La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) favorece la empresa privada capitalista orientada por los preceptos de la Economía Social de Mercado, que se desenvuelva mediante una política promotora de la Justicia Social.
Cuando hablamos de la "distribución de la riqueza", la DSI promueve también lo que se conoce como el Distributismo, una teoría económica que enfoca los temas éticos de la distribución de la riqueza y del bien común, alentando y favoreciendo la iniciativa empresarial y la propiedad privada. No obstante, es muy importante subrayar y dejar muy en claro que no promueve ni un sistema de Welfare, como está planteado en muchos países ni, mucho menos, uno de clientelismo político, que es la consecuencia de muchas políticas populistas que se aplican en muchos países, incluso en los EEUU, para lograr más votos en las elecciones.
Sobre la teoría económica del Distributismo, que implica una estructurada descentralización del poder que permita a cada comunidad, a cada municipio o a cada provincia (o Estado) resolver los problemas que atañen a ese escenario político –como postula el Principio de Subsidiariedad–, los interesados en entender este tema pueden encontrar un análisis breve, pero más detallado del Distributismo en el ensayo titulado «La Economía de Mercado a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia», además de encontrar en él una ojeada sobre otros aspectos muy pertinentes de la Doctrina Social Cristiana en materia socioeconómica.
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