La Ilustre dicotomía de José Martí

  • Gerardo E. Martínez-Solanas
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La Ilustre dicotomía de José Martí

29 Jan 2017 00:16 - 29 Jan 2017 00:30
#9762
Extracto del discurso pronunciado
en conmemoración del natalicio de José Martí
durante el III Encuentro del
Itinerario de Pensamiento para Cuba,
organizado por el Centro de Estudios Convivencia

¡Qué no se habrá dicho ya sobre José Martí! Un hombre sencillo que fue el paradigma de los próceres de la independencia de Cuba y que nos mostró el camino de la República. ¡Qué análisis no se habrá hecho ya de su obra y de la trascendencia política y social de su pensamiento! Pero la fuente que nutre nuestras palabras es inagotable. Fue tal el paradigma de su personalidad, que es al único prócer que en algún país del mundo se le haya llamado Apóstol. Y ¿por qué? … ¿Qué es un Apóstol?

Apóstol en griego significa “enviado” y a través de los siglos derivó a interpretarse como “propagador” o “predicador” de una doctrina, que puede ser religiosa, política o social, o un conjunto de ideas y principios que abarque esos tres ámbitos del pensamiento. Y nuestro José Martí los abarcó a todos. Pero no como un caudillo ni un líder sino como un magistral maestro de la idea democrática, del derecho, de las relaciones humanas y, sobre todo, del decoro indispensable para que esas relaciones sean armoniosas y se mantengan en un ambiente de respeto mutuo. Esta palabra, “decoro”, era frecuente en el discurso, la prosa y la poesía de Martí; era un elemento central de una política basada en principios muy firmes.

Martí nos inspira en el patriotismo y en los caminos de la ética y de la razón. Su mensaje sigue siendo hoy tan seductor, tras más de siglo y medio desde su natalicio, porque sus palabras y sus ideas son verdaderos poemas que fluyen naturalmente y nos inspiran. Quienes leen sus escritos o los que otrora tuvieron el privilegio de escuchar sus discursos eran sustraídos de inmediato de su desánimo, de su incertidumbre, de su pesimismo, para quedar inmersos en el sueño esplendoroso de la gesta democrática y libertadora que proclamaba con tanto fervor. Tal es la fluidez de su mensaje persuasivo que sus discursos pueden incluso ser partidos en versos magistrales … Escuchen bien, para que los llene de inspiración este fragmento de uno de sus discursos:
Para Cuba que sufre,
la primera palabra.
De altar se ha de tomar a Cuba
para ofrendarle nuestra vida,
y no de pedestal
para levantarnos sobre ella.
Y ahora,
después de evocado
su amadísimo nombre,
derramaré la ternura de mi alma
sobre estas manos generosas
que ¡no a deshora por cierto!
acuden a dármele fuerzas
para la agonía de la edificación …

Noten que en este discurso que he pronunciado en forma de poema la primera palabra de orden programático que pronuncia para la Cuba que sufre es “edificación”.

Como dije antes, Martí no era un caudillo ni, mucho menos, un guerrero. Su preocupación era EDIFICAR una Cuba libre y democrática. Por eso sentenció que: “El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aun del ente más infeliz, es mi fanatismo: si muero, o me matan, será por eso”. Y no predicaba la guerra ni la venganza, pero le preocupaba la triste realidad de que: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen”, nos dijo. Por eso insistía con firmeza que “…un perdón puede ser un error, pero una venganza es siempre una infelicidad. La conciliación es la ventura de los pueblos.“ Y nos predicaba en otro de sus mensajes que: “El amor crece, crece como los pinos, crece como las palmas.”

