creciente y significativo de españoles (la misma clave del éxito de personajes como Evo Morales, que evidentemente supo interpretar el sentir de una gran cantidad de sus compatriotas al tiempo que los incluyó en un sistema en el cual malamente participaban –y una vez incluidos pensar que es posible excluirlos es una fantasía mas de los practicantes del “wishful thinking”, uno de nuestros deportes predilectos aquí en Mayami…).
Les confieso que a mi ese tipo de procesos no me asustan, aunque me gustaría tener los argumentos y las herramientas para disputarles el terreno –incluso dentro de sus propios movimientos políticos- a los Pablos y los Evos de este mundo, pero siempre en la cancha de esa democracia participativa que pretendemos, aunque ellos se encarguen de embarrarla… De mas está decirles que llamarlos idiotas o mentecatos me parece un recurso casi pueril, que no está a la altura los argumentos y herramientas que necesitamos. Como tampoco están a esa altura los escritos que, desde la distancia, repiten ad nauseam que el único camino de salvación para cada uno de nuestros países es un modelo que cada vez mas gente en el mundo resiente porque “siente” que es injustificable e irredimible.
Por cierto, estoy de acuerdo con la definición de “mentecato” que nos regala Carlos Alberto; la aprendí (hace años) de un gran abogado cubano, Esteban Ferrer, que para ejemplificar eso de la captación de mentes me regalo un librito sobre los movimientos de masas titulado “The True Believer”, escrito en los “early fifities” por un tal Eric Hoffer. Don Esteban se reía cuando, según mi resumen del librito, se podía ser un “True Believer” de cualquier cosa, hasta del status quo (si mal no recuerdo Hoffer lo llamaba algo así como “things as they are”) contra el cual se indignaban y luchaban los “true believers” de Hoffer… Deben haber pasado mas de treinta años de aquellas enriquecedoras charlas con don Esteban, pero mi resumen del libro sigue siendo el mismo.
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 13:00 - 01 Dec 2014 13:13
Es cierto, estimado amigo Palli, que el problema no está en que Podemos haya recibido dinero del chavismo; si acaso esto sería un signo (o síntoma, según quien mire)... La mayoría de los gobiernos democráticos, de manera transparente, utilizan parte de sus fondos disponibles para incidir en programas "de desarrollo" en terceros países, ya sean cuestiones tecnológicas o de cultura o de ideología, o de lo que se tercie, de lo cual se benefician determinados grupos o estamentos regionales, según el caso. El gobierno de Mariano Rajoy ha enviado estas ayudas a Cuba, el gobierno de Obama a Haití, o el gobierno de los Castro a Nicaragua; pocos estarán libres de ese pecado. Obviamente, tenemos aquí el asunto de la doble vara de medir que usted nota en su amigo habanero, pero que es más evidente en el propio gobierno cubano, por la magnitud y las consecuencias: el dinero que reciben los grupos "mercenarios" (especialmente si proviene de Estados Unidos) es "ingerencia", "ataque", etc., mientras que el que envían a sus socios o adláteres es "ayuda", "solidaridad", etc.
Lo gracioso es que, ya puestos, cada parte puede enrocarse en ese argumento o interpretación extrema (que no necesariamente quita licitud a tales financiaciones); porque en su búsqueda de aliados o de "exportar" al exterior condiciones que les sean favorables (actualmente o en el futuro), los gobiernos hacen las aportaciones necesarias a quienes consideren; algunos de manera poco transparente, otros pasando por encima de las propias leyes (o rehaciéndolas a conveniencia) y los más torpes delinquiendo irrefutablemente. Por lo que el problema creo que está en el tipo de gobierno y la manera en que estos aportes se manejan (es decir, esencialmente, en cómo las leyes particulares se generan, interpretan y aplican). Y esto es muy evidente cuando nos enfocamos en el receptor del dinero.
Así, por ejemplo, en Cuba las Damas de Blanco (la mayoría gente llana, de escasos recursos), indefensas ante el poder de un estado totalitario, pueden ser desprestigiadas y acosadas físicamente, pueden ser acusadas e ir a prisión por "recibir dinero del enemigo"; mientras que en España los integrantes de Podemos (nucleado por cierta "casta" universitaria) pueden ser acusados por parte de la opinión pública de simpatías con el chavismo o incluso de querer implantarlo en España, pero disponen de recursos para defenderse (de hecho es una batalla que han ganado), y jamás irán a un juicio por ello, puesto que están ejerciendo un derecho reconocido por las leyes y acatado por la sociedad. Así, aunque recibir dinero de organizaciones o gobiernos de terceros países para cuestiones que interesan a ambas partes me parece natural, se puede notar una diferencia muy marcada entre unos y otros aportes, sus emisores y sus objetivos.
