Enero 6 de 2021 – Verdades que han quedado encubiertas por demasiado tiempo
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Enero 6 de 2021 – Verdades que han quedado encubiertas por demasiado tiempo
26 Feb 2025 00:18 - 26 Feb 2025 00:25
Es lamentable el fanatismo que permitió que un sector enorme de la población del país quedara convencido de que el alegado "asalto al Capitolio" en los sucesos del 6 de enero de 2021 había sido un intento de "insurrección". Si los demócratas hubiesen obtenido la victoria en estas últimas elecciones, la verdad sobre estos hechos estaría todavía encubierta y la persecución a la que se sometió al entonces ex Presidente Trump, se habría agudizado a extremos sobre los que sólo podemos especular ahora, además de las injustas condenas a que fue sometida la inmensa mayoría de los que fueron acusados de "insurrectos" sin haber participado en actos de violencia.
Me referiré paso por paso a lo sucedido en el Capitolo más adelante y resumiré algunos hechos que se han revelado que son prueba fehaciente de la desinformación y las injusticias cometidas en la secuela de aquella manifestación de protesta.
Antes es importante conocer el gatillo que disparó la persecución. En primer lugar, debemos recordar cómo la Sra. Pelosi organizó la primera embestida contra el ex Presidente Trump tan pronto supo que volvería a ser candidato presidencial. Organizó una estrategia amañada procedente de la mayoría Demócrata en el Congreso contra Trump y, por carambola, contra los manifestantes del 6 de enero. El House Select Committee que ella organizó para "estudiar" el caso y emitir un "informe" sobre los hechos, debía contar con una mayoría Demócrata pero también con una minoría de dos miembros nombrados por los Republicanos, los cuales nombraron, como correspondía, a Jim Jordan y a Jim Banks para participar en esa "investigación". La Sra. Pelosi rechazó los legítimos nombramientos de la oposición para nombrar ella unilateralmente a dos enemigos declarados del Presidente Trump de la bancada Republicana, Liz Cheney y Adam Kinzinger, asegurando de ese modo una forzada unanimidad de criterios "bipartidista".
El "informe" emitido por el Comité consta de más de 800 páginas, de las que casi la totalidad del país ignora la mayor parte de sus alegatos y sólo tuvo mención de algunos aspectos selectos del caso según fuera informado el público por una prensa parcializada. Una de las mentiras más blatantes del "informe" acusa a Trump de "supreme dereliction of duty", como se encargo la Sra. Cheney de proclamar ante la prensa. Se refiere a que el informe señala que Trump estuvo al tanto de la violencia que ocurría en el Capitolio "durante 187 minutos" sin hacer nada.
Esta afirmación es tan falsa que dos gigantes de la prensa, abiertamente enemigos del Presidente saliente, el New York Times y el Washington Post, reconocieron que apenas habían pasado "25 minutos" desde que algunos revoltosos habían penetrado en el Capitolio y Trump ya estaba reaccionando y exhortando a que no hubiera violencia. El Comité desvió la atención de los hechos destacando que Trump había usado repetidamente la palabra "fight", pese a que en inglés tiene muchos significados que deben interpretarse según el contexto del párrafo del discurso. Citada fuera de contexto la hicieron aparecer como "combatir" o "pelear", sin atención alguna al resto de lo que dijo, que significaba que exhortaba a sus simpatizantes a "luchar" por lo que él y casi la mitad del país consideraban como fraude generalizado en las elecciones.
La verdad que quedó oculta en páginas interiores de esos periódicos y que el "informe" del Comité se encargó de tapar, es que 25 minutos después que comenzaran los primeros disturbios Trump estaba pidiéndo moderación a los manifestantes con estas palabras: "Please, support our Capitol Police and Law Enforcement. They are truly on the side of our Country. Stay paceful!". Minutos después, insistió: "No violence!".
Por otra parte, era de esperarse que en una manifestación tan masiva, algunos elementos extremistas y fanáticos podrían propasar las intenciones pacíficas de la manifestación. Trump lo previno y quiso movilizar desde dos días antes a la Guardia Nacional para que asistiera a las fuerzas del orden en el Capitolio si se producían disturbios. Esta razonable aistencia a la seguridad del Capitolio fue rechazada por la Sra. Pelosi y por el alcalde del Distrito Federal. Nunca justificaron por qué.
