Donald "Hoover" y Hillary "Noriega"
- Ricardo Valenzuela
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Donald "Hoover" y Hillary "Noriega"
02 Oct 2016 16:34
Durante más de un año EU ha transitado una ruta política jamás experimentada en sus más de 200 años de historia. Casi al final de la jornada, dos singulares candidatos emergen levantando grandes polémicas, como lo mostraron en su primer debate el pasado día 26. Después de atestiguar este encuentro, en estos momentos tenemos una idea un poco más clara de las armas que portan estos gladiadores, y el horizonte mundial, sea en aspectos económicos, políticos y militares, se torna realmente preocupante.
Aun cuando Alex Chafuen, prestigiado liberal y economista argentino, presidente de la fundación liberal, Atlas Network, y asistente regular a las reuniones de Álamos Alliance, publica una nota positiva del tema, me parece que el mensaje de los candidatos plantea serios interrogantes acerca del futuro de un mundo enfermo, resultado de los tratamientos ofrecidos por ambos participantes. Chafuen, aclara tener desacuerdos con Donald Trump, pero pensar una presidencia de Hillary Clinton, lo hace enviar un mensaje subliminal: “Más vale malo desconocido que el infierno conocido”, por lo que considera es importante detener a Hillary.
Ante esa panorámica, el Dr. Chafuen considera que la gente debe conocer el otro mundo de Donald Trump, el de sus asesores paladines de la libertad.
En el equipo económico, el liberal de credenciales más brillantes es Steve Moore, un economista que se formara en las filas del Cato Institute, organización libertaria de gran influencia mundial. Después fundó el prestigiado “Club del Crecimiento”, dedicado a la promoción de libertad económica. Pasó luego a formar parte del exclusivo grupo de editorialistas en el Wall Street Journal. Finalmente, fue reclutado por la fundación liberal más importante de EU, The Heritage Foundation, como economista en jefe.
Moore ha tenido colaboraciones con economistas liberales de la talla de Art Laffer, Larry Kudlow y Steve Forbes, con quienes formara el “Comité para Detonar la Prosperidad”.
El ex presidente de Heritage Foundation, Edwin Feulner, hombre de impecable tradición libertaria y ex presidente de organizaciones académicas de gran prestigio liberal como, La Sociedad Filadelfia y la Mont Pelerin Society, economista graduado en el London School of Economics y la Universidad de Edimburgo, también se ha sumado a la campaña de Donald Trump.
Otro economista liberal en las filas de Trump, es David Malpass, uno de los mayores abanderados del libre comercio en las Américas, y gran experto en América Latina de la cual ha escrito extensamente. Malpass inició su cruzada pro libre comercio, desde que fuera Subsecretario de Estado en la administración de George H W Bush. Fue también Subsecretario del Tesoro en la administración de Ronald Reagan.
Liderando el elemento femenino de la campaña, tenemos a otra gran economista liberal, Judy Shelton, quien fue la única que predijo la crisis monetaria rusa de 1997, en su excelente libro, Money Meltdown. Judy conoce muy bien Mexico, e inclusive, fue profesora de una universidad en Monterrey que patrocinaba Alfonso Romo. Fue también vicepresidenta del Fondo Nacional para la Democracia, hoy día es Directora del proyecto “Moneda Sana” del Atlas Network. Judy es asistente regular y miembro de Álamos Alliance.
No hay duda que las credenciales de los miembros del grupo Trump, son verdaderamente impresionantes y podría parecer que, dada sus formaciones y antecedentes liberales, la posible administración Trump, debería ser investida con esas ideas que han labrado la prosperidad y el desarrollo de muchos países exitosos.
Pero ¿Cuál fue realmente el mensaje del debate?
En el caso de Hillary, no repetiremos sus problemas de falta de integridad que han sido credenciales de su vida. Nos referimos ahora al negro presagio que esta dama enviara. Primero, siguiendo la estrategia de Obama, se dedicó a colgar culpas a los republicanos por todas las desgracias del país. Pasaba luego a justificar los casi 10 trillones de dólares que Obama le agregara a la deuda, para catapultarla al nivel de 100% del PIB. Deuda superior a la suma agregada por todos los presidentes de EU desde su nacimiento.