No tengo noticias de que la sociedad cubana esté temerosa de la democracia que quieren implantar las Damas de Blanco en Cuba con el apoyo "del enemigo", pero en España hay algún temor públicamente expresado (y compartido por no pocos de nuestros foristas) de que Pablo Iglesias ha venido para implantar el chavismo. Y debo decir que no me parece algo infundado, vistas las expresas simpatías por el "modelo bolivariano" de sus dirigentes, la alta intención de voto que han conseguido, y la concordancia del mencionado modelo y de su ideología con el propio discurso de Podemos. De hecho, para hacer efectivas las intenciones planteadas, Podemos debe ganar las elecciones de manera absoluta (algo que está por verse), insertarse en el "sistema" que dice aborrecer, y cambiarlo desde dentro (que es básicamente la metodología que Chávez ha puesto de moda).
Discrepo, sin embargo, de los que creen que se implantaría el chavismo en España; si acaso el "pablismo", porque el carisma es algo que también necesita un populismo auténtico (no sólo las circunstancias sociales idóneas) para afianzarse, y este muchacho y su equipo son buenos estrategas de la comunicación y conocen cómo construir un líder. Son bien sabidas las recientes jugadas que realizaron en detrimento de otros líderes que sí venían de "los indignados" o de aliados naturales y a la espera (como son los distintos grupos comunistas y anarquistas), para dejar a Pablo Iglesias como única figura del cambio y la reestructuración venideras, esa revolución de los humildes, que quitará el poder a los bancos y demás corrupta ralea
Habría que ver cómo atempera Podemos (cuyos líderes han demostrado tener un gran sentido práctico) sus intenciones cuando entre "en el sistema"; posiblemente el "exprópiese" chavista se atempere o se diluya en el tiempo. Podemos es de las formaciones cuya utilidad es incuestionable en la oposición, pero estando en el "sistema", en posiciones de poder, se debilitaría "la pureza" que pretende como distinción, en contraposición a quienes hoy ostentan la representatividad pública del poder político; y serían más vulnerables precisamente por la mayor visibilidad y la oportunidad que tendrían de cometer los mismos desmanes (de hecho, ya se están aireando algunos tejemanejes tipo "enriquecimiento ilícito" de importantes colaboradores y personas del entorno íntimo de Pablo Iglesias). Pero está por verse si "el sistema" finalmente engulle al grupo de Pablo Iglesias, quien ya entró en el europeo con más ruidos que nueces.
Tampoco hay que menospreciar la intranquilidad de quienes notamos (no sin razón) demasiadas coincidencias entre este particular adviento hispano con los anuncios y venidas de pasadas o recientes revoluciones (algunas sufridas en carne propia). Quisiera, sin embargo, que considerásemos someramente determinados aspectos que se dan en este caso (o no se dan, según se mire) y que podrían marcar una diferencia. Al punto de que el "pablismo" (ese inédito régimen tercermundista en plena Europa), de darse, acabaría mucho más cerca del comunismo chino que del chavismo (necesario en su génesis pero poco práctico a la geopolítica de la Península). Esto es pura especulación, obviamente; pero, ya que estamos...
Deberíamos recordar, en primer lugar, que con sus conocidos defectos España es desde hace tiempo, y continúa siendo, un país del Primer Mundo; y por mucho que la tendencia promedio y casi natural del ciudadano español (felizmente equilibrada en las urnas) se escore a la izquierda, es muy difícil que se dejen arrebatar las ventajas de la democracia, especialmente en lo que al mercado concierne. El desabastecimiento de la Venezuela actual (y la extendida crisis económica cubana, etc.) no es algo del todo ajeno a una gran cantidad de españoles, que vivieron la postguerra, y probablemente reconocerían y desafiarían los amagos de retorno a una situación similar. Por otra parte, entrando ya en el cuerpo, a pesar de la corrupción política, el "sistema" en España está bien estructurado e institucionalizado, y funciona con alguna eficacia. Es verdad que en lo que a la política y el gobierno se refiere, esto ha derivado (opinión compartida no sólo por Podemos) al establecimiento de una "casta" bipartita y con escaso prestigio popular, e incluso la Monarquía no incita demasiado entusiasmo, pero una vez en el "sistema", y con las riendas en la mano, será más ventajoso y fácil y hasta "chavista" (en principio) simplemente limpiar bien la casa, mover las sillas, cambiar la poltrona de sitio, antes que desechar una estructura aprovechable, cuya demolición incidiría en el resto de instituciones del país y en los grupos de la sociedad civil y que tendría repercusiones inmediatas en el entorno. Porque España forma parte de la meta-estructura europea, que teme mucho (o así parece) el desgajamiento de esa pieza; por tanto, esta especie de armadura externa y "su sistema" podría ser útil a Podemos, que intentará mantenerse en él si quiere minimizar los propios daños.
