Si bien he dado el frente en muchas ocasiones a los fanáticos que pretenden que esta mal TODO lo que hace la actual administración y, en particular, el Presidente Trump, es también propio de fanáticos pretender que TODO lo que están haciendo está bien. Muy lejos de eso. Cometen errores, algunos son lamentables, tropiezan y, simpaticemos o no con el actual gobierno, es legítimo y correcto ventilarlos a la luz pública.
Ahora estamos siendo abrumados por la prensa con el escándalo de las actividades de Epstein, en las que estuvieron involucradas muchas notables y prominentes personalidades. Y este es uno de los casos en que es imperativo ventilar las verdades ocultas y enfrentar a quienes traten de encubrirlas, sobre todo por respeto a las víctimas.
Trump juró en múltiples ocasiones durante su campaña que su gobierno sería trasparente. Fue la misma promesa de sus colaboradores, tales como Bongino, Patel y Bondi. ¿Cómo pueden justificar que ahora estén renegando de esa promesa? En consecuencia, podríamos sospechar que existen suficientes aliados de Trump implicados en la ciénaga de Epstein como para que este sucio asunto traten de barrerlo bajo la alfombra. Algunos podrían sospechar también si no estará el Presidente siendo amenazado o coaccionado: "Si permites que me pongan al descubierto, yo revelaré algunas cosas turbias que sé de ti." Sencillamente, aunque tales sospechas son pura especulación, la falta de trasparencia las alimenta.
Por consiguiente, cabe preguntarse también, ¿por qué solo fueron acusados Epstein y Ghislaine Maxwell? ¿Quiénes eran los hombres ricos y famosos para los que ellos servían de proxenetas? ¿Alguna vez las víctimas, de las cuales ni se habla, obtendrán justicia? ¿Se convirtió Epstein en multimillonario extorsionando a sus clientes? ¿Por qué Ghislaine Maxwell, que lo sabe todo, no está siendo llamada a testificar?
Y no es que se trate simplemente de otro de tantos sórdidos escándalos sexuales que abundan en nuestros días. Estas son sus secuelas, porque desde la época de JFK, los estadounidenses han aceptado que sus presidentes se comporten como perros lujuriosos en celo. Incluso se perdonó el comportamiento del Presidente Clinton en la Oficina Oval y se han desestimado múltiples rumores, muchos de ellos comprobables, de otros Presidentes cuyo comportamiento no era publicable.
Sin embargo, quizás este caso sea un hilo que deshaga toda la tela corrupta que está envolviendo a nuestra sociedad para que se hunda en el pantano de la desintegración social. Un hilo que desenrede ese tejido corrupto y ponga en evidencia a las personas que se mueven en estos encumbrados círculos y las muestre degradadas y pervertidas, como lo que son, para que tengan que responder y pagar por sus faltas y se las borre de los círculos de poder. Un hilo que las muestre en su enmascarado quehacer como si estuvieran recreando el mundo del Imperio Romano, donde todo le era permitido a la llamada "élite" a medida que se desintegraba gradualmente hasta su definitivo derrumbe. O tal vez los revele en imitación del mundo de Luis XVI, arruinado por guerras, impuestos, inflación y corrupción: una semblanza agobiante porque aquella era una sociedad tan disipada que la Revolución Francesa fue inevitable.
¿Estaremos a las puertas de un nuevo jacobinismo?... Todo parece indicarlo así… Ahora falta por ver si tendremos la entereza social y política suficiente para cerrar esas puertas a tiempo y de una vez con llave y candado.
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