IX Semana Social Católica (Miami-Dade) – Tema Central

[5 al 12 de mayo de 2024]

El siglo XIX estuvo lleno de  propuestas socialistas, de los cuales solamente una llegó al poder al despertar el siglo XX en Rusia (1917), producto de una revolución marxista encabezada por el sector de los bolcheviques de Lenin. Medio siglo después triunfaron en China, Vietnam y Corea. En 1959, por sorpresa, aparecieron en Cuba y desde entonces la influencia del comunismo se ha hecho mundial, con  poderosos seguidores en toda América, incluso en Estados Unidos.

La Iglesia Católica se pronunció en 1891 en la Encíclica Rerum Novarum (Las Cosas Novedosas) de León XIII,  acerca del ordenamiento de la sociedad desde el Evangelio y el Magisterio. Se cerraba así un siglo de propuestas y acciones de un socialismo radical, como El Manifiesto Comunista y la Comuna de París.

La Encíclica de León XIII fue seguida de innumerables decretos, comentarios y nuevas encíclicas que constituyen en su conjunto la Doctrina Social de la Iglesia o la Sociología Católica. Desde entonces, todos y cada uno de los católicos tiene que incorporar  a las bases fundamentales de su formación y su acción asuntos como el bien común, la justicia social, la solidaridad, así como un adecuado conocimiento del socialismo, el capitalismo, etc. De no hacerlo, se convierte en un católico desinformado, mediocre. No se trata de política partidaria, sino de Teología Moral.

Los socialistas, planteaban que la toma del poder por la violencia ocurriría en países altamente desarrollados, con muchas fábricas y proletarios: Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, en este orden. ¡Se equivocaron! La liebre saltó en Rusia, un país atrasado, agrícola, totalmente pobre, miserable, destruido por la I Guerra Mundial.

Alexander KerenskyLenin, (un aventurero cuyo tren paró, sospechosamente, en Berlín, por 3 horas en su viaje de retorno a Rusia, evidentemente organizado por los alemanes todavía enfrascados en la guerra) tomó el poder luego de unas escaramuzas en el San Petersburgo de 1917. Ya no había zares, sino un gobierno provisional encabezado por Alexander Fyodorovich Kerensky.

La Técnica del Golpe de Estado, un libro de Curzio Malaparte, uno de los escritores más brillantes del siglo XX, desenmascaró la farsa de los bolcheviques –una  facción del Partido SocialDemocrata Ruso– que  tomó el poder. Los bolcheviques de Lenin eran asesinos sin escrúpulos. Lenin se afincó en el poder, seguido por Stalin, y  el marxismo-leninismo hizo metástasis medio siglo después en Asia: China, Vietnam y Corea.

Habría que añadir al entorno europeo, la abundancia y riqueza de las que se producen en el continente americano y, muy especialmente, en toda Iberoamérica.

En 1940, el Episcopado Cubano asignó como prioridad, a los Caballeros Católicos el estudio de la doctrina social, especialmente la encíclica de Pio XI  Quadragesimo Anno ("Cuarenta Aniversario" de la Rerum Novarum). El fundador de los Caballeros Católicos (1926) y padre del laicado cubano, el abogado Valentín Arenas, ya había organizado dos Semanas Sociales; Una en su pueblo natal, Sagua La  Grande, y la otra en Bejucal.  Semana Social Católica en Miami-Dade

Valentín está enterrado en Miami y los continuadores de su ejemplo, que son muchos, se agrupan en Uniones. Desde entonces, los Caballeros Católicos ayudan en todos los aspectos del quehacer eclesial. También organizan una bienal en los años pares, en  varias parroquias de sus respectivas arquidiócesis, para continuar la obra prioritaria de su fundador.

Inesperadamente en la historia, la revolución bolchevique –marxista-leninista– brincó al Caribe, a Cuba en 1959, bajo el disfraz seudo liberal de Fidel Castro y sus compañeros de ruta. Desde entonces se dedica a desmantelar las inestables democracias de América Latina y a penetrar progresivamente en el entarimado sociopolítico de la democracia norteamericana. Esta tendencia demoledora se ha convertido en el enemigo principal de la Doctrina Social de la Iglesia y de todo principio religioso y de la ética cristiana en general.

NOTA:  LENIN era seguidor de Marx quien había muerto años antes. La filosofía de Marx estaba orientada subrepticiamente a la violencia y la lucha de clases, transitando por la abolición de la propiedad privada.

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