Poco a poco se van revelando hechos comprobables, que no son ni especulaciones ni sospechas, sobre muchas decisiones del Presidente Obama que han debilitado las fuerzas armadas de Estados Unidos y han redundado en el fracaso cuando este país ha intervenido en conflictos promovidos por sus enemigos en diversas partes del mundo.
Ante todo, el Presidente (cualquier Presidente de EEUU) ostenta la autoridad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y, por tanto, está constitucionalmente autorizado a pasar militares al retiro y reemplazarlos con otros de su confianza, así como también a decidir sobre los consejos y advertencias que le hagan los altos mandos. El problema es que las destituciones ocurridas y los retiros forzosos durante sus ocho años en la Casa Blanca no han tenido precedentes por el elevadísimo número de militares involucrados y que sus decisiones no pueden estar orientadas a abandonar a su propio personal a merced del enemigo.
Uno de los primeros en sufrir las consecuencias de esta política fue el Gral. Carter Ham, quien dirigía el US Africa Command, quien fuera destituido cuando mantuvo su firme desacuerdo en contra de las órdenes de no enviar una misión de rescate al personal sitiado en Benghazi el 11 de septiembre de 2012. Por el mismo motivo fue destituido el Contra Almirante Chuck Gaouette, al frente de la escuadra encabezada por el Portaaviones John C. Stennis, por desobedecer las órdenes y enviar a un gruo de rescate ese mismo día en respaldo del Gral. Ham. Al cabo de esa semana fueron destituidos otro Gral. y un Vicealmirante envueltos en la operación de rescate. Otros 197 altos oficiales de las fuerzas armadas fueron destituidos o enviados a retiro forzoso en los meses y años posteriores, un número superior a la suma de movimientos de personal militar de las tres anteriores administraciones.
Por otra parte, su política y la de sus asesores militares recién nombrados durante esos años permitieron la creación del Califato creado a sangre y fuego por ISIS y negaron toda ayuda a los rebeldes de Siria, que estaban a punto de derrotar al dictador Assad cuando los rusos intervinieron y cambiaron radicalmente el balance de fuerzas. El Presidente Obama, supuestamente, trazó "una línea roja" para proteger a los kurdos y otras minorías sirias, pero se olvidó también de ella cuando los rusos y los sirios la violaron repetidas veces, ocupando territorios y bombardeando poblaciones.
Para colmo, el Presidente Obama accedió a pagarle mil trescientos millones de dólares en intereses a Irán por una supuesta deuda de 400 millones derivada de equipo militar que no fue entregado debido a la hostilidad iraní cuando la crisis de los rehenes instigada por el Ayatollah Khomeini. Pese a este obsequio de mil setecientos millones, Irán siguió esquivando las inspecciones de algunas de sus instalaciones nucleares durante el gobierno de Obama, por lo cual el actual gobierno de Trump sospecha que sigue lentamente progresando en su objetivo de poseer armas nucleares.
Entre otras cosas, el Presidente Obama congeló los sueldos a los militares por tres años consecutivos, pese a la inflación de esos años de crisis económica, y una de sus primeras decisiones en 2009 fue recortar el número militares activos en las Fuerzas Armadas. En 2012 decidió aplazar la modernización del arsenal nuclear de EEUU y suspender la construcción de algunos buques de guerra programados para reemplazar a otro antiguos. Todo esto sucedió en medio de una situación en la que se empeoraba la estabilidad de Iraq, China extendía audazmente su dominio a diversos archipiélagos del Pacífico, los rusos actuaban militarmente en el Oriente Medio y el Califato se estaba expandiendo.
Además, el Presidente Obama retiró la mayor parte del apoyo de EEUU a su aliado más confiable en el Oriente Medio: Israel.
Last edit: 28 Sep 2020 23:08 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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