Es verdad que lo más natural (y sin duda ventajoso) para que Podemos traiga la resurrección política e inmaculada que nos ha prometido, y para que se mantenga como la conquista proletaria & intelectual que será, es que España se convierta en una nueva república totalitaria, parte íntima de Europa, con un único líder pretendidamente vitalicio, con un Comité Central de ciudadanos irreprochables, y sin que descienda el número de piernas de jamón o escasee el vino (todo lo contrario). ¿Y cómo habría de suceder?; pues como suele pasar con algunos similares nobles deseos humanos hacia sus conciudadanos: con el miedo. Es decir, si tiene que suceder sucederá, en la práctica, con el apoyo del Ejército, cuyo Capitan General sigue siendo el Rey (y ya se sabe que la Monarquía es algo muy de castas). Ahí está el quid; que no se menciona demasiado pero que Pablo Iglesias no ignora (ya que se ufana cuando puede de sus "círculos ciudadanos" en las Fuerzas Armadas).
Y así, una vez más, el Ejército decidiría el destino de España.
Lo gracioso es que, ya puestos, cada parte puede enrocarse en ese argumento o interpretación extrema (que no necesariamente quita licitud a tales financiaciones); porque en su búsqueda de aliados o de "exportar" al exterior condiciones que les sean favorables (actualmente o en el futuro), los gobiernos hacen las aportaciones necesarias a quienes consideren; algunos de manera poco transparente, otros pasando por encima de las propias leyes (o rehaciéndolas a conveniencia) y los más torpes delinquiendo irrefutablemente. Por lo que el problema creo que está en el tipo de gobierno y la manera en que estos aportes se manejan (es decir, esencialmente, en cómo las leyes particulares se generan, interpretan y aplican). Y esto es muy evidente cuando nos enfocamos en el receptor del dinero.
Así, por ejemplo, en Cuba las Damas de Blanco (la mayoría gente llana, de escasos recursos), indefensas ante el poder de un estado totalitario, pueden ser desprestigiadas y acosadas físicamente, pueden ser acusadas e ir a prisión por "recibir dinero del enemigo"; mientras que en España los integrantes de Podemos (nucleado por cierta "casta" universitaria) pueden ser acusados por parte de la opinión pública de simpatías con el chavismo o incluso de querer implantarlo en España, pero disponen de recursos para defenderse (de hecho es una batalla que han ganado), y jamás irán a un juicio por ello, puesto que están ejerciendo un derecho reconocido por las leyes y acatado por la sociedad. Así, aunque recibir dinero de organizaciones o gobiernos de terceros países para cuestiones que interesan a ambas partes me parece natural, se puede notar una diferencia muy marcada entre unos y otros aportes, sus emisores y sus objetivos.
No tengo noticias de que la sociedad cubana esté temerosa de la democracia que quieren implantar las Damas de Blanco en Cuba con el apoyo "del enemigo", pero en España hay algún temor públicamente expresado (y compartido por no pocos de nuestros foristas) de que Pablo Iglesias ha venido para implantar el chavismo. Y debo decir que no me parece algo infundado, vistas las expresas simpatías por el "modelo bolivariano" de sus dirigentes, la alta intención de voto que han conseguido, y la concordancia del mencionado modelo y de su ideología con el propio discurso de Podemos. De hecho, para hacer efectivas las intenciones planteadas, Podemos debe ganar las elecciones de manera absoluta (algo que está por verse), insertarse en el "sistema" que dice aborrecer, y cambiarlo desde dentro (que es básicamente la metodología que Chávez ha puesto de moda).
Discrepo, sin embargo, de los que creen que se implantaría el chavismo en España; si acaso el "pablismo", porque el carisma es algo que también necesita un populismo auténtico (no sólo las circunstancias sociales idóneas) para afianzarse, y este muchacho y su equipo son buenos estrategas de la comunicación y conocen cómo construir un líder. Son bien sabidas las recientes jugadas que realizaron en detrimento de otros líderes que sí venían de "los indignados" o de aliados naturales y a la espera (como son los distintos grupos comunistas y anarquistas), para dejar a Pablo Iglesias como única figura del cambio y la reestructuración venideras, esa revolución de los humildes, que quitará el poder a los bancos y demás corrupta ralea
Habría que ver cómo atempera Podemos (cuyos líderes han demostrado tener un gran sentido práctico) sus intenciones cuando entre "en el sistema"; posiblemente el "exprópiese" chavista se atempere o se diluya en el tiempo. Podemos es de las formaciones cuya utilidad es incuestionable en la oposición, pero estando en el "sistema", en posiciones de poder, se debilitaría "la pureza" que pretende como distinción, en contraposición a quienes hoy ostentan la representatividad pública del poder político; y serían más vulnerables precisamente por la mayor visibilidad y la oportunidad que tendrían de cometer los mismos desmanes (de hecho, ya se están aireando algunos tejemanejes tipo "enriquecimiento ilícito" de importantes colaboradores y personas del entorno íntimo de Pablo Iglesias). Pero está por verse si "el sistema" finalmente engulle al grupo de Pablo Iglesias, quien ya entró en el europeo con más ruidos que nueces.
