Cuba: Los Nuevos Escenarios

Se han reabierto las puertas de las embajadas de Cuba y de Estados Unidos. Ha concluido la primera etapa. Muchos dicen que es un acontecimiento histórico. Otros que para Cuba se abren nuevos escenarios.

Al apagarse las luces, acallarse los himnos, comenzarán a pasar los días que, como todos, amanecen para los cubanos de a pie como el tiempo para la lucha por la supervivencia. Sus exigentes demandas cotidianas rebajan la prueba de cambios visibles e inmediatos la altura de las noticias y las astas. ¿Qué hacer para que las altas expectativas no se conviertan en profundas frustraciones? ¿Cómo mirar alto y lejos para dar las dimensiones requeridas a los nuevos escenarios? ¿Serán tan amplios e incluyentes que, bien parados sobre ellos, puedan actuar y expresarse los protagonistas que debemos ser todos los cubanos?

Creo que es la hora de los cubanos, del ejercicio de la soberanía ciudadana. Es la hora de la serenidad, el discernimiento y el compromiso. E intento decir por qué:

• - El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos nos ha hecho traspasar el umbral de la era post-revolución. Hace tiempo que esta había dejado de serlo, pero ahora pasó a la posteridad. Comienza la era de la post-confrontación, se abre el itinerario largo y zigzagueante hacia la normalidad, pero es solo la conclusión de una etapa. Lo que vemos aún de ella son solo sus rezagos y estertores.
• El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos nos ha hecho traspasar el umbral de la era post-revolución
• - Como han dicho algunos analistas, se ha cerrado la etapa épica para abrir la época de la política, que no es solo la época de los políticos. Esto significa en su sentido más alto y amplio: que toca a nosotros los cubanos la búsqueda del bien común con la participación democrática de los ciudadanos. En el escenario se comienzan a rellenar las trincheras y a ensamblar las mesas de concertación diversas y plurales, aunque aún veamos el humo de los discursos guerrilleros, suframos la represión de los sobrevivientes que se han quedado sin otras armas ni pretextos y la nostalgia de los vencidos de ambos bandos recurra a lo que terminó mientras se redacta entre todos, víctimas y vencidos, el nuevo texto para la nueva república.
• - Se ha abierto una puerta a la tolerancia, al diálogo y a la negociación. Todos los bloqueos-embargos, externos e internos, deben desmantelarse y reciclar sus mohosos ladrillos para bloquear la confrontación, el lenguaje agresivo, la descalificación, la exclusión, la represión y la política manigüera de manengues. Los regionalismos y caudillos deben dejar paso a la libertad responsable y la madurez de la polis. Se abre la oportunidad de cerrar la puerta a la república bananera y construir, entre todos los cubanos, Isla y diáspora, una nación moderna y feliz. Se presenta el chance inigualable para ser nosotros mismos y pisar fuerte sobre nuestras diferencias para izar sobre ellas la bandera de la unidad en la diversidad.
• - Creo que, por primera vez, en nuestra historia, salvando los doce años que transcurrieron entre 1940 y 1952, los cubanos tenemos la oportunidad histórica de ser los protagonistas de los nuevos escenarios. Todo lo que suceda ahora en Cuba, en la Isla y en la diáspora, solo dependerá de nosotros mismos. Esto sí es un cambio sustancial. Los actores serán actores y los apoyos serán eso, solidaridades.
• - El cambio de política y la venidera normalización de relaciones internacionales, y no solo con Estados Unidos, crearán las condiciones para que, por un lado, los cubanos dejemos de esperar de fuera lo que debemos hacer nosotros dentro. Para que los cubanos dejemos de exigir a un Gobierno extranjero que le exija al nuestro lo que nosotros debemos exigirle. Y por otro lado, para que ningún gobierno, nunca más, considere como un derecho la injerencia en los asuntos internos de otro porque ha convertido el diferendo entre ellos en política doméstica.
• Dejemos de exigir a un Gobierno extranjero que le exija al nuestro lo que nosotros debemos exigirle

Esta quizá sea la principal oportunidad de los nuevos escenarios. Y la que más depende de nosotros mismos. Aquí se abren, más anchos y más importantes que ambas embajadas, el escenario y el reto para que los cubanos icemos, por nosotros mismos, y sin esperar orientaciones, ni de arriba aquí ni de afuera allá, la bandera del compromiso por Cuba dejando fuera bandos y partidos, como dijo el pinareño José Manuel Cortina, aquel tribuno y padre de la Constitución de 1940 al iniciar los debates de la Asamblea Constituyente: "Los partidos fuera, la Patria dentro".

