El sistema de reciclaje es una farsa establecida para embelesarnos con los cantos de sirena de la "protección al medio ambiente" y para beneficio y enriquecimiento de los que participan en el sistema. Un reciclaje autén-tico y eficaz es costoso y nadie quiere pagarlo. |
Según reporta Greenmatters, no todas las piezas de reciclaje que se recogen son recicladas. Apenas el 8% de los plásticos destinados a reciclaje lo son, pese a que es el producto más nocivo para el medio ambiente y la salud ecológica. Gran parte del reciclaje de plástico en los Estados Unidos se subcontrataba anteriormente a China, pero The Atlantic informa que China ya no acepta la mayor parte del reciclaje.
Según se reporta en public.substack.com, la inmensa mayoría del plástico, clasificado minuciosamente por los consumidores y recogido a un considerable costo adicional por las poderosas empresas de gestión de residuos, acaba por no ser reciclado. El reciclador "en cambio, envía los desechos a las naciones pobres, donde terminan en ríos y océanos". Muy poco se divulga el horrible hecho de la existencia de las enormes islas flotantes de plástico que se concentran en algunos sectores de los océanos. Entre ellas, en el Pacífico septentrional las corrientes han acumulado dos islas flotantes de plástico, una de ellas ¡del tamaño de Francia!
El plástico, el metal, el vidrio y el papel son los tipos más comunes de materiales reciclables, pero todos se reciclan de manera diferente y con diversos grados de éxito. Como resultado, "los porcentajes reales de reciclaje de cada uno también tienden a ser bastante diferentes."
Aparte de que apenas el 8% de lo que los consumidores destinan al reciclaje es reciclado, la pura verdad es que casi todo ese plástico que se recicla en realidad se va degradando, lo que significa que se vuelve cada vez menos útil y eventualmente se vuelve tan endeble que ya no se puede seguir reciclandolo.
Por añadidura, el 92% restante simplemente se encuentra en los vertederos municipales, acumulándose y descomponiéndose lentamente en microplásticos todavía más peligrosos. National Geographic informa que para 2050, aproximadamente 12 mil millones de toneladas métricas de plástico estarán en los vertederos de todo el mundo.
Los objetos de vidrio o cristal se reciclan con mucha más facilidad y menos gasto que el plástico. Las estimaciones de la EPA de 2018 indican que ese año se reciclaron alrededor de 3.1 millones de toneladas de vidrio. Esto representó aproximadamente el 31.3 por ciento de todos los envases de vidrio desechados en los EE.UU. ese año. Lo importante a tener en cuenta es que solo el 5% llegó a los vertederos, y dado que el vidrio puede tardar miles de años o más en descomponerse por completo, esa proporción es alentadora. El vidrio y el cristal son los únicos productos que se reciclan con eficacia.
Otro producto que está envenenando el medio ambiente es el litio como resultado de la avalancha de propaganda destinada a reemplazar el uso del petroleo, el gas y sus derivados. Informes recientes señalan que solo se recicla el 5% de las baterías de iones de litio del mundo, con un grave perjuicio ambiental y económico causado por los 8 millones de toneladas de desechos anuales.
La propaganda señala que las baterías que emplean los vehículos eléctricos son recicladas. Lo cierto es que contienen mucho más que níquel, litio y cobalto. Son una amalgama de plásticos, cobre, aluminio, manganeso y otros materiales, algunos de los cuales no se recuperan porque "no son lo suficientemente valiosos" como para que "valga la pena reciclarlos". En realidad, la mayoría de los fabricantes de esos vehículos sólo reciclan el cobalto porque "el litio, el níquel y otros materiales no justifican el reciclaje debido al costo del proceso".
Por tanto, ni los fabricantes ni los consumidores están dispuestos a asumir los costos de un reciclaje amplio y eficaz. Eso quiere decir que este abaratamiento de los productos se hace a costa de la salud ecológica y ambiental del planeta hasta convertirlo en una herencia tóxica para futuras generaciones.
El apresurado reemplazo del petróleo, el gas y sus derivados por alternativas de energía eléctrica que no se han desarrollado suficientemente está haciendo más daño que bien al medio ambiente y tendrá graves consecuencias a largo plazo debido al prolongadísimo período (milenios) de degradación en donde acaban depositados sus desechos. Habría que mejorar su eficacia y garantizar su reciclaje. Además, aunque la eliminación de la mayoría de los productos de plástico representaría un doloroso costo y un reajuste muy difícil de los hábitos de producción y consumo, es imperativo que lo hagamos para salvar al planeta y en reconocimiento de nuestra responsabilidad de corregir nuestros errores en lugar de abrumar a las generaciones futuras con el producto de nuestras egoístas ambiciones y conveniencias.