Tampoco hay que menospreciar la intranquilidad de quienes notamos (no sin razón) demasiadas coincidencias entre este particular adviento hispano con los anuncios y venidas de pasadas o recientes revoluciones (algunas sufridas en carne propia). Quisiera, sin embargo, que considerásemos someramente determinados aspectos que se dan en este caso (o no se dan, según se mire) y que podrían marcar una diferencia. Al punto de que el "pablismo" (ese inédito régimen tercermundista en plena Europa), de darse, acabaría mucho más cerca del comunismo chino que del chavismo (necesario en su génesis pero poco práctico a la geopolítica de la Península). Esto es pura especulación, obviamente; pero, ya que estamos...
Deberíamos recordar, en primer lugar, que con sus conocidos defectos España es desde hace tiempo, y continúa siendo, un país del Primer Mundo; y por mucho que la tendencia promedio y casi natural del ciudadano español (felizmente equilibrada en las urnas) se escore a la izquierda, es muy difícil que se dejen arrebatar las ventajas de la democracia, especialmente en lo que al mercado concierne. El desabastecimiento de la Venezuela actual (y la extendida crisis económica cubana, etc.) no es algo del todo ajeno a una gran cantidad de españoles, que vivieron la postguerra, y probablemente reconocerían y desafiarían los amagos de retorno a una situación similar. Por otra parte, entrando ya en el cuerpo, a pesar de la corrupción política, el "sistema" en España está bien estructurado e institucionalizado, y funciona con alguna eficacia. Es verdad que en lo que a la política y el gobierno se refiere, esto ha derivado (opinión compartida no sólo por Podemos) al establecimiento de una "casta" bipartita y con escaso prestigio popular, e incluso la Monarquía no incita demasiado entusiasmo, pero una vez en el "sistema", y con las riendas en la mano, será más ventajoso y fácil y hasta "chavista" (en principio) simplemente limpiar bien la casa, mover las sillas, cambiar la poltrona de sitio, antes que desechar una estructura aprovechable, cuya demolición incidiría en el resto de instituciones del país y en los grupos de la sociedad civil y que tendría repercusiones inmediatas en el entorno. Porque España forma parte de la meta-estructura europea, que teme mucho (o así parece) el desgajamiento de esa pieza; por tanto, esta especie de armadura externa y "su sistema" podría ser útil a Podemos, que intentará mantenerse en él si quiere minimizar los propios daños.
Es verdad que lo más natural (y sin duda ventajoso) para que Podemos traiga la resurrección política e inmaculada que nos ha prometido, y para que se mantenga como la conquista proletaria & intelectual que será, es que España se convierta en una nueva república totalitaria, parte íntima de Europa, con un único líder pretendidamente vitalicio, con un Comité Central de ciudadanos irreprochables, y sin que descienda el número de piernas de jamón o escasee el vino (todo lo contrario). ¿Y cómo habría de suceder?; pues como suele pasar con algunos similares nobles deseos humanos hacia sus conciudadanos: con el miedo. Es decir, si tiene que suceder sucederá, en la práctica, con el apoyo del Ejército, cuyo Capitan General sigue siendo el Rey (y ya se sabe que la Monarquía es algo muy de castas). Ahí está el quid; que no se menciona demasiado pero que Pablo Iglesias no ignora (ya que se ufana cuando puede de sus "círculos ciudadanos" en las Fuerzas Armadas).
Y así, una vez más, el Ejército decidiría el destino de España.
Last edit: 01 Dec 2014 13:13 by Ernesto Ortiz.
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- José Manuel Palli
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 13:45
Me parecen impecables tus razonamientos, mi estimadísimo don Ernesto, tanto sobre Cuba como sobre España, aunque algunos de ellos, como tu mismo dices, tengan algo de especulación.
Además, tu tienes la ventaja de la vivencia inmediata (o muy reciente) en ambos países, pero sobre todo, la ventaja generacional –que es todavía mas importante- sobre la mayoría de nosotros.
