El presidente Ronald Reagan afirmó en 1983 que: "La libertad prospera cuando la religión es vibrante y se reconoce el imperio de la ley bajo la inspiración de Dios". En ese mismo discurso reiteró su preocupación al respecto: "La verdadera crisis que enfrentamos hoy es espiritual; en el fondo, es una prueba de voluntad moral y fe".
Estas palabras siguen teniendo una notable actualidad al observar en nuestro tiempo el estado moral de una sociedad desastrosamente dividida que desprecia el respeto debido a la libertad religiosa, hasta el punto que los dirigentes políticos apuntan sus cañones a los cristianos que se resisten a violar la ética de la doctrina que profesan.
Jack Phillips, el panadero de Colorado que ha alcanzado una indeseada fama por resistirse al poderoso embate de las autoridades que pretenden imponerle una ética distinta, está librando su tercera batalla judicial en ocho años porque se niega a usar su talento artístico para celebrar estilos de vida y mensajes que contradicen sus profundamente arraigadas creencias religiosas.
Por otra parte, el capellán del ejército Andrew Calvert se enfrentaba a un posible castigo por los comentarios que hizo en su página personal de Facebook sobre sus puntos de vista religiosos relativos a las personas que se identifican como transgénero y sirven en el ejército. Gracias al trabajo que realiza First Liberty Institute, que brindó servicio de representación al capellán Calvert y a la atención que otros brindaron al caso en la prensa y otros medios, el ejército finalmente acordó no emitir una reprimenda formal, salvándose así la carrera del capellán.
Pero la arremetida antirreligiosa se repite una y otra vez, cada vez con mayor frecuencia y alevosía. El juez Wayne Mack, de Texas, enfrenta una demanda de la Freedom from Religion Foundation (FFRF) por permitir que capellanes, incluidos representantes del budismo, el hinduismo y el judaísmo, ofrezcan oraciones de apertura antes de sus procedimientos judiciales.
La FFRF quiere poner fin a toda oración antes de las reuniones gubernamentales a pesar de que la práctica ha sido repetidamente confirmada como constitucional ante la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Los cristianos de Estados Unidos están siendo silenciados y cancelados en los medios sociales y en sus profesiones sólo por vivir sus convicciones bíblicas y respetar la doctrina de Jesús, el Cristo.
Esta estrategia contra la libertad religiosa es un grave atentado contra la democracia y es urgente que se tomen medidas para detenerla.
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