¿Y... si pierde Trump?

Desde que Donald Trump apareciera en la arena política el verano del 2015, se inició un ataque permanente en su contra de una gran variedad de intereses que desfilan en una comparsa listando a sus clásicos enemigos demócratas, en sociedad con China, la Comunidad Europea, organismos internacionales (ONU, FMI, BM, OMC, OTAN) con la primera fila del ataque  por las creaciones Soros, BLM, LGTBQ, Antifa que pareciera haber logrado lo increíble, la posibilidad de ser derrotado en las próximas elecciones para entregar el país a sus enemigos. Pareciera que la advertencia de Jefferson se puede cumplir: el mandato de la plebe, “plebecracia”.

Nunca un presidente en momentos críticos había hecho los milagros con los que Trump ha surtido al pueblo de EU. Una economía con estadísticas que no experimentaban en más de medio siglo, y son tantas las áreas positivamente afectadas que simplemente enumerarlas es tarea difícil. Pero al estar desarrollando esa labor, sin temor al enemigo declarado, llevó su avanzada a terrenos en los que antes nadie se atreviera porque son los que, de la misma forma que aportaran a la bonanza de EEUU, disminuían las de los grupos privilegiados que nunca habían sido afectados porque nadie tan siquiera lo pensara: Esos contornos exclusivos que, desde la Primera Guerra Mundial, habían sido sus territorios particulares que nadie se atrevía a penetrar. Sus concesiones, sus monopolios, oligopolios, actividades exclusivas heredados de las monarquías cuando controlaban el mundo.

Los arreglos contra los que los inmigrantes originales pelearan una sangrienta guerra de independencia, buscando espacios para el hombre común, los llevaría a romper las cadenas y, al hacerlo, lograban construir un país diferente: Libre de las monarquías, de la aristocracia, de iglesias ricas monopolistas, de poderosos ejércitos belicosos. Un país de agricultores y comerciantes que fueran propietarios de sus bienes de producción. Un país de igualdad, pero igualdad ante la ley, no el igualitarismo  surgido en la Revolución Francesa. Un país para permitir esa democracia universal sin distinción, sólo la meritocracia que hoy día se conoce como epistocracia o el mandato de los que tienen el conocimiento y se distinguen. 
  
En Europa, el nuevo país provocaba pánico entre la realeza con su novedoso sistema político y, amenazadas, decidieron combatirlo con todo su ilimitado poder. Un plan que fuera plasmado en los Acuerdos de Verona, con la participación de todas las monarquías. Pero, al estallar la primogénita guerra mundial, la primera baja serían esas monarquías, o eso era lo que se pensaba. Y subia la temperatura.

Después que los Rothschild iniciaran operaciones en Londres a principios del siglo 19, un puente para la nueva colonización de EEUU, ganaron la simpatía de la aristocracia y la corona cuando destruyeran la peseta española. Esa relación, sumada a familias aristócratas, establecíó su objetivo de arruinar y conquistar EEUU para destruir su sistema político y ampliaría sus objetivos de conquista mundial. En EEUU, en 1945, como promoción de Truman, nacía el grupo Majestic 12 que, en su momento, se rebelaba y con sus potentes fuentes de dinero (drogas, armas, ejércitos mercenarios), declaraban su independencia en sociedad secreta con la CIA.

Acudieron a la sociedad Corona inglesa-Rothschild para recabar apoyo y nacía el moderno EP. Al inicio de los 50s lo formalizaban con el grupo Bilderberg e iniciaban su reclutamiento. En Europa, a pesar de la propaganda, las monarquías seguían operando y controlando sus grandes capitales y con entusiasmo se sumaban a estos proyectos. En EEUU, la cabeza seria David Rockefeller para iniciar la penetración de la política interna y, en su momento, tener el poder de elegir presidentes y dictarles su agenda. Para ello fundaban su Council on Foreign Relations (CFR), universidad de presidentes que se formarían para seguir sus instrucciones: Todo con el objetivo de arruinar el esquema republicano de EEUU que, después de una larga ausencia, ahora lo representa Trump.

