¿Confían los Católicos en sus guías espirituales para hacer frente a la pandemia?
- Francisco Porto
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¿Confían los Católicos en sus guías espirituales para hacer frente a la pandemia?
16 Aug 2021 19:15 - 16 Aug 2021 19:50
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en el programa de Radio Paz del 14 de agosto,
presentado por los Caballeros Católicos
en el programa de Radio Paz del 14 de agosto,
presentado por los Caballeros Católicos
1)La pandemia del COVI-19 sigue haciendo estragos en nuestro estado de la Florida, ahora con la agresiva variante delta y una mayor incidencia en jóvenes y niños. En Florida, Arkansas y Luisiana hay más personas hospitalizadas con COVID-19 que en cualquier otro momento de la pandemia, y el personal de enfermería está al límite.
Florida, que representa aproximadamente el 6.5% de la población de los Estados Unidos, representó el 18.7% de los nuevos casos registrados el martes del país, según los datos que el estado informa a los CDC.
En medio de esta terrible situación, alrededor del 50% de los ciudadanos del Estado no han recibido la vacuna. Y posiblemente un gran número de ellos continúe rehusando vacunarse.
2) Algo que me inquieta profundamente es: ¿los católicos confiamos en nuestros Obispos como pastores espirituales, pero también como guías en la sociedad? Eso es muy preocupante pues no me refiero a ciega obediencia, sino a confianza en su sabio discernimiento.
A muchos les parece mejor confiar en otras voces y no a las de nuestra propia Iglesia. Eso, por su gravedad, bien merece ser analizado. No quiero especular sino basarme en hechos y en declaraciones muy precisas de nuestros obispos al respecto.
Nuestro Arzobispo Thomas Wenski en carta enviada el 10 de marzo de 2021 escribió:
"Así que, a la pregunta: ¿puede la parroquia ser utilizada como un sitio de vacunación para todas las vacunas actualmente disponibles? La respuesta es SÍ", Y continuó diciendo:.
"A la pregunta: ¿debo aconsejar a mis feligreses a que reciban alguna de las tres vacunas disponibles? La respuesta es también un SÍ rotundo”.
Dando el ejemplo, el arzobispo Wenski, se convirtió en el primer obispo de EEUU en recibir la vacuna Pfizer contra el COVID-19, el 16 de diciembre de 2020, en el St. John’s Nursing Center, en el sur de la Florida.
Kevin C. Rhoades, presidente del Comité de Doctrina de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y el arzobispo Joseph F. Naumann, , presidente del Comité de Actividades Pro-Vida han declarado:
“Recibir una de las vacunas COVID-19 debe entenderse como un acto de caridad hacia los demás miembros de nuestra comunidad. De esta manera, vacunarse de manera segura contra COVID-19 debe considerarse un acto de amor al prójimo y parte de nuestra responsabilidad moral por el bien común”
Armando Cervantes, director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Orange, manifestó:
“Las familias no saben en quién confiar”, dijo. “Los mitos y el miedo paralizaron nuestra comunidad, pero los obispos y la Iglesia tienen el deseo de transmitir el mensaje de que las vacunas pueden aplicarse por el bien común de todos”.
3)Como otras vacunas, todas las vacunas contra el COVID-19 contienen grasas, sales y azúcares para ayudar a que funcionen mejor en el cuerpo. Las vacunas Pfizer y Moderna también contienen el componente activo, ARN mensajero . La vacuna de Johnson & Johnson contiene un componente activo diferente, una versión segura de un virus del resfriado llamado adenovirus. Estos componentes ayudan a su cuerpo a identificar y combatir el coronavirus.
Todos estos componentes son seguros y necesarios para que las vacunas funcionen bien, de manera efectiva. Se han utilizado, por años. Las vacunas no contienen células humanas, ni tampoco contienen el virus que causa el COVID-19, o subproductos animales (incluidos los productos porcinos), látex, conservantes o dispositivos de rastreo. No se cultivan en huevos y no contienen productos de huevo. No tiene chips para controlar a las personas ni son parte de una macabra y enorme conspiración mundial.
4)Recientemente tuvimos que lamentar el fallecimiento de complicaciones por el COVID-19 a los 65 años de Dick Farrel ex comentarista de Newsmax y veterano de programas radiales.
