Un segundo debate republicano poco convincente

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Un segundo debate republicano poco convincente

19 Sep 2015 18:27
#8919
MIAMI, Florida – El segundo debate republicano efectuado en los predios de la biblioteca Presidencial Ronald Regan en California se produjo con gran despliegue mediático y decorativo. A pesar del llamativo escenario con el Air Force One que utilizara el desaparecido mandatario, la parte medular del programa no superó las expectativas por la cualidad del contenido. Más allá de algunos enzarces de carácter personal y dardos críticos arrojados entre los aspirantes a la candidatura republicana por la Casa Blanca, los tópicos en discusión quedaron sin un aporte sustancioso por parte de la mayoría de sus ponentes.

El tema religioso se hizo presente en buena parte de una primera hora dedicada al controversial programa Parenthood, al posicionamiento pro abortista o al matrimonio entre parejas del mismo sexo. Enfoques comprensibles en un programa que debe responder a inquietudes de un electorado que rechaza esos presupuestos.

Aunque con menos fuerza, el tema migratorio ocupó sitio en la discusión y una vez más los modelos de solución quedaron en propuestas de muros y controles. Al parecer los precandidatos no están al corriente de lo que sucede en las fronteras de la vieja Europa. En este contexto tocó turno otra vez al uso del español, un problema que no es medular pero que algunos xenófobos quieren llevar a la palestra. Que el ex gobernador de la Florida Jeb Bush hable con soltura el español y que incluso lo haga con su electorado hispano no debería ser un punto de ataque precisamente en estos días en que San Agustín cumple aniversario fundacional como ciudad más antigua en continente norteamericano. Un dato que habla de la primacía de ese idioma y cultura en esta parte del mundo. Sus detractores olvidan que si bien nadie puede discutir la necesidad del dominio y uso del inglés, Estados Unidos en pocos años será la nación con mayor población hispano hablante; más incluso que la patria de Cervantes.

Tampoco convencieron los alegatos sobre recuperación de la economía nacional y la clase media en una realidad donde el auge de las mega empresas –especie de neo monopolios, aunque no se les llame como tal– ahoga la iniciativa mediana por no mencionar siquiera la pequeña, con un empuje arrollador que hace imposible toda competencia. Algo que es dudoso se componga con futuros presidentes cuyos partidos reciben cuantiosas donaciones para sus campañas de esos emporios.

La polémica sobre política exterior se centró en el acuerdo logrado con Irán, un pacto criticado negativamente por la mayoría de la campaña republicana comprometida mayoritariamente en revertirlo si consiguen arribar a la Casa Blanca. Con excepción de Rand Paul prevaleció la visión de una Norteamérica omnipresente en la arena internacional con un liderazgo militar aplastante en zonas conflictivas, para “recuperar la confianza de los aliados en el mundo”.

Si alguien fue sincero en el tema exterior fue el polémico Donald Trump quien asumió su desconocimiento sobre detalles del terrorismo yihadista y respondió a sus críticos que resolvería esa falta rodeándose de un equipo de conocedores y expertos en la materia. Algo que al parecer también merecen los que cuestionan la certeza de un hipotético comandante en Jefe Trump, cuando no solo omiten graves fallos cometidos en Irak o Afganistán, sino al ignorar referencias a la actuación incoherente de algunos aliados que convierten su territorio en reducto de enemigos de Occidente o apoyan de manera sutil a organizaciones como el Estado Islámico. Su enfoque sobre Irán como el gran enemigo a aniquilar parece dejar de lado un detalle que no se debe desdeñar. El país persa es el contrincante natural de formaciones que como nunca antes han puesto en jaque la tranquilidad occidental y la seguridad de Israel, que ahora no se sabe si el mayor peligro que enfrenta es la presencia de su archienemigo sirio o la posibilidad de que este sea sustituido por el gobierno de la Yihad. En fin un complejo escenario, solo en el medio oriente, ante el que la respuesta parece ser la repetición de viejos errores.

Merece destacar otras cuestiones presentes en el debate. Una de ellas la controversia de los precandidatos conservadores sobre las vacunas y la tesis de que ellas, en particular la de la viruela, sean responsables de lo que ya se señala como la pandemia autista que afecta a la nación de manera alarmante. Si por una parte puede ser cierto que el programa de inmunización sea exagerado en Estados Unidos, bien por las dosis o por la cantidad de vacunas, no debería ser este el tema para un debate presidencial sino una polémica que debe dejarse a los investigadores de la medicina. Hace pocos meses en España falleció un niño de una enfermedad que ya no causa el espanto de épocas pretéritas, cuando la difteria fue vencida por la vacunación masiva. Pero la familia del pequeño desoyó razones científicas por los que mal aconsejan contra la ciencia y el resultado fue fatal.

Finalmente si en algo demostraron poca capacidad de liderazgo los contendientes del ala republicana por la presidencia, fue en el asunto de la protección medio ambiental y el cambio climático, un aspecto que se ha discutido ampliamente por círculos científicos y que ha motivado hasta una encíclica papal. La mayoría coincide en señalar las anomalías que se están constatando en nuestro entorno producto de la actividad humana y alertan que si no se les pone límite el resultado será desastroso para próximas generaciones. Los pretendientes a la Oficina Oval se limitaron a poner el punto en las cifras de desempleo que crearían medidas encaminadas a paliar esta problemática o en destacar la responsabilidad de otros a la hora de cumplir los deberes, olvidando que si en algo debe distinguirse un liderazgo de su envergadura como referente político mundial, no es el interés por la estancia de uno o dos períodos presidenciales en Washington, sino en la acción responsable enfocada a salvaguardar el futuro de la nación y del planeta del que Estados Unidos forma parte.

Aunque es temprano para dar vaticinios merece destacar que varios de los aspirantes dieran por hecho que la rival a derrotar será Hilary Clinton. Por ahora las encuestas dan vencedores y derrotados en cada debate. Si me preguntaran sobre un nombre ganador en esta segunda ronda republicana la respuesta trataría de resolver la duda entre Ben Carson y Jeb Bush, sin dejar de mencionar a un casi silenciado Rand Paul, quien a pesar de la aparente indiferencia y rechazo de los de su propio partido sigue planteando las tesis más serias.
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