A esto es a lo que Trump se ha estado enfrentando y se las estaba ganando todas hasta que, para fortuna del EP, aparecía el virus chino para destruir la economía forjada por el presidente y, con estrategias maquiavélicas, provocar que la gente lo identifique como culpable de todas las maldiciones de esta pandemia que ha sido la bendición para el EP, y recuperar la presidencia fomentando el pánico en la población. Encerrando a Trump para que no pudiera convocar a sus multitudes.   
    
¿Qué le esperaría a EU con una victoria de Biden?

Sencillo, darle reversa a todo lo activado por Trump. Cancelar la reducción de impuestos que fuera clave para la explosión económica. Reinstalar todas las regulaciones y reglamentos cancelados, para lograr de ese modo que de nuevo el gobierno se monte sobre la espalda de la gente. Activación de su Plan Verde, eliminando el uso y la producción de petróleo y carbón, para regresar a ser dependientes de los árabes habiendo perdido la autosuficiencia energética. Apertura de nuevo a las compuertas a China para que continúe saqueando a EEUU, robando sus patentes y afianzando su diabólico plan global financiado por Wall Street y algunos fondos de pensiones americanos. Abrir las puertas a la inmigración ilegal que durante el primer año alcanzaría entre 2 y 3 millones.

Sólo el proyecto verde y el de educación, que incluye la condonación de todos los préstamos a estudiantes, le costarían al país un monto superior a su Producto Interno Bruto (PIB) pero, al preguntarles cómo se cubriría el monumental costo de estos programas, como el viejo de Caborca afirman; “¡ahí con el manoteyo!” porque no tienen idea. Sirva de ejemplo el hecho de que cancelar la producción y el uso del petróleo le costaría al país varios millones de trabajos bien pagados.

Resumiendo: La socialización total de EEUU, aprovechando los cimientos que Obama construyera. Renegar de los principios que le dieron vida para convertirlo en el país más rico y poderoso del mundo, desplazando al Imperio Británico y aplastando al Imperio Soviético. Iniciar la era de las morenas del squad, de un payaso llamado Beto O’ Rourke, con un gabinete que lleve como Secretario del Tesoro a Bernie Sanders, como Secretaria de Educación Marxista a Pocahontas Warren. Hunter Biden como Secretario de Estado para, legalmente, consolidar las corrientes de dinero a sus cuentas por las mordidas que, como las antiguas indulgencias de la Iglesia, va por el mundo con la mano extendida. Como Secretario de Seguridad Nacional a Soros. Como Director de la DEA a Willy Nelson. Y una Suprema Corte de justicia que incluya a Three Stooges.

El endeudamiento aceleraría su carrera al precipicio que, con esos planes, llegaría al 200% de su PIB en dos años. La estagflación con las toneladas de papel emitidos por el Federal Reserve (Fed). Y superar en poco tiempo los anteriores récords de pobreza, desempleo, gente en welfare y receptores de estampillas para alimentos, alcanzados por Obama.       

Y, por la libertad de expresión, el despido inmediato de Tucker Carson, Sean Hannity, Laura Ingraham, la juez Jeanine Pirro, que molestan e impacientan desde sus programas televisivos. Y felices fumando mota sinaloense y navegando hacia ese lugar de ensueño del socialismo, con Alicia en el país de las maravillas, para estar presentes en la visita de Estado que haría el presidente Nicolas Maduro para la firma de un acuerdo de cooperación y libre comercio entre Venezuela y los EEUU, con la posibilidad abierta de luego incluir a Cuba, Nicaragua e Irán entre los nuevos aliados. Y así fluyan hacia EEUU los huaraches, zarapes, mariachis valeros, yo yos y, por supuesto, vía libre para la coca y la mota, que ya la consiguieron para la marihuana.