"Luego luego" -como dirìa Peña Nieto, otro de nuestros "politìcos tradicionales" que no sabe para donde correr-, y con algo mas de tiempo, comentaré sobre algunos de tus comentarios, pero, y “por ahora”, me gustaría ver si se suman algunos otros foristas al debate.
Mantengo, de paso, abierta la pregunta sobre qué hay de malo, para quienes apostamos por una democracia participativa, en que un nuevo movimiento (o partido) político salte al escenario y proponga una serie de medidas enmarcadas, por ejemplo, en su llamado “Proyecto económico para la gente”, con la intención de consultarlo y debatirlo con TODOS los españoles (entiendo que esta nueva formación política está estructurada en torno a la idea de que no es necesario afiliarse a ella para participar en ese tipo de debate). ¿No es eso lo que queremos los “demócratas participativos”?.
Además, tu tienes la ventaja de la vivencia inmediata (o muy reciente) en ambos países, pero sobre todo, la ventaja generacional –que es todavía mas importante- sobre la mayoría de nosotros.
"Luego luego" -como dirìa Peña Nieto, otro de nuestros "politìcos tradicionales" que no sabe para donde correr-, y con algo mas de tiempo, comentaré sobre algunos de tus comentarios, pero, y “por ahora”, me gustaría ver si se suman algunos otros foristas al debate.
Mantengo, de paso, abierta la pregunta sobre qué hay de malo, para quienes apostamos por una democracia participativa, en que un nuevo movimiento (o partido) político salte al escenario y proponga una serie de medidas enmarcadas, por ejemplo, en su llamado “Proyecto económico para la gente”, con la intención de consultarlo y debatirlo con TODOS los españoles (entiendo que esta nueva formación política está estructurada en torno a la idea de que no es necesario afiliarse a ella para participar en ese tipo de debate). ¿No es eso lo que queremos los “demócratas participativos”?.
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- Ernesto Ortiz
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 14:35
Muy amable; gracias ; pero esto no es, me temo, como la ventaja de la tortuga sobre Aquiles.
Debo decir, amigo mío, que su pregunta tiene trampa. Porque en realidad son dos preguntas: una general cuya respuesta es obvia (no tiene nada de malo); y, hacia el final, otra pregunta que se deriva a un caso específico (el del programa de Podemos), cuya respuesta no es sencilla. Está hablando de unos medios (la consulta y el debate) en la primera parte, y señala unos fines muy concretos, en la segunda; tal y como plantea la pregunta parece que aquellos se relacionan con estos, lo cual no es cierto en el caso de Podemos, o, como mínimo, es muy discutible. Convendría no confundir ambas cosas.
Por otra parte, la idea de que "no es necesario afiliarse a una formación política para participar en los debates" no estructura a Podemos; si acaso eso quedaría lógicamente fuera de su "estructura" (que se cimenta en la afiliación o militancia, y se moldea por su élite dirigente) y entra de lleno en las estrategias de apoyos e interacción, comunes a la mayoría de los partidos (en sus estatutos contemplan esta posibilidad de "participar sin afiliarse"). Sucede que un enfoque populista amplía los márgenes de esta "participación", como acciones que avalen las decisiones tomadas (estas sí) por miembros de "la estructura". Lo populistas mueven a las masas, se apoyan en su entusiasmo; pero no les dan un poder real por mucho que digan lo contrario.
Por eso, movimientos como "los indignados", en los que esta "participación sin afiliación" son fundamentales, no llegan a estructurarse sólidamente, pierden fuerza efectiva (no puede haber afiliación sin un ente concretado en una estructura bien definida y "registrada") o derivan en algo muy parecido al desorden masivo (sin más fuerza que las ciegas de la incoherencia y el caos). Podemos se va separando de todo esto (lógico si quiere perdurar); sin perder, de momento, las maneras y discursos de la participación ciudadana amplia. Eso no está mal...
Debo decir, amigo mío, que su pregunta tiene trampa. Porque en realidad son dos preguntas: una general cuya respuesta es obvia (no tiene nada de malo); y, hacia el final, otra pregunta que se deriva a un caso específico (el del programa de Podemos), cuya respuesta no es sencilla. Está hablando de unos medios (la consulta y el debate) en la primera parte, y señala unos fines muy concretos, en la segunda; tal y como plantea la pregunta parece que aquellos se relacionan con estos, lo cual no es cierto en el caso de Podemos, o, como mínimo, es muy discutible. Convendría no confundir ambas cosas.