Creo que estamos en una hora similar a aquella y necesitamos asumir nuestros roles diversos para la causa común, tomar las riendas que nos pertenecen dentro y fuera, las de abajo y las de los que ostentan autoridad que no son más, ni menos, que servidores públicos. Se ha abierto la hora de la madurez cívica y política de los cubanos, del protagonismo y no del patrioterismo ideologizado. Lo dijo en Paraguay el 11 de julio de 2015 el papa Francisco, al que esperamos: "Todas las ideologías han terminado en dictaduras".

Y nosotros, los cubanos, juntos y plurales, debemos decir y hacer que las dictaduras terminen en democracia y que las ideologías se abran a la inclusión, al debate público y a una cultura cívica y política digna del giro trascendental que vivimos, del talento de la nación cubana y de ese futuro democrático, laborioso y próspero, ciudad siempre perfectible, para la que este momento histórico abre puertas al cambio de mentalidades para que levantemos las banderas en que quepamos todos, miremos alto y lleguemos lejos.

Una arenga muy necesaria; y oportuna, sin duda. Esta es la hora; esta es la hora... ¿Porqué esta sensación de déjà vu, como si estas mismas palabras reveladoras las hubiese escuchado de tiempo en tiempo, al punto que pareciese que pasamos de momento sublime a momento sublime por una escala de frustraciones? Es una impresión que se explica porque cada una de las razones aquí esgrimidas son esenciales, y por tanto válidas por sí solas, independientes de una circunstancia que, si acaso, acomoda la motivación. La motivación, que proviene del latino motivus o motus, que significa "causa del movimiento"; y que nos hace percibir aquí una contradicción dramática: una repetición así es prueba de que estamos donde mismo, prácticamente, y si acaso las circunstancias nos ubican en una nueva posibilidad, esto se debe a factores externos, al propio paso del tiempo, si queremos, y no a que nuestro espíritu inflamado, enardecido por unas razones ciertas y poderosas, nos haya ubicado aquí. Nuestro destino ha sido trazado por otros; una arenga es necesaria. Una arenga para políticos, no para guerreros; es decir: no es para nuestro bravucón ideológico, tan apegado a la violencia de la cotidiana necesidad, sino para quienes trascienden esta (la realidad) al punto de poder suponer que todo ha pasado, que ya estamos en el post- (lo que no es una mala idea, de cara al futuro). ¡Ay!, me lamento, ¿porqué no un punto intermedio, tan escasos como estamos de guerreros y de políticos verdaderos? ¿O debería decir, ejemplares? (curiosamente la mayoría de los casos más estimulantes se toman del pasado).

Tengo a Dagoberto por uno de esos cubanos que nos confirman que, a pesar de los pesares, el espíritu no puede ser doblegado. Siempre he admirado su vocación motivadora; y por eso interpreto que se me arenga. Así, pongo un punto de contención en un entusiasmo que (repito) puede mostrar más desesperación que esperanza.

Este es un escenario nuevo, ciertamente; en el que quien no encuentre consuelo es porque no quiere. Lo novedoso siempre suscita entusiasmo e implica posibilidades imprevistas, máxime cuando "derrumba" algún discurso tanto tiempo sostenido ("el bloqueo", "el enemigo imperialista"). Sostenido, hay que decirlo, no por la virtud de la palabra o la razón, sino por un ejercicio repetitivo que pronto se vuelve vacuo y conduce a la apatía (la sostenedora de todos los vicios). Así que probablemente coexistirá un buen tiempo, vívidamente, lo "tradicional" con lo que lo niega (¿alguien duda a estas alturas de la estudiada esquizofrenia en la que estamos inmersos en Cuba?). Incluso al gobierno cubano no le importará "olvidar" ese viejo discurso siempre que no se establezcan o hagan escuchar -poderosamente- alternativas nuevas. Estamos lejos, los cubanos, de alcanzar ese poder. Puede parecer llegada la hora de los políticos; pero, al final, se trata de convertir las ideas en algo concreto, que le de basamento, apoyo e impulso. ¿Implicará el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos un impulso definitivo, un giro trascendental? Puede ser. Pero, sin detenerme a pensarlo demasiado, aconsejaría cautela: Estados Unidos tiene relaciones de todo tipo con variopintas dictaduras de este vasto mundo; y ese sólo hecho no ha cambiado la suerte de millones de los ciudadanos de estos países, al menos no esencialmente.

Podemos alentar motivos de optimismo por el hecho de que John Kerry recibiera en privado a representantes de la sociedad civil cubana.