Dick Farrel no se cansó de decir que el coronavirus era una “pandemia estafadora”, recomendando no vacunarse.
Tras su muerte una amiga escribió: “EPD Dick Farrel. ¡Él es el motivo por el que me vacuné! ¡Me envió un texto donde me decía que me vacunara, que este virus no era cosa de broma!”
5)El 19 de julio, la Academia Americana de Pediatría (AAP) compartió una actualización de la Guía COVID-19 para escuelas seguras, en la que se recomienda que todos los niños mayores de 2 años usen mascarilla en las aulas cuando regresen a la escuela este año. La recomendación también está dirigida a quienes se encuentren completamente vacunados. Pregunto: ¿Desconfiar también de los médicos que atienden a nuestros hijos?.
6)Claro que los hijos son responsabilidad de los padres, a ellos corresponde tomar las decisiones. Eso es indiscutible. Pero no hasta el punto de poner en riesgo sus vidas. No quiero pensar lo que sufriría un padre que, producto de su decisión, viera sufrir y hasta morir de COVID a un hijo. Algo terrible.
7)Porque más allá de la simple protección de su propia salud y seguridad, los católicos también tienen la obligación de proteger a su familia, sus amigos y su comunidad. Es lo que la Doctrina Social de la Iglesia define como el Bien Común y la Solidaridad.
Ese ha sido el consejo, guiados por el Amor, del Papa Francisco, los Obispos, nuestros sacerdotes, nuestra Iglesia, durante esta Pandemia. Un claro llamado a cuidar los unos de los otros, y así también cuidar de nuestra gran Nación.
¿ El Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? —No lo sé —respondió ... Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
A la pregunta de Dios respondamos: Sí, tengo la obligación de ser cuidador de nuestros hermanos.
Solo así habremos puesto de acuerdo nuestras palabras con nuestras acciones. Solo así demostraremos que de verdad amamos al prójimo y hemos oído el llamado de Nuestro Señor Jesucristo.
Como siempre, el Libre Albedrio que Dios nos ha dado implica también responsabilidad ante Dios y ante el prójimo. No se valen excusas.
Last edit: 16 Aug 2021 19:50 by Francisco Porto.
Reply to Francisco Porto
- kumori
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Re: ¿Confían los Católicos en sus guías espirituales para hacer frente a la pandemia?
17 Aug 2021 11:35
Este escrito está plagada de inexactitudes acerca de esta "vacuna" experimental genética, ignora una serie de datos preocupantes, y me parece, ante tal parcialidad, con perdón, de una demagogia exasperante.
Uno es ciertamente responsable de su hermano, de su familia, de su círculo pequeño, conocido y realmente próximo (prójimo). En tal sentido, intentaré que mis hijos no se vacunen, si el Estado, en su misericordia y en su velar por ese bien colectivo y por la salud de todas sus criaturas, me lo permite (que, visto lo visto, lo dudo). Y que la gente tome su decisión según su nivel de información, preocupación, gravedad, etc., sin que implique que yo mismo (como el autor de este escrito) pueda exponer públicamente mis advertencias; porque, honestamente, sólo con lo básico, objetivo e indiscutible (que esta vacuna es experimental, que no previene que el vacunado enferme o contagie, que tiene algunos efectos adversos graves, que no se sabe sus consecuencias a medio/largo plazo, etc.) deberíamos ser más cautos.
Pero siempre tengo presente lo siguiente, que me parece lo fundamental: hablar de responsabilidad hacia el "hermano" en sentido amplio puede ser tan peligroso como cuando un político habla del "pueblo", especialmente cuando se invoca el bien de ese ente abstracto (el "pueblo", "la humanidad", etc.) en detrimento del ente individual y concreto. Lo que queda del todo claro cuando el asunto implica que la propia libertad o acción concretas quedan anuladas o limitadas, eso sí, en nombre del bien común y general (sea el que sea). Este, el de la vacuna, es uno de tales casos.
Este escrito viene a decir: si los Obispos lo piden: vacunémonos. Ponga Presidente, OMS, CNN, o cualquier figura, organización o ente discursivo ("La Ciencia", "La Sanidad"), con suficiente poder, autoridad o influencia, y es lo mismo. El individuo (su libertad, su salud, su acción) debe ser doblegado bajo esta "guía espiritual" común.