Por otra parte, la idea de que "no es necesario afiliarse a una formación política para participar en los debates" no estructura a Podemos; si acaso eso quedaría lógicamente fuera de su "estructura" (que se cimenta en la afiliación o militancia, y se moldea por su élite dirigente) y entra de lleno en las estrategias de apoyos e interacción, comunes a la mayoría de los partidos (en sus estatutos contemplan esta posibilidad de "participar sin afiliarse"). Sucede que un enfoque populista amplía los márgenes de esta "participación", como acciones que avalen las decisiones tomadas (estas sí) por miembros de "la estructura". Lo populistas mueven a las masas, se apoyan en su entusiasmo; pero no les dan un poder real por mucho que digan lo contrario.
Por eso, movimientos como "los indignados", en los que esta "participación sin afiliación" son fundamentales, no llegan a estructurarse sólidamente, pierden fuerza efectiva (no puede haber afiliación sin un ente concretado en una estructura bien definida y "registrada") o derivan en algo muy parecido al desorden masivo (sin más fuerza que las ciegas de la incoherencia y el caos). Podemos se va separando de todo esto (lógico si quiere perdurar); sin perder, de momento, las maneras y discursos de la participación ciudadana amplia. Eso no está mal...
Reply to Ernesto Ortiz
- José Manuel Palli
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 16:49
Yo veo la “trampa” en otro sitio, mi joven amigo. La veo en pretender acometer la dura tarea de construir una democracia participativa sin primero dejar de lado ciertos prejuicios que nos llevan a no darle a las ideas de “los otros” el mismo trato que pretendemos que “los otros” le den a las nuestras. Siendo las nuestras superiores, todo es cuestión de presentarlas de manera tal que una mayoría de los “participantes” en esa democracia las adopten, porque “las sientan” superiores. Es en ese contraste de ideas, con la participación de todos, como yo entiendo que se forja una democracia participativa, y ese es un ejercicio que, a mi entender, vale la pena realizar. ¿Podemos?
Si, llegado el caso, fracasamos en nuestro intento de prevalecer sobre “los otros”, hasta comprendería –no seria otra cosa que “History of the World 101”- que alguno de nosotros sintiera la tentación de patear el tablero… Pero patearlo, por la vía de llamar victimas del “populismo” (que, para mi no difiere en mucho de llamarlos idiotas o mentecatos) a quienes se “sienten” identificados con el ideario –muy fluido, por cierto, como ha quedado demostrado en estos últimos días- de un movimiento como Podemos, antes de sentarnos a la mesa y competir con ese ideario, mas que una “trampa” me parece un forma de desvirtuar la misma democracia participativa con la que nos embanderamos.
No es “sencillo” llevar adelante un proyecto de democracia participativa. Y es, además, sensiblemente mas difícil para quienes no ven esa trampa que te señalo, amigo Ernesto. Pero claro, eso no es mas que mi opinión personal.
Si, llegado el caso, fracasamos en nuestro intento de prevalecer sobre “los otros”, hasta comprendería –no seria otra cosa que “History of the World 101”- que alguno de nosotros sintiera la tentación de patear el tablero… Pero patearlo, por la vía de llamar victimas del “populismo” (que, para mi no difiere en mucho de llamarlos idiotas o mentecatos) a quienes se “sienten” identificados con el ideario –muy fluido, por cierto, como ha quedado demostrado en estos últimos días- de un movimiento como Podemos, antes de sentarnos a la mesa y competir con ese ideario, mas que una “trampa” me parece un forma de desvirtuar la misma democracia participativa con la que nos embanderamos.
No es “sencillo” llevar adelante un proyecto de democracia participativa. Y es, además, sensiblemente mas difícil para quienes no ven esa trampa que te señalo, amigo Ernesto. Pero claro, eso no es mas que mi opinión personal.
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 18:41 - 01 Dec 2014 18:52
Muy certero análisis de alguien que está en la médula del problema, como es el caso de Ernesto. Y el intercambio con Pallí es esclarecedor, a mi juicio, sobre las apariencias en contraste con los verdaderos propósitos.
No obstante, hay cierto optimismo en el análisis de Ernesto sobre la probable evolución de Podemos en el contexto europeo e institucional que, en caso de producirse, consolidaría aún más la democracia española, pero que, me temo, sobreestima al pueblo español en su capacidad política de discernimiento frente al populismo engañoso.
La realidad es que los fenómenos del castrismo y del chavismo se han dado ambos en países que salían airosamente del subdesarrollo en un proceso democrático perfectible que se vio súbitamente erradicado de raíz. Nos hemos cansado de escuchar, por ejemplo, a personalidades que lideraban las fuerzas democráticas venezolanas recalcando que "los venezolanos no vamos a permitir que nos pase lo mismo que a los cubanos" porque "al pueblo venezolano hay que respetarlo". Recuerdo que en los primeros días de la revolución cubana soñaban con unas próximas elecciones y afirmaban que "Cuba nunca sería comunista". Muchos se reían de quienes pronosticaban semejante posibilidad. El mismo Fidel Castro afirmaría reiteradamente que "la revolución es verde como las palmas", implicando que ni siquiera llevaba un matiz rosado. Y la inmensa mayoría se lo creyó, pese a tantos indicios inquietantes que prefirieron pasar por alto.
