El Fin que lleva a la Vida

  • Helio J. González
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El Fin que lleva a la Vida

30 Dec 2011 20:52
#4833
Un artículo de Vicente Echerri, titulado ¨A la espera del Fin¨ publicado en la página de opinión de El Nuevo Herald, me hizo meditar en profundidad algunas cuestiones que muchas veces el día a día nos hace soslayar. Dice el Sr. Echerri que ¨Lo que llamamos fe no es más que una afirmación de nuestro afán de supervivencia, de nuestra inconformidad con la finitud que nos toca. Creemos en Dios no tanto porque el orden del universo presuponga la existencia de una fuerza o conciencia creadora, sino para que esa fuerza o conciencia universal nos salve del hondón de la muerte, para que nos transporte en una suerte de cuerpo astral hasta un locus divinus, un sitio donde gozaremos de su presencia para siempre, colmados, por esa sola visión beatífica, de todas las satisfacciones.

No dudo de que muchos de los que creen en Dios lo hagan por miedo a una muerte que los haga desaparecer para siempre. No niego que Dios no puede explicarse científicamente y por lo tanto en esta vida terrena jamás podremos afirmar matemáticamente que existe o que no existe, como hacemos con el simple 2 + 2 = 4. Puedo afirmar, que en mi caso particular, y en el de muchas personas que he conocido, no es el miedo a la muerte lo que nos ha llevado a creer en Dios: es algo no explicable, que llamamos FE, y que a diferencia de la afirmación del Sr. Echerri, no tiene nada que ver con el afán de supervivencia, sino con el vivir un Amor, que pueda llevarse a todos los hombres, en medio aún de las mayores dificultades, es como construir un Reino, como Cristo nos mostró, aún en la Cruz del Sacrificio. ¿Cómo podríamos explicar también que tantos y tantos presos de conciencia, en medio de su tribulación, son extraordinariamente más libres que sus carceleros? No es tan fácil la explicación, la FE va mucho más allá del miedo a la muerte y del afán de supervivencia. Lo demuestran también las Hermanas de Teresa de Calcula, viviendo el Amor, de dar Amor a los más pobres de entre los pobres, y ser extraordinariamente felices. Lo demuestran muchísimos misioneros en Africa, Asia y América Latina. Conozco a muchos, y son personas extraordinarias. No tienen nada de fundamentalistas, no viven pensando en ¨el más allᨠsino en hacer el bien, en fin, no es tan ligera la explicación, se la respeto pero no la comparto, pues aunque haya muchos, cuya fe es sólo esa espera en ¨el más allá¨, los que siguen, de verdad, al Amor que se hace persona en Jesucristo, lo hacen para llevar la Esperanza a la sociedad humana, motivados por la Fe.

En un artículo que publiqué en 2008, titulado ¨Por qué soy Creyente¨ decía: ¨No hay duda de que el contexto en que nos educamos y en el que vivimos influye de manera significativa en nuestra forma de pensar y de actuar, modela muchas veces nuestro pensamiento filosófico y religioso. Sin embargo yo creo firmemente que la Fe es un don de Dios, que nosotros en nuestra libertad, o nos adherimos a ella y la alimentamos, o simplemente la rechazamos y la excluimos de nuestras vidas. Afirmo esto, pues en la realidad concreta que me tocó vivir en Cuba, para mí hubiese sido mucho más sencillo, virar la espalda al Señor, dejar de ser entonces motivo de discriminación y haber podido ascender fácilmente en los escalones de mi vida profesional, pero el Señor me había tocado y aunque muchas veces mis piernas temblaron y sentía fuertemente la tentación de apartarme de la Iglesia, finalmente el Señor me atrapaba y me atraía de nuevo a su Pueblo. Y más que eso, porque pude vivir el fenómeno de años y años de propaganda antirreligiosa, de una sociedad teórica y explícitamente atea, que reprimía la religiosidad creando un sentimiento de miedo real ante su práctica concreta y de discriminación religiosa, y sin embargo, a partir de los años 90 en que las gentes sintieron que se presentaba cierta “apertura” religiosa, no sólo regresaron a nuestros templos muchos de los que se habían apartado, sino que miles de jóvenes a los que nunca se les había hablado de Dios, inundaron las iglesias de todas las denominaciones buscando al Dios que había estado totalmente vedado para ellos como medio para llenar un vacío espiritual que los laceraba¨.