Mostrando total ignorancia de la ciencia económica, anuncia un monumental aumento de impuestos sin prestar atención al mensaje de Churchill: “Pretender lograr la prosperidad de los países aumentando impuestos, es como si alguien con los pies dentro de una cubeta, quisiera levantarla jalando la agarradera”. Pasaba luego a exponer un plan económico keynesiano incluyendo lo clásico, más gasto del gobierno, más regulaciones, mandatos, más endeudamiento, más impresión de dinero, más burocracia y, en especial, más restricción de la libertad económica. Ello, combinado con sus “negocios personales”, nos hace recordar al Gral. Manuel Noriega de Panamá, y sus negras sociedades.
El mensaje de Trump tiene algunos ángulos positivos cuando, asesorado por sus economistas Supply-Siders, ofrece una reducción dramática de impuestos, siendo que EU mantiene los más altos entre los países desarrollados, y de esa forma establecer cimientos sólidos para detonar el tan esperado ciclo de crecimiento y prosperidad. Ofrece también eliminar esa venenosa red de estúpidas regulaciones que han estrangulado la economía, una de las razones principales que obliga a empresas el sentar sus operaciones en otros países.
Sin embargo, Trump de nuevo amenaza con iniciar una guerra comercial, agrediendo los mercados libres cuando afirma “no permitirá” las empresas abandonen EU, anunciando abusivas tarifas a productos que esas empresas fabriquen fuera del país. Un entorno similar al que dibuja Trump, y soluciones similares a las que ofrece, fue lo que detonara la Gran Depresión de 1929 durante la presidencia de Herbert Hoover, que luego cimbrara el mundo entero.
Trump afirma su plan es “pro business”, pero parece no entender que mercados libres y libre comercio, no son pro empresa, pro empresarios, o, pro trabajadores. Alguien le debe explicar que ambos esquemas son pro consumidor. En las sociedades libres, los consumidores deben tener acceso a los mejores productos a los precios más atractivos, no importa la zona postal o nacionalidad del fabricante. El pretender modificar artificialmente esa ecuación, aniquila la competencia, sucumbe la eficiencia y la productividad, las economías se marchitan, para luego regresar al mercantilismo que fatalmente azotó a toda América Latina durante todo el siglo pasado.
Con dos economistas en su grupo abanderados del libre comercio y de los mercados libres, se empieza a dudar que esté siguiendo sus consejos.
Después de este primer debate, el horizonte de EU y de la economía mundial se torna más confuso y preocupante, cuando pareciera que los votantes americanos, el próximo Noviembre deberán decidir ante la pregunta ¿Qué le sirvo, lo malo o lo peor?
Aun cuando Alex Chafuen, prestigiado liberal y economista argentino, presidente de la fundación liberal, Atlas Network, y asistente regular a las reuniones de Álamos Alliance, publica una nota positiva del tema, me parece que el mensaje de los candidatos plantea serios interrogantes acerca del futuro de un mundo enfermo, resultado de los tratamientos ofrecidos por ambos participantes. Chafuen, aclara tener desacuerdos con Donald Trump, pero pensar una presidencia de Hillary Clinton, lo hace enviar un mensaje subliminal: “Más vale malo desconocido que el infierno conocido”, por lo que considera es importante detener a Hillary.
Ante esa panorámica, el Dr. Chafuen considera que la gente debe conocer el otro mundo de Donald Trump, el de sus asesores paladines de la libertad.
En el equipo económico, el liberal de credenciales más brillantes es Steve Moore, un economista que se formara en las filas del Cato Institute, organización libertaria de gran influencia mundial. Después fundó el prestigiado “Club del Crecimiento”, dedicado a la promoción de libertad económica. Pasó luego a formar parte del exclusivo grupo de editorialistas en el Wall Street Journal. Finalmente, fue reclutado por la fundación liberal más importante de EU, The Heritage Foundation, como economista en jefe.
Moore ha tenido colaboraciones con economistas liberales de la talla de Art Laffer, Larry Kudlow y Steve Forbes, con quienes formara el “Comité para Detonar la Prosperidad”.
El ex presidente de Heritage Foundation, Edwin Feulner, hombre de impecable tradición libertaria y ex presidente de organizaciones académicas de gran prestigio liberal como, La Sociedad Filadelfia y la Mont Pelerin Society, economista graduado en el London School of Economics y la Universidad de Edimburgo, también se ha sumado a la campaña de Donald Trump.