Como bien señala Ernesto, el líder indiscutible de Podemos, Pablo Iglesias, es un notable estratega político. Su discurso inicial hasta no hace muchos meses fue lo suficientemente radical para arrastrar tras sí al socialismo más revoltoso o al comunismo tapiñado que se vestía con el hábito de "indignados". Poco después, cara a las elecciones se volvió más moderado enfocando males sociales y prometiendo su solución. Y ahora han derivado hacia una apariencia de demócratas modelo que les permita hacer una buena labor de zapa desde una oposición estructurada y fuerte que aspira a desplazar a los socialdemocrátas del PSOE como alternativa de gobierno.
Puse muy a propósito en el aporte original de este debate esa foto de una reunión venezolana de otro Podemos para ilustrar el origen del actual movimiento español. Cuando eso ocurría en Venezuela, Pablo Iglesias estaba muy involucrado en esa estrategia que Chávez enarbolaba con mucho éxito en sus propósitos de poder.
Los pueblos suelen equivocarse a la hora de votar cuando hay propuestas populistas orientadas subrepticiamente a la toma del poder. Sencillamente, las promesas que escuchan son demasiado tentadoras y los pueblos rara vez analizan las consecuencias para el país en su conjunto sino que votan a favor de lo que ellos creen que les beneficiará particularmente. Si a esta realidad se le suma un historial de corrupción y gobiernos mediocres, se vuelcan por un "cambio" que no tiene un propósito perfectible para la democracia sino una meta de preponderancia de un sector revolucionario y ambicioso que toma impulso con medidas clientelistas y populistas.
En cuanto al argumento de Pallí sobre una "democracia participativa", estas propuestas populistas suelen promover una oclocracia que provoque un entorno anárquico a medida que un partido único o abrumadoramente predominante se consolide como poder supremo con la potestad de "solucionar" todos los problemas por sí solo.
La democracia participativa que concebimos aspira a la democracia perfectible, la cual mantenga su carácter representativo, institucional, multipartidista, en un proceso que consolide gradualmente la participación democrática mediante mecanismos de intervención e iniciativa populares que sean cada vez más eficaces y que contribuyan de hecho a la consolidación de esa democracia representativa en la que actúan sin la necesidad de una desintegración revolucionaria previa.
No es bueno que el pueblo intervenga en cada decisión administrativa porque estas deben aplicarse a TODA la nación, región o municipio y no a una mayoría votante. La administración pública debe guiarse por una política coherente que conjugue todos los aspectos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos, los cuales a veces implican cierto grado de sacrificio para la población en aras de un futuro mejor. La función participativa del pueblo, a medida que evolucione hacia ese tipo de democracia, debe concentrarse en el análisis del proyecto de gobierno en su conjunto para vigilar las posibles desviaciones, aberraciones, trampas y prebendas con una capacidad efectiva de enfrentarlas y corregirlas mediante un mecanismo de participación y evaluación, el cual debe incluir una capacidad revocatoria en casos extremos.
En otras palabras, la principal función participativa debe consistir en vigilar la honestidad administrativa y en garantizar la trasparencia en las decisiones de gobierno.
En cuanto al problema de «no darle a las ideas de “los otros” el mismo trato que pretendemos que “los otros” le den a las nuestras», esa es una realidad humana que nos aqueja en todo momento, desde el nucleo familiar hasta la nación. Por eso debe hacerse mucho énfasis en fortalecer y consolidar el edificio institucional de la democracia para que todos respetemos (o nos veamos obligados a respetar) los mecanismos legítimos de administración tanto como los mecanismos legítimos de participación.
No obstante, hay cierto optimismo en el análisis de Ernesto sobre la probable evolución de Podemos en el contexto europeo e institucional que, en caso de producirse, consolidaría aún más la democracia española, pero que, me temo, sobreestima al pueblo español en su capacidad política de discernimiento frente al populismo engañoso.
La realidad es que los fenómenos del castrismo y del chavismo se han dado ambos en países que salían airosamente del subdesarrollo en un proceso democrático perfectible que se vio súbitamente erradicado de raíz. Nos hemos cansado de escuchar, por ejemplo, a personalidades que lideraban las fuerzas democráticas venezolanas recalcando que "los venezolanos no vamos a permitir que nos pase lo mismo que a los cubanos" porque "al pueblo venezolano hay que respetarlo". Recuerdo que en los primeros días de la revolución cubana soñaban con unas próximas elecciones y afirmaban que "Cuba nunca sería comunista". Muchos se reían de quienes pronosticaban semejante posibilidad. El mismo Fidel Castro afirmaría reiteradamente que "la revolución es verde como las palmas", implicando que ni siquiera llevaba un matiz rosado. Y la inmensa mayoría se lo creyó, pese a tantos indicios inquietantes que prefirieron pasar por alto.