Los contemporáneos de Jesús, aún los mismos Apóstoles, incluyendo al jefe Pedro, que lo negó tres veces por miedo a ser también encarcelado, no eran capaces de entender la dimensión del Mesías, sólo Juan estuvo en la Cruz, acompañando a María, ¿lo haría por Fe o por compasión con la Madre? No lo sabemos. Lo que sí sabemos, es que tenían miedo, un miedo terrible y fundamental, al ver a su Maestro colgado de una Cruz. Jesús resucitó, pero ellos todavía no estaban preparados para dicho evento, Tomás ni siquiera los creyó, cuando le contaron que había estado entre ellos, y tuvo el Señor que decirle, pon tus manos en mi costado y tus dedos en mis llagas. Seguían con miedo, seguían escondidos, la realidad de la Resurrección los sobrepasaba, los abrumaba. Pero algo pasó, el miedo desapareció, Pedro, iletrado como era, predicaba con un don extraordinario ¨lo que había vivido los últimos tres años¨. El que lo negó tres veces, daba después su vida por Él. Todos aquellos miedosos, predicaban el amor, lo hacían sin afán de lucro o de poder, y todos dieron su vida por Él. Saulo, perseguidor de cristianos, también se convierte, y vive por Él hasta su muerte. Algo había pasado, los cristianos lo llamamos la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y lo tomamos como un hecho histórico, que cambió el destino de la Humanidad, muchos hoy tratan el hecho con irreverencia, y no consideran estos hechos como historia, sino como parte de una tradición. Estamos celebrando la Navidad, lo interesante, es que desde una perspectiva religiosa y cristiana, la Navidad da lugar a la llegada del Mesías y con ella comienza la historia del Dios con Nosotros, sin embargo, para los contemporáneos de Jesús, esto no fue significativo hasta muchos años después, pues tuvieron que suceder los hechos que acabo de contar, para que comenzara este peregrinar que llamamos Iglesia, y que es la vivencia del Hijo de Dios en la vida de la Humanidad. Sin Resurrección y Pentecostés, no conoceríamos siquiera el nacimiento del Niño Dios.

Hay muchas maneras de explicar la Fe, en todas se produce un optimismo en el interior del hombre. La fe marca un Humanismo de base, mucho más allá que cualquier tipo de humanismo agnóstico. Nos dice Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio: ¨Un humanismo cerrado, impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la fuente de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero «al fin y al cabo, sin Dios no puede menos de organizarla contra el hombre¨.

En el siglo XIX, el darwinismo dio pie al planteamiento de que la evolución destruía la idea de Dios, y más que ello ¨lo demostraba¨. El siglo XX dio lugar a hombres como Teilhard de Chardin, sacerdote, científico y teólogo, hombre dedicado a la ciencia en cuerpo y alma, a través de una fe extraordinaria en Dios y en Jesús. Paleontólogo eminente, estudioso de fósiles y de los rastros que ha dejado en la Tierra, la evolución desde sus orígenes, nos dice: "Cuando por primera vez, en un ser viviente, el instinto se descubrió en su propio espejo, fue el mundo entero el que dio un paso. Y el hombre entró sin ruido." La tesis de su libro ¨El Fenómeno Humano¨ es la siguiente: el hombre no es sólo una nueva rama en el árbol de la vida. No es un añadido casual, que como cualquier otra especie animal hubiera podido faltar. El hombre es la cima a la que tiende desde el principio todo el tantear de esta Tierra. El hombre es por consiguiente la flor de la evolución, a la que se tendía desde un principio y que se preparó lenta y consecuentemente durante miles de millones de años. ¡Qué extraordinaria carga de poesía en una obra científica! A la vez, que nivel de Humanismo, de qué manera Dios nos ha elevado por encima del resto de la Creación, al concebirnos como Flor de la Evolución, y con ello, en ese Paso de la Reflexión, el cambio total de la naturaleza del animal a la naturaleza humana.

Hoy día, muchos científicos son ateos o agnósticos, otros muchos son creyentes, y dentro de estos ha sido su trabajo con la grandeza de la Naturaleza junto a su sensibilidad espiritual, lo que los ha llevado a Dios. La ciencia se queda corta para llegar a Dios, la filosofía sin embargo nos da ese alcance, pero la Naturaleza y el Universo, nos dan muchísimas muestras para encontrar la ¨Mano de Dios¨.

Martí el Apóstol de la independencia de Cuba, era un hombre de una sensibilidad espiritual extraordinaria. Estando en México, le toca defender la causa del espíritu, y en la polémica al solicitársele que defina con argumentos científicos la existencia del espíritu, lo hace de manera concluyente: “Lo demuestro con mi inconformidad en la vida, con mi necesidad de algo mejor, con la imposibilidad de lograrlo aquí. Lo abstracto se demuestra con lo abstracto. Yo tengo un espíritu inmortal, porque lo siento, porque lo creo, porque lo quiero”.

No es tan sencillo definir que es la FE, pero cuando Dios la pone en el corazón del hombre, (no cuando nos asimos a una fe con minúscula, como amuleto protector), siembra en él un extraordinario Amor por la humanidad, y su optimismo inspira Esperanza. Es el Padre que nos mostró Jesús, es el Dios que es Amor, no importa el fin, pues ese Fin lleva a la Vida.
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