Hoy es el Día Mundial de los Derechos Humanos y he considerado en esta ocasión –como cubano– no hablar sobre la conmemoración de manera general. Afirman que una foto dice más que mil palabras y es cierto. A ello agrego que también ejemplos concretos expresan mucho más que generalidades.
Veamos solo uno: en varias ciudades de Estados Unidos, como también ha sucedido en otros muchos países donde existe el derecho a protestar, se han dado y están dando manifestaciones en contra de los abusos de los bancos, las instituciones financieras y la falta de control y acción de los gobiernos ante esos desastres sociales. Es verdad. El mundo entero está atravesando una grave crisis económica y los protestantes consideran debe ponérsele fin a esos crímenes de irresponsabilidad económica.
Hasta aquí todo está claro para el lector: existe en el mundo civilizado el derecho a protestar y se protesta. Incluso existe hasta el derecho para protestas tontas e innecesarias de enfermos de cámaras de televisión. ¿Entonces por qué se han dado algunos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que los enemigos de la democracia y la libertad aprovechan para tergiversar la realidad? Conózcanse las auténticas razones: no ha sido porque no pueden protestar, ha sido porque han llenado parques, calles y plazas públicas de carpas para dormir y hacer necesidades y ello ha provocado problemas de falta de higiene en las ciudades y destrucción de aéreas. Obviamente para destruir y enfermarse los manifestantes y enfermar a otros no tienen permiso y es ante su negativa a abandonar esas áreas que las ciudades, después de pedirles que protesten circulando, pero no deteniéndose y acampando, han tenido que enviar a sus cuerpos de policía a exigirles el desalojo de esas sitios.
Expresemos otra verdad: policías abusadores y que se extralimitan en sus funciones los hay en todas las partes del mundo y en todos los sistemas. Se dan como la yerba mala. Yo los he visto en La Habana comunista y los he visto en el Miami democrático. Ahora mismo en una de estas manifestaciones están las fotografías y videos de un teniente de la Policía de la Universidad de Davis en California llamado John Pike, esparciendo gas pimienta en los ojos de varios manifestantes.
Esas imágenes han dado la vuelta al mundo. Y preguntaba capciosamente y con mala fe un cubano residente en Alemania: ¿qué pasaría si en vez de ser un teniente de California el abusador, fuera un teniente de la policía de La Habana?
A este señor y a los que piensen como él los luchadores cívicos por la libertad de Cuba dentro de la isla y desterrados le respondemos: si el teniente John Pike fuese cubano nada se habría publicado de su acción dentro de Cuba, como se ha publicado en todos los Estados Unidos. Ni se habría reportado a la prensa extranjera sin la expulsión de Cuba del periodista, ni el mundo habría visto el vídeo por una propia cadena norteamericana, ni se sabría dónde estaban detenidos algunos de los indignados, ni sus familiares podrían reclamar su liberación sin ser agredidos por una turba oficial, ni el pueblo cubano podría mostrar su indignación por lo ocurrido, ni el teniente John Pike sería procesado y sancionado. Tenientes John Pike hay dondequiera, pero sistemas de gobierno totalitarios como el de Cuba que aúpen, promuevan, estimulen y protejan a esos tenientes vestidos de civil o de militar mientras agreden a sus víctimas van quedando cada día menos.
Lamentablemente Cuba es hoy como un museo de la dictadura.
Un defensor de derechos humanos es una persona imparcial que lucha de manera pacífica en favor de todos los derechos proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos para todos. Lo hace informando al público sobre violaciones de derechos humanos o promoviendo campañas para la promoción, prevención y protección de esos derechos.
Defensores de derechos humanos pueden ser todos aquellos que defienden la causa de los presos políticos y su derecho a un tener un juicio justo sin contaminación del gobierno en el poder y son mujeres y hombres que marchan para exigir la verdad sobre la suerte de sus hijos, hermanos y parientes que luchan por el respeto de sus derechos civiles. Son personas que defendemos el derecho a luchar contra la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos. Sean gobiernos o autoridades individuales. Todos somos iguales en derechos y deberes.
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