Como bien señala Ernesto, el líder indiscutible de Podemos, Pablo Iglesias, es un notable estratega político. Su discurso inicial hasta no hace muchos meses fue lo suficientemente radical para arrastrar tras sí al socialismo más revoltoso o al comunismo tapiñado que se vestía con el hábito de "indignados". Poco después, cara a las elecciones se volvió más moderado enfocando males sociales y prometiendo su solución. Y ahora han derivado hacia una apariencia de demócratas modelo que les permita hacer una buena labor de zapa desde una oposición estructurada y fuerte que aspira a desplazar a los socialdemocrátas del PSOE como alternativa de gobierno.
Puse muy a propósito en el aporte original de este debate esa foto de una reunión venezolana de otro Podemos para ilustrar el origen del actual movimiento español. Cuando eso ocurría en Venezuela, Pablo Iglesias estaba muy involucrado en esa estrategia que Chávez enarbolaba con mucho éxito en sus propósitos de poder.
Los pueblos suelen equivocarse a la hora de votar cuando hay propuestas populistas orientadas subrepticiamente a la toma del poder. Sencillamente, las promesas que escuchan son demasiado tentadoras y los pueblos rara vez analizan las consecuencias para el país en su conjunto sino que votan a favor de lo que ellos creen que les beneficiará particularmente. Si a esta realidad se le suma un historial de corrupción y gobiernos mediocres, se vuelcan por un "cambio" que no tiene un propósito perfectible para la democracia sino una meta de preponderancia de un sector revolucionario y ambicioso que toma impulso con medidas clientelistas y populistas.
En cuanto al argumento de Pallí sobre una "democracia participativa", estas propuestas populistas suelen promover una oclocracia que provoque un entorno anárquico a medida que un partido único o abrumadoramente predominante se consolide como poder supremo con la potestad de "solucionar" todos los problemas por sí solo.
La democracia participativa que concebimos aspira a la democracia perfectible, la cual mantenga su carácter representativo, institucional, multipartidista, en un proceso que consolide gradualmente la participación democrática mediante mecanismos de intervención e iniciativa populares que sean cada vez más eficaces y que contribuyan de hecho a la consolidación de esa democracia representativa en la que actúan sin la necesidad de una desintegración revolucionaria previa.
No es bueno que el pueblo intervenga en cada decisión administrativa porque estas deben aplicarse a TODA la nación, región o municipio y no a una mayoría votante. La administración pública debe guiarse por una política coherente que conjugue todos los aspectos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos, los cuales a veces implican cierto grado de sacrificio para la población en aras de un futuro mejor. La función participativa del pueblo, a medida que evolucione hacia ese tipo de democracia, debe concentrarse en el análisis del proyecto de gobierno en su conjunto para vigilar las posibles desviaciones, aberraciones, trampas y prebendas con una capacidad efectiva de enfrentarlas y corregirlas mediante un mecanismo de participación y evaluación, el cual debe incluir una capacidad revocatoria en casos extremos.
En otras palabras, la principal función participativa debe consistir en vigilar la honestidad administrativa y en garantizar la trasparencia en las decisiones de gobierno.
En cuanto al problema de «no darle a las ideas de “los otros” el mismo trato que pretendemos que “los otros” le den a las nuestras», esa es una realidad humana que nos aqueja en todo momento, desde el nucleo familiar hasta la nación. Por eso debe hacerse mucho énfasis en fortalecer y consolidar el edificio institucional de la democracia para que todos respetemos (o nos veamos obligados a respetar) los mecanismos legítimos de administración tanto como los mecanismos legítimos de participación.
Last edit: 01 Dec 2014 18:52 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
Reply to Gerardo E. Martínez-Solanas
- José Manuel Palli
- Visitor
Re: ESPAÑA: "DE ESTA AGUA NO BEBERÉ"
01 Dec 2014 19:34
La seguimos “luego luego” –Peña Nieto dixit-, porque ahora no tengo tiempo… Pero si la democracia participativa no es mas que un mecanismo tutelar para preservar las instituciones actuales (¿un preservativo para el marco institucional que entendemos como “el único viable”, pero que quienes llamamos “populistas”, “indignados”, anti-sistema, etc., etc., denigran y consideran injustificable e irredimible), entonces tendré que buscar la manera de apropiarme yo también de algún diccionario, amigo Gerardo.
Reply to José Manuel Palli
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