Aquí hay otro hecho que se ha ocultado mal intencionadamente y es que cuando la manifestación de los que escuchaban a Trump en la Casa Blanca no se había diigido todavía al Capitolio, ya se habían concentrado allí unos pocos cientos de personas, entre los cuales se le ocultó al país que había 26 informantes del FBI. También se ocultó que dos de ellos estaban entre los 40 o 50 revoltosos que penetraron violentamente al edificio antes de llegar el resto de los manifestantes procedentes de la Casa Blanca. Es notable que ahora se haya revelado que ninguno de ellos tuvo siquiera que comparecer ante un tribunal para justificar su participación en la violencia. Fueron selectivamente excluidos del proceso judicial y nunca tuvieron que responder por su participación ni declarar por qué estaban allí. Además, a uno de ellos el FBI lo compensó por gastos de viaje de ida y vuelta y de hospedaje en Washington DC, como ahora se ha sabido. Pero hasta ahora se acusaba rabiosamente de "trumpistas conspirativos" quienes afirmaban de la presencia del FBI entre los mas revoltosos.
Cuando los cientos de miles de manifestantes comenzaron a llegar a los terrenos del Capitolio, ya la situación de violencia había comenzado y los que llegaban no sabían lo que estaba sucediendo. Lo que ocurre después también ha sido encubierto, porque las fuerzas de seguridad del Capitolio permitieron entonces la entrada pacífica de muchos de los recién llegados, engrosando considerablemente el número de los que ya estaban dentro, los cuales fueron escoltados sin violencia a diversos sectores del interior. Esa verdad ha quedado grabada en los videos que tenían ocultos hasta que Kevin McCarthy se los confió a Tucker Carlson para que los revisara y divulgara. ¿Cuántos saben en el país lo que había en esas grabaciones? La inmensa mayoría de la prensa hizo mutis y se atacó a los pocos que se hicieron eco de tan evidente verdad de "agentes conspirativos".
Entre la infinidad de grabaciones de múltiples cámaras de seguridad, se ha sabido de las que captan a Jacob Chansley, disfrazado de "QAnon Shaman", que penetra al Capitolio pacíficamente, escoltado por guardias de seguridad que no sólo no intentan nunca detenerlo sino que le abren puertas y le ceden paso por muchas dependencias, evitando incluso intervenir cuando groseramente él se sentó en el escritorio de un Representante. Cabe pensar que ante la amable actitud de los guardias, Chansley habrá creído que no estaba haciendo nada ilegal sino que era parte de la demostración. No obstante, se le condenó a 41 meses de prisión federal por su "violenta" invasión del Capitolio.
Entre muchas otras barbaridades de aquel "informe" del Comité organizado por la Sra. Pelosi, se encuentra el alegado "crimen de asesinato" al policía del Capitolio Brian Sicknick, supuestamente a consecuencia de haber sido abatido por un "insurrecto" con un violento golpe a la cabeza con un extintor de incendios. No sólo no hay video del hecho sino que a su muerte el día siguiente, el médico forense no encontró herida o golpe en la cabeza y determinó que fue por causas naturales. Pero esa verdad también trataron de ocultarla.
Todo esto es la punta del iceberg, porque no sólo se encubrió la participación de los 26 informantes del FBI y cuál fue su papel en los acontecimientos, sino que se ha descubierto que el FBI no procedió a revisar los predios del Capitolio ni a tomar las medidas preventivas necesarias, pese a saberse desde días antes que habría una manifestación masiva. Cuando se le preguntó por qué al Vice Director Paul Abbate, contestó simplemente que "fue un error". También se ha sabido del papel activo del informante Ray Epps en el ingreso violento y en su papel en el interior del edificio pese a que mintió bajo juramente frente al Congreso de que estaba en su hotel a la hora de los hechos. Se reveló que no sólo aparece en los videos sino que han encontrado un texto que le envió a su sobrino a las 2:12 pm informándole de su papel en instigar las protestas y la entrada violenta al recinto.
