Persecuciones en nombre de Dios

  • Gerardo E. Martínez-Solanas
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Persecuciones en nombre de Dios

23 Mar 2012 23:14
#5664
La Iglesia católica y otras iglesias cristianas han hecho esfuerzos desde el siglo pasado para promover el ecumenismo, es decir, la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos. El esfuerzo ecuménico se ha hecho más abarcador en la búsqueda de cooperación entre diferentes religiones (tanto entre las religiones abrahámicas —judaísmo, cristianismo e islam— como con otras) adoptando el nombre de “diálogo interreligioso”, que ha sido promovido mediante ceremonias interreligiosas en el Vaticano y otras partes y que tuvo uno de sus momentos de brillantez en la Jornada Mundial de Oración por la Paz (Asís, 1986), uno de los eventos que alimentaron la esperanza de un mundo más tolerante y armonioso.

No obstante, el odio y el resentimiento provocados con pretextos religiosos se han visto exacerbados al mismo tiempo en muchas partes del mundo, llegando a extremos de persecución religiosa y de violencia criminal, que hacen imposible cualquier tipo de diálogo racional. Hay que insistir en que se trata de pretextos religiosos esgrimidos por los que aspiran a acumular el poder político, aparentando que abrazan una causa en defensa de unos frente a la injusticia o los errores de los otros. Esta polarización alevosa es todavía más grave y penosa cuando algunos sectores del mundo democrático quedan fascinados por los cantos de sirena de quienes manipulan argumentos históricos, culturales o ideológicos para confundirlos sobre sus verdaderos objetivos de dominación. Es un síndrome que parece cebarse extrañamente en prominentes intelectuales y también en el mundo de la farándula, el cine y los medios de comunicación en masa.

Es lamentable guardar silencio y mucho más pretender justificar a grupos humanos o religiosos que se dejan arrastrar por el fanatismo que les inoculan sus líderes y caudillos aduciendo que su feroz agresividad está motivada por el deseo de reivindicar tales o cuales derechos de sus seguidores.

Ese es el caso de los yijadistas de hoy, que emplean el terrorismo como una justificable “guerra asimétrica”, mientras que sus líderes son recibidos con honores de Estado en muchas partes, incluyendo algunos países que se llaman democráticos. El yihad no es otra cosa que una "guerra santa", lo cual, en las realidades de hoy, es un disparate.

Si nos remontamos a la historia, la mayoría de las "guerras santas" no tuvieron tampoco justificación racional alguna. Fueron crueles y se caracterizaron por hechos que contradecían profundamente los fundamentos doctrinales de sus respectivas religiones.

En el caso del Islam, se trata de la única entre las grandes religiones en que su fundador fue un guerrero. Esto no significa que faltemos el respeto a Mahoma ni a quienes basan sus creencias en su doctrina. Pero tampoco significa que tratemos de tapar el sol de la historia con un dedo.

En las conquistas yihadistas que barrieron el Mediterráneo, el Oriente Medio y llegaron hasta el centro de Europa, Afganistán, Rusia y la India en los primeros siglos después de la muerte de Mahoma, los musulmanes dieron muerte y esclavizaron a decenas de millones de cristianos, judíos, zoroastrianos, hinduistas, budistas y animistas, hasta establecer un imperio islámico imperialista que sometió violentamente a cuantos profesaran otras creencias.

Se trata de hechos históricos.

No obstante, muchos historiadores se complacen en destacar los progresos introducidos por el Islam en esos territorios y en arremeter contra los intentos de reconquista de las Cruzadas sin calificar con esmero semejante la barbarie y el sufrimiento que esas feroces conquistas representaron. Pero no se trata de una simple omisión negligente sino de una verdadera campaña para inculcar una visión tergiversada de las realidades históricas.

En un reciente informe referente a muchos libros de texto utilizados en las escuelas de los Estados Unidos y titulado " Education or Indoctrination? The Treatment of Islam in 6th through 12th Grade American Textbooks ", los autores subrayan que «Cuando se trata de la enseñanza de cualquier religión, incluido el Islam, los autores de los libros de texto y los profesores que los utilizan están obligados a tener un cuidado adicional para garantizar que la enseñanza resultante es en realidad "educación" y no "adoctrinamiento". No hay duda de que los padres musulmanes no querrían que se adoctrinara en las escuelas públicas a sus hijos en el cristianismo, el judaísmo o el hinduismo, o incluso se les inculcara el ateísmo y que, por lo tanto, los padres cristianos, judíos o de otras religiones tampoco toleran que sus hijos sean adoctrinados por ideas del Islam – independientemente de si ese adoctrinamiento pudiera ser el resultado de errores honestos de apreciación, de falta de atención a los detalles, de la ignorancia del tema, o de una actitud sectarista.»

Empero, estos libros de texto mienten cuando pretenden enseñar y convencer a los alumnos de que los yihadistas de la Edad Media fueron conquistadores benévolos movidos por una notable "tolerancia" que permitía en sus territorios plena libertad religiosa a cristianos y judíos. Este Informe demuestra la profunda tergiversación histórica que inyectan en la mente de los estudiantes muchos de estos textos. Al reescribir la historia, los textos revisados ignoran la verdad histórica de aquellos yihads, incluso los testimonios escritos por muchos musulmanes de entonces. Uno de ellos calculó que unos 30.000 templos cristianos fueron destruidos durante esas conquistas en la Edad Media, muchos de ellos convertidos en mezquitas a la fuerza.

El problema que enfrentamos en estos días es la propagación de políticas agresivas que emulan esos tiempos de oscurantismo. Una nueva ola de persecución islámica de cristianos y judíos los está barriendo literalmente del mundo musulmán. Unos 500.000 cristianos se han visto obligados a huir de Iraq desde el derrocamiento de Saddam Hussein. En el caso de Siria, que contaba en 1975 con más de 200.000 cristianos ortodoxos, más de 160.000 católicos y varias decenas de miles de drusos y judíos, más del 90% de los cristianos y casi todos los judíos han emigrado, huyendo de la persecución en los últimos años. Las iglesias Coptas en Egipto están siendo agredidas e incendiadas en números crecientes desde el derrocamiento de Mubarak. En Belén, donde había un 85% de cristianos en 1968, sólo queda menos del 10%. Y los yijadistas del Sudán han asesinado a cerca de millón y medio de "infieles". Sin contar numerosos sucesos de menor cuantía en muchas otras partes.

En este video vemos la destrucción de un cementerio de cristianos y judíos víctimas de la II Guerra Mundial por parte de los supuestos "libertadores" musulmanes que han tomado el poder en Libia.



Mientras patean las tumbas, exclaman "¡Allahu Akbar!". Una frase lamentablemente ominosa en nuestros días, pero que significa que ¡Dios es grande!, lo cual no debiera ser un lema para el terrorismo sino un reconocimiento de que todos somos hijos de Dios. Es horroroso que para algunos se haya convertido en una burda justificación del abuso y el crimen.

Toda persona de buena voluntad está seguramente a favor del diálogo interreligioso que puede ser un vehículo importante para la paz y la armonía en nuestro mundo, pero frente a ese odio fundamentalista no cabe otra opción que unir las fuerzas de la democracia y de la razón para defender al mundo de la opresión política promovida con pretextos religiosos o ideológicos. "El respeto al derecho ajeno es la paz", proclamó con mucho acierto Benito Juárez, pero también es indispensable que nos hagamos respetar.
(Recomiendo que lean también "El Islamismo, una amenaza que no podemos ignorar" en democraciaparticipativa.net/fo...podemos-ignorar.html )
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