La liberalización del consumo de marihuana: Una tragedia universal

Hace pocas horas este 1º de abril, Europa ha dado otro paso más en la liberalización del consumo de marihuana. Alemania anunció que legaliza el polémico consumo recreativo de cannabis a pesar de la tenaz oposición de conservadores y asociaciones médicas de ese país y del resto de Europa, que temen consecuencias negativas para la juventud. Unas 1.500 personas celebraron el cambio fumando "porros" frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo, en Berlín. 

Esta reforma sitúa a Alemania entre los países de Europa más permisivos con el cannabis, junto con Malta y Luxemburgo, que legalizaron el consumo recreativo en 2021 y 2023, respectivamente, y los Países Bajos, donde la venta de marihuana y hachís está permitida desde hace 34 años en los coffeeshops, por lo que el uso de esta droga se ha extendido considerablemente.  

La marihuana es una droga que presenta grandes beneficios cuando se prescribe con un objetivo médico, pero puede llegar a ser muy peligrosa, especialmente, cuando se consume con regularidad por mucho tiempo porque desarrolla una fuerte dependencia, tolerancia y adicción. Algunos efectos psicológicos del consumo de marihuana son:

  • Niveles altos de ansiedad
  • Depresión
  • Pérdida de interés en socializar
  • Síntomas esquizofrénicos
  • Reacción psicótica aguda
  • Tolerancia: la persona necesita fumar más marihuana para conseguir los mismos efectos gratificantes
  • Adicción: la persona comienza a dedicar tanto tiempo a la adicción que no tiene tiempo para realizar otras actividades y la mayor parte del tiempo está drogada.

Originalmente, se trató de justificar las campañas tendientes a la legalización de la cosecha y venta libre de marihuana y otros productos derivados como un medio de control que eliminaría el tráfico ilegal controlado por mafias y pandillas.

En realidad, se ha hecho evidente que el verdadero y encubierto objetivo ha sido el de fomentar un negocio que cada año mueve unos US$150.000 millones (150 billones en inglés), despreciando cualquier otra consideración social o médica. Por ello, no sorprende que grandes compañías estén luchando por hacerse con una parte del mercado global de la marihuana, no sólo para fumar sino ofreciendo productos tan diversos como cervezas o galletas o caramelos, además de ungüentos, aceites, etc.

Los tipos de negocios principales relativos a la marihuana se pueden clasificar en tres grandes categorías:

1) cultivo,
2) productos derivados del cannabis, y
3) retail o venta al por menor. 

Por otra parte, el tráfico ilegal supera con creces el que está medianamente controlado, provocando graves daños sociales y antropológicos. Sólo en Argentina, por poner un ejemplo, el comercio ilegal de la marihuana genera ganancias a organizaciones mafiosas y pandillas por más de 450 millones de dólares, según anunciaba La Nación en un reportaje fechado el 14 de octubre de 2023. Informaba además que en el país "hay más de 2.500.000 personas que consumen marihuana en forma constante".

En resumen, la legalización de la marihuana ha aumentado su consumo y no ha terminado con los mercados ilegales. Un informe publicado a principios del año pasado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), una entidad de la ONU, destaca que no se han logrado los supuestos objetivos de la legalización, advierte sobre los daños de salud de esta liberalización y alerta sobre la epidemia de pasta básica en Centro y Sudamérica, y de opioides en Norteamérica (como paso ulterior de la adicción). Añade que la tendencia a la legalización del consumo de marihuana con fines recreativos atrae a la juventud y le resta importancia a los daños que puede causar el consumo del cannabis de potencia elevada. Señala también que esta legalización con fines recreativos contraviene el artículo cuarto de Convención Única de Estupefacientes de 1961.

Desde otra perspectiva, es importante considerar lo que alertó El Dr. Adam Scioli, director médico corporativo y jefe de psiquiatría de Caron Treatment Centers, sobre la comercialización del cannabis como un tratamiento "natural" para una variedad de afecciones de salud, a pesar de la falta de investigaciones que demuestren su eficacia y la creciente evidencia de que empeora todas las afecciones de salud mental, especialmente el trastorno de estrés postraumático, la depresión severa y el trastorno de ansiedad generalizada. Señaló también que: "Junto con una minimización continua de los riesgos muy reales del consumo de cannabis, [esto] ha llevado a la percepción de que es seguro, lo cual no es cierto".

A despecho de estas realidades, el apoyo a la legalización del cannabis se ha generalizado con el respaldo de políticos de casi todos los partidos políticos en América y Europa. Este apoyo generalizado refleja la opinión pública: Por ejemplo, más del 80% de los estadounidenses están a favor de la legalización del uso médico o recreativo, según una encuesta del Centro de Investigación PEW de 2022.

En realidad, una evaluación reciente de la Universidad de Maryland, demostró que existe una necesidad urgente de realizar pruebas para detectar el trastorno por consumo de cannabis, que se caracteriza por una fuerte adicción que provoca una incapacidad para dejar de fumar a pesar de los desafíos de la vida. Además, demostró que el consumo de cannabis está aumentando las visitas a centros de emergencia médica, especialmente por los adultos de entre 18 y 25 años. El análisis también hizo hincapié en otros riesgos notables asociados con el consumo extensivo de cannabis, como el hecho de que el 10% de las visitas a emergencia relacionadas con las drogas en los EEUU son realizadas por usuarios. Además, existe un aumento del treinta al cuarenta por ciento en el riesgo de accidentes automovilísticos asociados con el consumo de cannabis.

Contra toda la propaganda que pretende demostrar una disminución de la delincuencia desde su legalización, el Observatorio Nacional de Drogas del Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile reveló que «en Estados Unidos y en Uruguay, luego de la legalización se observa un aumento en la criminalidad. En Colorado, entre 2014 y 2018, aumentaron en un 16% los delitos contra la propiedad y en un tercio los delitos violentos (UNODC, 2020c). En el mismo periodo, en Washington DC aumentaron en un 19% los delitos contra la propiedad, de los cuales la mitad involucró hurto mayor o robo, en un 20% las agresiones simples y en 47% las agresiones graves (Ibarra, 2020; UNODC, 2020c). En Uruguay, por su parte, las tasas de criminalidad aumentaron en un 60,9% entre 1997 y 2019, con un récord histórico de 414 homicidios en el año 2018 (Asmann & O‘Reilly, 2020)».

La legalización de sustancias adictivas, cualesquiera que sean, si no se realiza bajo un estricto control médico y su venta a través de farmacias y laboratorios, será cada vez más un agente disociador y demoledor de la estructura social. La adicción es una enfermedad inducida por la droga y merece un tratamiento liberal que arrebate el negocio de las manos de traficantes y organizaciones mafiosas, pero bajo esos estrictos controles de distribución y consumo. De lo contrario, avanzamos hacia una catástrofe de orden mundial.

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