El 10 de Octubre de 1911 es la fecha de inicio de una nueva época en la República de China (RDCh). Fue el punto inicial del llamado levantamiento de Wuchang, un levantamiento que tuvo su desarrollo y final en la proclamación de una joven república en febrero de 1912. Fue la primera república del Asia, también precedida por exilio, retorno al país de los líderes políticos, alianzas y negociaciones. También enfrentamiento a intervenciones extranjeras, guerras civiles, China tiene una historia milenaria, pero cien años pueden ser un buen lapso para describir éxitos, esfuerzos y ejemplos de un pueblo.
Fueron años marcados por importantes acontecimientos en la historia moderna universal. El traslado del gobierno del continente a la isla de Taiwán tuvo como misión preservar al gobierno nacionalista y mantener a China fuera de la órbita comunista. La amenaza de la expansión comunista marcó la historia de la República de China, como sucedió en Alemania o Corea. Hoy día la RDCh tiene mucho que mostrar a sus vecinos y al mundo, mantienen el sentido republicano, el respeto a la constitución y apego a la democracia. El pluralismo político se ha fortalecido en los últimos años con la victoria del Partido Democrático Progresista en el 2000 y 2004 y el retorno al poder del Kuomintang en el 2008.
El traspaso de poder presidencial, y las elecciones parlamentarias son el mejor ejemplo de la nitidez política en el país. Las enmiendas constitucionales, que se realizaron en 1991, 1992, 1994, 1997, 1999, 2000 y 2005 muestran una sólida madurez política. Este desarrollo democrático y económico en la RDCh es solo comparable con el de Israel, que también ha tenido que mantener las libertades democráticas y civiles a pesar del hostigamiento y no reconocimiento de los vecinos. Esas dos naciones mantienen sus compromisos internacionales, desarrollan la economía nacional a ritmos pujantes y respetan las libertades de sus ciudadanos. Solamente Japón en la actualidad tiene los mismos niveles de democracia que Taiwán en una región donde todavía proliferan las monarquías, los sultanatos, reinados o simplemente regímenes autoritarios.
La economía y el crecimiento de esta ha sido por décadas una de las primeras cartas de triunfo que ha presentado Taiwán. El país ha estado ubicado en los primeros lugares de importantes parámetros económicos como el clima de inversión, la competitividad, digitalización económica, el entorno comercial o libertad económica; y eso hace del país una plaza segura para el empresario nacional como foráneo.
La educación es una perseverancia para el desarrollo que los taiwaneses conocen de primera mano. Cabe destacar aquí el incremento de universidades y colegios, el perfeccionamiento educacional y un alto porcentaje de estudiantes enviados al extranjero. Esa política en vez de provocar la fuga de cerebros ha promocionado un aumento del nivel educacional en el país, el desarrollo de las ciencias y de las nuevas tecnologías. Un aspecto de sumo intereses que Taiwán ha enseñado al mundo es la integración étnica entre los diferentes grupos de los Han y los aborígenes aunque solamente sean el 2 por ciento de la población.
La libertad de prensa ha sido una de las conquistas que más atesoran en la actualidad en el país. El Instituto Internacional de Prensa (IPI) acaba de finalizar en septiembre su congreso en Taiwán y reconoció que la prensa taiwanesa es una de las más pujantes y libres de Asia y en especial del Sudeste Asiático.
Taiwán se ha destacado por ser un firme aliado de Estados Unidos en estas últimas décadas. En 1979, el Congreso de Estados Unidos, recordaba recientemente el congresista Lincoln Díaz-Balart (quien copresidió el Caucus de Taiwán en el Congreso y hoy copreside Mario Díaz-Balart), aprobó de jure las relaciones entre Washington y Taipei, y codificó el apoyo político-militar en aquellos difíciles días, mediante la Ley de Relaciones con Taiwán. Esa ley del Congreso, al cumplirse en el 2009 los 30 años de firmada, tuvo una segunda ratificación en la Cámara Baja en la resolución 55, reconociendo los avances de la RDCh en estas tres décadas y reafirmando el compromiso con la legislación de 1979, el apoyo a las entidades democráticas taiwanesas y las relaciones entre los dos países.
En lo referente a las relaciones a través del estrecho, en Taiwán han optado por una estrategia a largo plazo, con énfasis en la estabilidad y la no confrontación. El llamado “círculo virtuoso” que promueve el actual presidente Ma Ying-jeou, donde el comercio, la cooperación y el intercambio económico, cultural y social ayudara a mantener la paz. Paciencia han sabido tener en Taiwán, enfrentándose a numerosos adversarios en estos cien años y demostraron tener sapiencia en el pasado para lograr el éxito del presente. Nadie duda que tengan paciencia y éxito en el futuro.
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