No hace falta abundar aún más en tantas otras cosas que se están revelando al respecto para comprender la enorme injusticia cometida no sólo con el Presidente Trump en lo tocante a estos hechos, sino con la inmensa mayoría de los manifestantes pacíficos, que no cometieron acto alguno de violencia, pero fueron juzgados y condenados en base a maquinaciones que fueron una burla flagrante de la justicia.
Me referiré paso por paso a lo sucedido en el Capitolo más adelante y resumiré algunos hechos que se han revelado que son prueba fehaciente de la desinformación y las injusticias cometidas en la secuela de aquella manifestación de protesta.
Antes es importante conocer el gatillo que disparó la persecución. En primer lugar, debemos recordar cómo la Sra. Pelosi organizó la primera embestida contra el ex Presidente Trump tan pronto supo que volvería a ser candidato presidencial. Organizó una estrategia amañada procedente de la mayoría Demócrata en el Congreso contra Trump y, por carambola, contra los manifestantes del 6 de enero. El House Select Committee que ella organizó para "estudiar" el caso y emitir un "informe" sobre los hechos, debía contar con una mayoría Demócrata pero también con una minoría de dos miembros nombrados por los Republicanos, los cuales nombraron, como correspondía, a Jim Jordan y a Jim Banks para participar en esa "investigación". La Sra. Pelosi rechazó los legítimos nombramientos de la oposición para nombrar ella unilateralmente a dos enemigos declarados del Presidente Trump de la bancada Republicana, Liz Cheney y Adam Kinzinger, asegurando de ese modo una forzada unanimidad de criterios "bipartidista".
El "informe" emitido por el Comité consta de más de 800 páginas, de las que casi la totalidad del país ignora la mayor parte de sus alegatos y sólo tuvo mención de algunos aspectos selectos del caso según fuera informado el público por una prensa parcializada. Una de las mentiras más blatantes del "informe" acusa a Trump de "supreme dereliction of duty", como se encargo la Sra. Cheney de proclamar ante la prensa. Se refiere a que el informe señala que Trump estuvo al tanto de la violencia que ocurría en el Capitolio "durante 187 minutos" sin hacer nada.
Esta afirmación es tan falsa que dos gigantes de la prensa, abiertamente enemigos del Presidente saliente, el New York Times y el Washington Post, reconocieron que apenas habían pasado "25 minutos" desde que algunos revoltosos habían penetrado en el Capitolio y Trump ya estaba reaccionando y exhortando a que no hubiera violencia. El Comité desvió la atención de los hechos destacando que Trump había usado repetidamente la palabra "fight", pese a que en inglés tiene muchos significados que deben interpretarse según el contexto del párrafo del discurso. Citada fuera de contexto la hicieron aparecer como "combatir" o "pelear", sin atención alguna al resto de lo que dijo, que significaba que exhortaba a sus simpatizantes a "luchar" por lo que él y casi la mitad del país consideraban como fraude generalizado en las elecciones.
La verdad que quedó oculta en páginas interiores de esos periódicos y que el "informe" del Comité se encargó de tapar, es que 25 minutos después que comenzaran los primeros disturbios Trump estaba pidiéndo moderación a los manifestantes con estas palabras: "Please, support our Capitol Police and Law Enforcement. They are truly on the side of our Country. Stay paceful!". Minutos después, insistió: "No violence!".
Por otra parte, era de esperarse que en una manifestación tan masiva, algunos elementos extremistas y fanáticos podrían propasar las intenciones pacíficas de la manifestación. Trump lo previno y quiso movilizar desde dos días antes a la Guardia Nacional para que asistiera a las fuerzas del orden en el Capitolio si se producían disturbios. Esta razonable aistencia a la seguridad del Capitolio fue rechazada por la Sra. Pelosi y por el alcalde del Distrito Federal. Nunca justificaron por qué.