En la tarde del viernes 14 de agosto de 2015, el Sr. John Kerry, Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, recibió a un grupo diverso de la sociedad civil cubana en la residencia del ahora Encargado de Negocios de ese País en Cuba, señor Jeffrey de Laurentis. Además del anfitrión, participaron también en la reunión: Tom Malinowski, subsecretario de Estado para Derechos Humanos, Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado para América Latina, Alex Lee, quien participó en el equipo negociador para el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, entre otros altos funcionarios del Departamento de Estado y la Casa Blanca.

El encuentro se efectuó en la casa de los embajadores de los Estados Unidos en la Habana, inmediatamente después de la solemne ceremonia en que se izó la bandera. En el conversatorio participaron diez activistas de la sociedad civil cubana (en la foto de izq. a der.): Dagoberto Valdés, Reinaldo Escobar, Manuel Cuesta Morúa, Marta Beatriz Roque, Yoani Sánchez, Elsa esposa de Biscet, Hector Maseda de los 75, Miriam Leyva viuda de Chepe, Oscar Elías Biscet y José Daniel Ferrer. El otro es miembro del personal de Kerry.

El Secretario Kerry saludó a los participantes expresando su aprecio al variado trabajo que realizan en Cuba y pidió a cada uno que expresara libremente lo que desearan y escuchó atentamente cada exposición, contestando también a preguntas y dudas.

Todos los principales temas de interés fueron abordados por los activistas con total libertad y transparencia y con pleno respeto por la visible divergencia de opiniones y valoraciones sobre este proceso catalogado como "largo y complejo". Cuba, por supuesto, fue el centro y la atención de todos los participantes, cada uno desde su punto de vista. Y pudieron ser abordados los temas como las necesidades del pueblo cubano y el deber de la sociedad civil de ponerse a su servicio para responder a esas necesidades, el tema de los Derechos Humanos, del acceso pleno, asequible y libre a Internet como instrumento para el desarrollo económico, social y cultural de la Nación, el crecimiento y diversificación de los roles cívicos como la reciente creación de una mesa de concertación política, el trabajo de la plataforma Espacio Abierto de la Sociedad Civil y sus cuatro puntos de consensos, agradeciendo al secretario Kerry su twit en apoyo a estos cuatro puntos.

También se trató el necesario equilibrio que debería haber entre los intereses económico y el respeto a todos los Derechos Humanos; entre la necesaria estabilidad en Cuba y en la región y los necesarios cambios sustanciales dentro de la Isla; y el sano equilibrio entre la necesaria integración de Cuba en el mundo y la inclusión de todos los cubanos dentro de la Isla en un proceso democrático.

El secretario Kerry expuso que no habrá levantamiento del embargo sin que se constaten avances significativos en temas de conciencia y derechos humanos en Cuba.

Los activistas hicieron patente a la delegación norteamericana de que toca a los cubanos ser protagonistas de nuestra propia historia, ejercer la soberanía ciudadana y nacional promoviendo esos avances para que Cuba pueda abrirse a una nueva etapa de libertad, democracia, desarrollo humano integral y prosperidad.

Todo el encuentro se desarrolló en un clima de mucho respeto a los cubanos y cubanas allí presentes y mucha transparencia y claridad en los planteamientos de estos al Secretario de Estado. La atmósfera de respeto mutuo fue acompañada de un ambiente de cordialidad y amor a Cuba.

El dialogo para que sea verdadero y eficaz tiene que ser transparente e inclusivo. Esto es mas que conocido para cualquier intelectual catolico, medianamente informado, digamos, desde el Concilio Vaticano II y los dias de Juan Pablo y Vaclav Havel. Dagoberto Valdes no deberia, ahora, hacerse el chivo loco.

El cocinao de dieciocho meses en las penumbras, con la participacion de honduregnos, colombianos y newyorkinos y la exclusion del exilio y la oposicion es la antitesis de lo que nuestros muertos propusieron durante decadas.

El optimismo acritico y la amnesia selectiva no son buenas opciones durante la reflexion, aunque vengan bendecidas por su Eminencia desde la Habana. La falta de coherencia es senal inequivoca que la sal esta podrida y que la luz se escondio debajo del celemin.

No es el fin de la guerra fria; sino la continuacion del Manifiesto Comunista de 1848 por otros medios. Es la aprobacion explicita a los que descristianizaron a mi patria.

Al monopartido se le oxigeno recibiendo la absolucion sin confesion de pecados ni proposito de la enmienda. Eso es sacrilego. Apoyar eso es complicidad con el sacrilegio.