En otras palabras, seamos conscientes los hijos de la Cuba que sufre que José Martí ERA un pacifista de corazón, pero también un hombre íntegro y valiente que supo comprender que la paz no surge del apaciguamiento al malvado alevoso ni de la mansedumbre ante la opresión y la tiranía. "Para la paz, queremos la guerra", nos dijo. Y estoy seguro que lo dijo con una profunda amargura. Sencillamente entendió que para alcanzar la paz no era solamente necesario desearla, sino que era menester luchar por ella. Y lamentablemente, el enemigo de la libertad no estaba dispuesto a ceder en paz y armonía a un acuerdo amistoso “con todos y para el bien de todos”. Porque Martí estaba dispuesto a sembrar una Rosa Blanca de paz y armonía nacional “para el amigo sincero que me da su mano franca”… Incluso estaba dispuesto a sembrarla “para el cruel que me arranca el corazón con que vivo”. El enemigo cruel fue el que optó por la violencia y la guerra.

No obstante, mientras preparaba esa "guerra necesaria", tristemente ineludible, Martí fue afianzando la idea de "paz equitativa" que nacería con las imperfecciones de una república en evolución, de una democracia perfectible que habría de edificarse con la acción de todos los elementos de la sociedad cubana. A partir de estos presupuestos entendió que para alcanzar la paz era menester luchar por ella… y no quedaba otra opción que la Guerra de Independencia.

La República que soñó "con todos y para el bien de todos" sería el medio de establecer una sociedad en cuyas "consideraciones y derechos" se asegurara "la paz y la felicidad de los hombres", como nos dijo en otro de sus discursos, porque para Martí la condición única de paz, era aquella que traería justicia entre los hombres sin que hubiera "un solo derecho mermado".

En resumen, José Martí es un hombre complejísimo y completísimo: es poeta, prosista, revolucionario y diplomático a la vez, hombre de acción y hombre de letras a la vez. Es el Apóstol que propaga una idea, una doctrina, y nos la predica con extraordinaria lucidez y claridad. No confunde la tierra con la patria. La patria no es la tierra, la tierra es la que pisan nuestros pies. La patria es algo que está dentro de nuestros sentimientos, que está en la resistencia decorosa a quien la ataca, que está en la furia que provoca quien quiere ultrajarla. La patria es –para Martí– un compromiso que él asume con Cuba, por el cual está dispuesto a dar su vida.

Solamente si en el fondo de nuestra conciencia estamos dispuestos a dar la vida por la patria que sufre, solamente entonces lograremos su libertad. Pero no me entiendan mal, que la vida no se da sólo en medio de un combate, sino que se da todos los días con la devoción y el compromiso de edificar UNA CUBA MEJOR. Martí dio su vida al final de una vida que ya había sido entregada a la causa de la independencia de Cuba. Perdió su vida en combate como el sacrificio definitivo que sirviera de ejemplo y paradigma de redención.

Nosotros nos hemos reunido aquí para EDIFICAR. Estamos aquí para tender la mano de hermano al amigo sincero … y también al cruel que nos arranca el corazón que vive de la esperanza de reconciliación. Pero no nos olvidemos que el compromiso con nuestra patria va más allá. Que el compromiso contraído con nuestra patria implica la voluntad de hacer cualquier sacrificio que sea necesario para lograr su libertad.

Así lo aprendimos de José Martí.

Así nos toca cumplir si queremos una patria libre.
Last edit: 29 Jan 2017 00:30 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
  • Pedro Corzo
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Re: La Ilustre dicotomía de José Martí

03 Feb 2017 21:52
#9764
Martí es de TODOS. José Martí, puntualizó con su vida y ratificó con su muerte, como lo subraya elegantemente Martínez-Solanas, que los compromisos con la Patria no tienen fecha de expiración y que el tiempo que se esté fuera de la tierra natal incrementa la pasión por ella, lo que motivo que escribiera, “Solo son bellas las playas del destierro cuando se les dice Adiós”.

Conocía también que la lucha, la prisión y los atropellos de los esbirros fortalecían el espíritu de quienes padecían los abusos de la tiranía, por eso también subrayó, “La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”, como hacen día a día muchos compatriotas al otro lado del muro castrista.