Guía que, en lo que al catolicismo respecta, no parece nada homogénea como parece sugerirse; ni siquiera comunitaria o colegiada, en los días que corren. Incluso los Papas (sí, en plural) parecen diferir en varias cuestiones que no son menores (véase el reciente asunto de quítame de allí esas misas tridentinas). No todos los Obispos son iguales ni opinan lo mismo, ni siquiera en lo que a la doctrina compete; ni siquiera, me atrevería a decir, todos muestran una sólida confianza en Dios o en la guía segura del propio Magisterio. Así que ya me dirán en relación a una "vacuna" experimental genética impuesta por gobiernos y farmacéuticas, donde NINGUNO asume responsabilidad alguna, y se apresuran a tildan de "irresponsable" al único que se arriesga, al tiempo que acallan (vía social, política y administrativa) toda discrepancia profesional.
Lo irresponsable es no dejar libre a una persona para que tome su propia decisión. Y no respetar su determinación quitándole, directa o indirectamente, sus derechos. Eso, cuando lo hace un poderoso, tiene un nombre: se llama tiranía; cuando lo hace un vecino cualquiera: complicidad con la tiranía. Nada que ver con el bien o la bondad...
Uno es ciertamente responsable de su hermano, de su familia, de su círculo pequeño, conocido y realmente próximo (prójimo). En tal sentido, intentaré que mis hijos no se vacunen, si el Estado, en su misericordia y en su velar por ese bien colectivo y por la salud de todas sus criaturas, me lo permite (que, visto lo visto, lo dudo). Y que la gente tome su decisión según su nivel de información, preocupación, gravedad, etc., sin que implique que yo mismo (como el autor de este escrito) pueda exponer públicamente mis advertencias; porque, honestamente, sólo con lo básico, objetivo e indiscutible (que esta vacuna es experimental, que no previene que el vacunado enferme o contagie, que tiene algunos efectos adversos graves, que no se sabe sus consecuencias a medio/largo plazo, etc.) deberíamos ser más cautos.
Pero siempre tengo presente lo siguiente, que me parece lo fundamental: hablar de responsabilidad hacia el "hermano" en sentido amplio puede ser tan peligroso como cuando un político habla del "pueblo", especialmente cuando se invoca el bien de ese ente abstracto (el "pueblo", "la humanidad", etc.) en detrimento del ente individual y concreto. Lo que queda del todo claro cuando el asunto implica que la propia libertad o acción concretas quedan anuladas o limitadas, eso sí, en nombre del bien común y general (sea el que sea). Este, el de la vacuna, es uno de tales casos.
Este escrito viene a decir: si los Obispos lo piden: vacunémonos. Ponga Presidente, OMS, CNN, o cualquier figura, organización o ente discursivo ("La Ciencia", "La Sanidad"), con suficiente poder, autoridad o influencia, y es lo mismo. El individuo (su libertad, su salud, su acción) debe ser doblegado bajo esta "guía espiritual" común.
Guía que, en lo que al catolicismo respecta, no parece nada homogénea como parece sugerirse; ni siquiera comunitaria o colegiada, en los días que corren. Incluso los Papas (sí, en plural) parecen diferir en varias cuestiones que no son menores (véase el reciente asunto de quítame de allí esas misas tridentinas). No todos los Obispos son iguales ni opinan lo mismo, ni siquiera en lo que a la doctrina compete; ni siquiera, me atrevería a decir, todos muestran una sólida confianza en Dios o en la guía segura del propio Magisterio. Así que ya me dirán en relación a una "vacuna" experimental genética impuesta por gobiernos y farmacéuticas, donde NINGUNO asume responsabilidad alguna, y se apresuran a tildan de "irresponsable" al único que se arriesga, al tiempo que acallan (vía social, política y administrativa) toda discrepancia profesional.
Lo irresponsable es no dejar libre a una persona para que tome su propia decisión. Y no respetar su determinación quitándole, directa o indirectamente, sus derechos. Eso, cuando lo hace un poderoso, tiene un nombre: se llama tiranía; cuando lo hace un vecino cualquiera: complicidad con la tiranía. Nada que ver con el bien o la bondad...
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