Se corren las cortinas para el nuevo escenario : el del bataclan . Veremos a los actores, con las caretas del “wishful thinking”. Mendigando las reformas que nunca llegan. Solo les recuerdo lo que decia Oswaldo Paya: ”Pa’ cojer camarones hay que mojarse el fondillo”

Es evidente para quienes prestan atención a los medios de comunicación que los legisladores cubano-americanos, varios candidatos republicanos a la presidencia, agencias de prensa internacional y varios periodistas de prestigio han criticado al Secretario de Estado John Kerry por no haber invitado a la disidencia pacífica cubana al acto de apertura de la Embajada en La Habana. Alegan que es una traición, el resultado de las presiones del Gobierno cubano, y prueba de que el proceso de normalización de relaciones sólo favorece a Cuba y que los reclamos en pro de derechos humanos y democracia son pura retórica.

Para colmo, altas autoridades cubanas alimentan esa crítica afirmando rotundamente que "no cederán ni un milímetro" en asuntos internos de Cuba. Sin embargo, los propios disidentes ofrecen una visión radicalmente distinta.

Para comenzar, al acto de apertura en la mañana no fue invitado el cuerpo diplomático y no hubo conversación alguna: fue un evento formal. No obstante, Kerry hizo en su discurso (con varias partes en castellano) una defensa muy fuerte de los derechos humanos y de la democracia.

En la recepción de la tarde hubo unas 600 personas (incluyendo al cuerpo diplomático), buena parte cubanos de una gama ideológica amplia. Después, diez conocidos activistas de la sociedad civil (como señala Dagoberto Valdés en su mensaje) se reunieron con Kerry, otros diplomáticos y un funcionario de la Casa Blanca. Estuvieron presentes Oscar Elías Bicet, Manuel Cuesta Morúa, Reynaldo Escobar, José Daniel Ferrer, Miriam Leiva, Héctor Maseda, Elsa Morejón, Marta Beatriz Roque, Yoani Sánchez y Dagoberto Valdés (otros dos invitados rechazaron la invitación y sólo Bicet se opuso al detente).

Dice Dago Valdés en una reciente declaración: "Fue una solución salomónica hacer dos ceremonias, la gradualidad de estos procesos obliga a esas vías no perfectas pero buenas y posibles (...) Ningún canciller en 56 años ha recibido a los disidentes (...) pero aun así lo critican". Y agregó más adelante: "Todos los principales temas de interés fueron abordados con pleno respeto". Para terminar afirmando que: "el Secretario Kerry expuso que no habrá levantamiento del embargo sin que se constaten avances significativos en temas de conciencia y derechos humanos en Cuba".

Por su parte, Cuesta Morúa se pregunta: "No entiendo por qué tantos analistas y periodistas apostaron a que Kerry dejaría a los demócratas cubanos en una zona de invisibilidad política (...) Nada teníamos que hacer en la ceremonia oficial de la inauguración. ¿Cómo pensar que el Gobierno estadounidense iba a crear una situación conflictiva en la ceremonia, dando razón a sus enemigos?" Concluye: "Lo más importante en las conversaciones entre las autoridades de la Isla y las estadounidenses ocurrió fuera de los reflectores y la exageración mediática; el tipo de audacia que da sentido a la política".

Leiva dijo que las medidas de Obama contribuyeron a elevar la autoestima y el rol ciudadano de los cubanos a los cuales Kerry dijo que deben ser los promotores del cambio. Y Yoani plantea que el "siguiente paso en el proceso de deshielo debería venir de Cuba: modificar la ley electoral, permitir otros partidos, legalizar la prensa" (...)

Este antecedente no podrá ser ignorado por el Papa Francisco cuando visite Cuba: una reunión con la sociedad civil/disidencia es obligatoria.

Si estamos en el umbral de una nueva era debiéramos concentrarnos en lo que dice Dagoberto Valdez en el ùltimo párrafo de su escrito sobre los nuevos escenarios y en el anteúltimo -citando a John Kerry- de su comentario sobre la reunión de Kerry con los disidentes.

En la medida en que continuemos, directa o indirectamente, sujetándonos (y condicionando ese umbral de una nueva era) a la relación entre las dos naciones, a los resabios de cincuenta años de distanciamiento entre ellas, será muy difícil para los cubanos alcanzar el protagonismo al que aspiramos.

Es comprensible la muy bien expresada preocupación de Ernesto. Pero no depende sino de los cubanos, de todos ellos (o de los que venzan esa apatía que Ernesto señala), el convertir este umbral de hoy en un verdadero trampolín hacia el diseño de nación -aun por definir- que pretende Dagoberto Valdez en su muy feliz comparación con la constituyente de 1940.