¿Jerusalén indivisible?

  • Gerardo E. Martínez-Solanas
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¿Jerusalén indivisible?

25 Mar 2014 19:43 - 08 Jul 2014 20:53
#8074
Suelo simpatizar con el Estado de Israel en la feroz pugna que en el Oriente Medio amenaza al pueblo judío con un nuevo holocausto desde que la partición de Palestina en 1948 a lo largo de fronteras étnicas permitió el nacimiento del Estado judío y dio lugar a una agresión militar de poderosos Estados vecinos con la manifiesta intención de "echarlos al mar".

Todas las guerras entre árabes e israelíes desde entonces, ya bien han sido iniciadas por los enemigos de Israel o han sido el resultado de la provocación flagrante causada por movilizaciones que amenazaban una inminente agresión.

Suelo también destacar cómo Israel ha estado dispuesto a retirarse de territorios ocupados como resultado de esas guerras a cambio de garantías de paz, como hizo con la devolución del Sinaí (un territorio mayor que todo el Estado de Israel) y la erradicación de todos los asentamientos judíos en su retirada de la Franja de Gaza.

Además, es difícil aceptar argumentos relativos a una completa retirada de la Cisjordania sin garantías semejantes por parte de Palestinos, Jordanos, Sirios, Libaneses y Egipcios.

No obstante, la política de mano dura de Benjamín Netanyahu y su agresiva política de expansión de los asentamientos que proliferan en Cisjordania y en la zona oriental de Jerusalén, no ayudan en lo absoluto a fomentar la simpatía de los elementos moderados de los países árabes circundantes, que podrían sentar los cimientos de una paz futura y duradera.

Los palestinos de la Cisjordania se ven agredidos y humillados por los constantes trozos de territorio que las autoridades israelíes les arrebatan para otorgarlos ilegítimamente a colonos judíos. Y la indignación es acumulativa a medida que se alzan muros y vallas que aíslan trozos enteros de la Cisjordania, habitados por palestinos, del resto de ese país sojuzgado. La proclamación constante de un Jerusalén unido, indivisible, como capital eterna de Israel no hace más que causar más odios y exacerbar los resentimientos. No hay justificación alguna al hecho de que los palestinos se vean obligados a portar pases para trasladarse de algunos puntos de su territorio a otros, ni tampoco a su capital espiritual, Al-Quds, que todos conocemos como Jerusalén.
No ayuda a Netanyahu en su falso propósito de paz, olvidar totalmente los acuerdos de Oslo, cuando el Primer Ministro Peres aseguró entonces (en 1993), en una carta al Ministro de Relaciones Exteriores de Noruega, que Israel respetaría la autonomía de las instituciones palestinas en el Este de la Ciudad Santa. Jerusalén no es una ciudad judía, puesto que tiene un 40% de población árabe concentrada en los barrios orientales, donde los palestinos cuentan con una inmensa mayoría.

Si bien tiene derecho por motivos históricos y demográficos a declarar a Jerusalén como capital de su Estado, no puede ejercer legítimamente ese derecho para excluir al Estado Palestino de toda el área metropolitana de esa ciudad. Los asentamientos que van rodeando y sitiando esa área predominantemente árabe sólo sirven para encender un foco peligroso de tensión política y social, sin contar el argumento negativo del costo oneroso de más de 20 mil millones de dólares en los planes expansionistas.

La paz no se consigue con el avasallamiento del enemigo, por agresivo que este sea, sino con la generosidad del vencedor.

Israel se ahorraría miles de millones de dólares y lograría una mejor acogida en los foros internacionales si procediera a la evacuación de toda la Cisjordania. Quizás podría insistir en el mantenimiento de algunos puntos limítrofes por razones estratégicas de seguridad y es probable que en una negociación se le concedieran. Por supuesto que podría poner algunas condiciones, pero con las cartas sobre la mesa para demostrar su clara intención de retirarse y devolver los territorios ocupados.

Esas condiciones podrían ser:

1) La desmilitarización de Cisjordania bajo la custodia de fuerzas de paz de las Naciones Unidas;
2) El reconocimiento del Estado de Israel mediante un explícito Tratado de Paz con Palestina, Jordania, Siria y Líbano (Egipto ya lo reconoce);
3) El derecho a intervención militar en puntos que desborden la custodia de las fuerzas de paz y desde los cuales se produzcan ataques terroristas a Israel;
4) La entrega a Palestina sólo del sector oriental de Jerusalén, donde haya mayoría demográfica árabe.

La comunidad internacional podría hacer énfasis también en convertir el núcleo antiguo del Jerusalén histórico en una ciudad franca y autónoma (como el Vaticano dentro de Roma) a la que tendrían libre acceso los fieles de las religiones que la reconocen como Ciudad Santa.

Estas condiciones no son tan radicales ni tan difíciles de cumplir. Sólo hace falta voluntad política. De lo contrario, tarde o temprano estallará otra guerra, y una que podría tener un carácter nuclear si permitimos a Irán entrar en el club atómico.

La falta de voluntad política de los líderes de hoy abriría las
puertas al espantoso teatro de una guerra nuclear que podría extenderse allende el Oriente Medio. La alternativa es espantosa y la opción es clara.
Last edit: 08 Jul 2014 20:53 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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