Otro economista liberal en las filas de Trump, es David Malpass, uno de los mayores abanderados del libre comercio en las Américas, y gran experto en América Latina de la cual ha escrito extensamente. Malpass inició su cruzada pro libre comercio, desde que fuera Subsecretario de Estado en la administración de George H W Bush. Fue también Subsecretario del Tesoro en la administración de Ronald Reagan.
Liderando el elemento femenino de la campaña, tenemos a otra gran economista liberal, Judy Shelton, quien fue la única que predijo la crisis monetaria rusa de 1997, en su excelente libro, Money Meltdown. Judy conoce muy bien Mexico, e inclusive, fue profesora de una universidad en Monterrey que patrocinaba Alfonso Romo. Fue también vicepresidenta del Fondo Nacional para la Democracia, hoy día es Directora del proyecto “Moneda Sana” del Atlas Network. Judy es asistente regular y miembro de Álamos Alliance.
No hay duda que las credenciales de los miembros del grupo Trump, son verdaderamente impresionantes y podría parecer que, dada sus formaciones y antecedentes liberales, la posible administración Trump, debería ser investida con esas ideas que han labrado la prosperidad y el desarrollo de muchos países exitosos.
Pero ¿Cuál fue realmente el mensaje del debate?
En el caso de Hillary, no repetiremos sus problemas de falta de integridad que han sido credenciales de su vida. Nos referimos ahora al negro presagio que esta dama enviara. Primero, siguiendo la estrategia de Obama, se dedicó a colgar culpas a los republicanos por todas las desgracias del país. Pasaba luego a justificar los casi 10 trillones de dólares que Obama le agregara a la deuda, para catapultarla al nivel de 100% del PIB. Deuda superior a la suma agregada por todos los presidentes de EU desde su nacimiento.
Mostrando total ignorancia de la ciencia económica, anuncia un monumental aumento de impuestos sin prestar atención al mensaje de Churchill: “Pretender lograr la prosperidad de los países aumentando impuestos, es como si alguien con los pies dentro de una cubeta, quisiera levantarla jalando la agarradera”. Pasaba luego a exponer un plan económico keynesiano incluyendo lo clásico, más gasto del gobierno, más regulaciones, mandatos, más endeudamiento, más impresión de dinero, más burocracia y, en especial, más restricción de la libertad económica. Ello, combinado con sus “negocios personales”, nos hace recordar al Gral. Manuel Noriega de Panamá, y sus negras sociedades.
El mensaje de Trump tiene algunos ángulos positivos cuando, asesorado por sus economistas Supply-Siders, ofrece una reducción dramática de impuestos, siendo que EU mantiene los más altos entre los países desarrollados, y de esa forma establecer cimientos sólidos para detonar el tan esperado ciclo de crecimiento y prosperidad. Ofrece también eliminar esa venenosa red de estúpidas regulaciones que han estrangulado la economía, una de las razones principales que obliga a empresas el sentar sus operaciones en otros países.
Sin embargo, Trump de nuevo amenaza con iniciar una guerra comercial, agrediendo los mercados libres cuando afirma “no permitirá” las empresas abandonen EU, anunciando abusivas tarifas a productos que esas empresas fabriquen fuera del país. Un entorno similar al que dibuja Trump, y soluciones similares a las que ofrece, fue lo que detonara la Gran Depresión de 1929 durante la presidencia de Herbert Hoover, que luego cimbrara el mundo entero.
Trump afirma su plan es “pro business”, pero parece no entender que mercados libres y libre comercio, no son pro empresa, pro empresarios, o, pro trabajadores. Alguien le debe explicar que ambos esquemas son pro consumidor. En las sociedades libres, los consumidores deben tener acceso a los mejores productos a los precios más atractivos, no importa la zona postal o nacionalidad del fabricante. El pretender modificar artificialmente esa ecuación, aniquila la competencia, sucumbe la eficiencia y la productividad, las economías se marchitan, para luego regresar al mercantilismo que fatalmente azotó a toda América Latina durante todo el siglo pasado.
Con dos economistas en su grupo abanderados del libre comercio y de los mercados libres, se empieza a dudar que esté siguiendo sus consejos.
Después de este primer debate, el horizonte de EU y de la economía mundial se torna más confuso y preocupante, cuando pareciera que los votantes americanos, el próximo Noviembre deberán decidir ante la pregunta ¿Qué le sirvo, lo malo o lo peor?
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