Aquí hay otro hecho que se ha ocultado mal intencionadamente y es que cuando la manifestación de los que escuchaban a Trump en la Casa Blanca no se había diigido todavía al Capitolio, ya se habían concentrado allí unos pocos cientos de personas, entre los cuales se le ocultó al país que había 26 informantes del FBI. También se ocultó que dos de ellos estaban entre los 40 o 50 revoltosos que penetraron violentamente al edificio antes de llegar el resto de los manifestantes procedentes de la Casa Blanca. Es notable que ahora se haya revelado que ninguno de ellos tuvo siquiera que comparecer ante un tribunal para justificar su participación en la violencia. Fueron selectivamente excluidos del proceso judicial y nunca tuvieron que responder por su participación ni declarar por qué estaban allí. Además, a uno de ellos el FBI lo compensó por gastos de viaje de ida y vuelta y de hospedaje en Washington DC, como ahora se ha sabido. Pero hasta ahora se acusaba rabiosamente de "trumpistas conspirativos" quienes afirmaban de la presencia del FBI entre los mas revoltosos.
Cuando los cientos de miles de manifestantes comenzaron a llegar a los terrenos del Capitolio, ya la situación de violencia había comenzado y los que llegaban no sabían lo que estaba sucediendo. Lo que ocurre después también ha sido encubierto, porque las fuerzas de seguridad del Capitolio permitieron entonces la entrada pacífica de muchos de los recién llegados, engrosando considerablemente el número de los que ya estaban dentro, los cuales fueron escoltados sin violencia a diversos sectores del interior. Esa verdad ha quedado grabada en los videos que tenían ocultos hasta que Kevin McCarthy se los confió a Tucker Carlson para que los revisara y divulgara. ¿Cuántos saben en el país lo que había en esas grabaciones? La inmensa mayoría de la prensa hizo mutis y se atacó a los pocos que se hicieron eco de tan evidente verdad de "agentes conspirativos".
Entre la infinidad de grabaciones de múltiples cámaras de seguridad, se ha sabido de las que captan a Jacob Chansley, disfrazado de "QAnon Shaman", que penetra al Capitolio pacíficamente, escoltado por guardias de seguridad que no sólo no intentan nunca detenerlo sino que le abren puertas y le ceden paso por muchas dependencias, evitando incluso intervenir cuando groseramente él se sentó en el escritorio de un Representante. Cabe pensar que ante la amable actitud de los guardias, Chansley habrá creído que no estaba haciendo nada ilegal sino que era parte de la demostración. No obstante, se le condenó a 41 meses de prisión federal por su "violenta" invasión del Capitolio.
Entre muchas otras barbaridades de aquel "informe" del Comité organizado por la Sra. Pelosi, se encuentra el alegado "crimen de asesinato" al policía del Capitolio Brian Sicknick, supuestamente a consecuencia de haber sido abatido por un "insurrecto" con un violento golpe a la cabeza con un extintor de incendios. No sólo no hay video del hecho sino que a su muerte el día siguiente, el médico forense no encontró herida o golpe en la cabeza y determinó que fue por causas naturales. Pero esa verdad también trataron de ocultarla.
Todo esto es la punta del iceberg, porque no sólo se encubrió la participación de los 26 informantes del FBI y cuál fue su papel en los acontecimientos, sino que se ha descubierto que el FBI no procedió a revisar los predios del Capitolio ni a tomar las medidas preventivas necesarias, pese a saberse desde días antes que habría una manifestación masiva. Cuando se le preguntó por qué al Vice Director Paul Abbate, contestó simplemente que "fue un error". También se ha sabido del papel activo del informante Ray Epps en el ingreso violento y en su papel en el interior del edificio pese a que mintió bajo juramente frente al Congreso de que estaba en su hotel a la hora de los hechos. Se reveló que no sólo aparece en los videos sino que han encontrado un texto que le envió a su sobrino a las 2:12 pm informándole de su papel en instigar las protestas y la entrada violenta al recinto.
No hace falta abundar aún más en tantas otras cosas que se están revelando al respecto para comprender la enorme injusticia cometida no sólo con el Presidente Trump en lo tocante a estos hechos, sino con la inmensa mayoría de los manifestantes pacíficos, que no cometieron acto alguno de violencia, pero fueron juzgados y condenados en base a maquinaciones que fueron una burla flagrante de la justicia.
Last edit: 26 Feb 2025 00:25 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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