Verdades encubiertas sobre uno de los candidatos a la presidencia de EEUU

Nos sorprende contemplar constantemente en la TV, escuchar en la radio y leer en los periódicos cómo la candidata Kamala Harris alardea de su historial político, en particular de su eficacia como fiscal en California. Los hechos son muy distintos. Como fiscal de distrito, Harris demostró una gran incompetencia. Baste poner como ejemplo que no reveló pruebas exculpatorias a los abogados defensores sobre un experto policial poco ético, lo que resultó en la lamentable desestimación DE MÁS DE 600 CASOS. Más adelante, después de ser ascendida a fiscal general del Estado, fue criticada duramente por el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito de EE.UU. por utilizar una confesión falsificada. Etc., etc.

Harris también ha cambiado de opinión sobre la policía y su función como fuerza de seguridad pública, desde que los vientos políticos en el Partido Demócrata se desplazaron en contra de la policía y a favor de desestimar enjuiciamientos y limitar el encarcelamiento de delincuentes. Entre muchas de sus declaraciones en los últimos años, Harris le dijo a George Stephanopoulos de ABC que la idea de que "la mejor manera de lograr más seguridad es poner más policías en las calles es simplemente errónea". Además, respaldó esta opinión aplaudiendo la decisión del entonces alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, de recortar 150 millones de dólares del presupuesto del Departamento de Policía de la ciudad. De hecho, no ha tenido reparo de respaldar en varias ocasiones (incluso en una entrevisa que le hicieron en junio de 2020) el movimiento que exigía: "defund the police" ("no financien a la policía") para supuestamente desviar los fondos a programas comunitarios. Con una sonrisa en los labios, ahora se desentiende de esa posición y desvía la atención afirmando apoyo a las fuerzas del orden.

En un discurso de lanzamiento de su campaña presidencial a las primarias de 2020, Harris dijo que no era ajena al "daño" que los fiscales pueden hacer a la vida de las personas y los acusó de racismo. "Demasiados estadounidenses negros y morenos están encerrados. Desde el encarcelamiento masivo hasta la fianza en efectivo y la vigilancia policial, nuestro sistema de justicia penal necesita una reparación drástica". Por tanto, alardeó de sus prácticas de indulgencia con los criminales, delincuentes e inmigrantes ilegales en sus antiguas funciones como fiscal.

Al referirse en varias ocasiones a los hombres y mujeres de las fuerzas del orden federales –al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés)– que se esfuerzan por atrapar y deportar a los que entran al país ilegalmente, incluidos muchos pandilleros, criminales convictos e incluso terroristas potenciales de África, el Oriente Medio y China, ¡comparó a esos agentes con el Ku-Klux-Klan! Además, cuando quedó a cargo de resolver el problema de la invasión de inmigrantes por la frontera sur, respaldó la política de puertas abiertas del Presidente Biden que ha dado lugar al ingreso ilegal de alrededor de 20 millones de inmigrantes procedentes de decenas de países.

En un artículo en inglés en este mismo Foro, Julio M. Shiling destaca otra tendencia inquietante de la candidata Harris, señalando que:

«Las enmiendas introducidas por la orden ejecutiva de 2021 al Título IX ejemplifican la convicción de la administración Biden-Harris de ganar terreno con los principios marxistas que se centran en reformular la cultura. El Título IX es parte de las Enmiendas a la Educación de 1972, que modificaron la Ley de Educación Superior de 1965. Desde el primer día, Biden emitió una orden ejecutiva que revisaba las regulaciones para implementar el Título IX para priorizar la igualdad de género, un sello distintivo de los soldados marxistas. Harris ha sido la persona clave en esta revisión de la enmienda de 1972, que socava la equidad [jurídica]**, específicamente en los deportes, la educación y las actividades de las mujeres. Esta candidata presidencial Demócrata ha argumentado persistentemente en contra de la equidad y a favor de la igualdad. No es una cuestión de semántica.

La igualdad es la antítesis de la equidad. Su implementación provoca desigualdad, discriminación y segregación. La igualdad es una herramienta poderosa para hacer la guerra en la dicotomía que Marx y Engels inventaron y que los marxistas culturales perfeccionaron.»

Es notable también cómo la Sra. Harris elude la responsabilidad que le corresponde por sus actividades y declaraciones cuando estuvo abiertamente en contra de la independencia energética durante muchos años, incluso en años recientes (2017-2020) cuando EEUU finalmente se liberó de la dependencia energética de países extranjeros y del chantaje de la OPEP, debido al ingenio estadounidense, al arduo trabajo del pueblo estadounidense y a las medidas para promover la producción de energía por parte de la administración anterior. Recientemente, ha seguido insistiendo en eliminar finalmente y en poco tiempo el carbón, el petróleo, el gas natural, todos los combustibles fósiles y suspender la producción mediante el procedimiento de fracking. Pero en medio de la campaña electoral, súbitamente ha cambiado su discurso a favor de liberar la producción de petroleo y de continuar el desarrollo de oleoductos que habían sido suspendidos desde el primer día de asumir su mandato el gobierno al que ella pertenece.

Cabe aclarar aquí que la cuestión de promover la energía renovable para eliminar las fuentes no renovables de energía que, además, contribuyen a la contaminación y la polución del medio ambiente, se presta a engañosa manipulación electoralista. Ese objetivo es legítimo y necesario pero no puede hacerse de forma radical sin provocar graves consecuencias ni tampoco es razonable establecer plazos a una cuestión que depende de los avances tecnológicos y científicos que gradualmente hagan posible y viable la eliminación de esas fuentes no renovables de energía.

La Sra. Harris no parece estar consciente de estos errores en su propósito de seguir aplicando políticas radicales que están causando grave deterioro y abrumador endeudamiento de la economía ni de sus contradicciones que provocan confusión y una desastrosa desestabilización social y política.

Podría enumerar aquí también muchos defectos y aspectos negativos del candidato contrario, como se perfila en su visión de las relaciones internacionales y su política exterior, pero sería redundante porque la prensa, en todos sus medios de comunicación, se ha ocupado y se sigue ocupando ampliamente de atacarlo, demostrando una ausencia de imparcialidad muy alejada de la ética periodística. Basta que el lector de estas líneas acuda a cualquiera de esos medios para verse inundado de reportajes negativos sobre el candidato Republicano.

Por eso es importante que destaquemos esta otra cara de la medalla con la esperanza de que los votantes comparen y no comentan el error de elegir al peor aspirante a presidir el país, para lamentarse después del desastre que puede provocar. Entonces sería demasiado tarde.
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** La equidad se promueve con medidas jurídicas que se caracterizan por la imparcialidad a la hora de reconocer el derecho de cada persona. La equidad se adapta a las necesidades particulares de cada persona con el fin de hacer lo más justo. La equidad como valor humano busca implementar justicia e igualdad de oportunidades, respetando las características particulares para darle a cada uno lo que le corresponde o merece. A diferencia de la igualdad, que impone una doctrina de tratar a todos de la misma manera, la equidad reconoce que las personas tienen necesidades y contextos diversos, y se orienta a reconocer su derecho a tener las mismas oportunidades en la sociedad en que viven. La igualdad como política marxista de gobierno provoca medidas represivas para imponerla artificialmente, desestimando las desigualdades naturales que distinguen a los seres humanos, las cuales pueden ser anuladas mediante un régimen de equidad ante la ley que garantice el respeto debido a personas de grupos minoritarios y ofrezca oportunidades iguales a todos los miembros de la sociedad.