Martí demostró que era posible fortalecer los vínculos entre diferentes generaciones y como se podía estrechar la asociación con los que luchaban al interior de la isla contra la metrópoli española y los que habían optado por el destierro, ya fuera como emigrante o exiliado, porque es prudente decir que no todos los que están fueran de Cuba son exiliados, la mayoría son emigrante, exiliado es quien lucha por el regreso en libertad y democracia.

Él enseñó a hacer la tarea que algunos cumplen hoy. Cubanos de las dos orillas luchando para destruir la dinastía totalitaria de los hermanos Castro. El Maestro fue capaz de interpretar los diferentes intereses y las diferencias. Acrecentó las esperanzas de los desterrados y permanentemente reiteró el compromiso de luchar con independencia de los resultados.

Martí conocía que durante la Guerra Grande la alianza entre los que luchaban dentro de Cuba y en el exterior, era vital para la victoria, por eso su intenso trabajo para unir todas las fuerzas contrarias a la Corona en la “Guerra Necesaria”. La llamó así porque aunque no gustaba de la guerra, tenía conciencia que en ocasiones son inevitables.

Por otra parte estaba consciente de las diferencias entre los distintos factores que concurrían en el proceso, hoy también sucede, pero al igual que hizo el Maestro con aquella pléyade de Patriotas insignes debe hacerse en el presente. Hay que procurar el denominador común que permita desarrollar una estrategia que lleve la democracia y el respeto a los derechos ciudadanos a Cuba.

El 24 de Febrero fue la concreción de la obra de dos insignes patriotas, Juan Gualberto Gómez y José Martí. En la actualidad es imprescindible que los opositores de intramuros y los de extramuros se fundan, porque es una condición necesaria para llevar la democracia a Cuba.

Los opositores que están en la isla se encuentran en la primera trinchera. La más peligrosa y la más heroica, por eso merecen admiración y respeto, pero a pesar de los riesgos, a pesar de la alianza entre los que están en Cuba y los de afuera, no se aprecian progresos que puedan precipitar el final de la dictadura, en consecuencia, es necesario un replanteamiento de la lucha.

Hay que reflexionar. Analizar lo que se ha estado haciendo. Tener la entereza de rectificar errores sin caer en la autocompasión.

En la guerra de independencia hubo un Martí que supo leer la realidad y dispuso un plan. Hoy no está. Habría una aproximación a la meta si los que están en Cuba señalan los errores y deficiencias de los exiliados y desde aquí se les dicen sus faltas.

Se debe bregar para que se aprecie que los cubanos demócratas, sin importar fronteras, son una fuerza política legítima que representa los mejores intereses de la nación. Que sean vistos como una expresión política independiente de cualquier influencia extranjera, porque aunque no tengan Patria, tampoco tienen amo.
Hay que esforzarse como dice Amado Rodríguez por dejar de ser opositores para ser oposición. Elaborar estrategias a corto y largo plazo que a la vez que aumenten el perfil político de la oposición aproxime a la victoria, procurar que por encima de las diferencias personales se establezca un movimiento nacional que coordine sus gestiones y que tome la iniciativa contra la dictadura.

Ser cautelosos con lo que se dice y hace. Las denuncias deben fundamentarse. La dictadura cubana no es de terciopelo pero hay quienes con su actitud trasmiten esa percepción.

Basar las estrategias en factores extranjeros es hipotecar el presente sin garantizar la independencia y existencia del futuro. Hay que intensificar el trabajo hasta convencer que los problemas nacionales no los va a resolver el inquilino de la Casa Blanca, ni aun los cubanos exiliados por muchos que se esfuercen.

Los que están en Cuba con sus acciones pueden provocar los cambios necesarios hasta alcanzar la libertad, son ellos, con el apoyo del destierro, los pioneros de la democracia.
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